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Esto va más allá de lo abrumador. Yo había preparado algo que decir, no sé si puedo recuperarme en este punto. Mi corazón y mente están inundados con tantos pensamientos increíbles después de éste tiempo increíble juntos. Gracias a todo el mundo. Gracias a Michael y gracias a todos aquellos de ustedes que hicieron esto posible, aquí en Grace Church. Yo soy una persona bendecida de manera singular, no tengo idea porque el Señor me escogió y me preparó y me puso en ésta dirección, me colocó en la familia en la que me colocó e hizo que estuviera en contacto con esta iglesia cuando estaba en mis veintes, realmente demasiado joven para la responsabilidad, pero aquí estaba el 9 de febrero de 1969, sin idea en absoluto de lo que el futuro traería, pero sabiendo que quería enseñar la Palabra de Dios.

Ningún pastor, no me puedo imaginar, jamás ha tenido un ministerio pastoral más maravilloso que aquel que el Señor me ha dado a mí. No es algo que me he ganado, no es algo que merezco, el Señor ha superado mis debilidades y mis fallas, y me ha bendecido de manera singular a pesar de ellas, al traerme aquí. Nunca he tenido, ni en una milésima de segundo un deseo por estar en ningún otro lugar, éste es mi hogar, ésta es mi vida, ustedes son mi amor, ustedes son mi gozo y corona de gozo, y compartiremos ésta comunión para siempre en el cielo. Vamos a dejar que otros allá arriba nos acompañen, pero vamos a estar juntos ahí.

Les doy gracias por ser mi vida, por todos sus regalos y sus dones, y todos sus sacrificios, todo su amor, toda su preocupación por mí. No puedo imaginarme una vida más maravillosa. Ha tenido sus desafíos, algunos que yo he producido, pero el Señor ha estado a nuestro lado, ¿no es cierto? en medio de todos estos desafíos. No teníamos idea de la dirección a la que iría éste ministerio y el Señor ha bendecido sus esfuerzos. Yo regreso, me pongo de pie en este púlpito, semana tras semana, todos estos años, y ustedes toman el ministerio y lo esparcen por todo el mundo. Así es como el cuerpo de Cristo debe de funcionar.

Entonces, en primer lugar, gracias a ustedes, gracias a todos los voluntarios, y de nuevo una gratitud en especial a Michael por estar detrás de toda esta expresión maravillosa de amor. Tengo que decirle al regalo más maravilloso que Dios jamás me dio, a mi esposa Patricia: “Gracias querida, te amo hasta la muerte. Creo que tú lo sabes.” Una cosa es que se te predique los domingos, otra cosa es que se te predique diariamente. Entonces, ella ha demostrado mucha gracia. Cuán bendecido soy yo por tener a mis hijos y a mis nietos, inclusive aquí el día de hoy. Los amo a todos ustedes. Les doy gracias al Señor por todos ustedes. Es un gozo tener a mi hermana y a su marido con nosotros esta mañana, Jeannette, y muchos otros amigos, algunos de los cuales he visto, y algunos de los cuales no he visto porque Michael me ha mantenido encerrado toda la mañana, y espero que pueda ver a todos ustedes pronto.

Ésta no es una jubilación, estaré de regreso el próximo domingo, y estaremos en 2 Tesalonicenses. Realmente solo quería en ésta mañana, apuntarlos a la Palabra de Dios, porque lo que todos hemos experimentado es la obra de la Palabra. Y ese es el tema apropiado para nuestra celebración. Ahí hay un texto que ha sido señalado con respecto a esto, es 2 Timoteo capítulo 3, pueden acompañarme ahí. Únicamente voy a hacer una especie de referencia general a este texto y después van a haber otras porciones de la Escritura que quiero presentarles.

En 2 Timoteo capítulo 3, y en el versículo 14, leemos la Palabra de Dios, “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo que quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la Palabra; que instes a tiempo y a fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”

Permítame detenerme ahí, y decir que ese versículo 2 ha sido mi mandato de por vida, “que prediques la Palabra”, predica la Palabra tiempo y fuera de tiempo, eso significa todo el tiempo. Y eso es lo que me he esforzado por hacer. Y yo llego a este púlpito un domingo, y a lo largo de estos años he predicado dos o tres y a veces cuatro veces en un domingo. Y en los primeros años comenzaba el miércoles, otras veces a lo largo de este medio siglo he predicado por todo este país y realmente por todo el mundo, y siempre he predicado la Palabra. Siempre he abierto la Palabra de Dios, realmente nunca tengo nada que decir que sea importante que salga de mí, yo estoy con un cargo solemne, o que se me ha mandado en la presencia de Dios y Cristo Jesús, quién juzgará a los vivos y a los muertos. Y eso me incluye a mí, en su manifestación y en su reino.

