Para cerrar este año largo, largo de mensajes muy especiales, únicos, hay uno más que necesito descargar delante del Señor, de mi corazón al de ustedes, y es sacado de un texto al que quiero que me acompañe ahora. Es Mateo capítulo 5, versículos 43 al 48. Mateo 5:43 al 48. Le voy a leer estas palabras, y después presentar la dirección de este texto para nosotros, y después vamos a entrar en él.
Nuestro Señor habla y dice: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Un punto bastante directo. Si quiere ser como Dios, ame a sus enemigos.
Supongo que a lo largo de mi vida y la de usted no hemos tenido tantos enemigos agresivos como los tenemos en la actualidad, a todo nivel. El reino de las tinieblas se ha vuelto más hostil que nunca, hostil a la luz, hostil al evangelio, hostil a Cristo, hostil a la iglesia, hostil a la verdad. Y esa hostilidad está siendo incrementada a un nivel que nunca hemos visto en nuestra sociedad, siendo mostrada quizás en su forma más dramática en Alberta, con el egresado de Master´s Seminary James Coates, se espera en la cárcel por otros dos meses porque el juez no quiere concederle fianza, porque él saldría y predicaría el evangelio, mientras que al mismo tiempo sueltan a un abusador de niños, haciendo que el Departamento de Policía envíe un boletín. Sabían que volvería a hacerlo. Esto es como una ilustración del microcosmos del lugar donde está esta sociedad, libera al abusador de niños, y mantén al predicador en la cárcel.
Apropiadamente resentimos la impiedad de eso. Apropiadamente resentimos la legalización del homicidio de infantes. Apropiadamente resentimos la perversión sexual en todas sus formas. Odiamos el hecho de que la función de los hombres, la función de las mujeres, el lugar de los hijos, la familia, están siendo destruidas sistemáticamente. Estamos profundamente entristecidos por la destrucción racial que está pasando por la política de identidad en nuestro país. Estamos molestos por la desintegración del orden social, en donde ya no nos estamos sintiendo como una nación gobernada por la ley.
Estamos preocupados por el socialismo que está incrementándose, el cual fortalece a la élite incluso más, y quita la libertad. El socialismo y la libertad se excluyen mutuamente por definición. La combinación de toda esta impiedad dominante creciendo a un paso tan rápido. Y mientras que hemos podido comunicar la verdad en medio de esto, sentimos que estamos siendo cancelados lentamente de tal manera que no vamos a tener la oportunidad de decir lo que decimos, proclamar la verdad en las formas de medios que hemos tenido a nuestra disposición en el pasado.
Es difícil que su corazón esté en el lugar correcto porque estas cosas son hostiles para nosotros, y son vituperios que están primordialmente dirigidos a Dios. Y como el salmista dijo: “Los vituperios que te caen me caen”. Cuando Dios es deshonrado, siento el dolor. Lo que Dios odia, lo odio. Lo que hace enojar a Dios me hace enojar. Pero esa no debe ser nuestra actitud aquí, acabamos de verlo en este texto claro. Debemos ser como Dios al amar a nuestros enemigos.
Hemos hablado tanto de la hostilidad que nos rodea, que está incrementando. Hemos hablado de persecución venidera. Hemos hablado de la criminalización de la justicia y la legalización de la injusticia. Hemos hablado de un mundo siendo volteado de cabeza. Necesitamos oír el mensaje de este texto.
Ahora esto es del Sermón del Monte. Y hay seis contrastes, comenzando en el versículo 21. Jesús le está hablando a los judíos, y Él está reconociendo que han sido enseñados ciertas cosas por parte de sus escribas y sus fariseos y rabinos. Pero son inconsistentes con lo que Dios quiere que sepan. Y entonces usted tiene seis veces en este pequeño par, comenzando en el versículo 21, “Oísteis que fue dicho,” versículo 22, “pero yo os digo.” Versículo 27, “Oísteis que fue dicho, pero yo os digo.” Versículo 31, “fue dicho, pero yo os digo.” Versículo 33, “Habéis oído,” versículo 34, “pero yo os digo.” Versículo 38, “Oísteis que fue dicho, pero yo os digo.” Y después finalmente en el versículo 43, “Oísteis que fue dicho, pero yo os digo.” El Señor está haciendo un contraste fuerte entre lo que Él manda y lo que existe en la forma tradicional apóstata del judaísmo. Nuestro Señor está atacando el judaísmo corrupto.
Se dará cuenta en su Biblia, con mucha probabilidad, que cada vez que Jesús dice, “Oísteis,” hay una afirmación que en algunas versiones está en mayúsculas, lo cual significa que es tomada del Antiguo Testamento. No era que ignoraban el Antiguo Testamento, cada una de esas tiene una referencia a un texto del Antiguo Testamento. Habían construido su sistema sobre un texto del Antiguo Testamento. El problema de nuestro Señor con ellos era que era demasiado superficial, todo estaba en el exterior.
