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Los aliento a abrir su Biblia en el pasaje que leí antes, en Lucas capítulo 12, conforme busco al Señor y busco Su voluntad y plan en sermones, no necesariamente sé que va a traer la planeación semana tras semana. Pero Él sabe y el Señor sabía que este pasaje era para este día en Sus propósitos. Lecciones de la muerte de Jesús.

No creo que en mi vida he oído la palabra mortal, tantas veces como lo he oído en los últimos cinco meses. Este es el único tiempo en mi vida en la que escuchas las estadísticas, no de deportes, sino de muertes, diariamente. Y admito que todos debemos admitir que la vida es una enfermedad mortal para todos. Cada año, sesenta millones de personas mueren en el mundo, tres millones cada año mueren en nuestro propio país. Y todos van a vivir para siempre, o en el cielo, o en el infierno. La diferencia es su relación con el Señor Jesucristo. ¿Es su Salvador o es su Juez?

La percepción popular del Señor Jesús es que Él es una figura que debe ser definida por amor y paz. Ciertamente eso es verdad. Eso es verdad para aquellos que creen en Él, para aquellos que se arrepienten de sus pecados y lo reconocen como Señor y Salvador. Habrá amor y paz y gozo eternos. Pero ese no es el panorama completo. ¿Qué hay acerca de aquellos que lo rechazan? Este es el mensaje más importante que el mundo jamás escuchará, la iglesia es el centro de proclamación para este mensaje de salvación. 

En el versículo 51, de Lucas 12, Jesús le hizo una pregunta a la multitud, es una multitud grande. Si usted va al comienzo del capítulo 12, versículo 1 dice que miles de personas, literalmente la palabra ahí significa, diez mil, decenas de miles de personas estaban escuchándolo. Él les dice en el versículo 51, “¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra?” “¿Eso es lo que piensan?” Después de todo, eso es lo que los judíos pensaban. Isaías lo llamó el Príncipe de Paz. Zacarías, el sacerdote quien fue el padre de Juan el Bautista dijo, que cuando el Mesías viniera él nos llevaría al camino de la paz.

Jesús les dijo a sus seguidores en el Aposento Alto, la noche de Su traición, la noche antes de Su muerte: “Mi paz os dejo.” El de hecho declaró, que Él iba a traer al mundo un reino espiritual de paz, Romanos 14, y un día, un reino terrenal real de paz. Todo es verdad, Dios es un Dios de amor, Cristo es la expresión de ese amor. “De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo para comprar nuestra salvación.” Jesús amó a los suyos que estaban en el mundo al máximo. Él es la fuente de amor, Él es la fuente de paz, pero esa no es la historia completa.

De regreso al versículo 51. “¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión.” Una palabra fuerte, por cierto, en griego, significa una separación hostil. No solo una división simple, sino una separación hostil. De hecho, en Mateo 10:34, Mateo dice que Él la llamó una espada, una macaira, la cual era un arma que era usada por un soldado. Y, ¿cuál es la naturaleza de esta división? Versículo 52, “Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” Y será hostil.

Nuestro Señor inmediatamente acude al lugar en dónde están las relaciones más íntimas, inquebrantables, más fuertes, y él dice: “He venido para crear hostilidad, dónde en manera natural hay afecto y amor, e intimidad.” Él vino para ser un Divisor. Jesús es un Divisor, Él divide a todo el mundo. Como dije hace un momento, el Señor está hablando a lo largo de esta sección entera, comenzando en el capítulo 12, versículo 1, a una multitud enorme. Y Él les ha dicho muchas cosas, Él les ha dicho que le den la espalda a los falsos maestros dominantes que los están guiando al infierno.

Él les ha dicho que teman a Dios, Él les ha dicho que lo confiesen a Él como Señor y Mesías, Él les ha dicho que encomienden sus vidas al Espíritu Santo de Dios, Él les ha dicho que rechacen las cosas materiales, y el engaño del mundo. Él les está diciendo que vengan a Él para salvación. Y Él presenta estos llamados con un gran sentido de urgencia, si usted regresa al versículo 40 del capítulo 12, dice: “Vosotros pueis, también estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del hombre vendrá.” El juicio está en el horizonte. Él describe ese juicio en el versículo 49, con estas palabras: “Fuego vine a echar en la tierra.”

