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Obviamente este es un día muy especial en la vida de la familia de nuestra iglesia. Es para nosotros un regreso a lo que más amamos, la comunión de los santos y la adoración de nuestro Señor. Ha habido personas por todo el país y por todo el mundo, que están afirmando que nos estamos reuniendo, agradecidos porque nos estamos congregando, y nos están apoyando y han habido muchas personas que no entienden porque haríamos esto.

Entendemos eso. Entendemos que el mundo no entiende la importancia de la iglesia. El mundo no entiende que no es solo esencial, es la única esperanza de vida eterna para pecadores condenados. La gente está muy preocupada por asegurarse de que las vidas físicas de la gente estén protegidas, y en el proceso, han cerrado lugares en donde hay esperanza para su vida espiritual, ser transformados, y puedan vivir eternamente en la presencia de Dios.

La Biblia es muy clara en describir el mundo de incrédulos. En Efesios 2:1 dice que están muertos en delitos y pecados y son hijos de ira. Efesios 4 dice que viven teniendo el entendimiento entenebrecido, excluidos de la vida de Dios, en la vanidad de su mente debido a la ignorancia que hay en ellos debido a la dureza de su corazón. Nuestro Señor Jesús dijo de personas que están afuera de su reino, que no conocen los misterios del reino de los cielos.

Nuestro Señor dijo en Juan capítulo 3 que aman las tinieblas más que la luz, están haciendo maldad, odiando la luz, no viniendo a la luz por temor de que sus obras sean exhibidas. Jesús añadió en el capítulo 8 de Juan, que los incrédulos no entienden la verdad divina, son incapaces de oír las palabras de nuestro Señor, no creen. En Romanos capítulo 8, el apóstol Pablo dice que la mente puesta en la carne es hostil hacia Dios, no se sujeta a la ley de Dios ni siquiera puede hacerlo y no puede agradar a Dios.

El apóstol Pablo escribió en 1 Corintios 1:18, que aun la predicación del evangelio, la predicación de la cruz es locura para los que se pierden. En su segunda carta a los corintios, en el capítulo 4, Pablo dijo que el evangelio está encubierto para aquellos que están pereciendo, están cegados en su mente por Satanás. Este el diagnostico divino de la condición humana, aislados, separados de la vida de Dios y dirigiéndose hacia la oscuridad eterna.

Esa condición es resumida quizás como en ningún otro lugar en 1 Corintios capítulo 2, permítame leerle unos cuantos versículos. “El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” El hombre natural no percibe las cosas de Dios, pero los que están en Cristo tienen su mente. Entendemos los misterios del reino.

No esperamos que el mundo nos entienda, no esperamos que el mundo entienda cuán importante, cuan esencial lo singularmente importante es que la iglesia que predica, el único mensaje que pueda hacer que la gente se vuelva de Satanás a Dios, y del infierno al cielo. La Biblia nos dice que el mundo no va a entender eso. El evangelio cristiano, el evangelio mismo realmente no es comprensible para aquellos que están en el reino de Satanás. No podemos esperar que entiendan a la iglesia, la Biblia, el evangelio. No podemos esperar que entiendan la realidad de la vida cristiana y la comunión y la adoración. No podemos esperar que sepan que el cristianismo no es un conjunto de reglas, no es un conjunto de ética, no es una lista de conducta moral, o de ideas espirituales o de pensamientos amables, es la adoración del Dios verdadero y Su Hijo el Señor Jesucristo.

Los cristianos verdaderos creen en y aman, y adoran, y sirven al Hijo de Dios, y lo confesamos como nuestro Señor y Salvador. El único Señor y Salvador. Los pecadores deben venir a Él para ser librados de su pecado y juicio. Pero el evangelio no es aceptable para la mente caída, cegados por la condición caída, cegados por el amor al pecado, cegados por las tinieblas impuestas por Satanás, el evangelio y todo lo que contiene no parece ser racional ni aceptable. Creemos en un Dios que se hizo hombre, creemos en el Dios eterno quien murió al morir proveyendo vida eterna a aquellos que estaban muertos. Creemos en el Rey que se volvió esclavo. Creemos en el Soberano que intercambió la corona de gloria en el cielo, por una corona de espinas en la tierra. Creemos en un Juez justo que se volvió un criminal, un Dios Santo que se volvió el Defensor de los pecadores. Creemos en un Ejecutor justo de pecadores, que se volvió su Salvador al recibir su ejecución.