Cuando Dios mandó no matar, Él también encerró en ese mandato no odiar. Cuando Dios mandó no cometer adulterio, encerrado en ese mandato está ni siquiera ver a una mujer para codiciarla, o ha cometido adulterio en su corazón. Cuando Dios dijo, “No se divorcien,” Él quiso decir no se divorcien por ninguna razón fuera de la inmoralidad. Habían inventado muchas, muchas justificaciones para el divorcio.
Cuando Dios dijo, “No hagan votos falsos, no mientan,” Dios no quiso decir a menos de que juren por el cielo, y eso de alguna manea cubre su mentira. Cuando Dios dijo, “Ojo por ojo, diente por diente,” Él no estaba entregándole a usted la venganza, la venganza le pertenece a Él. No era que no tenían versículos bíblicos que fueran con su sistema. Los tenían, pero los representaban mal. Y no hay una interpretación errónea más clara que en el versículo 43, donde Él dice, “Oísteis que fue dicho, Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos.”
La religión del judaísmo había aplanado los mandatos de Dios a una dimensión externa, para justificar el odio, para justificar la lujuria, para justificar el divorcio, para justificar las mentiras, para justificar la venganza, para justificar el enojo. Pero la santidad es mucho más profunda que eso. Pero esta es una mirada clásica al externalismo superficial farisaico. Hay ciertas cosas que no hacen, pero debajo de la superficie están llenos de huesos de muertos. Están marcados por el enojo, la lujuria, el divorcio, las mentiras, la venganza, y el odio; y como consecuencia están viviendo en violación a los mandatos de Dios y la voluntad de Dios. Es el asunto del corazón lo que le preocupa al Señor, siempre el asunto del corazón, y ese es el asunto al que se dirige en el texto frente a nosotros.
Quiero que vea el asunto final entonces, versículos 43 en adelante, que le leí, este asunto de amar a su prójimo y también amar a su enemigo. Segundo gran mandamiento, amarás a tu prójimo como a ti mismo, ¿verdad? Y los judíos hacían estragos con eso al definir PRÓJIMO de manera tan estrecha que regresaba a las únicas personas que escogían amar, esencialmente solo las personas en el grupo de ellos. Llegaron tan lejos como para decir que la población general estaba maldecida, y habían legitimizado su menosprecio hacia la población general, sino el odio de ellos. Amaban a su prójimo, muy bien, si usted los dejaba definir a su prójimo.
Entonces veamos eso. Comenzaremos con la tradición de los judíos, después veremos la enseñanza del Antiguo Testamento, y después la verdad de Cristo.
Entonces veamos el versículo 43. “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.” Esta es la forma rabínica superficial de teología de nivel bajo en el judaísmo defectuoso. “Oísteis que fue dicho,” la frase conocida que presenta la enseñanza de los rabinos. Han sido enseñados, Amarás a tu prójimo. Y ese es un buen comienzo. Levítico 19:17 y 18 manda que usted ame a su prójimo. Mateo 22, Jesús dijo, Este es el segundo y gran mandamiento, Amarás a tu prójimo.
Por cierto, dejaron afuera “como a ti mismo” deliberadamente porque eso, eso es demasiado qué pedir. No hay, por cierto, ningún mandamiento en le Biblia a amarte a ti mismo, eso simplemente es parte de tu naturaleza caída corrupta, usted hace eso automáticamente. La Biblia no le manda a usted a amarse a sí mismo, la Biblia le manda a amar a su prójimo como a usted mismo. Y ¿cómo se ama usted a sí mismo? Bueno, usted debería estar familiarizado con eso, es lo que usted hace todo el tiempo. Nuestro amor por nosotros mismos no es fingido, es ferviente, habitual, permanente. Tiene que ver con todas nuestras necesidades, todos nuestros deseos, todos nuestros intereses, todos nuestros deseos, todas nuestras esperanzas, todas nuestras ambiciones. Nos motiva a hacer todo lo que sea posible por asegurar nuestra propia felicidad, bienestar, satisfacción, comodidad, intereses. Busca nuestra propio placer y satisfacción, no conoce límite en el esfuerzo, y asegura todo esto, y protección de cualquier daño. Y oh, por cierto, nuestro amor por nosotros mismos es muy perdonador, ¿se ha dado cuenta? Es una persona única la que ama a su prójimo de esa manera.
