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He absorbido mucho aliento de un par de mensajes que prediqué la semana pasada cuando estuve en Dallas, Texas, y luego en la Conferencia Ligonier en Orlando, Florida. Los mensajes, por supuesto, algunas personas los transmitieron en vivo o algunas personas los vieron en YouTube o lo que sea y sugirieron que yo necesitaba dar esa misma perspectiva bíblica a la congregación de Grace Church.

Y al pensar en eso, y también dándonos cuenta de que tendríamos que saltear Efesios la próxima semana porque es Domingo de Resurrección, resultó tener sentido que seguiríamos el patrón de la Semana de la Pasión tanto este domingo como el próximo. Luego, regresaremos a Efesios en un par de semanas. Así que le invito a abrir su Biblia en Marcos 12, Marcos 12; y quiero leerle este texto para que lo tenga en mente, y luego lo vamos a considerar con cierta profundidad.

Este es, por cierto, el miércoles de la Semana de la Pasión. Este es el miércoles de la Semana de la Pasión. El Señor sabe que va a ser crucificado. Les dijo a sus discípulos eso en varias ocasiones. Y en el capítulo 10, y ahí atrás en el capítulo 10 versículos 32 al 34, les dijo explícitamente los detalles de lo que iba a suceder. Dijo: “Subimos a Jerusalén. El Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles; y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará”.

En realidad, no llegan a Jerusalén un domingo, sino un lunes, y cuando llegan a Jerusalén, inicialmente no parece que la gente lo vaya a crucificar. Más bien, en el capítulo 11, versículo 7, cuando “trajeron el pollino a Jesús” en el que él cabalgaba en Jerusalén, “echaron sobre él sus mantos; y Se sentó en él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino, esas ramas que habían cortado en los campos. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna!! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, Bendito el reino de nuestro padre David que viene, hosanna en las alturas! Así que el lunes parecía que lo estaban aclamando como su rey.

El martes, sin embargo, dice el versículo 15, capítulo 11, Jesús y sus discípulos Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno. Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y lo oyeron los escribas y los principales sacerdotes, y buscaban cómo matarle; porque le tenían miedo, por cuanto todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.”

Sabía que iba a morir. Cuando llegó, parece que eso era muy poco probable ya que lo aclamaron como Rey, el que vendría en el nombre del Señor. Pero en lugar de bendecir a la nación, los juzgó al juzgar la operación de su Templo, el cual era el corazón de su religión, y lo llamó "una cueva de ladrones". Y esto aumentó el odio contra Él que eventualmente lo llevó a Su ejecución el viernes.

Hay otro incidente que sucedió antes del asalto del martes; regrese al versículo 12. El lunes, Él viene a la ciudad, y así es como comenzó el martes. “Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce. Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos.”

¿Qué le hizo a esa higuera? Baje hasta el versículo 20. “Ya pasando por la mañana” —la mañana después— “vieron que la higuera se había secado desde las raíces. Entonces, Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.

Jesús llega sabiendo que va a morir. Llega a los elogios. La gente lo aclama como el hijo prometido de David, que viene en el nombre del Señor para establecer el reino prometido a Israel. Todo se veía bien el lunes. El martes, Él maldice una higuera, asalta el templo, y la maldición de la higuera es esencialmente una maldición sobre Israel. Oseas, Nahúm, Zacarías, los profetas del Antiguo Testamento se refirieron a Israel como a una higuera. Así que esto no podría haber sido más opuesto a lo que esperábamos el lunes. Ellos habrían hecho rey a Jesús, y Él ataca su sistema religioso y pronuncia una maldición sobre ellos.

El pueblo recibió a Jesús como rey; vino como juez. La gente quería que Él los bendijera; Él los maldijo. La gente pensaba que ellos eran el pueblo de Dios; Jesús los describió como los hijos del diablo. Ahora, el miércoles, de regreso al Templo que ha estado desocupado, después de entrar y maldecir a la higuera, Él tiene un tribunal en el Templo. Está, al menos por un día, limpiado de su corrupción, y Jesús da la parábola en el capítulo 12.