Juan el Bautista, básicamente para presentar a Jesús siendo Juan su precursor, dijo lo mismo en su ministerio, ahí atrás en Lucas 3, Juan dijo, versículo 16: “Yo a la verdad los bautizo en agua, pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego, su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.” Ese fue el mensaje del precursor de Jesús, Él viene para echar fuego en la tierra.

En Juan 3, Juan 9:39 más bien, Él dijo: “Para juicio he venido al mundo.” Para juicio he venido al mundo. En el quinto capítulo de Juan, en el versículo 22, Él dice: “Porque ni siquiera el Padre juzga a nadie, sino ha dado todo juicio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. De cierto, de cierto os digo, el que oye mi palabra y cree en el que me envió tiene vida eterna y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida.” La diferencia entre el juicio y la vida es lo que usted hace con Jesucristo. Él o será el Salvador de usted, o Su Juez final.

Hay una afirmación sorprendente en el versículo 49, Jesús dice: “Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido?” Eso podría sacudirlo a usted, porque la idea de la mayoría de la gente es que Jesús es algún tipo de persona amorosa, sentimental, pacífica y nada más. Pero aquí, Él dice: “Yo quiero que el fuego ya hubiera comenzado.” Él desearía que ya hubiera encendido el fuego final de juicio. Es un comentario sorprendente. Jesús anhela el juicio. Él quiere que venga el juicio.

Si esto le parece extraño para su entendimiento de Dios, entonces no entiende que Dios es un Dios de justicia, y santidad y rectitud, e ira y venganza. Podría parecer extraño para los incrédulos, que esto está tan lejos de su percepción de Jesús como podría estarlo, sin embargo, Su santidad anhela juicio. ¿Por qué? Para traer un fin al pecado, y a los pecadores porque han invadido Su presencia, Su universo santo como caídos. Y es generación tras generación de pecado y pecadores, Él anhela que todo termine. Para Jesús hubo un deseo por santidad, de justicia plena, de rectitud plena, pureza absoluta. Esa será la realidad en el infierno eterno.

Nos sorprendería si Jesús no tuviera ese deseo. ¿Cuánto pecado puede un Dios santo tolerar? ¿Cuántas generaciones pasan y Él tiene que enfrentar la blasfemia en contra de Él? Él debería desear que el fuego ya hubiera comenzado, que hubiera ya venido el fin para el pecado. Pero, vea el siguiente versículo. Pero, versículo 50, “De un bautismo tengo que ser bautizado.” Otra afirmación increíble. ¿De un bautismo tengo que ser bautizado? ¿De qué está hablando? Él no está hablando de nada que involucra agua. El verbo significa una inmersión. “Tengo que ser hundido en las profundidades.” ¿De qué está hablando esto? Está hablando de Su experiencia, de un juicio divino.

En Isaías 53, ese increíble capítulo que ve a la cruz, palabras conocidas para todos nosotros, vienen comenzando en el versículo 4. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más el herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino. Más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.”

Él era el Cordero llevado al matadero. Él dice Isaías, fue el que fue matado por la transgresión de Su pueblo, a quien se le debía dar el golpe mortal. Su bautismo consistía en llevar en Su cuerpo la ira de Dios por los pecados de Su pueblo. Él fue el que no conoció pecado, por nosotros le hizo pecado para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él. Él se volvió una maldición por nosotros, para llevar nuestro castigo. En la cruz, Jesús sufrió la furia plena de Dios, por todos los pecados de toda la gente que creería a lo largo de la historia humana. Y absorbió esa ira en tres horas de oscuridad. Ese fue el bautismo que tenía que pasar.

Y debido a eso, versículo 50 dice: “Y como me angustio hasta que se cumpla.” ¿Usted piensa que Getsemaní fue el único lugar en dónde Él tuvo tristeza, usted piensa que el Getsemaní en dónde Él agonizó por la realidad de que Él iba a enfrentar la ira de Dios y llevar el castigo por el pecado? Él vivió en un tipo de Getsemaní perpetuo, porque Él sabía lo que estaba por venir, lo angustió. Esa palabra es traducida en otros lugares en el Nuevo Testamento, se apoderó de Él o ser cautivado por el temor.

