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Esta mañana conforme venimos a la revelación de Dios en Su Palabra somos llevados de regreso a 2 de Corintios capítulo 4, 2 de Corintios capítulo 4. Hemos estado, ya por varias semanas, hablando del hecho de que hay dos reinos en el mundo. Hay dos gobernantes en el mundo. Está el reino de la luz, gobernado por Cristo, y quien gobierna por el poder de Su Espíritu mediante Su iglesia por creyentes en quienes mora, y está el reino de las tinieblas gobernado por Satanás, quien, por sus demonios y agentes humanos y por la influencia que tiene en el corazón humano, gobierna el mundo que está pasando.

Jesús dijo, “Mi reino no es de este mundo”. El reino de este mundo es malo y se dirige al infierno. No obstante, Jesús dijo, “Mi reino está presente en este mundo”. Es el reino de la justicia, y las personas que están en ese reino se dirigen al cielo. Esa es la manera simple de ver el mundo a su alrededor. El reino de las tinieblas, manifestado por el pecado, el reino de la luz, manifestado por la justicia. El reino de las tinieblas manifestado por el pecado, el reino de la luz manifestado por la justicia. 

El reino de las tinieblas gobernado por Satanás, y todos los que están afuera de Cristo están en el reino de las tinieblas, y siguen a su padre el diablo, quien es un mentiroso y un homicida. El reino de la justicia se manifiesta en la iglesia, la iglesia verdadera, el Rey es Cristo, y Él mora en todo creyente verdadero. ¿Por qué nos dejó el Señor en el mundo? Hemos estado viendo eso, es una respuesta obvia. Todos los que están en el reino de la luz están comisionados para brillar la luz del evangelio en la oscuridad para que el Señor pueda redimir a Su pueblo escogido.

Ahora conforme usted ve 2 de Corintios 4, esto se vuelve claro para nosotros. Si usted ve el versículo 3, el apóstol dice, “Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto, en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. solo quiero enfocarme en esa afirmación increíble, la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. La luz es solo eso, eso define la luz que brillamos en la oscuridad. Es la luz del evangelio, las buenas nuevas de la gloria de Cristo quien es la imagen de Dios.

Lo vuelve a decir en el versículo 6, El que resplandeció en nuestros corazones lo ha hecho para dar la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. La luz es el evangelio de Cristo, Cristo es la encarnación misma y la imagen de Dios. Esa es la razón por la que estamos aquí, y esa es la razón por la que dice en el versículo 5, no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.

Atrás en el capítulo 1, versículo 19, leemos, “Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Si y No, mas ha sido Sí en él, porque todas las promesas de Dios son en él sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” ¿Qué está diciendo Pablo ahí? Él está diciendo todas las promesas de Dios están encerradas en Cristo, Él es el sí a las promesas de Dios.

Entonces, para que nosotros brillemos la luz significa que la luz del evangelio, las buenas nuevas de la gloria de Cristo quien es la imagen de Dios. Hechos 4:12 dice que no hay salvación en ningún otro. Romanos 10:17 dice que no pueden ser salvos a menos de que oigan el mensaje acerca de Cristo. A diferencia de los predicadores a los que Jeremías se dirigió, que predicaron los engaños de su propia mente, que hablan una visión de su propia imaginación, no nos predicamos a nosotros mismos, predicamos a Cristo. Y usted oyó eso incluso cantado de manera hermosa hoy.  

Ahora necesariamente cuando usted está predicando a Cristo, está llamando a los pecadores a arrepentirse. Leí eso en el Salmo 51, y usted lo oyó en el último himno cantado por los alumnos. Es necesario si van a recibir las buenas noticias que oigan las malas noticias. No quieren eso. Aman las tinieblas más que la luz. Apapachan sus pecados. Desfilan sus pecados, a un grado u otro. Incluso Jesús dijo en Juan 7:7, “Ustedes me odian porque les digo que sus obras son malas.” Eso es lo que genera la hostilidad y el odio, porque, en primer lugar, el pecado humano dominante es la soberbia. La gente quiere defender su bondad, su nobleza. Y cuando usted desenmascara lo miserable que son sus corazones, normalmente se enojan. En la carne están enojados, y fuera de la obra de convencimiento del Espíritu Santo, permanecerán enojados.