Los cristianos creen en una ley santa que provee libertad total, una libertad gozosa que es una esclavitud a la justicia. Los cristianos creen en un reino en la tierra con una capital en el cielo. Los cristianos creen en un pequeño rebaño de santos innumerables. Los cristianos creen que son miserables expulsados, que se volvieron santos; son enemigos que se volvieron hijos; son esclavos que se vuelven reyes; son pobres que se vuelven ricos; son almas en bancarrota que recibieron riquezas eternas; son rebeldes que se volvieron amigos; son aborrecedores que se volvieron amorosos, incluso amorosos de aquellos que los odian.

Los cristianos creen que son víctimas que se volvieron victoriosos; son fuertes que se regocijan en su debilidad; son los menospreciados que reciben honor; son almas que mueren una vez, pero viven dos veces; son mortales que se vuelven inmortales; son corruptos que se vuelven incorruptibles; son los tristes que tienen gozo eterno. Y todas estas realidades nos han llegado porque el dador de la vida entregó su vida, para que aquellos que están muertos en pecado vivan para siempre. La gloria del evangelio escapa la mente del hombre natural, pero tenemos la mente de Cristo. Estas son las verdades en las que nos regocijamos, y por las que adoramos.

Somos diferentes. Jesús lo expresó de esta manera: “Mi reino no es de este mundo.” Estamos en el mundo, no somos del mundo. Tenemos un Rey y Señor, y Su nombre es Jesucristo. Y la Escritura es muy clara en términos de cómo debemos someternos a nuestro Señor. En Romanos capítulo 10, palabras conocidas: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” La salvación viene a aquellos que confiesan a Jesús como Señor.

¿Qué significa decir que Jesús es Señor? Bueno, una cosa es mencionada en 2 Corintios capítulo 10, podría ser pasada por alto de manera fácil. Dice en el versículo 5: “Estamos derribando argumentos, especulaciones, ideologías, filosofías, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios.” Estamos en este mundo y debemos llevar la verdad para destruir las mentiras. Cualquier mentira que se levante contra el conocimiento verdadero de Dios. Y esto es lo que significa reconocer a Jesús como Señor, estamos llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Decir que Jesús es Señor es llevar todo, comenzando con tus pensamientos y tus actos también. Cautivos a la obediencia a Cristo, obedecemos a Cristo, amamos a Cristo en amor y con gusto lo obedecemos.

Filipenses, capítulo 2, versículo 9: “Por lo cual debido a su muerte y resurrección Dios también le exaltó, esto es a Cristo, hasta lo sumo. Y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús, se doble toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra. Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre.” Dios exaltó hasta lo sumo a Cristo y demandó que todo ser consciente en el universo doble la rodilla a Él como Señor.

De regreso a Efesios, por tan solo un momento, capítulo 1, aquí está la oración del apóstol por nosotros. Versículo 15: “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros haciendo memoria de vosotros en mis oraciones.” Este es el apóstol Pablo, orando por la iglesia. Y, ¿por qué estas orando? “Para que el Dios,” versículo 17, “de nuestro Señor Jesucristo, Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,” oro porque, “los ojos de vuestro entendimiento sean alumbrados, para que sepáis cual es la esperanza que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”

La oración de Pablo por nosotros es que seamos alumbrados para entender que significa ser un cristiano. Y lo que significa ser un cristiano es reconocer que Cristo es Señor sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra no solo en este siglo sino también en el venidero. Y todo está sometido bajo sus pies, incluyendo a la iglesia la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Así como un cuerpo está en sumisión a la cabeza físicamente, así también la iglesia se somete a su cabeza, la autoridad que gobierna, la autoridad del Señor Jesucristo. Ahora y para siempre. El dio al Hijo, observe que dice en el versículo 21, que Él está sobre todo, uperano, híper, súper, súper alto, por encima de todo en este siglo, incluso en el venidero. Eternamente Él es el Supremo, todo está en sujeción a Él.