Entonces inmediatamente enfrentamos la realidad de que no amamos al Señor Dios con todo nuestro corazón, alma, mente, y fuerzas, el cual es el primer mandamiento, entonces quedamos cortos ahí. Y ciertamente no amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, entonces nos quedamos cortos ahí. Y como consecuencia todos estamos bajo castigo divino. Usted puede tomar la ley en sus partes diferentes o puede reducirla a diez mandamientos, o puede reducirla a dos mandamientos, y sea como sea que la vea, nos quedamos cortos.
Los judíos justificaron el hecho de que odiaban a sus enemigos al añadir, “Amarás a tu prójimo Y ABORRECERÁS A TU ENEMIGO”. Ahora eso es después de que ya habían definido estrechamente PRÓJIMO. PRÓJIMO era otro judío, otro judío en su grupo. No publicanos, no la chusma. Como mencioné, Juan 7:47 al 49 dice que maldecían a la chusma, la población judía en general. Su definición estrecha de PRÓJIMO era alguien en su grupo. Y al resto de la gente que estaba afuera de ese grupo altamente definido, ellos tenían un derecho de odiar.
Ignoraron convenientemente, mientras que estaban viendo Levítico 19:17-18, que dice, Amarás a tu prójimo como a ti mismo, convenientemente ignoraron el versículo 34, que dice, “Como a un natural de vosotros tendréis al extranjero que more entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo”. Oh, eso es bastante selectivo. Tomaron los versículos 17 y 18, e ignoraron el versículo 34, que dice, Debes amar al EXTRAÑO como a ti mismo”. E ignoraron Éxodo 12:49, “La misma ley será para el natural, y para el extranjero que habitare entre vosotros”. Usted no tiene el derecho de ser exigente al escoger.
Pero este odio de cualquier persona afuera del grupo se había desarrollado en algunas maneras muy sofisticadas. Había una de las sectas conocidas del judaísmo llamada los esenios. Eran una especie de secta monástica, vivían junto al Mar muerto. Ahí es en donde se originaron los Rollos del Mar muerto. Y los esenios dicen cosas como esta, y esto de su enseñanza, “Ama a todos los que Dios ha escogido, y odia a todos los que Él ha rechazado. Ama a todos los hijos de luz, cada uno conforme a su suerte en la comunidad de Dios, y odia a todos los hijos de las tinieblas.”
Los levitas maldicen a todos los hijos de Belial. ¿Y quiénes son los hijos de Belial? No esenios. Entonces si no estás en nuestro grupo, estás maldecido. Y esto era visto como un nivel de justicia que probaba que realmente conocían la mente y el corazón de Dios, por lo menos para ellos.
Entonces en la tradición, en lo que habían desarrollado en el judaísmo, el mandamiento a amar a tu prójimo se volvió una licencia para odiar. Una de las máximas de los fariseos, voy a citar, “Si un judío ve a un gentil caído en el mar, de ninguna manera lo levante de ahí, porque escrito está, ‘No te levantarás contra la sangre de tu prójimo. Pero este hombre no es tu prójimo”. Si ves a un gentil ahogándose, deja que se ahogue, tienes el derecho de ser indiferente. No es sorprendente, entonces, que los romanos acusaron a los judíos de odiar a la humanidad.
Entonces eran muy selectivos al escoger textos del Antiguo Testamento para evitar lo que Dios de hecho dijo que era amar a todo mundo como te amas a ti mismo. ¿Qué es lo que el Antiguo Testamento en realidad enseña? Esa es la tradición de ellos, pero veamos el Antiguo Testamento.
Los judíos entraron a Canaán, usted conoce la historia, claro, y se les mandó exterminar a los cananeos. Se les dijo, Deuteronomio 23, que los amonitas, los moabitas, los madianitas no debían ser tratados con amabilidad como un pueblo. ¿Entendió eso? No debían ser tratados con amabilidad como pueblo. De hecho, debían ser ejecutados. Y usted diría, leyendo los salmos imprecatorios, parece como si el odio de Dios hacia la gente es severo, ¿por qué está mal para nosotros?
Por ejemplo, en el Salmo 69 versículo 22, esto es lo que el salmista ora, “Sea su convite”, hablando de sus enemigos, “Sea su convite delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo. Sean oscurecidos sus ojos para no vean, y haz temblar continuamente sus lomos. Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance. Sea su palacio asolado; en sus tiendas no haya morador. Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llagaste. Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia. Sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos”. Wow, bastante severo.
¿Qué es eso? Ese es un salmista afirmando el diseño divino de Dios de pelear contra las naciones que amenazaron a Israel. Las guerras de Israel fueron las únicas guerras santas en la historia, las únicas guerras santas en la historia autorizadas por Dios como actos de juicio. Dios no retiene el juicio, Él ahogó al mundo entero, ¿no es cierto, en los días de Noé? El Antiguo Testamento está lleno de muchos, muchos juicios. Y las guerras de Israel no fueron actos de venganza personal por parte del pueblo judío, fueron mandatos de Dios para que el juicio cayera sobre esas naciones que rodeaban a Israel, lo cual mostró ser una amenaza mortal.