Y se me ha mandado predicar la Palabra, entonces me he esforzado por hacer eso conforme a lo mejor de mi capacidad. Estoy agradecido porque ésta iglesia me ha permitido tener el tiempo para prepararme, para pasar tres o más días cada semana de este medio siglo, simplemente estudiando la Palabra de Dios. Y ahora les puedo decir que no ha habido ningún momento de cansancio en la Palabra de Dios. He tenido momentos de cansancio con mi propia debilidad, he tenido cansancio con algunos de los desafíos, he tenido cansancio con algunas de las personas que son difíciles, algunos de los retos que enfrentamos. Nunca me he cansado de la Palabra de Dios, da vida. Y ha hecho eso en nuestra iglesia.

Entonces, quiero tomar algunas palabras de David, del Salmo 138, “Te daré gracias con todo mi corazón, cantaré alabanzas a ti, me postraré hacia tu templo santo, y te daré gracias por tu misericordia y tu verdad; porque tú has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas.” Dios ha exaltado Su Palabra al mismo nivel de Su Nombre. Cuando exaltamos Su Nombre lo exaltamos a Él. La verdadera adoración es la exaltación de la Palabra de Dios, y hemos eso hecho juntos por medio siglo. La historia de ésta iglesia no es la historia de un hombre, no es el resultado del trabajo de un hombre, no es el trabajo de muchos hombres y muchas mujeres. Si se fuera a contar la historia de ésta iglesia realmente es la historia de la obra de la Palabra de Dios mediante el Espíritu de Dios, como Martin Lutero lo dijo, “No hice nada, la Palabra lo hizo todo.”    

La Escritura ha dominado los púlpitos y los salones de clase y las pláticas, y los hogares y las vidas de ésta congregación durante medio siglo. Y hemos experimentado la realidad de las palabras de Isaías, “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir y dar semilla al que siembra y pan al que come, así será mi Palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada para aquello para lo que la envié.” ¡Cuán maravilloso es saber eso! Qué cuando proclama la Palabra de Dios, Dios ha predeterminado lo que hará con ella, sabemos cuál es la obra de la Palabra, como lo acabamos de leer; produce salvación, produce santificación, produce crecimiento espiritual, llena el corazón de esperanza, llena de verdad la mente y la vida, capacita para vivir esa verdad.

En Hechos 20:32, el apóstol Pablo le dijo a los ancianos en Éfeso, “Y ahora os encomiendo a Dios, y a la Palabra de su gracia, la cual tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.” La Palabra de Dios puede edificarlos, y eso es lo que hemos visto en estos 50 años. En 1 Tesalonicenses 2:13, Pablo escribe, “constantemente le agradecemos a Dios porque cuando recibisteis la Palabra de Dios, la cual oísteis de mí, la recibisteis no como la palabra de los hombres, sino por lo que realmente es, la Palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los que creéis.” Hebreos 4:12 dice, “La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.”

Como iglesia, hemos llegado a creer que la Palabra de Dios es revelación divina, toda la Escritura es inspirada por Dios. Hemos llegado a creer que esa revelación fue colocada mediante las mentes de los escritores de la Escritura, de tal manera que los hombres no escribieron sus propias ideas, sino que hombres santos fueron movidos por el Espíritu Santo a escribir la Escritura. Hemos llegado a la convicción a partir de estudiar la Escritura, de que la ley de Jehová es perfecta, no tiene error. Que como Proverbios 30 dice, “Toda palabra de Dios es limpia.” Hemos llegado a la convicción de que tiene autoridad, como dice en Isaías 1 y versículo 2, “Oíd cielos, y oye oh tierra, porque habla Jehová.” Cuando Dios habla, escuchamos.

Hemos descubierto que la Palabra de Dios es suficiente, cubre todo lo que podemos llegar a necesitar. Nunca podría cerrar este día sin leer esa revelación del Salmo 19, versículo 7, “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma. El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón. El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre. Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.” Esa es la suficiencia de la Escritura.