Esa es la razón por la que cuando finalmente llegó a Getsemaní, las horas antes de que Él tenía que sufrir la ira de Dios, Él dijo: “Padre, si es posible pasa de mí esta copa.” Es el momento en el que Él estuvo consciente de quién era Él en el mundo, Él esperaba el que llevara el pecado. La agonía profunda siempre estuvo en la profundidad de Su corazón. Incluso aquí, aun antes de que Él llegara a enfrentar la muerte que a Él le espera, Él siente ese dolor. “Cómo me angustio, hasta que se cumpla.” Telostai. Hasta que el propósito divino sea cumplido, hasta que Él pueda decir en Juan 19:30, “Consumado es.”

Entonces, esto es lo primero que quiero que usted sepa de la muerte. Esta es una lección de Jesús, Él debe morir por pecadores. Él debe morir por pecadores. Y Él murió por pecadores. Usted está familiarizado con estas palabras, pero vuélvalas a escuchar, Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,” no la primera vez, “sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado, pero el que no cree ya ha sido condenado porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

“Y esta es la condenación, que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Más el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” Cristo vino para ser el divisor entre aquellos que están en la luz, y aquellos que están en la oscuridad. Aquellos que han sido perdonados, y aquellos que no han sido perdonados.

Apocalipsis capítulo 1, presenta un retrato magnífico de Cristo, en el versículo 5 leemos esto, que Jesucristo, “el testigo fiel, el primogénito,” el prototokos, “el primordial de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados, con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria, imperio, por los siglos de los siglos. Amén. He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.” Amén. Él vino la primera vez para amarnos y liberarnos de nuestros pecados mediante Su sangre. Él viene la segunda vez, para establecer Su autoridad y para juzgar.

En el versículo 18, de Apocalipsis 1, dice: “Y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” Él es el único que puede abrir el Hades, él es el que tiene las llaves, y rescatar al pecador, y llevarlo al cielo. Él es el divisor. Esta es la verdad más importante que el mundo debe conocer. Esta es la verdad más importante para todo ser humano, la salvación del pecado y la muerte y el juicio es provista por la fe en Jesucristo únicamente, solo hay una fuente de ese mensaje en el mundo, esa es la iglesia de Cristo. Somos lo más esencial de todas las cosas.

Habiendo dicho eso, nuestro Señor entonces confronta la indiferencia típica y la complacencia, la manera de pensar trivial, superficial, típica que nunca llega a nada eternamente significativo. Y usted va a encontrar eso en el versículo 54. “Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. !!Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo?” Este kairos. Presente. No tiempo de reloj, ni siquiera tiempo de calendario. Épocas.

Realmente, básicamente ustedes son capaces de identificar el clima, predecirlo, si ven una nube o si sienten el viento. En otras palabras, tienen ciertas percepciones terrenales, mundanas. Pasan todo su tiempo analizando lo que es mundano, lo que es pasajero, pero no saben qué tiempo es en la historia redentora. Exactamente, ¿qué tiempo es? El Señor estuvo en Galilea, en Nazaret, ahí atrás en Lucas 4, y él entró en la sinagoga, en dónde Él había crecido. Y en el versículo 17 de Lucas 4, abrió el libro de Isaías: “Y, halló el lugar en dónde estaba escrito,” esto es Isaías 61, “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos.” Todo eso viene de Isaías 61.

“Me ha enviado a predicar el evangelio.” Las buenas nuevas de salvación a aquellos que reconocen que están en bancarrota espiritual, que reconocen que son cautivos al pecado, que reconocen que son ciegos a la realidad espiritual, y que están bajo la opresión del diablo. Él vino a predicarle las buenas nuevas. Y después en el versículo 19, lenguaje que viene, que es tan importante, “a predicar el año agradable del Señor.” La gente judía a la que Jesús le estaba hablando debería haber conocido mucho más que el clima, deberían haber sabido que estaban en ese año agradable del Señor, que había sido esperado por tanto tiempo.