Dios es el único que puede mandar eso porque “la venganza le pertenece al Señor, Yo daré el pago.” Solo por mandato divino puede un salmo imprecatorio ser orado sobre la cabeza de un enemigo de Israel. Por cierto, no existe una oración imprecatoria como tal en el Nuevo Testamento. Esto estaba ligado a la protección y preservación de Dios de Su pueblo en el Antiguo Testamento para que fueran sustentados para la llegada del Mesías. En los salmos imprecatorios, los salmistas no hablan con odio personal, enemistad personal, hablan como un representante de Dios. Hablan como un representante del pueblo de Dios. Y Él considera a los impíos idólatras como los enemigos de Dios, Salmo 69:9, como usted oyó.
Entonces ese es el único conjunto de guerras santas divinamente autorizadas en la historia. Los asuntos fueron judiciales por parte de Dios. Él estaba trayendo juicio, juicio justo y recto, en el momento en el que Él consideró que necesitaba que fuera hecho, nunca fue personal. Pero los fariseos y los escribas y los rabinos habían personalizado todo eso y usado Escrituras como esa para justificar su odio personal. Tomaron, esencialmente, prerrogativas que le pertenecían únicamente a Dios y las operaron en sus relaciones personales. Incluso en el Nuevo Testamento Jesús muestra una actitud diferente de la que Dios tomó al tratar con las naciones para proteger a Israel. Jesús vio Jerusalén, ¿y qué hizo? Lloró. Lloró. Jesús el Juez, a quien todo juicio es encomendado, lloró por los que rechazaron.
Hay un tipo de odio perfecto. Admitiré eso debido a que está en el Salmo 139, y está expresado claramente. Escuche los versículos 19 en adelante, “De cierto, oh Dios, harás morir al impío. Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre. ¿No odio, Oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? Los aborrezco por completo, los tengo por enemigos”.
Ese es un odio perfecto. Ese es un odio justo. Esa es la actitud de los mártires en Apocalipsis 6 en el quinto sello, que están bajo el altar orando porque el Señor ponga fin a la persecución del tiempo de la Tribulación. Es correcto odiar lo que Dios odia y amar lo que Dios ama, en el sentido amplio. Es correcto sentir el dolor cuando Dios es deshonrado, “Los vituperios que caen en Ti caen en mí”.
Me acuerdo de la historia de Henry Martyn, misionero a la India. Y cuando él llegó ahí, él fue a un templo hindú donde había todo tipo de atrocidades, formas de idolatría, y él observó lo que estaba pasando. Y en sus propios escritos, él escribió esto al partir, “No puedo tolerar la existencia si Jesús va a ser deshonrado así”.
Siento ese dolor, y usted también, ¿no es cierto? Usted siente ese dolor, los vituperios que caen sobre su Señor caen sobre usted, y usted siente el dolor, y usted odia eso. Usted odia que Dios es deshonrado. Usted odia que Cristo es deshonrado. Usted odia que el nombre de Jesucristo es usado como una palabra profana. Usted odia cuando Jesús es menospreciado y blasfemado. Usted odia eso, y usted tiene toda razón para odiar eso. Ese es un odio santo. Esa es una indignación justa. Ese es el Espíritu de Dios en usted mostrándole qué amar y qué odiar.
Pero es claro que eso no le da a usted justificación para odiar a pecadores individuales. Escuche Éxodo 23, versículos 4 y 5, “Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado”, no hay mucha oportunidad de eso ahora, pero entiende el punto, “vuelve a llevárselo”. Si usted encuentra el asno de alguien o su buey extraviado, lléveselo de regreso. “Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo”. Si usted encuentra el asno de alguien en el suelo porque la carga es demasiado grande, incluso si es su enemigo, usted alivia al asno de su carga. Usted expresa bondad, no solo hacia su prójimo o su enemigo, sino hacia el animal de su enemigo.
Creo que hay un par de ilustraciones realmente vívidas de esto. Usted recuerda la historia en Primero de Samuel 24 cuando David fue a la cueva, misma cueva donde estaba Saúl, y Saúl estaba tratando de encontrar una manera de matar a David. Y David se estaba escondiendo en la misma cueva en la que estaba Saúl, y Saúl estaba en la cueva, la Biblia dice, cubriéndose los pies, y David pudo haberlo matado. Él estaba en una posición comprometedora. Pero David se acercó y cortó un pequeño pedazo de su ropa, y David se rehusó a quitarle la vida. Y dice, en Primero de Samuel 24:10, porque David lo perdonó. Lo perdonó. Tuvo un sentido de compasión hacia su enemigo más severo y mortal, y no quiso quitarle la vida.