Hemos llegado a entender que la Biblia también es algo que define. Inclusive, determinante. El que es de Dios oye las palabras de Dios, vosotros por tanto no las oís porque sois de Dios. Aquellos que le pertenecen a Dios, oyen la Palabra de Dios, tienen hambre de ella. Aquellos que no tienen interés en ella, no son de Dios. Hemos llegado a creer que la Biblia es clara, que como el Salmo 119 dice, “lámpara es a nuestros pies la palabra, y lumbrera a nuestro camino.” Y hemos llegado a descubrir que la Biblia también en ultimas satisface. Encontramos en ella, lo que Juan dice, “estas cosas os he escrito para que vuestro gozo sea completo.” Encontramos nuestro gozo en la Palabra de Dios.

Llegamos domingo tras domingo, tras domingo, la Palabra de Dios es fuerte y poderosa y penetrante y nos convence de pecado, reprensión, y hay restauración. Hay convicción de pecado, y hay consuelo. Pero hay gozo en todo esto. Encontramos nuestro gozo en la Palabra de Dios. Podría desglosar como pensamos acerca de la Palabra de Dios, en cuatro términos simples: reconocimiento, sabemos lo que significa; convicción, creemos lo que dice; sumisión, la obedecemos de manera dispuesta; y la última, afecto, la amamos, amamos la Palabra de Dios.

Salmo 1 dice, “Bienaventurado el hombre que no anduvo en consejos de malos, ni estuvo en caminos de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley de Jehová está su delicia.” Eso nos definiría a nosotros, nuestro deleite está en la ley de Jehová. No estamos aquí para ser entretenidos, no estamos aquí para ser una audiencia de algún tipo de show que se presenta aquí arriba. Estamos aquí para que se nos alimente con la Palabra de Dios, porque nos deleitamos en eso. Salmo 40, versículo 8, dice, “me deleito en hacer tu voluntad, oh mi Dios,” ¿Por qué? “porque tu ley está escrita en mi corazón.” Es un deleite del corazón, no es la experiencia de un momento. No es que de alguna manera hay un levantamiento emocional cuando se aparece aquí usted el domingo, vivimos en el deleite de la Palabra de Dios, emana desde lo profundo de nuestros corazones, y ese es el caso todo el tiempo. Y es amplificada de manera emocionante cuando nos congregamos como el día de hoy. Y esa es la razón por la que cantamos como cantamos, no cantamos acerca de nosotros mismos, cantamos acerca de la Palabra de Dios, y todo lo que está revelado ahí. Cantamos con gozo.

Salmo 119, versículo 97 lo resume, “Oh, cuanto amo yo tu ley.” ¡Oh cuanto amo yo tu ley! “es mi meditación todo el día.” Así es cómo vivimos nuestras vidas, ¿no es cierto? Salmo 19:10, “Tus palabras me son más preciadas que el oro fino y dulces más que la miel, y que la que destila del panal.” Job dijo, “He atesorado las palabras de su boca, más que mi alimento necesario.” Amamos la Palabra de Dios.

1 Juan capítulo 5, lo expresa. Juan escribe, “Por esto sabemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos, porque éste es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos.” Amamos la ley, amamos obedecer la ley de Dios, amamos proclamar la Palabra de Dios, esa es la razón por la que, desde ésta iglesia, la Palabra de Dios ha cubierto la tierra. Jesús le estaba hablando a sus discípulos en Juan 6, y él dijo, “después de que la multitud lo había dejado, ¿acaso queréis iros también vosotros? A lo cual Pedro respondiendo en nombre del grupo entero dijo, ¿a quién iremos? Tú, y solo tú tienes palabras de vida eterna.” No hay otro lugar dónde acudir. No hay nadie más con las palabras de vida eterna.

Esa es la razón por la que Grace Church es lo que es, esa es la razón por la que ustedes están aquí. Yo sé porque viene la gente a esta iglesia, y se por qué no vienen. Viene porque sus almas anhelan los gozos de la Escritura, que satisfacen. No vienen porque eso no les interesa. Somos el pueblo de Dios, somos una iglesia redimida, espiritualmente viva, que tiene hambre de su Palabra, porque solo la Palabra alimenta nuestras almas, satisface nuestros anhelos, y nos conforma al Cristo que amamos. Somos lo que somos no por un hombre, somos lo que somos, por un libro, la Escritura.Y debido a que estamos tan inmersos en la Palabra de Dios, entendemos la doctrina, y entendemos la adoración, entendemos la virtud espiritual y entendemos la vida espiritual, y el ministerio espiritual. ¿Adónde va la gente para encontrar eso? Sólo está disponible cuando la Palabra de Dios domina. Amamos la Biblia.

