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Quiero regresar el capítulo 15 del evangelio de Juan. Este es un tema que ha estado en mi corazón, probablemente durante quince años o más.

Me acuerdo cuando estaba volando a Inglaterra, a Londres para una Conferencia de Estandartes de la Verdad, y por primera vez realmente despertando a la verdad que quiero señalarles el día de hoy. Sabía que estaba ahí, pero estaba debajo de la superficie hasta ese vuelo en particular. Pasé horas rastreando la palabra específica a lo largo de la Escritura, y llegando a un entendimiento fresco del concepto de “esclavo,” esclavos de Cristo, el cuál es el tema.

Y fue unos años después que escribí un libro y se lo presenté a la casa de publicaciones y ellos no estaban seguros de que se me debería permitir titular el libro “Esclavo,” porque ese término está lleno de todo tipo de expectativas, implicaciones. Y trataron de hacer que cambiara el título y me rehusé a hacer eso, porque esencialmente estaba descubriendo un encubrimiento, al usar la palabra esclavo. Y no iba a cubrir el descubrimiento de un encubrimiento al cambiar el título. Entonces, está disponible. Se llama “Esclavo”.

Al llegar al capítulo 15 de Juan nos encontramos en el Aposento Alto, el jueves por la noche de la semana de la pasión. Esta es la noche cuando el Señor celebró la Pascua con sus discípulos, esta es la última pascua autorizada y oficial, la última porque después de Su muerte y resurrección el Señor estableció una nueva pascua, un memorial. No la sangre que era rodeada sobre las puertas para librar a Israel de Egipto, sino la sangre de la cruz rociada por el Hijo de Dios para nuestra redención. Esta fue entonces la pascua final.

Para cuando llegamos al final del capítulo 14 está ya concluyendo nuestro Señor, ha enseñado algunas cosas sorprendentes en los capítulos 13 y 14, Judas ya para este momento se fue para irse a reunir con los líderes de Israel que le van a pagar para entregar a Jesús a ellos, su traición obviamente es conocida por todos nosotros. Él va a tomar sus treinta piezas de plata y va a quemarle agujeros en las manos y en su mente y va a llevarlo a ahorcarse. Pero Judas se ha ido del aposento alto y al llegar al final del capítulo 14 leemos que Jesús dice: “Levantaos, vámonos de aquí.” Levántense, porque se reclinaban en una cena como esta y habían tenido horas de disfrutar esa comida, esa cena recordando la pascua y mirando hacia adelante a la muerte de nuestro Señor.

Y ahora, están caminando hacia el huerto, están caminando hacia el huerto en dónde Él será tentado, en dónde la tentación será tan severa que Él va a sudar, como dice el griego, gotas de sangre. Va caminando hacia el huerto en dónde ellos junto con Él, con el propósito de orar, más bien se van a quedar dormidos. Es muy tarde, había sido una cena larga y están dormidos cuando deberían haber estado orando. Es el huerto de Su tentación, es el huerto de Su arresto. Y a la mañana siguiente, después de un juicio falso, a la mitad de la noche, va a venir la crucifixión del Hijo de Dios.

Y conforme caminan el Señor les dice de Su amor por ellos, de ellos Él les ha estado diciendo eso desde el principio. Esta realmente es una noche de amor. Desde el capítulo 13 y hasta el capítulo 17 usted oye a Jesús en los primeros capítulos Él está hablándoles, en el último capítulo Él le está hablando al Padre de ellos, y en los otros. Pero el amor está en Su mente. El capítulo 13 comienza: “Antes de ir a la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo los amó (eis telos,) los amó hasta el fin,” hasta el máximo, hasta la capacidad máxima de Su corazón santo. Trató acerca del amor.

Versículo 23 dice: “Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.” Versículo 34, “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que son mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Capítulo 14, versículo 21, Él dijo: “El que tiene mis mandamientos y los guarda ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Versículo 23, “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.”

En el versículo 28, “Habéis oído que yo os he dicho: Voy y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.” Después cuando llegamos al capítulo 15, y llegamos al versículo 9: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.” Versículo 10: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.” Versículo 12: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.”

Eso culmina en Su oración en el capítulo 17, al final de Su oración al Padre, Él dice, versículo 25: “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste, y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún para que el amor con que me has amado esté en ellos y yo en ellos.” Es una noche de amor. Es el legado de Jesús, entre los capítulos 13 y 17 Él deja el legado a todos los que son de Él. Él les demuestra Su amor, al lavar sus pies, humillándose Él da promesas de Su amor al prometerles paz, gozo, el Espíritu Santo quien vendrá y establecerá Su residencia en ellos; justicia, acceso a todos los recursos celestiales, certeza de salvación y vida eterna.

Todas estas son promesas de amor, y Él da mandamientos, pero hay un propósito para esos mandamientos, el propósito para esos mandamientos es para que Su gozo sea cumplido. Gozo pleno es el producto de la obediencia, eso es lo que el versículo 11 del capítulo 15 dice. Si está buscando usted gozo fuera de la obediencia, no lo va a encontrar. Pero el poder que está de todo esto, y el motivo detrás de todo esto es el amor. Esto es algo que no está en ninguna religión en la historia, ninguna religión tiene un Dios que ama. Toda religión manufacturada es producto de Satanás, y Satanás por naturaleza es un aborrecedor y un homicida.

El cristianismo se distingue a sí mismo simplemente en base a eso. Dios es amor. Dios ama, y Él nos amó mientras que aun éramos pecadores. Cristo nos ama. Y el Espíritu Santo derrama amor en nuestros corazones. Si usted pertenece a Cristo, usted es amado con un amor divino que concede de manera generosa a usted paz y gozo, y justicia y todas las riquezas del cielo; certeza, consuelo, y vida eterna. Los seguidores de Jesús están encerrados en su amor, estamos conectados a Él, como leí antes al principio de este capítulo, como ramas, o pámpanos a una vid. Y el flujo de vida es el flujo de su amor.