Ellos deberían haber conocido mucho más que el clima, ellos deberían de haber sabido que estaban en ese año agradable al Señor que se había esperado por tanto tiempo cuando Él Señor los iba a bañar con ese mayor de todos los favores que podía darles al hacer que viniera ese Mesías tan esperado. ¡Qué necios fueron! El Mesías vino, Él probó quien era mediante palabras y milagros. El día de salvación había llegado, el Salvador estaba ahí en medio de ellos. Ellos pretendieron ser religiosos, eruditos del Antiguo Testamento, los líderes de los ignorantes. Y lo único que pueden hacer es analizar cosas superficiales, cosas terrenales, cosas temporales.

Marcos capítulo 6 dice que se asombró ante su incredulidad. Él expulsó la enfermedad de la tierra de Israel. Él resucitó a los muertos, sanó a los enfermos, día, tras día, tras día. Las palabras que salieron de su boca nadie jamás las había oído. Nunca habían oído un hombre hablar como este hombre. Su virtud fue mostrada. Deberían haber sabido porque el Mesías nacería en Belén, y ahí nació. Y todas las profecías de cómo sería el Mesías, habrían sido muy evidentes en Él. Ellos podían identificar el clima, no sabían que tiempo era espiritualmente.

Todavía es el caso, Dios es un Dios de compasión y misericordia, y aquí estamos, dos mil años después y todavía es el año agradable del Señor. Todavía hay tiempo, Su gracia es extendida a nosotros. Esa es la razón por la que tan pronto como Pablo hace la gran confesión de 2 Corintios 5:21, de que “al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado para que fuésemos hecho justicia de Dios en Él,” Pablo procede a decir inmediatamente, “En el tiempo agradable te oí a ti, y en el día de salvación te ayudé. Aquí, hoy es el día aceptable, hoy es el día de salvación.”

Ustedes están viviendo en el día de salvación. Desde que Jesús llegó hasta este día mismo, todavía es el año agradable del Señor. El Creador, el Redentor ha venido para ser Salvador y Señor, trayendo perdón, vida eterna, Él es el camino, la verdad y la vida. No hay salvación en ningún otro fuera de Él. Esta es la temporada de la gracia. Por cierto, ese pasaje de Lucas 4, que le leí, tomado de Isaías 61, dejó afuera otra parte de Isaías 61. Es el año agradable del Señor, para Isaías, y el día de la venganza de nuestro Dios. Isaías está diciendo que cuando el Mesías venga será el día agradable y después habrá un día de venganza. Todavía estamos en el día agradable.

Entonces, la primera lección acerca de la muerte por parte de Jesús, Él vino, Él murió para proveer este día agradable de salvación. Todavía está abierto. Las puertas del cielo todavía están abiertas, la puerta angosta todavía está abierta, la venganza de nuestro Dios todavía no ha caído. A la luz de esa realidad, de Su propia muerte, el Señor nos da tres ilustraciones vívidas. Observe el versículo 57, aquí está la primera. Y vamos a aprender tres lecciones. “¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí, hasta que hayas pagado aun la última blanca.”

Aquí está la primera lección. Usted va camino al juicio. Usted va a estar delante del Juez. Bien haría usted en arreglarse con Él antes de que llegue ahí. Esa es la lección. “¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?” ¿Por qué no ves lo que realmente es justo, recto? Lo que es más necesario es que traten con el asunto de lo que es correcto. Ahí atrás en el comienzo del capítulo 12, nuestro Señor comenzó este sermón, al decir en el versículo 2, “que no hay nada encubierto que no haya de descubrirse; ni oculto que no haya de saberse. Por tanto, todo lo que habéis dicho en tinieblas, a la luz se oirá; y lo que habéis hablado al oído en los aposentos, se proclamará en las azoteas.”

“Más os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.” Teman al Juez eterno. Teman al Dios eterno. Han violado Su ley y Su santidad, más vale que vean el asunto de la justicia, “porque está establecido para los hombres,” dice Hebreos 9, “que mueran una sola vez y después de esto el juicio.” Va camino al juicio.