Ahora, ¿Por qué es el caso? ¿es porque de alguna manera somos más inteligentes que otras personas que van a la iglesia? ¿es porque de alguna manera somos más espirituales? ¿cuál es la razón por la que tenemos éste amor? Permítame comenzar al pedirle que vean el primer capítulo de 1 Tesalonicenses. Aquí está un punto inicial para responder esa pregunta. ¿Por qué amamos la Palabra como la amamos? ¿Por qué lleva a cabo su obra en nosotros como lo hace? Pablo, escribiéndole a los tesalonicenses en el capítulo 1, vamos a comenzar en el versículo 2, dice: “Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro, de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor, y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. Porque conocemos hermanos amados de Dios, vuestra elección.”

Mmm… ¿cómo llegamos a hacer lo que somos? ¿cómo nos volvimos una iglesia como Tesalónica? Y con frecuencia digo que, Grace es una iglesia como la iglesia de los tesalonicenses. ¿Cómo pasó esto? ¿Cómo nos volvimos un grupo de personas que hacen la obra de fe, y el trabajo de amor, y la constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo y en la presencia de Dios, y Padre? Porque fuimos elegidos. Fuimos elegidos. Versículo 5, “porque el evangelio no llegó a nosotros en palabras solamente, sino también en poder en el Espíritu Santo y en plena certidumbre.” ¿Por qué? porque fuimos elegidos. Versículo 6, “Y vosotros os volvisteis imitadores de nosotros y del Señor, habiendo recibido la palabra en mucha tribulación, con gozo del Espíritu Santo.”

¿Cómo es que eso sucedió? Fuimos escogidos. “Ustedes se volvieron un ejemplo a todos los creyentes en Macedonia y en Acaya.” Y en el versículo 8 dice, “y más allá de eso, en todo lugar.” ¿Cómo sucedió eso? Porque fuimos escogidos. Versículo 9, “se volvieron de Dios a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero.” ¿Cómo sucedió eso? Fuimos escogidos. Versículo 10, “estamos esperando a su Hijo del cielo, a quien resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.” ¿Cómo es eso posible? Fuimos escogidos.

Pablo nos ayuda a entender algo de eso en 1 Corintios capítulo 1, entonces veamos eso por tan solo unos cuantos momentos, de manera breve. En esta porción tan rica de la Escritura comenzando en el capítulo 1, versículo 18 hasta el capítulo 2, tenemos un contraste entre aquellos que no tienen hambre de la Escritura, aquellos que no creen en la Biblia, y aquellos que sí. Y simplemente tocándolo de manera superficial, lo que éste gran texto dice, aquí está la razón por la que los no-cristianos, los no-creyentes no aceptan la Biblia. Versículo 18 dice: “Porque la palabra de la cruz”-el mensaje divino, el centro del cual es la cruz y Cristo-“es locura para ellos.”

El mensaje es irracional. El término griego es morón, es torpe, no es apto para la razón humana, ésta idea de un judío crucificado, crucificado por los romanos, siendo Dios, el Dios eterno, el creador del universo, después resucitando de los muertos, siendo el único salvador en el mundo, el único Dios verdadero, el único redentor verdadero, por lo tanto, el cristianismo es la única religión verdadera, las demás son mentiras del infierno. Para la mente no regenerada, eso es irracional. Eso no es razonable.

La gente no cree en segundo lugar porque la verdad no solo no es razonable, sino que es inalcanzable. Observe el versículo 19, “porque escrito está, destruiré la sabiduría de los sabios, y la astucia de los astutos haré a un lado.” En otras palabras, no puede usted llegar a esta verdad, al ser sabio y astuto. “¿Dónde está el sabio?” Versículo 20, “¿dónde está el escriba? ¿dónde está el disputador de éste siglo? ¿acaso Dios no ha hecho locura la sabiduría de éste mundo? Porque debido a que en la sabiduría de Dios el mundo mediante su sabiduría no lo conoció, le agradó a Dios mediante la locura del mensaje predicado, salvar a aquellos que creen.” La gente por sí misma, en el mundo, no puede alcanzar éste conocimiento. La Palabra de Dios es irracional, es inalcanzable. Jeremías dijo, “El hombre sabio, he aquí, han rechazado la palabra del Señor.” Entonces, ¿qué sabiduría tienen?