Frente a la oposición, entonces, la pregunta es, frente a la hostilidad y frente a la persecución, ¿cómo permanecemos valientes al proclamar a Cristo? Lo cual significa confrontar el pecado. Bueno Pablo responde a eso en este texto, como vimos la última vez. Usted verá en el versículo 1, él dice al final del versículo, “no desmayamos.” Y después en el versículo 16 lo vuelve a decir, “Por tanto, no desmayamos.”

Entonces en cierta manera él encierra en corchetes la revelación aquí con esta idea de que no desmaya. Él no deserta, él no se da por vencido, él no cede. Él no huye cobardemente. Él no cede al mal. Él de hecho podía llegar al final de su vida, y lo hizo, y dijo, he peleado la buena batalla, he guardado la fe, he acabado la carrera. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

A todos nosotros nos gustaría llegar al final de la vida y decir, he peleado la buena batalla, ¿verdad? He guardado la fe, he acabado la carrera. ¿Cómo hace usted eso? Reconociendo que la confrontación de pecadores va a resultar en hostilidad. Jesús dijo, como he señalado, Si los odian a ustedes, no se sorprendan. Si me odiaron, los van a odiar a ustedes. Y lo odiaron al punto de que de hecho lo ejecutaron a pesar de todo el bien, todo el bien que jamás había sido visto en la historia de la humanidad y nunca volverá a ser visto hasta que Jesús venga. Lo mataron de cualquier manera porque confrontó la maldad de ellos.

Entonces, usted tiene que reconocer que esa es una realidad, y no puede ser evitada. Si usted la evita, está desertando. Si usted evita la confrontación con el pecado, usted está desertando. Ahora debe ser hecho con amor y gracia, misericordia. La bondad misma de Dios es EXTENDIDA en salvación al pecador, y tenemos que traer ese mensaje de esa misma manera.

Ahora ¿qué mantuvo a Pablo concentrado en su responsabilidad espiritual sin importar cuánta persecución recibió? Y, señalamos la semana pasada, que su vida entera básicamente fue una vida en la que vio a gente venir a la fe en Cristo, y al mismo tiempo, la hostilidad se incrementó al punto de que casi a dondequiera que iba, la amenaza de la cárcel y la muerte lo siguieron. De hecho, él dice un poco más adelante en este capítulo mismo, versículo 12, “De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.” Vivo cada día al borde de la ejecución en manos de personas que odian el evangelio, para que pueda llevarles el evangelio para que puedan creer.

Pero ¿cómo es que usted tiene ese tipo de valentía? ¿Cómo tiene usted ese tipo de osadía? Viene de convicciones. Viene de la profundidad del interior, relacionado a cosas que usted cree que son no negociables. Y hemos estado viendo esas, y hoy vamos a tomar unas cuantas, de ellas, no creo que terminaremos el capítulo.

Pero solo quiero recordarle la primera. La primera cosa que era una convicción, una certeza en la mente de Pablo, fue que estaba cierto de la superioridad del Nuevo Pacto. En el versículo 1, “Por lo cual teniendo nosotros este ministerio”. ¿De qué ministerio está hablando? Del que acaba de describir en el capítulo 3. Usted regresa al capítulo 3, y ve, por ejemplo, el versículo 7. Él describe el Antiguo Pacto, la ley, como el ministerio de muerte grabado con letras en piedras. Tenía gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer. Si había gloria en la ley, la cual solo condenaba, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

Entonces él está diciendo que el Nuevo Pacto en Cristo tiene mucha más gloria que la ley del Antiguo Pacto. Él no tenía, esto es importante, él no tenía duda acerca de la verdad del evangelio. Ahí es en donde todo comienza. Por eso le damos tanta importancia a que usted entienda el evangelio. Debe entenderlo, debe creerlo. debe entender su superioridad y que es excepcional y único de manera absoluta. Él sabía cómo alguien que fue fariseo que había vivido en esclavitud extrema al Antiguo Pacto, y eso, claro, no lo salvó, solo lo condenó. Pero él sabía lo que era vivir al nivel más extremo bajo la ley. Y cuando vino a Cristo, descubrió que la justicia de Dios, un regalo gratuito para él por fe, sobrepasaba por mucho la esclavitud de su esfuerzo por ser bueno por sí mismo.