La historia humana no va a terminar en algún tipo de desastre ambiental. El spray del pelo no lo va a destruir. La historia humana va a terminar cuando el Juez diga: “Es el momento de la Corte final.” Haga un esfuerzo por arreglarse con Él antes de que llegue ahí. Este todavía es el día agradable del Señor. Usted va a enfrentar el juicio y va a ser demasiado tarde en ese entonces. Pero usted puede arreglarse ahora. Y usted se arregla al abrazar la provisión que Él ha hecho para el perdón mediante la persona y obra del Señor Jesucristo, de otra manera usted va a terminar pagando para siempre por sus propios pecados. Y nunca podrá estar mejor de cuando usted llegó al infierno, su maldad perpetua y eterna hará que el castigo sea igual de perpetuo y eterno.

Hay una segunda lección. Y la segunda lección viene en el capítulo 13, versículos 1 al 5. La lección es esta: no piense que debido a que usted ha sobrevivido en la vida, que usted se ha ganado el favor de Dios. “En este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos.” Pilato fue el quinto Procurador romano, él estuvo en Jerusalén de alrededor del 26 d. C. hasta el 36 d. C. incluyendo claro el ministerio y la muerte de nuestro Señor.

Hay mucha historia interesante y sorprendente de Pilato. Este es un incidente del que no tenemos realmente registro, pero aparentemente algunos galileos vinieron al templo de Galilea, personas judías, y estaban ofreciendo sus sacrificios. Es muy probable que era una pascua, porque ahí es cuando la gente venía y traía sus propios sacrificios. Y por alguna razón Pilato entró al lugar en dónde estaban ofreciendo sus sacrificios con sus soldados, y los mató. Mató a los galileos y mezcló su sangre con la sangre de sus sacrificios.

Ese fue un incidente horrendo. Estas son personas que estaban adorando. Estas son personas devotas. Están en la Pascua, están haciendo exactamente lo que el Antiguo Testamento prescribió que ellos hicieran. Y mientras que están haciendo aquello que deberían estar haciendo, una calamidad ocurre y literalmente son rebanados y matados. Bueno, había una especie de noción judía común que consistía en que, si algo así le pasaba a usted, una calamidad le pasaba a usted o incluso una enfermedad le pasaba a usted, eso significaba que usted era una persona mala.

¿Usted se acuerda de esos amigos que no valían nada, de Job? Tratando de explicar porque Job estaba teniendo tantos problemas, y Elifaz en el capítulo 4, versículo 7 expresa esta noción: “¿quién pereció siendo inocente?”  La gente muere porque Dios los mata porque son personas malas. Elifaz dice: “Sabes, ¿cuándo fueron los rectos destruidos? Job, la razón por la que estás viviendo tanto sufriendo, y todo esto te ha pasado es porque eres malo.” Bildad, otro amigo inútil, unos cuantos capítulos después le dice a Job: “He aquí, Dios no va a rechazar a un hombre de integridad; y Él no va a apoyar un malhechor. Job, tú tienes que entenderlo de manera clara, la razón por la que estás teniendo todos estos problemas es porque simplemente eres un hombre malo, un hombre malo.” Éste fue su consejo.

Ellos fueron imparables en el capítulo 22, versículo 4, Elifaz dice: “¿Es debido a tu reverencia que Él te reprende?” Eso es sarcasmo. ¿Crees que estás sufriendo porque eres tan reverente? ¿Es debido a tu reverencia que Él entra en juicio en contra de ti? “Por cierto, tu malicia es grande, y tus maldades no tienen fin. Porque sacaste prenda a tus hermanos, sin causa, y despojaste de sus ropas a los desnudos. No distes de beber agua al cansado, y detuviste el pan al hambriento. Pero el hombre pudiente tuvo la tierra, y habitó en ella el distinguido. A las viudas enviaste vacías y los brazos de los huérfanos fueron quebrados. Por tanto, hay lazos alrededor de ti, y te turba espanto repentino.”

“Sabes Job, no te conocemos muy bien. Tú eres un hombre malo. Tú debiste haber hecho todo esto. Esa es la razón por la que estás sufriendo.” Esta es su teología. Se aparece en el capítulo 9 de Juan, cuando hay un hombre que nace ciego, y ¿qué es lo que le dicen los líderes a Jesús? “¿Quién pecó? ¿éste hombre o sus padres?” Usted podría pensar que usted no es una de esas personas malas, usted está vivo, está aquí. Usted está aquí, bien vestido, floreciendo.