Estuvo Simei, en Segundo de Samuel 16, que empezó a maldecir a David. La gente dijo, “Dile que pare. Dile que pare”. Y David dijo, “No, no, déjalo maldecir”. Hay un propósito en esto. Eso es bondad hacia enemigos malos.
En Job 31:29 y 30, Job, defendiendo su virtud piadosa, dijo estas palabras, “Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, y me regocijé cuando le halló el mal, NO, ni aun entregué al pecado mi lengua, pidiendo maldición para su alma”. Hay algunos enemigos que están dañando con bastante seriedad a Job, ¿verdad? “No pedí maldición para su alma”.
Proverbios 25:21, “Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua…y Jehová te lo pagará”. Entonces hay suficiente información en el Antiguo Testamento para separar actitud personal hacia enemigos de acciones judiciales por parte de Dios contra naciones que eran una amenaza para Su propósito redentor.
Entonces eso es un poco acerca de la tradición y enseñanza del Antiguo Testamento. Pero veamos el punto más importante, la verdad de Jesús en el texto frente a nosotros. Nuestro Señor va a corregir su interpretación equivocada de la voluntad de Dios con tres principios en secuencia que corrigen este entendimiento equivocado. Están en secuencia y en ascenso, ama a tus enemigos, ora por tus perseguidores, manifiesta que eres hijo.
Entonces veamos el versículo 44, ama a tus enemigos. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos”. Nadie tiene un problema con amar amigos, eso es lo que define a un amigo, alguien a quien usted ama. Jesús va al verdadero asunto. Esto es de lo que la ley divina está hablando cuando dice, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” es el segundo gran mandamiento. Debe incluir a su enemigo. Es cualquier persona en su vida, cualquier persona en su mundo, cualquier persona que entra en su espacio.
La hermosa y conocida historia en Lucas 10 y versículo 25, “Un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás”. Lo cual, claro, es imposible, y ese es el punto que Él estaba enseñando. “Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?” Dame una definición de PRÓJIMO.
Jesús respondió y contó la historia del Buen Samaritano, ¿no es cierto? “Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Vino un sacerdote, pasó de largo. Un levita vino, pasó del otro lado. Un samaritano, un rechazado de raza mixta odiado por los judíos, viéndole, fue movido a misericordia, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino, y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuido de él, dio dinero al mesonero y le dijo, Cuídamele, y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él”.
¿Quién es su prójimo? Cualquiera que necesita su misericordia. No importa si ese prójimo es uno que lo aborrece, como los judíos odiaban a los samaritanos. El rabino y el sacerdote no querían tocar al hombre porque la teología de ellos decía ÉL ES EL PROBLEMA EN ESTO PORQUE ES PECAMINOSO. Y le dieron la vuelta por el otro lado del camino. El samaritano despreciado y odiado y rechazado tuvo compasión del hombre que socialmente era un enemigo.
Amad a vuestros enemigos, ECHTRON SOU. TON ECHTRHON SOU, significa su enemigo personal. No está hablando de algunos colectivos, es su enemigo personal. AGAPATE de AGAPÁO, la forma más alta, más noble de amor. Y el tiempo presente, “Estén constantemente amando a sus enemigos”. Este es el amor de la voluntad. Este no es el amor de la emoción, este es el amor de la voluntad. No está relacionado a ninguna ganancia personal ni satisfacción personal, es el amor de la benevolencia inconquistable. Es el amor de la buena disposición invencible. Simplemente un corazón amoroso que quiere liberar al enemigo de cualquier pensamiento de odio, quiere rescatar al enemigo de pecado, quiere ver su alma salvada. Es el amor más alto.
Un escritor dice, “No me puede caer bien una persona falsa, mentirosa, calumniadora quien, quizás me ha difamado una y otra vez,” no me puede caer bien, “pero puedo por la gracia de Jesucristo amarlo, y ver lo que está mal con él, desear y trabajar para hacerle solo bien, y sobre todo liberarlo de sus caminos malos”. En Lucas 6, Jesús dijo, Haced bien a los que os aborrecen. Entonces amar a su prójimo significa buscar el bien más alto; ese es el tipo de amor más noble. Y amar a sus enemigos significa lo mismo: Buscar el bien más alto.
Ahora ¿cómo ocurre eso? Segundo punto: ore por sus perseguidores. Se manifiesta, entonces, en oración. Versículo 44, “orad por los que os persiguen”. Esos serían sus enemigos más severos. Usted tiene muchos enemigos que no lo persiguen a usted de manera personal, entonces simplemente tomemos la situación más extrema. Gente que lo persiguen a usted, esos son por los que usted ora.