Juan Calvino dijo: “De esta manera, si alguien nos llama a algún a hacer algo que no es seguir a Cristo, es vacío, está lleno de aire, y por lo tanto sin preocupación despidámoslo.” Jesús es Señor, esa es la confesión del cristiano, ¿no es cierto? siempre la ha sido. Somos sus esclavos, y con gusto, como pastores y ancianos, pastoreamos a Su rebaño. Amamos a Su rebaño, como Él ama a Su rebaño. Nos preocupamos por Su rebaño, como Él se preocupa por Su rebaño. Nos esforzamos por proteger a Su rebaño, como Él protegería a Su rebaño. Y alimentamos a Su rebaño, como Él alimentaría a Su rebaño, debido a que Él hace todas esas cosas a través de Sus pastores que Él ha colocado en la iglesia.  Y esa es la razón por la que el fin del libro de Hebreos, ahí leemos esto en Hebreos capítulo 13, versículo 7, una instrucción a los creyentes: “Acordaos de vuestros pastores que os hablaron la palabra de Dios, considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.”

Entonces, somos los que alimentamos a la iglesia, somos los que somos llamados a vivir una vida de fe que ellos puedan imitar. En el versículo 17, da un paso aún más adelante que seguir su ejemplo y escuchar su enseñanza, dice: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Para que lo hagan con alegría y no quejándose, porque esto no os es provechoso.” Santiago dijo: “Dejen de ser muchos maestros porque recibirán mayor condenación.” Hay una rendición de cuentas como ningún otra para aquellos de nosotros que guiamos a la iglesia. Rendimos cuentas a Dios a Cristo. La manera en la que tratamos a sus ovejas es como tratamos a Cristo, la iglesia es el rebaño del Señor dado al cuidado de pastores, esta es nuestra vida, este es nuestro llamado, esto debemos cumplir.

En ese mismo libro de Hebreos, ahí atrás en el capítulo 10, algo que es esencial para cumplir la responsabilidad de alimentar, de poner el ejemplo y usar la Palabra de Dios para mandar la virtud y conducta del rebaño, está esta afirmación, versículo 24 de Hebreos 10, “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y las buenas obras.” Eso significa que necesitamos estar juntos, “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más cuando ves que este día se acerca.” Entre más se acerca usted al fin del siglo, más significativo es el congregarse. Nadie debe dejar eso.

El hábito de algunos al hacer eso es causa de preocupación profunda. Necesitamos alentarnos unos a otros, estimularnos al amor y a las buenas obras. Cuando nos congregamos debemos tener comunión para hacer esas cosas. Debemos saludarnos unos a otros con expresiones de afecto cálido. Debemos cantar, y ustedes estaban cantando con toda su fuerza. Debemos orar, debemos tener comunión, debemos tomar el pan y la copa en la cena del Señor. Debemos orar, debemos leer la Escritura y debemos oírla proclamada por pastores. Como la iglesia, hacemos esto de manera abierta, porque somos luz en el mundo, debemos cumplir nuestro llamado a adorar, y volvernos la fuerza más fuerte.

De hecho, la única fuerza de verdad y justicia en el mundo. Todo lo demás está encerrado en el reino de las tinieblas. Somos columnas y baluarte de la verdad. Estamos cumpliendo el diseño de Cristo cuando nos reunimos, no solo para nosotros y nuestra adoración, sino para el bienestar del mundo y su condición desesperada. No puedo pensar en algo peor que hacer que el mundo entero esté en temor, y cerrar el único lugar al que pueden acudir para que su temor sea quitado de manera final y total.

Estamos cumpliendo el diseño de nuestro Señor y quiero llevarlos a lo que Él dijo en Mateo 5, en el sermón famoso del Monte. Y quiero hablar de esto un poco. Mateo 5, versículo 13, Jesús hablándole a aquellos de sus discípulos que estaban congregados con Él. Y les dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestra Padre que está en los cielos.”