En tercer lugar, inclusive, no atractivo. El mensaje no es lo que la gente está buscando. Versículo 22, “los judíos piden señal, los griegos buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos tropezadero, y para los gentiles, locura.” El mensaje no es atractivo, quieren algo más filosófico, el gentil. Los judíos, quieren una señal, una señal en el cielo, por así decirlo. Porque ni siquiera la señal de la resurrección los convenció. No ofrecemos señales. Y ésta no es algún tipo de filosofía compleja, erudita, esotérica, que puede atraer a los intelectuales. No, éste mensaje, éste mensaje simple de la Palabra de Dios, el tema es salvación y la persona primordial es Jesucristo. En toda la Escritura esto es irracional, inalcanzable, esto también no es atractivo.

Y después para añadir a la dificultad, sus promotores, nosotros los cristianos, no somos sorprendentes. Observe el versículo 26, “Pues mirad hermanos vuestra vocación,” el llamado, de nuevo un recordatorio de que somos salvos, porque fuimos llamados, fuimos escogidos, fuimos llamados, llamados por Dios, ese es un llamado eficaz a la salvación. “Considerad vuestra vocación que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte, y lo vil del mundo, y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es para deshacer lo que es.”

No solo estamos trabajando con un mensaje, que es ofensivo, sino muchas personas no sorprendentes están llevando éste mensaje. ¿No habrá sido mejor que Dios hubiera decidido traer a sí mismo a los eruditos, a la élite, a los bien conocidos, a los poderosos, los influyentes, los preparados? Pero, no hizo eso. “no muchos sabios, no muchos poderosos, no muchos nobles.” No muchos, tres veces. La mayoría de los creyentes no son impresionantes, no son sabios, no son poderosos, no son nobles, no tienen influencia. La mayoría de nosotros no tenemos poder, “no noble” significa nacidos en buen cuna. No nacimos en una familia de rango social. No tenemos rango social, somos necios, no preparados, somos débiles, no influyentes, también somos lo vil, versículo 28 dice, “vil” ¿Qué significa eso? Vil significa, es agenês, significa “no nacimiento”, insignificantes, peor que eso, somos las cosas que no son, lo que no es. Eso es del verbo aimi, ni siquiera existimos. Desde el punto de vista del mundo, no existimos.

Entonces, usted tiene un mensaje irracional, un mensaje no atractivo, personas no sorprendentes comunicando el mensaje. E inclusive, los predicadores, en quinto lugar, no están a la moda. Observe el capítulo 2, “Así que hermanos cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras, o de sabiduría, pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna, sino a Jesucristo y éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad y mucho temor y temblor. Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios.” Todo parece ir en contra de nosotros. No somos oradores, no somos los famosos, no somos lo influyentes, no somos los poderosos, no somos los filosóficos, no somos los intelectuales, somos no sorprendentes y la sociedad nos ve así.

Hay un historiador que ha escrito siete volúmenes acerca de la predicación, y tiene una sección acerca de mí. Siete volúmenes acerca de la historia de la predicación y quiero que oiga usted lo que él escribió de mí. Esta es una cita, “La retórica de MacArthur está fuera de moda de manera total, pero quizás él sabe algo que el resto de nosotros no conocemos. ¿Por qué es que tantas personas escuchan a MacArthur, este producto de todas las escuelas equivocadas? ¿Cómo él puede llenar una iglesia el domingo por la mañana en una época en la que la asistencia a la iglesia seriamente ha decrecido? Aquí está un predicador que no tiene nada de bueno en su personalidad, ni se ve atractivo, ni tiene carisma.” ¡Muchas gracias!

“Aquí hay un predicador que no nos ofrece nada en la manera de un paquete sofisticado homilético. Nadie sugeriría que él es un maestro en el arte de la oratoria. Lo que él parece tener es un testimonio de la autoridad verdadera. Él reconoce en la Escritura la Palabra de Dios, y cuando él predica, es la Escritura lo que uno oye. No es que las palabras de John MacArthur son tan interesantes como lo es que la Palabra de Dios es de un interés que lo sobrepasa todo. Esa es la razón por la que escuchamos.”  Creo que lo entendió, podría haber sido un poco más amable en el proceso.