Bueno, la pregunta entonces viene por parte de estas personas, versículo 2: “Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos?” ¿Por qué digo que la pregunta vino de ellos? Porque Jesús leyó sus mentes. ¿Están pensando, suponen…? sé lo que están pensando, ¿…están pensando que esos galileos eran más pecadores que el resto de los galileos que no fueron matados o…? recuerde esto en el versículo 4, ¿…o aquellos dieciocho sobre los cuáles cayó la torre en Siloé y los mató? ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Sé cómo piensan. Ustedes piensan que ustedes son buenos porque se han escapado de la calamidad.

No sabemos nada de la matanza de los galileos mientras que estaban ofreciendo sacrificio, pero conocemos un poco acerca de lo que pasó con respecto a los dieciocho sobre los cuáles cayó la torre de Siloé y los mató. Siloé, es un área de Jerusalén en dónde los muros sur y este de la parte baja de la ciudad se encontraban. Y había un estanque ahí, alimentado por el manantial de Gihón, afuera del muro mediante un túnel subterráneo que había sido construido por el rey Ezequías. Pilato construyó un acueducto en el área y o la torre fue parte del colapso, o parte de la construcción de la torre cuando se colapsó, dieciocho personas fueron matadas. Simplemente estaban de pie ahí.

Entonces, ahora usted va de personas que adoran, siendo matadas, debieron haber sido hipócritas, debieron haber sido realmente malos, nada más no sabemos qué tan malos eran; a dieciocho personas que simplemente estaban de pie ahí, quizás eran trabajadores. No son religiosos, simplemente están ahí. Y entonces, los titulares de la Gaceta de Jerusalén habrían dicho: “Dieciocho personas fueron matados, porque se cayó esta parte de la construcción de la torre, del acueducto, cerca de Siloé.”

Entonces: “¿Qué piensan? ¿suponen que eran peores que el resto de la gente que no fue aplastada?” Ese es el entendimiento típico de los seres humanos. Yo estoy bien, soy una buena persona. Observe la respuesta de Jesús, versículo 5: “Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos perecéis igualmente.” No están vivos porque son mejores. Usted no está vivo porque usted es una buena persona. No, es un enfático en el griego, simplemente porque ninguna calamidad le ha sobrevenido a usted, no significa nada. La calamidad verdadera va a sobrevenirle a usted si no se arrepiente.

El asunto no es cómo muere usted, o de qué muera usted, cómo si Dios midiera ciertas calamidades y muertes al evaluar a la gente en base a su condición miserable. Usted va a morir, y si usted muere sin arrepentirse, usted va a perecer. Esa es una lección acerca de la muerte, ¿no es cierto? Usted se dirige al juicio, y usted se va a encontrar con el Juez, más vale que se arregle antes de que llegue ahí. Lo que está pasando en su vida podría parecer como bendición, porque las cosas se ven bien, otros se han muerto, pero usted no. Eso no significa nada. No es cuándo muere, o como muere, es si se arrepiente o no. Incluso, los santos del Antiguo Testamento le decían a Dios: “¿Por qué los injustos prosperan? Y ¿Por qué los justos algunas veces sufren?” Porque lo que sucede en esta vida no es definitivo. Más vale que se arrepienta. Arrepiéntase de su pecado, arrepiéntase de su incredulidad y venga a Cristo.

Hay una tercera lección que nuestro Señor enseña, al final del llamado al arrepentimiento, Él comienza a contarles una parábola, mashal, una historia de ilustración. “Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.”

Aquí está la tercera lección. Usted está viviendo con tiempo prestado. Usted está viviendo con tiempo prestado. Este es el año agradable del Señor, el regalo más universal de la gracia común de Dios es el tiempo. El tiempo para arrepentirse, el tiempo para creer. Dios es paciente, Dios es paciente. Usted está viviendo en el tiempo de Su paciencia. No puedo resistir el Salmo 103, uno de mis Salmos favoritos. Simplemente para ver un par de porciones ahí.

“Bendice, alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila. Jehová es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia. Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo. No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen. Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.”