Esta es la iglesia influenciando al mundo. Esto no es fácil, sabemos que no es fácil porque antes de que nuestro Señor dijera eso, regresen al versículo 10 y vean lo que dijo: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra nosotros mintiendo, gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”

Sí, somos sal y luz en el mundo. Eso no significa que vamos a ser aceptados por el mundo. Entendemos eso. Le mostré porqué. La Escritura nos muestra un diagnóstico del corazón humano que hace imposible que el mundo nos acepte. Esto no va a ser fácil. No va a ser fácil. Somos la fuerza más esencial en todo el mundo, somos, dicho de manera simple, Jesucristo en el mundo. Somos Su cuerpo, la iglesia. Y somos la única sal y luz, la salvación en Cristo nos transforma de ser parte del mundo corrupto que está en estado de descomposición, nos volvemos sal. Somos transformados de ser parte del reino de las tinieblas, al reino de la luz. Somos influencias vivas en el mundo. Somos la única esperanza. Los pecadores no tienen esperanza fuera de la iglesia. Ningún virus debe detenernos.

¿Qué hay acerca de la sal? ¿Qué está diciendo nuestro Señor? Bueno, tomamos la sal más bien a manera ligera, pero los griegos solían llamar a la sal, divina. Homero decía que era divina. En los tiempos antiguos las parejas llevaban la sal a su boda. En Alemania los zapatos de las novias solían ser rociados con sal. Hay un cuento francés de una princesa que acudió al rey, y le dijo: “Su majestad, lo amo como a sal.” Él estuvo enojado y la expulsó del reino, y la historia dice que se le acabó la sal, y se dio cuenta de que esa era una expresión de amor, y la buscó de regreso.

La iglesia católica ha tenido sal santa. Los romanos solían decir nada tiene más valor que el sol y la sal. Los soldados romanos eran pagados en sal. Y si un soldado estaba descuidando su deber, no se le pagaba porque no valía sal. La sal era una señal de amistad, en los tiempos antiguos. Hoy día, incluso, un hombre en el mundo árabe, cuando comparte de la sal de otro hombre en una comida, se coloca bajo la protección y cuidado de ese hombre. Vimos eso, por cierto, con algunos de nuestros militares que fueron protegidos en Medio Oriente.

Si el peor enemigo de un hombre se comía su sal, tenía la obligación de estarlo protegiendo. Se hacían pactos con sal, Dios habla de un pacto de sal con David. Leí de una caravana, de cuarenta y dos mil camellos, muchos camellos, que llevaban sal cruzando por el Sahara. Cada camello llevaba dos bloques de 100 kilos cada uno. Y los camellos viajaron más de quinientos kilómetros, así de importante era la sal. Se pelearon guerras por la sal. La sal era una especie de moneda, la sal es significativa.

Escucha lo que Levíticos 2:13 dice acerca de que la sal sea parte de un sacrificio. “Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes. Y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios. En toda ofrenda tuya ofrecerás sal. Y aquí, Jesús dice, “Vosotros sois la sal del mundo.” ¿De qué está hablando? La sal era usada para sazonar la comida, la sal es usada de manera más importante y así ha sido usada a lo largo de los siglos para preservar. Ezequiel 16 habla del hecho de que los bebés cuando nacían eran frotados con sal para desinfectar al bebé. El viernes por la noche, los judíos metían su pan del día de reposo en sal.

¿Qué está pasando con la sal? Algunos sugieren que podría significar pureza, debido a su propiedad blanca. Algunos piensan que podría significar sabor, que aquello que no tiene sabor no puede ser comida sin sal. Incluso hay un presente bíblico para esto. Ambas cosas podrían ser verdad. Algunos sugieren que tiene que ver con el hecho de que la sal quema, y entonces es una especia de elemento purificador en la sociedad. Otros sugieren que la sal produce sed, y que la función primordial de la sal es producir sed, y si no tienes suficiente sal, no tienes sed, y entonces te deshidratas y puede venir la muerte. Eso sería particularmente verdad en algunos climas desérticos.