Creo que es verdad decir que la gente que ha sido librada de lo peor tiene más posibilidades de estar dispuesta a hablar de lo mejor. Muchos de nosotros en cierta manera crecimos en una familia cristiana en donde fuimos librados de nuestros pecados, pero no de la manera en la que alguien es librado que ha vivido virtualmente en una vida en mentiras y error y esclavitud. Creo que es verdad decir que en la iglesia la gente que ha sido salvada de más, como Jesús dijo, son los más agradecidos, y probablemente hablan más de las glorias del Nuevo Pacto. Para el resto de nosotros, tenemos que ganar esa convicción no de nuestra propia experiencia, sino de lo que conocemos acerca de la verdad. Pablo tuvo certeza acerca de la superioridad del Nuevo Pacto. Por experiencia personal, él era apasionado por asegurarse de que los pecadores oyeran las buenas nuevas.

En segundo lugar, él estaba cierto de que el ministerio era una misericordia. Él dice, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido. Eso quiere decir, que él nunca perdió de vista el hecho de que esta era una misericordia abrumadora la que le permitía predicar este mensaje. Esto no es algo que usted se gana por su preparación. Esto no es algo que usted se gana por su erudición. Esto no es algo que usted se gana porque usted tiene un don para hablar. Cualquiera de nosotros a los que se nos ha llegado a dar el privilegio de proclamar el evangelio sabe que es una misericordia. Predicamos un mensaje mucho mejor de lo que podemos vivir. Pero también entendemos que, si Dios no pudiera usar a gente imperfecta, no podría usar a nadie porque todos somos imperfectos. Pablo nunca superó la misericordia de que fue colocado en el ministerio, como vimos en 1 de Timoteo.

La tercera certeza en su vida que vimos la última vez fue, él estaba cierto de la necesidad de un corazón puro. Y eso es lo que dice en el versículo 2, renunciamos a lo oculto y vergonzoso. No hay vida secreta. No hay vida escondida. No hay nada por descubrir. Hemos sido expuestos al descubrimiento de un evangelista y apologista que murió, y después de su muerte hay una explosión increíble de suciedad que sale de los testimonios de las personas a quienes él abusó. Los pecados de algunos hombres se les descubren después, Pablo dice. Pablo no tenía miedo de eso, no tenía miedo de eso. No tenía miedo de un episodio post-mortem en donde la verdad saliera, porque no tenía una vida escondida de vergüenza. Él dijo que su conciencia estaba limpia, y él estaba ganando la batalla espiritual en el interior. Y si usted quiere ser útil para el Señor, necesita ser un instrumento limpio.

Y vimos, en cuarto lugar, que estaba cierto del deber de predicar con exactitud la Palabra. Él dice, no andando con astucia, o engaño, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. No andando con astucia ni adulterando la Palabra, ese es el negativo, sino por la manifestación de la verdad, ese es el positivo. Él se estaba recomendando incluso a los incrédulos y delante de Dios.

Eso nos lleva a un quinto punto. El apóstol estaba cierto de que la salvación era la obra soberana de Dios, y aquí es en donde nos detuvimos la última vez. Pablo estaba cierto de que la salvación es la obra soberana de Dios. Inmediatamente en el versículo 3 él dice, y esto es, esto es tan útil para nosotros, porque estamos haciendo la pregunta, Entonces tenemos una vida pura, entonces estamos siendo fieles en manejar la Palabra de Dios, proclamando la verdad, recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.

¿Por qué no tenemos resultados? ¿Por qué no conseguimos los resultados que queremos? Pablo inmediatamente dice: “pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto,” para la categoría de personas que por naturaleza se están perdiendo. Los que se pierden. Para ellos, dice él en 1 de Corintios 1:18, el evangelio es locura, no es comprensible, 1 de Corintios 2:14, el nombre natural no percibe las cosas que son de Dios, son locura para él. Es incomprensible, porque la gente en la categoría de los que se pierden, los que van camino al infierno, por definición están muertos en delitos y pecados, no tienen mecanismo para responder a la verdad.

Además, no solo se pierden, sino que el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos. La categoría misma de los que se PIERDEN es una consistencia o un estado de ceguera. Pero él añade un tipo de doble ceguera, un tipo de ceguera satánica, de tal manera que la gente no puede ver la luz del evangelio de la gloria de Cristo. quien es la imagen de Dios.

Entonces esta es la resistencia que tenemos. Nos resisten porque están ofendidos. Nos resisten porque están encerrados en muerte. Nos resisten porque están cegados satánicamente. Romanos 11:8 dice, “Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan.” No pueden ver. La luz del evangelio de la gloria de Cristo el cual es la imagen de Dios, no lo pueden comprender. Están totalmente ciegos.