Y aquí está la parábola: Marcos 12:1–12: “Entonces comenzó Jesús a decirles por parábolas: Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que recibiese de éstos del fruto de la viña. Mas ellos, tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. Volvió a enviarles otro siervo; pero apedreándole, le hirieron en la cabeza, y también le enviaron afrentado. Volvió a enviar otro, y a éste mataron; y a otros muchos, golpeando a unos y matando a otros.

Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra. Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña. ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros. ¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo; El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.”

Esta es una parábola de juicio. El punto de esta parábola está en el versículo 9. Quienquiera que sea esta viña, sufrirá destrucción. Quienes sean los administradores de ésta viña, serán destruidos y reemplazados; la viña se entregará a otros.

Entonces, lo que tienes aquí es que Jesús llega a Jerusalén en la Semana de la Pasión esencialmente no viene como Rey, sino como Juez. Simbólicamente, con la higuera, pronuncia una maldición sobre la nación de Israel; específicamente, con esta parábola, Él promete la destrucción de Jerusalén y de la nación. Y los judíos deberían haberlo sabido por la forma en la que Él comenzó la parábola.

Observe atrás en el versículo 1. Se dará de que hay una cita en el versículo 1 de Isaías 5. Él comienza su parábola al citar Isaías 5: “Un hombre plantó una viña, la cercó de vallado, cavó un lagar, edificó una torre.” Eso viene directamente de Isaías 5. Él está conectando el quinto capítulo de Isaías, así que volvamos a ese capítulo, el quinto capítulo de Isaías. Debe seguirlo con cuidado para ver la importancia de esto.

Isaías 5 comienza: “Ahora cantaré por mi amado”. Y recuerda usted que en la parábola, el hijo fue llamado el "amado". Así que aquí hay una canción que Dios está cantando en Isaías 5 a Su amado. Sabemos por la parábola de Marcos que ese es Su Hijo.

“El cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar”. Esas son las referencias mismas que leímos en Marcos 12. y esperaba que diese uvas, por el cuidado que Él había tenido en la preparación, como vimos en los versículos 1 y 2, y dio uvas silvestres, beushim, moras agrias, incomibles.

“Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?” En otras palabras, no es mi culpa, hice todo lo posible.

Entonces debido a que no produjo nada más que moras agrias, incomibles, “Os mostraré, pues,” versículo 5, “ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.” Destrucción. Destrucción total de la viña. ¿De qué está hablando? Versículo 7, Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel.” Él está hablando de Israel. 

Entonces aparece Isaías en el siglo octavo a. C., y Dios le da una parábola. Es una parábola sobre un hombre que planta una viña y hace todo lo posible para que tenga éxito. No es culpa suya que la viña no produjera nada más que fruto inútil, moras agrias y no comestibles. El juicio se pronuncia sobre esta viña; tiene que ser completamente destruida porque no es productiva.

En el siglo octavo a. C., esto es una referencia a Israel, y la destrucción vendrá de los babilonios. Y más sobre esa destrucción fluye — comenzando en el versículo 8, con una serie de ayes. Si ve el versículo 8, “Ay”; y conforme usted sigue en versículo 11, "¡Ay!" Y lo verá más y más: versículo 18, "Ay"; versículo 19, versículo 20, versículos 21, 22. Dios pronuncia juicio de maneras específicas sobre pecados específicos. ¿Por qué? Versículo 16, “Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia”. Dios va a juzgar. ¿Por qué? Versículo 24, “Han desechado la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel”.

Entonces Isaías está pronunciando un juicio en forma de una parábola sobre una viña. Dios es el que construye la viña. Dios es Él que pone todo en esa viña para que florezca y sea productiva, y no trae nada más que moras agrias. Y Dios lo va a destruir. Eso es exactamente lo que pasó en el 586 cuando llegaron los babilonios, destruyeron Jerusalén e Israel. Esta es una parábola de juicio. Es un canto fúnebre; es una canción fúnebre. Es una parábola triste, triste.