Entonces, usted entiende, mientras que hay muchas personas que con gusto están felices por escuchar mi enseñanza, la perspectiva del mundo es que no hay nada en mí en absoluto que haga que eso suceda. Por todas estas razones la gente no cree la Biblia. Y usted puede añadir la realidad de la razón caída, la oscuridad natural, la ceguera satánica, el aislamiento divino, y la gente no cree en la Biblia. Y aquellos que tienen alguno tipo de aceptación tácita de la Biblia no tiene hambre por sus verdades, y no encuentran gozo en sus profundidades.

Entonces, ¿por qué creemos? ¿por qué creemos? Aquí viene, capítulo 2, versículo 6, “Sin embargo hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez.” Aquí está la primera razón, porque somos maduros. ¿Qué significa esa palabra? Teleios, completo. ¿Por qué creemos? Porque estamos completos. Estamos desarrollados en plenitud, somos desarrollados por Dios y hemos llegado a ser por eso personas únicas. Como usted sabe, la gran pasión del ministerio de Pablo en Colosenses al final del capítulo 1, él dice esto, “A quien proclamamos” refiriéndose a Cristo, “amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar a todo hombre completo en Cristo.” Y entonces, si estamos en Cristo, estamos completos. Esa es la primera razón por la que amamos la Escritura. En Él, dice Colosenses 2, estamos completos, y en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, y nosotros estamos completos en Él.

En segundo lugar, creemos la Biblia, porque versículo 7, hemos sido predestinados a creerla. “Hablamos la sabiduría de Dios en un misterio. La sabiduría oculta que Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.” ¿Vio usted eso? ¿Sabe usted porque cree en la Biblia? Porque Dios antes de que el tiempo comenzara predestinó que usted la creyera. Regrese al versículo 27, en el capítulo 1, Dios escogió, Dios escogió. Versículo 28, Dios escogió. Versículo 30, “más por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.” Es por lo que Él hizo, Él escogió, Él predestinó, Él llamó, y el escogió a un tipo específico de personas, Él escogió a lo necio, lo débil, lo vil, lo menospreciado, los que no son nadie, para que nadie se jacte delante de Dios.

No creemos que, porque somos más inteligentes que otras personas creemos, porque hemos sido hechos completos en Cristo, porque somos los predestinados, y somos predestinados a la gloria eterna. La predestinación antes de que el tiempo comenzara tenía en mente la gloria eterna después de que el tiempo terminara.

En tercer lugar, versículos 8 y 9, creemos porque lo amamos. En tercer lugar, versículos 8 y 9, porque lo amamos. Versículo 8, “la sabiduría que ninguno de los príncipes de este siglo entendió, porque si lo hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de gloria.” Hicieron eso porque lo odiaban, pero como está escrito: “cosas que ojo no ha visto, ni oído ha oído, no son visibles mediante alguna metodología empírica. La verdad divina no puede ser conocida empíricamente, y que no han entrado al corazón del hombre. La verdad divina no puede ser conocida de manera instintiva, intuitiva, internamente, no está disponible, pero Dios la ha dado para aquellos, al final del versículo 9, que lo aman. Hemos sido hechos completos en Cristo, hemos sido predestinados para la gloria eterna, nosotros lo amamos. Nosotros lo amamos a Él, porque Él nos amó primero. Esa es la razón por la que creemos.

En cuarto lugar, porque hemos recibido al Espíritu Santo, versículo 10, “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. ¿Por qué quien de los hombres sabe las cosas del hombre sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, y en el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu que proviene de Dios para que sepamos lo que Dios nos ha concedido. Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” En todo versículo, dice que somos enseñados por el Espíritu, somos enseñados por el Espíritu, somos enseñados por el Espíritu. Se nos ha dado al Espíritu Santo.

1 Juan 2, dice que Él es una unción que tenemos de Dios de tal manera que no necesitamos depender de la sabiduría humana. Pablo le dice a los Gálatas, “fue el deseo del Señor, le agradó al Señor revelar a Su Hijo a mí.” Y después Dios nos dio al Maestro de la verdad, al Espíritu Santo, para vivir en nosotros, somos el templo del Espíritu Santo, Él vive en nosotros. El Espíritu de Cristo vive en nosotros, esa es la razón por la que entendemos, esa es la razón por la que entendemos la Escritura. Él es el maestro de la verdad, el Autor de la Escritura vive en nosotros y es el intérprete de lo que Él inspiró.