Pero creo que cuando ves todo esto, es realmente la naturaleza de preservación de la sal. Vivimos en un mundo, en el sentido de la sal, y la manera en la que la sal ha usado a lo largo de la historia humana para preservar algo de la corrupción. Estamos en el mundo para evitar la corrupción, para refrenar la impiedad. Somos la fuerza para la anti descomposición. La vida santa de los creyentes detiene la corrupción. La refrenamos hasta cierto punto, exhibimos la corrupción de una sociedad que está en estado de descomposición, a través de nuestras vidas, a través del hecho de que no aceptamos conducta abierta, impía, inmoral, pecaminosa, como una norma.

Peleamos contra eso. Retardamos la degeneración moral si estamos actuando como sal. Saca toda la sal, y terminas con la Gran Tribulación. Nuestra presencia debería refrenar el crimen, debería refrenar la maldad, debería callar las palabras viles, los actos impíos. La iglesia es el único agente de preservación en la sociedad. Tenemos que ser metidos en el mundo, eso quiere decir que debemos mezclarnos. Incluso la sal tiene que disolverse para llevar a cabo con su trabajo.

El mundo entero es como un cadáver que está en un estado de descomposición, de putrefacción, imparable. Y somos el único desinfectante moral, espiritual. Debemos influenciar al mundo y no ser influenciados por él. Hay un sentido en el que este es un testimonio silencioso, el poder de la influencia de una vida virtuosa, piadosa en tu familia, en dónde vives, en dónde usted trabaja, en su escuela, en su familia, en su trabajo. El poder de la influencia frena, contiene la corrupción hasta cierto punto.

Pero necesitamos ser más que sal, necesitamos ser luz. Somos la luz del mundo y necesitamos ser colocados sobre un monte. Y esa es la razón por la que estamos aquí, ¿verdad? Este es nuestro monte, para que la luz brille. Este es nuestro llamado. La sal en cierta manera está escondida, la sal opera de manera silenciosa; la luz, de manera abierta, de manera visible, despedaza la oscuridad. La influencia de la virtud piadosa, aunque es silenciosa es poderosa, y refrena, retarda, el esparcimiento de la maldad. Y comienza en el hogar en dónde usted cría a hijos piadosos. Pero la sal no puede cambiar la maldad para que se vuelva buena, solo la luz puede hacer eso. No hay persona creyente que ha hecho que otra persona sea justa mediante la influencia y el ejemplo. Tarde o temprano la luz de la verdad debe brillar. El ejemplo por sí mismo, no va a cambiar al pecador.

La sal en un sentido es negativa, retarda la corrupción. La luz es positiva, despliega, muestra, la verdad, libra de la corrupción. Entonces, somos sal en nuestra virtud, somos luz en nuestro mensaje. ¿Cuál es el peligro? Oh, gran peligro, que la sal pierda su sabor; adquirir una especie de sabor alcalino, se vuelve buena para nada. Y la luz colocada debajo de una canasta no sirve de nada, es inútil. La sal tiene que sal. La luz tiene que ser luz, para la gloria de Dios. Lo que fue dicho de Juan el Bautista fue que era una luz ardiente que brillaba. A lo largo de toda la historia de la obra redentora en el mundo, los gobernantes civiles han trabajado en contra del pueblo de Dios; han buscado colocarse por encima de Dios, abusar su esfera de poder al entrar en el mundo del reino de Dios y tratar de tomar la autoridad.

Faraón abusó de su autoridad sobre Israel y él fue ahogado. Saúl cruzó los límites de su esfera dada por Dios y perdió su trono. Salomón corrompió su reinado con inmoralidad terrible y destruyó el reino. Y de manera subsecuente todos los reyes del norte de Israel fueron malos y fueron diecinueve de ellos uno tras otro que vinieron bajo el juicio de Dios. Catorce de los veinte reyes del reino del Sur de Judá fueron malos, y cruzaron su límite y vinieron bajo la ira de Dios junto con la gente que eran sus súbditos. Nabucodonosor se exaltó a sí mismo por encima de Dios y se volvió un loco. Belsasar se exaltó a sí mismo por encima de Dios y sufrió las consecuencias.