Ahora, en el capítulo 6 de Isaías, Isaías tiene una visión del Señor; y Él necesita porque está devastado porque el juicio de Dios está por venir, y él es el mensajero del juicio. Entonces, él quiere estar seguro de que Dios todavía está en el trono. Y Dios le da una visión. En el capítulo 6, versículo 1, "Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime". Estas son realmente buenas noticias para Isaías porque como habían salido las cosas en Israel, él podría haber asumido que Dios había sido derrocado. Pero no es así. Dios es soberano, y Su gloria, simbolizada por “sus faldas que llenaban el templo”, impregna todo en la visión. Su gloria se extiende a todo el rango de la visión. De modo que todavía está en el trono, “sublime, exaltado” y todo glorioso. Entonces los ángeles dicen: "Santo, santo, santo". Entonces, estas dos verdades tan fundamentales acerca de que Dios, como el soberano y el santo, están establecidas en la mente de Isaías.

Entonces, sea lo que sea que está pasando en Israel que parezca un desastre total y destrucción absoluta es consistente con la soberanía de Dios y Su santidad. Nada se ha escapado de Su control. Este es Dios actuando soberanamente en un carácter de “santo, santo, santo”. En otras palabras, este es Dios haciendo lo que Dios tiene que hacer. Su santidad lo requiere; Su soberanía lo permite.

Entonces, cuando todo está tan mal como puede ser, cuando la destrucción se avecina sobre el pueblo del pacto de Dios, cuando Jerusalén, el templo y la nación sean devastados y destruidos, masacrados, fulminados, llevados al cautiverio, Dios es soberano sobre eso, y la acción de Dios en la invasión babilónica es una expresión de su santo y justo odio hacia el pecado.

Entonces Isaías en la visión se pregunta: “¿Qué hago? ¿Qué hago?" “Soy”, en el versículo 5, “Soy un hombre pecador. Lo sé por las cosas que salen de mi boca ". Y, sin embargo, es un profeta. Así que "uno de los serafines voló" y puso un carbón encendido en su lengua, y él fue perdonado y fue quitada su iniquidad. El Señor lo salvó, podría decir usted. El Señor lo redimió. El Señor lo limpió. Así que ahora aquí hay un profeta útil y limpiado.

Versículo 8, “Oí la voz del Señor, que decía: '¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?’ Entonces respondí yo: ‘¡Heme aquí, envíame a mí!'” Palabras famosas. Entonces Isaías, quien se veía a sí mismo como un hombre con la boca sucia en medio de un pueblo de bocas sucias, porque ahí es donde el pecado se manifiesta con mayor facilidad, a partir de su boca, es limpiado. Y Dios necesita que alguien vaya a esta nación que está bajo juicio, e Isaías es el único en la visión. Él dice: “¡Heme aquí, envíame a mí!”

En el versículo 9, el Señor acepta su oferta: “Anda y di a este pueblo. Ve y diles". ¿Decirles qué? Escuche el mensaje, versículo 9, “Sigan escuchando, pero no perciban; Sigan mirando, pero no entiendan. Haz que los corazones de este pueblo se vuelvan insensibles, sus oídos embotados, sus ojos nublados, de lo contrario podrían ver con sus ojos, oír con sus oídos, entender con sus corazones y regresar y ser sanados”. ¿Qué?

Ve a decirles —aquí está el mensaje— que es demasiado tarde. No quisieron escuchar, no quisieron oír, no quisieron creer, no quisieron escuchar, no quisieron ver, no quisieron creer y ahora no pueden ". ¿Ve eso? Diles que es demasiado tarde. Diles: “Pueden seguir escuchando, seguir mirando, pero no percibirán y no entenderán. Sus corazones son insensibles, sus oídos están cerrados, sus ojos están cegados, de modo que no pueden ver, no pueden oír, no pueden entender, no pueden regresar y no pueden ser sanados. “Diles que es demasiado tarde; el juicio ya está en marcha.”

Y luego, el versículo 11, Isaías dice: “¿Hasta cuándo hago eso? ¿Hasta cuándo hago eso?" "Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra”. "Sigue haciéndolo hasta que no quede ni un alma con quien hablar. Diles que es demasiado tarde. Diles que es demasiado tarde.” Demasiado tarde para esta gente, esta nación. “Tú sigue diciéndoles hasta que todas las ciudades hayan sido devastadas, hasta que no quede nadie, esté sin habitante, hasta que todas las casas estén vacías y la tierra está desolada, hasta que el Señor los lleve lejos.” Esa es la cautividad. “Simplemente sigue diciéndoles. Y el mensaje es: "No quería creer, y ahora no pueden creer". Es demasiado tarde.”