Regrese al capítulo 5 al versículo 10 en las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos”. Entonces esto asume que usted va a tener perseguidores. “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”. Si le están haciendo eso a usted, usted es bienaventurado. ¿No es eso maravilloso? ¿Acaso eso no lo voltea de cabeza? Pienso en eso mucho.
No solo usted es bienaventurado, sino, versículo 12, “Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos”. Lo que están haciendo es añadir a su recompensa eterna. Adelante, que lo hagan. “Porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. Usted está en buena compañía.
Me pregunto si estos perseguidores de gente fiel entienden que sus esfuerzos están siendo invertidos por Dios, y a partir de su persecución viene bendición, y a partir de su persecución viene gozo y alegría, y a partir de su persecución viene recompensa eterna. Eso es muy importante, amigos, muy importante. Eso es algo muy importante de entender porque hace que usted vea la persecución de una manera totalmente diferente. Si usted ve la persecución dañándolo a usted, usted va a cambiar su mensaje. Si usted ve la persecución añadiendo a su recompensa eterna, usted no cambia nada, ¿verdad?
Digo, esta es la realidad de cabeza. Usted predica la Palabra de Dios fielmente, usted proclama el evangelio fielmente, y usted recibe hostilidad y enemistad. Y quizás usted se acobarda, y trata de hacer algunos ajustes para que pueda dejar de ofender a la gente. Digo, si usted es un predicador, usted quita las ofensas del mensaje, y como consecuencia usted pierde la bendición, la alegría, el gozo, y la recompensa eterna que viene con la fidelidad que enfrenta la persecución. Pero no es solo una esperanza pasiva de recompensa eterna lo que es la respuesta correcta, hay un tercer punto aquí. Usted no solo ora por aquellos que lo persiguen, usted va más allá de eso.
En Primera de Timoteo, no es un tipo de oración vaga. Escuche esto, Primera de Timoteo 2, Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia”. Ahora nos hemos elevado a la gente que tiene más poder para perseguir, y estamos orando por ellos, “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Entonces ¿por qué estamos orando? Su salvación. Oramos porque Dios les muestre su pecaminosidad. Sería un pecado no orar. Tenemos un presidente y vice presidente impíos, gente en el poder y liderazgo a nivel local, estatal. ¿Debemos sentarnos y arder lentamente? No, debemos orar por ¿qué? Su salvación. Colóquelos en la parte de arriba de su lista de oración.
Jesús dijo en la cruz, “Padre, ¿qué? perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Esa oración fue respondida en un ladrón y un soldado y gente en la multitud. Esteban oró, “No les tomes en cuenta este pecado”, y eso fue respondido en un apóstol llamado Pablo. Esta es una oportunidad para que usted ore de manera evangelistica.
Fue Dietrich Bonhoeffer quien escribió, “Este es el mandato supremo: Mediante el medio de la oración vamos a nuestros perseguidores, estamos de pie a su lado, y le rogamos a Dios por ellos”. El Dr. Vilmer en 1880 escribió esto, es bastante bueno para leerlo, “Este mandato de que debemos amar a nuestros enemigos y dejar la venganza crecerá incluso con mayor urgencia en la lucha santa que está frente a nosotros. Los cristianos serán perseguidos de lugar en lugar, sujetos a ataque físico, maltrato y muerte de todo tipo. Estamos acercándonos”, escribió él en 1880, “a una época de persecución extensa. Pronto vendrá el tiempo cuando oraremos. Será una oración de amor ferviente por estos hijos mismos de perdición que están por todos lados y nos ven con ojos encendidos con odio, y quienes quizás han levantado sus manos para matarnos. Sí, la iglesia, la cual realmente está esperando a su Señor y que discierne las señales de los tiempos, debe arrojarse a sí misma con su poder máximo, y la armadura de su vida santa, a esta oración de amor”. Amar a sus enemigos significa orar por sus perseguidores.
Y después hay un tercer elemento: Amar a sus enemigos significa manifestar su relación de hijo. Manifestar su relación de hijo, vamos a retomarlo en el versículo 45. De hecho, solo, vamos a comenzar ahí, “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos”. Aquí está el principio básico: usted nunca es tan parecido a Dios como cuando perdona a sus enemigos. Simple. Usted nunca es tan parecido a Dios como cuando perdona a sus enemigos porque el todo de la salvación está basado en el hecho de que Dios ha perdonado a Sus enemigos. No podemos manifestar que somos genuinamente los hijos de Dios a menos de que amemos como Dios ama; y Dios amó enemigos porque esas eran las únicas personas que existían. Él no tiene ningún amigo en el mundo caído.
El apóstol Pablo entendió esto y escribió al final del cuarto capítulo de Efesios, “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también or perdonó a vosotros en Cristo. Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Ese es el único lugar en el Nuevo Testamento en donde dice, “Sed imitadores de Dios”. ¿Quiere usted imitar a Dios? Perdone enemigos. ¿Qué dice Romanos? Siendo aún pecadores, siendo aún enemigos, Cristo murió por nosotros.