En quinto lugar, Pablo dice, “Porque por lo tanto somos espirituales,” vea los versículos 14 y 15, “pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender porque se han de discernir espiritualmente. En cambio, el espiritual juzga todas las cosas, pero él no es juzgado de nadie.” El mundo no nos entiende, no pueden entendernos, no pueden discernir quienes somos, pero nosotros porque somos espirituales, pneumatikos, porque somos, porque somos capacitados con vida espiritual, ya no estamos en la condición natural caída. Hemos sido hechas, hemos sido hechos nuevas criaturas, hemos, se nos ha hecho nacer de nuevo, regenerados, ahora poseemos vida espiritual, la vida de Dios. Y ahora, y somos anakrinō, juzgamos todo por la Palabra de Dios y por el entendimiento de la Palabra de Dios que nos ha sido dado por el Espíritu Santo.

Y otra cosa, y esto es tan sorprendente, versículo 16, “tenemos la mente de Cristo.” “¿Por qué quién conoció la mente del Señor, para que le instruya? Isaías 40. La respuesta, “pero nosotros tenemos la mente de Cristo.” ¡Qué afirmación tan sorprendente! ¿Por qué amamos la Escritura? porque pensamos como Cristo piensa. ¿Por qué? porque tenemos su mente. ¿Qué significa eso? Como creyente usted no tiene el cuerpo de Cristo, pero usted tiene la mente de Cristo. La única parte de Cristo que está en usted es la mente de Cristo. Literalmente, literalmente, somos la residencia de Cristo. Tenemos su mente, su entendimiento, su juicio, su manera de pensar.

¿Por qué creemos la Biblia? Porque hemos sido hechos completos en Cristo. Hemos sido predestinados para la gloria eterna. Porque hemos sido transformados, de odiarlo a Él a amarlo a Él, como un milagro divino. Porque Él nos dio su Espíritu Santo que es el Autor y el Instructor de la Escritura. Porque Él nos transfirió de lo natural a lo espiritual al darnos vida, y al darnos vida eterna. Y porque Él nos dio la mente de Su Hijo, quien vive en nosotros y sabemos lo que Él piensa. ¿Por qué estamos comprometidos con la Palabra de Dios de esta manera? Por la obra que Dios ha hecho en nosotros. Esa es la razón por la que el capítulo 1, versículo 31 termina con estas palabras tomadas de Jeremías, “El que se gloría, gloríese en el Señor.”

Eso, eso es lo que estamos haciendo el día de hoy, gloriándonos en el Señor. Salmo 34:2 dice, “Mi alma se gloría en el Señor. Óiganlo los humildes y estén gozosos.” Jeremías 9:23 y 24 dice, “No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero dice Jehová.”

Entonces, aquí estamos y toda la adoración es para Dios, toda la gloria es para Dios, toda jactancia es para Él. Si usted se siente como si fuera un espectador que está fuera viendo por una ventana, y usted dice, “no tengo éste tipo de pasión, no tengo éste tipo de amor por la Palabra, no veo eso en mi corazón,” usted necesita orar ésta oración, Salmo 119:18, “Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tú ley.”

Padre, te damos gracias por un día tan maravilloso y lleno de gozo. Realmente la culminación de tantos días de bendición y gozo. Toda la gloria es para Ti. Conforme honramos Tu Palabra, te honramos a Ti, Tú has exaltado Tu Palabra a las alturas mismas de tu propio nombre. Te glorificamos a Ti y te adoramos cuando levantamos Tu Palabra, cuando la entendemos, la creemos, la obedecemos, y la amamos, y después pasamos nuestras vidas proclamándolas. Gracias por la providencia diaria, hora tras hora, por medio siglo, en mi vida, y en la de Patricia, y en la de nuestra familia, y todas las personas preciadas, queridas, sorprendentes, irremplazables que nos han rodeado a lo largo de todos estos años, cuyas vidas Tú has tocado, que fueron predestinados, escogidos y amados, redimidos, apartados para el ministerio, aquí. Inclusive desde este lugar por todo el mundo, todo esto es para Tu gloria, y solo para tu gloria.

Gracias por permitirnos ser testigos de lo que tú has hecho. Te alabamos con corazones agradecidos. Amén.

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