Versículo 13. “¿Por qué harías eso?”: “Pero quedará la décima parte”. ¿Qué es eso? Hay un remanente. Es demasiado tarde para la nación, pero queda un remanente. Él llama a ese remanente el "muñón". Él lo llama al final del versículo 13 “la simiente santa". En el siglo octavo a. C., Israel ya, como nación no podía creer; era demasiado tarde. Pero quedaba un remanente. Había un remanente, una simiente santa que el Señor reuniría.

Avance rápido ahora al Nuevo Testamento, y vea Mateo 13 — Mateo 13, y veremos el versículo 10. Por cierto, tanto Marcos como Lucas hacen referencia a esto, no tan extensamente como lo hace Mateo. Pero siga esto: “Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: '¿Por qué les hablas en parábolas?'” Isaías había hablado en una parábola, y la parábola era una parábola de juicio.” ¿Por qué les hablas en parábolas?" Escuche esto: “Él respondiendo les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos, más a ellos no les es dado. ¿Entendió eso?” “Les habla en parábolas porque es demasiado tarde. No se les ha concedido la capacidad de comprender.”

Versículo 12, “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” A partir de ahora, se restará lo que creen saber sobre la verdad espiritual. “Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías,” y Él cita de Isaías 6, “seguirán oyendo, pero nunca entenderán, seguirán viendo, pero no percibirán. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.” No pueden venir ahora.

“Oirán, pero no entenderán. Verán, pero no percibirán. Sus corazones están endurecidos. Sus oídos no pueden oír, sus ojos no pueden ver, y no pueden entender, y no pueden volver a Mí, y yo no puedo ni voy a curarlos.” Jesús pronuncia esencialmente la misma maldición sobre el Israel del siglo primero, [d. C.] que Isaías pronunció sobre el Israel del siglo VIII a. C.

El remanente eran los discípulos, versículo 16: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.” Era demasiado tarde para la generación de Isaías y era demasiado tarde para la generación de Jesús. Tuvieron su oportunidad.

Pase a Juan capítulo 12 conforme continuamos siguiendo esto, que nos lleva de regreso a la parábola de Marcos 12. Pero en Juan 12, versículo 37, a pesar de que Jesús había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en Él”. Tuvieron su oportunidad, tres años de ella. “Esto fue para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: 'Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se le ha revelado el brazo del Señor? “Y eso se cita directamente de Isaías 53, versículo 1. “Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías, “Cegó los ojos de ellos’”- directamente del capítulo 6 - “y endureció su corazón, para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se convierten, y yo los sane.” Isaías dijo esto cuando vio su gloria y habló acerca de él.

Incluso si quisieran creer, no podrían creer. Eso se ilustra en el versículo 42: “con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios”. Incluso aquellos que fueron atraídos a creer en Él no pudieron venir. Demasiado tarde.

Entonces nuestro Señor está pronunciando el mismo tipo de juicio que Isaías pronunció sobre su generación. Es aterrador pensar en eso. Los discípulos y los pocos seguidores, ellos eran el remanente. Pero aparte de eso, la nación no podía creer porque no quería creer. La incredulidad voluntaria se convirtió en incredulidad judicial. Dios los selló en su rechazo.

Vaya al final del libro de los Hechos y en el capítulo 28. Y todos entendemos que Pablo está como prisionero en Roma.

“Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada,” y estos son judíos, como se señala en el versículo 17, “a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas”. Entonces les está dando evidencia del Antiguo Testamento de Jesús. Y algunos estaban siendo persuadidos por los que se decía, pero otros no creían. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra. Algunos estaban diciendo, se oye razonable, parece creíble. Otros, exactamente lo opuesto.