Dios muestra Su amor hacia Sus enemigos, versículo 45, “que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Y eso significa que usted debe amar como Él ama. ES claro que Dios ama a gente buena y a gente mala, y lo muestra al mostrar favor y bondad temporales a ellos. Hace que la lluvia caiga sobre los malos y los buenos, los justos y los injustos, que el sol brille sobre ellos. El Salmo 145 dice, “Los ojos de todos esperan en ti, y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente”. Dios alimenta al mundo entero.
En Lucas 6, encontramos otro principio de esto. Lucas 6, versículo 27, “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. Amad, pues, a vuestros enemigos, y—¿cómo? —“haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso”. Esto está hablando de benevolencia general. Muestra amor al no ser egoísta.
Fue Juan Calvino que denominó esto como gracia común. Viene del amor de Dios por la humanidad. Y no está limitado a alguna definición estrecha de prójimo; el sol brilla en la gente más reprobada, que odia a Dios en el mundo, y la lluvia cae también sobre ellos.
Si usted quiere amar como Dios ama, usted tiene que amar a aquellos que lo aborrecen, según lo que acabamos de leer en Mateo 5. Usted tiene que amar a los que lo defraudan. Usted tiene que amar a aquellos que están afuera de su grupo, su grupo social. No es suficiente simplemente amar a la gente en su grupo, los paganos hacen eso. Y el resumen de eso, versículo 48, si usted quiere ser como Dios, ame a sus enemigos de la manera en la que Él ama a enemigos. Entender la naturaleza del amor de Dios por el mundo de pecadores impíos no es fácil. Dios tiene un amor general, universal, que no discrimina, incondicional, que le extiende a todo mundo.
Usted recuerda la historia del joven rico en el relato de Marcos, Marcos capítulo 10, no arrepentido, rechazando a Cristo, un pecador soberbio, le dio la espalda a Cristo. Y la historia termina en Marcos, Pero Jesús, viéndolo, “lo amó”. Juan 3:16, “Dios amó al mundo entero”.
¿Cómo ama Dios al enemigo? Bueno, hay cuatro maneras en las que Dios expresa gracia común, o este amor general. Primero, bondad hacia todos. Y acabamos de leer eso: Él hace salir el sol sobre malos y buenos, y la lluvia caer sobre justos e injustos. En ese sentido, Primera de Timoteo 4:10, Él es el “Salvador de todos los hombres” de una manera física, temporal. Él no le da al pecador lo que el pecador merece. Romanos 2:4 dice que Él ejerce paciencia y longanimidad con los pecadores. Los pecadores se enamoran, tienen hijos, disfrutan de la belleza de la creación, comen una buena comida. Están rodeados de bendición temporal en la creación de Dios y el mundo de Él.
Una segunda manera en la que Dios ama a los enemigos es con compasión. Hay un sentido general de lástima. Esto no solo está en el Nuevo Testamento. Le voy a leer un pasaje, hay varios en el Antiguo Testamento. Pero en Jeremías 13, versículo 15, “Escuchad y oíd, no os envanezcáis, pues Jehová ha hablado. Dad gloria a Jehová Dios vuestro, antes que haga venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra de muerte y tinieblas”. Escuche esto, versículo 17, “Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán mis ojos en lágrimas”. Si usted llega a imaginar a Dios llorando por los perdidos, esto es lástima. Esto es amor no basado en el valor actual de algo, sino en el valor perdido. El amor de Dios por uno a Su imagen eternamente desfigurado.
Entonces el amor de Dios hacia todo es mostrado en esta bondad común y en compasión. En tercer lugar, en advertencia—advertencias incesantes, advertencias constantes. Pienso en Lucas 13, en donde la historia es contada de la torre que cayó, mató a la gente, acerca de los hombres de Pilato que vinieron y rebanaron a los galileos que estaban adorando en el Templo. Y la gente le preguntó a Jesús, “¿Acaso estas personas eran peores que cualquier otro, y esa es la razón por la que esta calamidad sucedió?” Eso en cierta manera era teología judía. Y Jesús dijo, “Arrepentíos, o lo mismo te va a pasar”.
Las advertencias, constantes, advertencias constantes. Las encontramos desde el comienzo de la Escritura hasta el final, advertencias. El primer capítulo de Segunda de Tesalonicenses habla del Señor Jesús, versículo 7, “siendo revelado desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”. Esa es una advertencia. Esa es una advertencia. El libro de Apocalipsis está lleno de advertencias.