Simplemente un comentario de esa frase, la luz del evangelio de la gloria de Cristo el cual es la imagen de Dios. Cristo tiene gloria como la imagen de Dios, ¿verdad? Él tiene gloria, Él comparte la gloria del Padre. Hebreos 1, “Él es la representación exacta del Padre, la imagen del Padre. En él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. Él es la plenitud de la revelación de Dios.” Juan 1:14, “El verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, y fue la gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad.”

Entonces Él tiene gloria en Su encarnación como Dios. Él tiene gloria como la imagen de Dios. Pero hay un segundo tipo de gloria del que se está hablando aquí, y es este, Él tiene la gloria del evangelio. Sí, Él tiene gloria como la imagen de Dios, esa es Su gloria intrínseca. Eso le pertenece a Él eternamente, esa es la razón por la que en Juan 17:5, Él le dijo al Padre, glorifícame con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. Esa gloria que Él poseyó eternamente, la gloria divina del Hijo de Dios eterno. Él siempre poseyó esa gloria intrínseca como Dios.

Pero en el evangelio, Su gloria es manifestada de una nueva manera, de una nueva manera. El evangelio permite la gloria de Dios en la faz de Jesucristo para demostrarla de una nueva manera. Y creo que la manera más maravillosa de entender eso es quizás ver Efesios capítulo 1. En Efesios capítulo 1 tenemos una frase repetida. Si usted ve el versículo 6, usted verá una frase, “para alabanza de la gloria de su gracia, para alabanza de la gloria de su gracia.”

Eso realmente es la nueva revelación de Su gloria. Él es glorioso como la imagen de Dios, pero hay una nueva manifestación de esa gloria, la gloria de Su gracia. Por Su muerte y por Su resurrección Él triunfó para proveer regeneración para Su pueblo. Él derrotó a Satanás, conquistó la muerte, satisfizo la justicia divina, propició la ira de Dios, redimió, reconcilió, rescató a Su pueblo del juicio y el infierno, y cumplió tan perfectamente esa tarea que Dios le dio, que Dios le dio un nombre que es sobre todo nombre, el nombre Señor, ante el cual toda rodilla se doblará.

Cuando vayamos al cielo, sin duda celebraremos la gloria de Cristo como persona. Pero cuando usted ve a los santos en el cielo usted ve en particular que lo están alabando por la gloria de Su gracia. Apocalipsis 4, usted tiene a veinticuatro ancianos, vienen delante del que está sentado en el trono, el que vive por los siglos de los siglos, y cantan de cuán digno es Él. Él tiene gloria, honor, y poder como el Creador. Pero cuando usted llega al capítulo 5, los veinticuatro ancianos y los seres angelicales cantan una nueva canción, una nueva canción, una nueva expresión de la gloria de Dios.

“Digno eres, cantando al Cordero, de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación, y nos has hechos para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra.” Y después el crescendo, versículo 12, “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza…al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.”

Siempre estaremos adorando a Cristo como el Cordero sacrificado. Esa es la gloria de Su gracia. Sí, lo adoraremos como el Creador. Pero los crescendos de celebración pasan la creación a la gloria de Su gracia. Este es el punto alto de Su gloria. ¿Entiende usted eso? Cuando lleguemos al cielo, Él será el Cordero inmolado con las cicatrices. la gracia de la salvación será el tema primordial del cielo. Por glorioso que sea Él, por brillante que sea, por maravillosa que sea Su luz eterna de perfección, y por bendita que aparezca la gloria de Su gracia en el evangelio, los que se pierden y los ciegos no pueden verla. ¿Tienen alguna esperanza? Aquí es en donde pasamos al versículo 6.

¿Cómo puede un pecador muerto, el pecador ciego, creer? “Porque Dios,” Él está viendo hacia atrás a Génesis 1:3, “dijo: sea la luz, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz.” Eso es creativo. Dios habló e hizo que la luz existiera en la creación. “Y el que dijo que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” ¿Cómo llega usted a un entendimiento correcto de la luz, del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo? Porque Dios hace un milagro creativo. Dios brilla en nuestros corazones. Él mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz. La salvación es la luz de Cristo brillando en el corazón oscurecido. Es un acto creativo, esa es la razón por la que 2 Corintios 5:17 dice: “Si alguno está en Cristo, nueva” ¿qué? “criatura es.” Usted ha sido creado, usted es una nueva criatura.

Y de nuevo, pensando en Efesios capítulo 1, de manera inequívoca el apóstol Pablo le da todo el crédito a Dios, “Bendito sea el Dios y Padre,” versículo 3,  “de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.” Dios quiso hablar vida a nosotros. 