Y la palabra de despedida es esta, Isaías el profeta dijo: “Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane.” De nuevo, Pablo le dice a los judíos al final de su ministerio en Roma, es demasiado tarde. En el versículo 28, después de que Pablo cita el mismo pasaje en Isaías 6, “Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. Esto es exactamente lo mismo que Jesús dijo. Esto es exactamente lo mismo que Isaías dijo.

Pase a Romanos 11. Y casi estamos de regreso a Marcos; esto es muy importante. Pablo está hablando de la salvación, la salvación de los judíos. Romanos 11, versículo 5: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”. Por elección, un remanente. “Y si por gracia, ya no es por obras, de otra manera, la gracia ya no es gracia. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado”. Esa simplemente es una declaración aterradora. Pablo está diciendo de nuevo esencialmente lo que dijo al final del libro de los Hechos, Israel está buscando justicia, buscando una relación con Dios, pero no la ha obtenido. Pero aquellos que fueron escogidos si lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos. Ahí está, en términos inequívocos, la doctrina de la elección.

Y luego, citando el Antiguo Testamento, “Tal como está escrito, 'Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, y en tropezadero y en retribución, sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre”. Tomado de Isaías y de los salmos. Y de nuevo, es demasiado tarde, es demasiado tarde. Un remanente escogido, versículo 7, los que fueron escogidos obtuvieron salvación y gracia.

Entonces, lo que tenemos en esto es muy importante de entender: una generación de personas puede venir demasiado tarde a Cristo. Ya pasó el tiempo de la gracia, es demasiado tarde. Eso es lo que era cierto en la Israel del siglo octavo, en Israel del primer siglo, y sin duda, es cierto de nosotros hoy, porque en Romanos 1 dice: “La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. Cuando cualquier sociedad detiene la verdad continuamente, puede ir más allá del punto en el que Dios escuchará; puede ser demasiado tarde.

Ahora, con eso en mente, regresemos a la parábola en Marcos 12. Entonces sabemos que Él comienza regresando la realidad a sus mentes, de Isaías 5 y 6. Pero en esta parábola, el hombre planta la viña, la alquila a labradores, y se fue de viaje. Todo el mundo habría entendido el plantar una viña, incluso como lo hicieron en el siglo octavo porque era algo común en Israel; habían viñas por todas las laderas de las montañas. Entonces, se fue de viaje, después de haberla arrendado a granjeros que iban a encargarse de ella, habiendo acordado un porcentaje de la cosecha. Esto era bastante normal. Este es un propietario que se va a ir, y todo el mundo lo entendería; comúnmente hecho por terratenientes ausentes.

“En el tiempo de la cosecha”, en el versículo 2, normalmente, si se trata de una viña nueva, podría haber pasado cuatro o cinco años desde la plantación original. Pero cuando estaba a punto de dar fruto, "envió un esclavo a los labradores” los que cuidaban la viña "para que recibiera de los viñadores parte del producto de la viña". Le debían eso a él, los labradores.

Luego, de manera escandalosa, el versículo 3 dice: “Tomándole, le golpearon y lo enviaron con las manos vacías". Esto es impactante. Ahora Jesús está hablándole a los líderes. Regrese al 11:27. Allí dice: “andando él por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos". Entonces Él está hablando a los líderes judíos. Y, por cierto, ellos son los administradores de la parábola. Ellos son los labradores que la rentaron, ellos son los arrendatarios. Ellos son los administradores de Dios sobre su pueblo Israel. La viña es Israel, como en Isaías, y los líderes de Israel son los labradores; es su administración.

Cuando viene el siervo, “tomándole, le golpearon, y le enviaron con las manos vacías". Este es un comportamiento criminal. Esto es ilegal Esto es ingrato. Esto es cruel. Literalmente, el verbo significa golpearlo o pegarle. Lo golpearon, lo enviaron con dolor.

Y luego, en el versículo 4, agrega otra capa de esto: "Y les envió otro esclavo, y lo hirieron en la cabeza y lo trataron con vergüenza". Le golpearon la cabeza, es lo que significa, kephalaioō, golpear la cabeza de alguien. "Le golpearon la cabeza y lo trataron con vergüenza", en la máxima forma de deshonra. Versículo 5, "Él envió otro”, y ahora se intensifica más allá de golpearle la cabeza después de golpear al primero. A este ellos lo mataron". De hecho, en el relato de Mateo de esta parábola, dice: "Lo apedrearon hasta matarlo". "Y con muchos otros, golpeando a unos y matando a otros".