Y eso, por cierto, esos dos reyes nos llevan al libro de Daniel. Cómo leímos Daniel, Daniel desobedeció al rey porque el rey le dijo que desobedeciera a Dios, al no orar. Él solo pidió por treinta días de sumisión, un mandato temporal. Daniel abrió sus ventanas y a lo largo de esos treinta dias oró de manera pública y abierta. El Nuevo Testamento en Hechos 12, presenta a Herodes, el rey quien se volvió soberbio y cruzó sus límites y de manera instantánea fue comido por gusanos. El apóstol Pablo con frecuencia desobedeció a gobernantes que querían que él negara a Jesucristo y dejara de predicar, y se rehusó a hacer eso. Y él fue golpeado con palos y látigos, apedreado, expulsado de una ciudad, colocado en la cárcel, y eventualmente los romanos lo decapitaron por desobedecerlos a ellos, al obedecer a su Dios.

En el libro de los Hechos, y quiero que vean esto por un momento, los apóstoles, después de la crucifixión y resurrección de nuestro Señor, fueron predicando con valentía. Y, si en el capítulo 4 usted retoma la historia, digamos, en el versículo 13, los líderes en Jerusalén les habían pedido que dejaran de predicar. “Entonces, viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras, y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres?” Esta es la Corte Suprema de Israel.

“Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén y no lo podemos negar. Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre;” en el nombre de Jesús. “Y llamándolos les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios.” Ustedes sean los jueces, “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo;” porque temían que el pueblo fuera a responder contra ellos, “porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho.”

Ahí en el capítulo 5, la historia continua con los apóstoles en el versículo 17. “Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano de los apóstoles, y los pusieron en la cárcel pública. Más un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: Id, y puestos de pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.” Regresen a su vida pública y comiencen a predicar. Órdenes del cielo.

“Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entretanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos. Pero cuando llegaron los alguaciles no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; más cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.

“Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en que vendría a parar aquello. Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo. Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.”

Aquí está: “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios ante que a los hombres.” ¿Entendieron eso? Es necesario obedecer a Dios ante que a los hombres. ¿Significa esto que no tenemos responsabilidad alguna hacia nuestros líderes? En absoluto. Dios ha ordenado al gobierno humano para la paz y bienestar de la sociedad temporal, Romanos 13. Debemos reconocer que las autoridades son diseñadas por Dios, debemos someternos a ellas en la esfera en las que Dios ha diseñado que operen. Debemos hacer más que eso, debemos honrarlas, mostrarles respeto, a lo largo de los años hemos hecho eso aquí, continuando haciendo eso con las autoridades de nuestra sociedad.

Damos al César lo que es de César.  Incluso hemos sido llamados 1 Timoteo 2, a orar por su salvación como lo hice esta mañana. No obstante, cuando vienen órdenes a nosotros que contradicen las ordenes de nuestro Rey, tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres. La respuesta a esto ha sido realmente maravillosa. Un argumento continúa siendo presentado, ¿Por qué hicieron esto al principio? Número uno, no conocíamos la extensión de la enfermedad. Se nos dijo que millones iban a morir, simplemente era sensato y racional ser precavidos. Conforme pasó el tiempo, no obstante, descubrimos que el virus no era tan mortal como se predijo, y los mandatos a no congregarnos no se aplicaron a los que protestaron y a las manifestaciones.

Y poco a poco, domingo tras domingo, ustedes seguían regresando. Nosotros no mandamos una orden, ustedes simplemente se aparecían. En las primeras dos semanas, no le prediqué a nadie, le prediqué a Patricia, lo cual es bastante rutinario para mí. Pero ya para la tercera semana, de pronto ya había gente aquí. Y la cuarta semana, y la siguiente semana y aquí estamos. Ustedes siguieron regresando, ¿por qué regresaron? Regresaron porque su corazón clama por estar aquí. Aquí es dónde ustedes viven y se mueven, y tienen su ser. Vinieron porque no tienen miedo, porque Dios cuida de todos nosotros. El Señor nos trajo de regreso, poco a poco, para adorar, tener comunión, para el ministerio, para estudios bíblicos, para grupos de jóvenes, y después esta semana increíble con trescientos cincuenta niños corriendo por todos lados aquí.