Jesús le está hablando a Nicodemo en Juan 3, y Nicodemo dice, ¿Cómo puede un hombre experimentar un nuevo nacimiento, regeneración, ser nacido de arriba? Y nuestro Señor no dice, Bueno, haz esta oración, y eso lo va a cubrir. El Señor dice, Bueno, es como el viento, sopla donde quiere. No sabes de dónde viene ni a dónde va, pero lo sientes. Así es con el Espíritu Santo. La regeneración es una obra del Espíritu Santo, una obra soberana del Espíritu Santo.

¿Qué función tiene el pecador? La función del pecador es creer, arrepentirse y creer. ¿Puede un pecador arrepentirse sin ayuda? No, esa es la razón por la que Pablo dice que Dios tiene que conceder arrepentimiento. ¿Puede un pecador sin ayuda creer? No, esa es la razón por la que usted es salvo por gracia, y esto no de vosotros, incluso la fe es un regalo de Dios. Dios le da a usted el regalo del arrepentimiento y fe porque Él quiere darle vida a usted.

Entonces ¿qué están haciendo todas estas personas al tratar de inventar mecanismos para salvar a la gente? Vi la declaración más rara de un cantante cristiano que murió, que su logro más grande fue llevar a millones a Cristo. ¿Qué? Ese no es un logro humano. Ni siquiera sé a qué se refiere. Solo hay una manera en la que la gente llegará a ser redimida y será sacada de su muerte y oscuridad, y eso es mediante un milagro soberano creativo de Dios, el cual produce en ellos arrepentimiento y fe al oír el evangelio.

Entonces ¿qué hacemos? No nos predicamos a nosotros mismos, predicamos a Jesucristo como Señor. Y después Dios hace el resto. Por lo menos puedo avanzar a un punto más en esta mañana. Número seis, Solo somos esclavos. él termina el versículo 6 al decir, Somos DOULOS, o más bien, versículo 5, somos DOULOS, somos siervos por amor de Jesús. No somos nada más. No somos nada más que eso. Somos esclavos a los que se les ha dado la responsabilidad de entregar la verdad, Dios es el que salva. Y eso nos presenta la siguiente convicción.

Esta es la convicción número seis. Pablo estaba cierto acerca de su propia insignificancia. Él estaba cierto acerca de su propia insignificancia. Y el contraste simplemente es extremo. Él ha estado hablando de la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo, esta gran frase acerca de la deidad, la gloria eterna. Y después dice en el versículo 7, “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, vasijas de barro.” Ese es un contraste asombroso. La gloria brillante de la majestad de Dios brillando en la faz de Jesucristo, esta es gloria pura, celestial, santa. Él está plenamente consciente de la gloria sin paralelos de Dios brillando en la faz de Cristo y en el evangelio. Él también está plenamente consciente de esto, que él no tiene gloria, que él es un vaso de barro frágil, débil, común y corriente. Eso es lo que eso significa. Esta es la realidad fuerte que usted tiene que aceptar. Usted tiene que estar cierto de esto, Cristo es todo, y usted no es nada. Usted no es la razón por la que alguien es redimido. Es un tesoro sin precio en un vaso de barro barato.

Pablo está reconociendo que no es nada. Él no se está defendiendo a sí mismo como algún gran evangelista, algún gran predicador, algún gran maestro. Él está diciendo: “Simplemente soy un vaso de barro. Tengo este tesoro, este evangelio de gloria del nuevo pacto, EN OSTRAKINOS, una vasija de barro, barata, común rompible, reemplazable, sin valor, y fea.”

Es una vasija de barro. Usted las usa para meter una planta, las llena de tierra. Pero en tiempos antiguos las vasijas de barro se usaban para sepultar objetos de valor. Metía sus objetos de valor en una vasija de barro, hacía un agujero, y las colocaba ahí. También eran usadas para sacar los desperdicios de la casa. Eran la basura. Eran los receptáculos de las aguas negras de la casa. Lenguaje muy, muy vívido. La misma palabra es usada en 2 de Timoteo 2:20, hay vasos para honra y hay vasos para deshonra. Este vaso no tiene un valor intrínseco. Acusaron a Pablo de ser débil. Dijeron que su palabra es menospreciable, su personalidad no es impresionante, y él estuvo de acuerdo, él es una vasija de barro.