Este es un comportamiento extraño. Este es un comportamiento escandaloso. Esto tendría que ser impactante para los líderes judíos. Versículo 6, solo le queda uno, el hijo amado. Lo envió como el último de todos ellos, diciendo, tendrán respeto a mi hijo. Un hijo amado. Uno pensaría que respetarían a un hijo amado. Pero aquí, como en tantas de las parábolas de nuestro Señor, este es el mayor impacto, éste es el impacto definitivo. Se reserva algo hasta que usted conoce al personaje principal y se enfrenta a lo que es completamente inexplicable. Impresionante. Mataron al hijo. Versículo 7, “los labradores dijeron entre sí, éste es el heredero, venid, matémosle, y la heredad será nuestra”. Sin dudarlo, en la historia que contó Jesús, mataron al hijo. Y después ni siquiera le hicieron un funeral: lo "echaron de la viña.” Homicidio en el camino.

Entonces surge la pregunta en el versículo 9: “¿Qué hará el dueño de la viña? ¿Qué hará él?" Y ahora los líderes de Israel están indignados por este comportamiento; y ciertamente ellos ofrecieron una respuesta colectiva, según Mateo 21. “Le dijeron: 'Lleva a esos miserables a un fin miserable, y alquilará la viña a otros labradores que le pagarán las ganancias en las temporadas apropiadas. “Obviamente, matará a esos labradores malos. Seguramente, "él vendrá y destruirá a los labradores, y dará la viña a otros". En el relato de Lucas sobre esto, dice que estaban atónitos hasta el punto que decían: “¡Qué nunca sea así!". “No, no, no es posible”, el negativo más fuerte. No tenían nada más que respeto hacia el dueño de la viña. No tenían nada más que respeto hacia sus siervos y nada más que respeto hacia su hijo.

¿De qué se trata esto? Bueno, el que plantó es Dios, y la viña es Israel. Los labradores son líderes religiosos, aquellos a quienes se les dio cuidado de la gente, los mismos que dirigieron la operación del Templo que Jesús acababa de asaltar, los mismos que estaban a su alrededor en el momento en que Él enseñó esto. El largo viaje es la era del Antiguo Testamento, la historia del Antiguo Testamento. Entonces Dios elige un pueblo, una vid, una viña; entrega esa viña a los líderes religiosos de Israel, comenzando con los patriarcas hasta los escribas y fariseos de la época de Jesús.

¿Y la época de la cosecha? Esas son las temporadas apropiadas cuando Dios espera una cosecha espiritual. Espera buenas uvas, Isaías 5; pero obtiene uvas agrias. ¿Quiénes son los esclavos? ¿Quiénes son a los que Él envía? Profetas del Antiguo Testamento enviados a Israel para que la nación escuchara de Dios, llamar a la nación a producir fruto espiritual y obediencia.

Estos esclavos son todos aquellos que Dios envió a su pueblo, llamándolos a la justicia, a la santidad, al arrepentimiento y a la obediencia; en realidad, desde Moisés hasta Juan el Bautista. ¿Y qué hicieron ellos? Bueno, la historia de Israel se lo dice a usted. Lee el Antiguo Testamento: los golpearon, los trataron con vergüenza, los hirieron, los echaron, los golpearon en la cabeza, los mataron. Según Justino Mártir, Isaías fue cortado por la mitad por su propio pueblo. Jeremías fue constantemente maltratado y arrojado a un pozo. La tradición dice que finalmente fue apedreado hasta la muerte. Ezequiel fue maltratado. La tradición dice que él fue asesinado por un israelita al que él reprendió. Amos tuvo que huir por su vida. El sacerdote Zacarías fue rechazado y apedreado. El profeta Micaías recibió un puñetazo en la cara. Así es como fueron trataron, no solo en raras ocasiones, sino que los trataron de manera regular de esa manera.