Entonces ¿cómo es que Dios ama a todo mundo? En bondad general; en expresiones de tristeza, lástima, y compasión; en las advertencias imparables de la Escritura. Y de una manera final: en la oferta del evangelio. El amor general de Dios hacia la humanidad es revelado en Su oferta incesante de salvación, a lo largo de la historia a pecadores, en todo tiempo, en todo lugar. Y Él le dijo a la iglesia que fuera por todo el mundo y predicara el evangelio a toda criatura.
El camino de la salvación ha sido presentado. Juan 1:9 dice que Cristo es la luz que alumbra a todo hombre. Jesús dijo, “Venid a Mí, todos los que estáis trabajados y cargados”, Mateo 11:28, “Yo os daré descanso”. Mateo 22, contó una parábola acerca de personas que no vendrían, los judíos, y le dijo a Sus discípulos, “Vayan a las carreteras y los caminos y llámenlos para que vengan”. La predicación del evangelio, la invitación del evangelio es una extensión del amor de Dios a Sus enemigos. Después Él ofrece bondad general bañándolos toda su vida, lástima y tristeza real por su situación penosa; advertencia y amonestación acerca del juicio devastador y eterno, y la oferta de ruego del evangelio.
Entonces si usted quiere amar a su prójimo como Dios ama, muestre amabilidad, muestre lástima y compasión, adviértales, y deles el evangelio. Y ese pensamiento final: Así es como es ser perfecto como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Bueno, eso no es posible, pero esa es la meta, esa es la meta.
Usted dice que es un hijo de Dios, usted dice que es un hijo de Dios. Entonces no puede odiar a sus enemigos; tiene que amarlos. Esa es la evidencia de que usted es un hijo de Dios, esa es la evidencia de que la vida de Dios está en usted. Así es como debemos amar en el mundo; nada corto de esto va a satisfacer a su Señor. Entonces conforme las cosas se ponen difíciles, más difíciles, cada vez más difíciles, recuerde esto: Cuando la persecución venga a su camino, usted es bienaventurado; cuando lo acusan falsamente a usted, está alegre, se regocija. ¿Por qué? Porque está incrementando su recompensa, ¿dónde? En el cielo. Y eso entonces se vuelve incentivo para amar a sus enemigos. Inclinémonos en oración.
Padre nuestro, venimos a Ti al final de esta sección de la Escritura, sintiendo como si nos hemos sentado a los pies de Jesús y hemos sido enseñados. Y eso es exactamente lo que pasó. Somos tan privilegiados. Hay un sentido en el que amas a los Tuyos de manera única. Tú nos amas, según Juan 13:1, hasta el final, al máximo, al límite, eternamente.
Y ninguno tiene mayor amor que este, que ponga su vida por sus amigos. Te agradecemos porque pusiste Tu vida por aquellos que amas de manera salvadora. Y después nos pediste que amáramos a los pecadores a nuestro alrededor de la manera en la que nos amaste, cuando todavía éramos pecadores, y Cristo murió por nosotros. Que seamos conocidos por nuestro amor; no solo por nuestro amor unos por otros, la familia, sino por nuestro amor hacia aquellos que son los enemigos más devotos, ávidos y peligrosos. Que estén en la parte de arriba de la lista para que los amemos y oremos por ellos.
Oramos por los líderes de este país, oramos por el Presidente, Vice presidente, senadores, congresistas, gobernadores, políticos, a todo nivel. Oramos por su salvación. Eso es por lo que oramos porque eso es por lo que nos dijiste que oráramos. Oramos, Señor, porque los salves. Nos atrevemos Señor, a pedir que el Espíritu de Dios entre y los convenza de pecado y de justicia y de juicio, para que caigan de rodillas en penitencia y abracen a Cristo. No depende de ellos, depende de Ti. Y Señor, pedimos que Tú muestres Tu gracia y salves a algunos de estos que han planeado tal hostilidad contra Tu verdad.
Salva a algunas personas en la cima de las corporaciones, incluyendo los grandes de la tecnología, algunos de aquellos que controlan los medios. Sálvalos, Señor, para Tu gloria. Que el testimonio sea tan poderoso, la transformación de estas personas, que sea ineludible ver lo que el evangelio puede hacer. Y habiendo dicho eso, entendemos que está presentado en la Escritura, que no habrá muchos poderosos, no muchos nobles, porque Tú has escogido a los bajos y a los nadies y las cosas bajas.
Pero, Señor, sé glorificado en la salvación de pecadores, e incluso en la salvación de líderes. Lo pedimos solo para Tu honor y Tu gloria. Y que seamos conocidos por nuestro amor y oraciones evangelísticas imparables por todos aquellos que son enemigos de Tu verdad. Conviértelos en amigos por Tu gracia, y usa nuestras oraciones de esa manera, oramos con gratitud. Amén.
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