La voluntad unánime de la congregación se ha expresado a sí misma. ¿Por qué no antes? Predicciones de muerte. ¿Por qué ahora? ¿No estamos poniendo a la gente en peligro? El peligro real en este mundo es espiritual, ¿no es cierto? Pero hablemos de ese peligro del virus. Veintisiete estados tienen una tasa de mortalidad más alta que California, veintisiete estados. California ha tenido unas ocho mil trescientas personas que han muerto, y simplemente conseguí esta información de la fuente del Estado. Ocho mil trescientas personas que han muerto con COVID, no necesariamente de esto, sino con esto. Por lo menos eso es lo que se nos dice, y para California, la estadística de California es que veintiuna personas de cada cien mil, eso significa que la tasa de mortalidad es .02, 99.98% de personas no van a morir de esto. Pero hay otra estadística, la mitad de esas personas que mueren, tienen más de ochenta años de edad.

Entonces, si tienes menos de ochenta años, tienes un 99.99% de probabilidades que vas a vivir en medio de todo esto. Eso simplemente no se equipara a la respuesta que ha tenido esta sociedad. Unas doscientas setenta mil personas en California, poco más de un cuarto de millón de personas muere cada año. Sesenta y cinco mil personas mueren de enfermedad de corazón, más de sesenta mil mueren de cáncer, dieciséis mil mueren de embolias, dieciséis mil mueren de Alzheimer, catorce mil mueren de enfermedades respiratorias, diez mil mueren de diabetes, cinco mil mueren de enfermedad del hígado. Eso es del año pasado.

Este año todos van a ser más altos porque los hospitales estuvieron cerrados. Catorce mil personas mueren anualmente de accidentes, cinco mil de suicidios y eso está subiendo también este año. ¿Cómo pueden cerrar los hospitales cuando estas personas están en peligro por algo que puede afectar solo a .01% de la población? Por cierto, el alcohol mata a tres millones de personas al año, y todas las tiendas de licor estaban abiertas. Sé que están abiertas porque no podía conseguir Fresca, refresco. Y cuando yo quería conseguir Fresca, ¿sabe lo que se me dijo? Todo el aluminio se ha consumido en latas de cerveza. Es un hecho, porque los bares no están abiertos, y los productores de cerveza están llevándose todo el aluminio. Quiero mi refresco Fresca.

Hasta este punto en este año, la muerte de un cuarto de millón de personas puede ser rastreada a fumar. Los cigarros se vendieron, el alcohol se vende en todos lados, puedes consumir lo que quieras. La gente está consumiendo tanto alcohol que se están acabando el aluminio. El cigarro mata a un cuarto de millón de personas, los cigarros están disponibles. Por cierto, el Estado tuvo una estadística interesante, cuatrocientos cuarenta y un mil jóvenes menos de dieciocho años van a morir de manera prematura por fumar. Casi medio millón de jóvenes, que actualmente tiene menos de dieciocho años, algún día van a morir por fumar. ¿Dónde está la prohibición contra los cigarros?

Pero aquí está el asunto real. ¿Saben ustedes cual es la mayor causa de muerte en California? Le voy a decir cuál es. La fuerza más mortal en este estado es muerte en manos de personal médico que realizan abortos. Y les voy a dar la estadística de este Estado. Trescientos sesenta y cuatro abortos al día. Alrededor de uno de cuatro embarazos en California termina en aborto. Entonces, todo infante concebido tiene una posibilidad de una en cuatro de que nunca salga del vientre. Ochenta y ocho por ciento de esos abortos son de mujeres que no están casadas. California tiene más abortos que cualquier otro estado en Estados Unidos, y pagado por los impuestos de la gente.

El 31 de marzo del 2019, el Gobernador Newsom emitió una declaración. Su declaración fue informar a todo mundo que los abortos de California estaban disponibles para mujeres en estados en dónde los abortos estaban restringidos. Y estoy citando de su informe: “California está dándole la bienvenida a mujeres para que vengan a ejercer de manera plena sus derechos reproductivos, como un modelo para otros estados, para que así lo sigan otros estados.”