Sólo el capítulo veinticinco de Jeremías, por un momento, y el versículo 4, Y envió Jehová a vosotros todos sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre; y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles y adorándoles, ni me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos; y no os haré mal. Pero no me habéis oído, dice Jehová, para provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro.”

“Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: Por cuanto no habéis oído mis palabras, he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores, y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré, y los pondré por escarnio y por burla y en desolación perpetua. Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada, ruido de molino—y eso significa moler, hacer comida— y luz de lámpara. Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años”. Isaías estaba dando el mensaje de juicio, y Jeremías completó los detalles.

En Mateo capítulo 23, y simplemente permítame leerle una sección del versículo 29: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los dias de nuestros padres no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas.” Esta es la generación de Jesús que dijo: “No habríamos matado a los profetas.”

Así que dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas, vosotros también llenáis la medida de vuestros padres, serpientes, generación de víboras, ¿cómo escaparéis de la condenación del infierno? Por tanto aquí yo os envío profetas y sabios y escribas y de ellos a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad, para que vengan sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien mataste entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.” Ustedes no son mejor que alguna generación anterior.

Ahora de regreso a Marcos 12. ¿Quién es el hijo amado? Esto es inconfundible, esto es inequívoco: el mismo amado de Isaías 5: 1. Tenía uno más que enviar: Su Hijo amado. “Este es mi Hijo amado”, dijo en el bautismo de nuestro Señor. “Este es Mi Hijo amado”, dijo en la Transfiguración. Él es distinto de todos los demás mensajeros. No es un sirviente, no es un esclavo; Él es un Hijo. "Quizás lo respetarán a Él". No. No, lo asesinaron. "Matémoslo," versículo 7, “¡la heredad será nuestra!"

"Tomándole", versículo 8, "le mataron y le echaron fuera de la viña". Lo echaron de su nación. Incluso podría referirse a Él siendo crucificado fuera de la ciudad. “¡La herencia será nuestra! Deshagámonos de Él y mantendremos nuestra administración sobre el reino de Dios.” ¿En serio?

“¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y destruirá a los labradores, y dará la viña a otros” y ellos dirían lo mismo. La venganza vendrá; tenía que venir, y así fue: en el 70 d. C., la muerte de decenas de miles de judíos. El templo nunca se reconstruyó, el sacerdocio nunca se recuperó. Sin sacrificios, sin ceremonias, sin saduceos, sin fariseos, sin sacerdotes, sin sumo sacerdotes hasta el día de hoy, todo el sistema terminó, se acabó. Y el dueño se lo dará a otros.

Permítame tan solo llegar a una conclusión. ¿Quiénes son los "otros"? Los próximos custodios del reino, los próximos custodios de la verdad de Dios, los próximos custodios de la ley y los profetas y los pactos y las promesas mencionadas en Romanos 9. ¿Quiénes son los próximos custodios? Los apóstoles. Y la primera iglesia se reunió y estudió la doctrina de los apóstoles. ¿Quiénes son los próximos custodios? Los apóstoles y los discípulos de los apóstoles. Ellos son los nuevos administradores del reino.

Y les llegará la revelación de Dios. Jesús les dice en el aposento alto el jueves por la noche que el Espíritu de Dios vendrá y les recordará todas las cosas y los conducirá a toda la verdad. Ellos serán los custodios del resto de la revelación divina. Los apóstoles y aquellos asociados con los apóstoles recibieron entonces la verdad divina que ahora es el Nuevo Testamento. Ellos son los verdaderos custodios y fueron fieles. Y, por cierto, ellos prácticamente todos fueron martirizados. Se convirtieron en los custodios. Y nosotros estudiamos la doctrina de los apóstoles.

Ahora, ¿es ese el final de la historia? No, ese no es el final de la historia. Mire el versículo 10. La historia no termina con un hijo muerto. “¿Ni aun esta escritura habéis leído?” —La leí antes, Salmo 118 - “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo; el Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos" El Hijo es la piedra del Salmo 118. El Hijo es la piedra. Y la piedra desechada que se convierte en piedra angular principal requiere una resurrección; y la resurrección es lo que suscita la declaración del Salmo 118: "Esto vino de parte del Señor, y es maravilloso a nuestros ojos”.