Con frecuencia pienso en Martín Lutero, él tuvo un enemigo, Sir Tomás More. Y a More le gustaba llamar a Lutero un excusado, una especie de excusado exterior. Esto es lo que dijo, “Lutero no tiene nada en su boca más que excusados, suciedad, y estiércol, con los que juega al bufón. Él mete en su boca el estiércol que otros hombres escupirían a un lavabo. Si él dejara la insensatez y el enojo y las locuras ahora demasiado conocidas contra la Iglesia Católica, si él se tragara su suciedad y lamiera el estiércol con el que él ha contaminado de manera tan asquerosa su lengua y su pluma, para no tener nada en su boca más que suciedad y aguas negras, tomaremos consejo a tiempo si queremos dejar a este fraile loco y sinvergüenza con mente de excusado con sus locuras y delirios y suciedad, etcétera. Tomás More.”

Lutero probablemente habría dicho lo que Isaías dijo, soy un hombre de labios inmundos. Lutero probablemente no habría discutido por eso, él sabía que él simplemente era una vasija de barro. Él no merecía eso. En 1 de Corintios 4, solo para probar mi punto, 1 de Corintios 4:9, Pablo dice: “Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. “Ellos nos ven como insensatos por amor de Cristo,” esto es sarcasmo, “más vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, más vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. Nos difaman, y rogamos.”

Y después esto, “hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos. Escoria y desecho es lo que queda en el fondo de la basura después de que usted la ha tirado. Es la corteza en el fondo del contenedor, lo más bajo, la cosa más degradada posible. Pablo está diciendo, Así es como somos considerados, y en realidad, admitimos que somos vasijas de barro. Pedro, al escribirle a líderes en 1 de Pedro, dice, Humíllense. Humíllense.

El punto de esto es que el poder del evangelio glorioso no es el producto del genio o la técnica humanas. No es el contenedor, es la gloria de la verdad, ¿correcto? Solo somos contenedores de basura débiles, comunes, simples, frágiles, rompibles, deshonrosos. Pero esto es sorprendente: Nuestra debilidad no es fatal para el evangelio porque el poder no depende de nosotros. No depende de nosotros. Depende completamente de Dios.

Regrese al versículo 7, “Tenemos este tesoro en vasos de barro, vasijas de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros.” Entre más débil es la vasija, más poderoso es el evangelio. Pablo fue fiel hasta el final porque no se sobreestimó a sí mismo, de tal manera que pensó que merecía algo mejor de lo que recibió. Él sabía que su ministerio era una misericordia, él estaba preocupado por la pureza de su corazón, él estaba preocupado por la exactitud de su enseñanza y predicación, él sabía que los resultados dependían de Dios, y él sabía que simplemente era una vasija de barro. Esas son las convicciones que lo sostuvieron hasta el final, en donde pudo decir, “He peleado la buena batalla, he guardado la fe, he acabado la carrera.”

Permítame simplemente resumirlo en una afirmación simple: la capacidad que usted tiene de ser fiel en proclamar el evangelio a lo largo de su vida está construida sobre las convicciones que usted tiene acerca del evangelio. ¿Cree que es la verdad sin paralelos? ¿Ha perdido usted de vista el privilegio sorprendente de proclamarlo, esa misericordia de todas las misericordias, dejar que usted sea un vocero de Dios? ¿Ha guardado usted su pureza? ¿Puede usted proclamar la Palabra correctamente? ¿Tiene usted la humildad suficiente para reconocer que todos los resultados vienen de Dios, y que lo único que él pide que haga es entregar la verdad y Él se encargará del resto? Y si usted se desanima, ¿es solo porque piensa que usted quizás es más significativo de lo que usted es?

Bueno, tenemos mucho más que cubrir, como puede ver, porque queda medio capítulo. Vamos a dejar eso para la próxima vez. Inclinémonos en oración.

Padre, venimos de nuevo pidiéndote que hagas una obra en nuestros corazones hoy, que Tú nos traigas frente a la luz brillante resplandeciente de la gloria del evangelio de Cristo. Podemos no solo ver Su gloria como la imagen de Dios, sino la gloria de Su gracia. Es una gloria que nos envuelve. Su gloria, la gloria de Él como la imagen de Dios nos habría quemado hasta dejarnos en cenizas. Incluso Moisés no podía ver la gloria de Dios sin desintegrarse. Pero nosotros podemos ver a Cristo y la gloria de Su GRACIA porque en esa gracia hay perdón y acceso y una cubierta de justicia. Queremos ser el pueblo que Tú deseas que seamos. Ese es el único deseo de nuestro corazón.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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