Tenemos más abortos que en Nueva York y en Nueva Jersey, tenemos más abortos que cualquier otro estado en Estados Unidos. Permítanme decirles algo, la muerte por aborto gana por mucho a la muerte de cualquier otro tipo de muerte. Puedes tomar todas las muertes por cáncer, y todas las muertes por enfermedad de corazón, sumarlas y ni siquiera le llega al número de muertes de niños en el vientre. No hay un nivel de moralidad alto entre los líderes de este Estado. Dejaron abiertas todas las clínicas de aborto a lo largo de todos estos meses, para que bebés puedan continuar siendo matados, ¿pero las iglesias no se pueden reunir? Esta es la realidad de un mundo corrupto. Cuando los bebés tienen una posibilidad en nuestro estado una a cuatro, de ni siquiera salir del vientre. Y espero, me imagino que esperan que los que salen sean en términos políticos lo que quieren.

La matanza es sorprendente, novecientos mil en este país en un año, casi un millón de bebés. Este es un ataque directo en contra del orden creado por Dios, ¿no es cierto? Pero Dios está por encima de eso. Yo creo, y sé que ustedes también, que Él lleva a esos pequeños a Sus brazos. Escribí un libro, si les interesa Seguro en los brazos de Dios  Él está por encima de los que matan. Y a estos bebés, y reúne a estos pequeños consigo mismo. Mata personas con alcohol, mata personas con cigarros, mata personas con enfermedades porque los hospitales no están funcionando, encierra a las personas para que todo mundo esté bajo estrés, y asegúrate que las iglesias no se puedan reunir; el único lugar dónde pueden encontrar ayuda y esperanza. No nos vamos a inclinar ante estándares tan absurdos. Vamos a seguir a nuestro Señor y confiar en Él.

En un caso que llegó hasta la Suprema Corte esta semana, el Juez Alito, fue parte de la minoría, de la opinión de la minoría para determinar si las iglesias se podían reunir como los casinos se pueden reunir. Y su afirmación fue, me pareció interesante, él dijo: “El problema ya no es de un virus, sino uno de trato discriminador hacia los lugares de adoración.” Eso que vino de un miembro de la Suprema Corte de Justicia, que lo ve como una forma de discriminación. Algunas cosas positivas que están saliendo de esto, la iglesia siempre refina sus convicciones bajo presión. Este no es un problema que debe ser temido, esta es una hora triunfal para que la iglesia sea la iglesia. Ser fieles para la gloria de nuestro Señor es más importante de lo que jamás he visto en mi vida. Para Su gloria permaneceremos firmes, y nos congregaremos y adoraremos y tendremos comunión y predicaremos el evangelio salvador de Jesucristo. ¿Amén?

Oremos. Descansamos en paz, en confianza, en gozo, en el consuelo de la verdad, en el consuelo del Espíritu, agradecidos porque podemos llevar el menosprecio de nuestro Señor y Redentor. ¡Cuán maravilloso es recibir algunas heridas por Aquel que recibió las heridas por nosotros, unirnos en la participación de Sus padecimientos en un mundo hostil! Señor, que este sea un tiempo para que Tú iglesia se levante, Tú iglesia verdadera, que mediante Su influencia como sal piadosa, y su luz de verdad clara, se separe a sí misma de todo lo que es engañoso y corrupto. Sean fuerzas seculares, o incluso fuerzas religiosas, que Tú iglesia verdadera se levante, para Tu honor y gloria.

Gracias por darnos una oportunidad de proclamar Tú nombre, llevar Tú verdad y hacer lo que Tú quieres. Estamos agradecidos por llevar la gloria del evangelio hacia adelante en esta hora desesperada. Y oramos porque este pueda ser un tiempo en el que Tú nos veas con gracia en este país, y misericordia, y Tú dejes que la luz brille y la sal lleve a cabo su trabajo en maneras en la que lo necesitamos de maneras desesperadas y que Tú evangelio sea predicado en la oscuridad de este día con su luz. Para Tú gloria oramos. Amén.

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