Pedro recogió esto, especialmente Pedro, Hechos 4:10, “Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre –que acababa de ser curado – está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.” Y después esta gran afirmación: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” El Hijo que era el amado, el Hijo que fue asesinado es la piedra.

El Hijo es la piedra: Cristo. El que es el dueño de la viña es Dios, y la viña es su pueblo Israel. Ellos fueron brutalmente blasfemos contra Él. Ellos mataron a los profetas, mataron al Hijo y Dios tiene que traer nuevos administradores. Esos son los apóstoles y ellos nos dan la verdad, incluyendo la resurrección; y seguimos la enseñanza de los apóstoles como se revela en el Nuevo Testamento.

Entonces, ¿cómo se aplica eso a nosotros? Lo que estaba diciendo la semana pasada cuando estaba cubriendo algunos de estos pasajes es que puede ser demasiado tarde para una generación de personas. Demasiado tarde para la Israel del siglo VIII a. C., demasiado tarde para la Israel del primer siglo d.C. Pero puede ser demasiado tarde para toda nación. Hechos 14, Dios dice que permite que todas las naciones sigan su propio camino.

¿Cómo sabe cuándo una nación ha pasado el punto en el que la salvación es posible para un pueblo? Bueno, Romanos 1; hemos hablado de ello. Romanos 1, ira: “Dios los entregó” a la inmoralidad sexual. “Dios los entregó” a la homosexualidad. “Dios los entregó” a una mente reprobada, una mente que no funciona. Entonces, cuando usted ve a una nación inmersa en el pecado sexual, afirmando de manera generalizada la homosexualidad y la locura de una mente reprobada, donde hacen leyes para criminalizar la rectitud y legalizar el mal abierto, usted que esa nación está bajo juicio.

Y el mensaje para esta nación, nuestro mensaje para esta nación, si le dice al Señor: “Heme aquí, envíame a mí", el mensaje es este: “Es demasiado tarde para la nación; estamos bajo juicio.” Pero no es demasiado tarde para los elegidos porque, como dice Romanos 11, algunos son escogidos; ellos pueden creer, ellos van a creer cuando nosotros proclamemos el evangelio.

¿Cuál es nuestro mensaje para esta nación? "Están bajo juicio. Es demasiado tarde, el juicio ha desatado el juicio. Pueden oír, pero no entender. Pueden ver, pero no percibir. Su corazón puede verse atraído pero endurecido por Dios. Pero Dios tiene a su pueblo.” Entonces advertimos porque no sabemos quiénes son esas personas, y también ofrecemos la gracia del evangelio; ese es nuestro llamado. Demasiado tarde para una nación, no demasiado tarde, no demasiado tarde para los escogidos.

Padre, te agradecemos por Tu Palabra. No es oscura; no es difícil de entender; es tan clara como el cristal. La salvación es por gracia; y en el momento actual un remanente, según Tu elección de gracia, está siendo reunido. Lo que la mayoría podría estar buscando no se alcanza; pero los que fueron escogidos lo alcanzaron, y los demás fueron endurecidos. Realmente es una realidad aterradora, que recuerda al Diluvio, en el que Noé durante 120 años, un predicador de justicia, le advierte al mundo del juicio. Y después de 120 años de advertencia, solo hay ocho almas que escapan.

Esta es la historia de la humanidad. La gente endurece su corazón por tanto tiempo que van más allá de un punto y se vuelve demasiado tarde. Esa es ciertamente la historia de todas las naciones, y también de la nuestra. Pero que clamemos con advertencia del juicio existente y del juicio mucho peor que está por venir en vida después de la muerte, y que llamemos a los pecadores a que se arrepientan y crean, y les digamos que no hay salvación en ningún otro que no sea Jesucristo. Él es el Hijo, la piedra rechazada, resucitada y en el único en quien está la salvación.

Gracias por tu gracia para nosotros. Y te pedimos que nos uses para llamar a los tuyos a Ti, porque no pueden venir a menos de que escuchen el mensaje acerca de Cristo. Que eso siempre esté en nuestros corazones y labios, oramos, por Su causa. Amén.

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