Dios es compasivo, misericordioso, lleno de gracia, paciente, pero ¿qué le dice la historia? Bueno, la higuera habla de una realidad solitaria, podría ser Israel, podría ser que Israel esté involucrada aquí, no esté seguro de que lo está, pero más allá de eso habla a toda persona. Cuándo Dios viene a buscar fruto, evidencia de salvación, fruto de justicia, y no encuentra nada, podría ser tiempo de decir: “Córtalo. ¿Por qué usa el suelo?” Y después alguien viene, interviene. “Déjalo, Señor. Para este año hasta que cave alrededor y lo abone y si diere fruto el año que entra bien, y si no, córtalo.” Esto nos indica que a Dios se le puede apelar en base a Su compasión para retrasar el juicio. Usted está viviendo con tiempo prestado. Todo ser humano está viviendo con tiempo prestado. Usted no sabe cuándo se acabe ese tiempo.

Me acuerdo el 11 de septiembre, sucedió en un martes y unos cuantos dias después estaba en CNN con Larry King, y él me dijo: “¿Cuál es la lección del 11 de septiembre?” Yo le dije: “La lección del 11 de septiembre es que no sabes cuándo vas a morir. Esa es la lección. Esa es la lección.” Más vale que arregle la cuenta antes de que enfrentes al Juez. Vas a morir, y no estás a cargo de tu muerte. Y usted no sabe cuán lejos ha pasado ya, quizás ya usó usted en términos simbólicos, ya usó sus tres años, quizás está apenas a un año, en el año final. Y si usted no se arrepiente, usted es cortado en juicio.

Yo creo que nunca he oído, como dije al principio, tantas personas hablando de la muerte a un nivel tan superficial. Cuándo usted habla de la muerte, usted habla de la eternidad. Usted está hablando de infierno eterno, y de cielo eterno. ¿Es la iglesia necesaria en un tiempo como éste? ¿Es el evangelio necesario en un tiempo como éste? ¿No necesitamos ser quién la iglesia es en el mundo y estar de pie, declarar la verdad y el evangelio la verdad del evangelio que rescata a los hombres del juicio final y eterno? Nunca ha habido un tiempo cuándo el mundo no necesitaba el mensaje de la iglesia verdadera. Tengo que decir iglesia verdadera. Oído pensar en eso, pero hay tantas formas falsas de la iglesia que cierren ellas. Este es el día de salvación. Y vamos a proclamar el evangelio glorioso que salva.

Oremos. Padre nuestro, sabemos que nos has diseñado para un tiempo como este, pensamos en los himnos que cantamos, que fueron escritos en medio de tiempos de sufrimientos horrendos, y de muerte, y los santos siempre estaban juntos, para cantar Tus alabanzas y proclamar Tu evangelio, conforme la gente a su alrededor estaba muriendo. Estamos agradecidos porque éste es, no es un tiempo tan severo, no es una guerra en la que millones mueren. No es una plaga en la que millones mueren, pero millones están muriendo, sesenta millones este año. Y tú nos has dicho que vayamos a todo el mundo y prediquemos el evangelio y has dicho, todo aquel que crea, va a recibir vida eterna. Pero, como creerán a menos de que tengan un predicador, porque la fe viene por el oír, la Palabra de Cristo.

Entonces, que la iglesia se ponga de pie y se levante para ser la iglesia, y que proclame el evangelio glorioso de Jesucristo en esta época agradable, favorable de la historia redentora, y que tú Señor, en Tú gracia extiendas ese tiempo prestado, un poco más, para congregar más para Tú reino glorioso. Te agradecemos porque Tú nos has llamado para ser Tu voz en el mundo. Oramos Señor porque Tú nos des gozo conforme te servimos.

Danos fruto, que seamos fructíferos en las vidas de otros y que estemos experimentando en nuestras propias vidas esa confianza que le pertenece a aquellos que son de Cristo; que mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. Y que hemos sido hechos para un tiempo como este, para proclamar Tu evangelio con amor y compasión, en este tiempo en el que la gracia todavía está siendo extendida.

Salva a pecadores Señor, para Tú gloria oramos. Y todos dijeron. Amén.

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