Pero quiero que veamos esta mañana, los versículos 12 al 17 en particular. Y especialmente dos términos que describen a los creyentes, los encontramos en los versículos 14 y 15: “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré esclavos,” lo cual significa que no solo los voy a llamar ya esclavos, “porque el siervo o esclavo no sabe lo que hace su Señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer.” Dos palabras clave: esclavos y amigos. Esclavos y amigos.

¿Le parece extraño a usted leer el versículo 14, “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”? Intente eso con alguien y vea si eso se desarrolla en una amistad. Probablemente no. La amistad debería ser una relación de equidad, de igualdad. La relación realmente no se define a sí mismo por una relación de autoridad y sumisión. ¿Qué tipo de amistad es, en dónde usted está mandando? Versículo 12, Él manda. Versículo 17, Él manda. Esta explicación entera está encerrada por mandatos, y Él dice: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.” Eso nos presenta la otra parte, la cual es la parte de esclavo. Somos esclavos que somos amigos.

Dice usted: “Bueno, eso parece como una relación extraña.” Realmente no. La esclavitud era común en el mundo antiguo, es común incluso en la historia de Israel. Pero era común en el antiguo medio oriente, común en el mundo mediterráneo, y para muchas personas podía ser la mejor de todas las relaciones. Podía ser. De hecho, habían algunas condiciones de esclavitud que eran tan maravillosas, tan satisfactorias, y tan ricas y que era una bendición para el esclavo, a tal grado que el esclavo escogía nunca ser liberado. Éxodo 21, escuche lo que dice la Escritura, versículo 5: “Y si el siervo dijere yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre.” No quiero ir a ningún otro lugar, porque amo a mi señor. Y amo a mi familia, entonces quiero mantenerlos a todos bajo el cuidado de mi señor.

“Entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta, o al poste, y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.” Le voy a decir una cosa, eso virtualmente es una relación perfecta, tener un señor amoroso a quien usted quiere servir el resto de su vida porque lo ama, y usted sabe que se preocupa por aquellos a los que usted ama. Esa misma afirmación se vuelve a repetir en Deuteronomio 15, versículo 16 y 17. Entonces, no hay estigma, necesariamente en la esclavitud. La Biblia no la recomienda, no la condena, la reconoce como parte de la sociedad, pero la regula y el esclavo en Israel era liberado en el año del jubileo, el cual es cada año cincuenta, si eso es lo que él quería. Pero había algunos señores que eran tan amorosos y tan amables y generosos que el esclavo quería ser esclavo de por vida y tenía un agujero en su oreja para simbolizar ese compromiso.

Nos adelantamos al tiempo del Nuevo Testamento y se da cuenta de que probablemente una quinta parte de todo el imperio romano eran esclavos, quizás hasta doce o a quince millones de esclavos. De hecho, toda capacidad y toda profesión involucraba esclavos, no era que hacían tareas meramente insignificantes. Habían maestros y habían artistas y habían arquitectos, y estaban virtualmente en toda área de capacidad, pero eran posesión de alguien. Y esa posesión, dependiendo de cómo los trataba el dueño, podía ser difícil o podía ser la bendición más grande de todas. Pero, si usted era un esclavo que era un amigo, entonces tenía el ambiente perfecto; tenía acceso, tenía conocimiento íntimo de su señor, él confiaba en usted y usted confiaba en él. Usted era fiel, usted cumplía con su deber porque sabía que él se preocupaba de usted. Muy personal.

Incremente eso al nivel más alto. El gobernante tenía esclavos. César el emperador tenía esclavos. La historia nos dice que tenían esclavos que estaban más familiarizados de manera íntima que cualquier hombre noble o político, cualquier senador o cualquier otra persona. Lo más probable es que estaban más familiarizados de manera más íntima con el gobernante que sus esposas, y algunas veces incluso más que sus hijos. Eran los que les quitaban las sandalias en la noche, les quitaban su túnica, conocían sus deseos más personales, sus debilidades, sus fortalezas, conocían sus ambiciones, su esperanza, sus gozos. Sus esclavos eran sus amigos más íntimos. Conocían más de él que cualquier otra persona. El esclavo tenía intimidad con el señor. Y cuando el señor amaba al esclavo, había un vínculo de servicio y amistad que era único.

En 1869, hubo un escritor de himnos que vio eso en este pasaje y escribió estas palabras: “Oh, Jesús, te he prometido servirte hasta el final, mantente cerca de mí para siempre, mi Señor, y mi amigo. Yo no temeré a la batalla, si usted estás a mi lado. Ni me desviaré del camino porque esa será mi guía. Oh, Jesús, tú has prometido a todos los que te siguen que en dónde tú estás en gloria ahí estarán tus esclavos. Y Jesús, he prometido servirte hasta el final. Oh, dame gracia para seguir, mi Señor, mi amigo.”

Ese himno celebra comunión íntima, celebra protección, no temeré la batalla si tú estás a mi lado, guía y recompensa. “Oh, permíteme ver las huellas de tus pies,” termina, “y en ellos implantar las mías. Mi esperanza de seguirte con deber es solo en tu fortaleza, guíame, llámame, acércame, susténtame hasta el final. Y entonces, en el cielo recíbeme, mi Señor, y mi amigo.” Es algo increíble que Jesús nos llama amigo. Amigo es la palabra “filos,” el verbo es fileo, significa tener afecto hacia alguien, es amar.

Y aprendemos algo acerca de la intimidad de esta amistad. Lea de nuevo el versículo 15. ¿En qué sentido puede un esclavo ser llamado un amigo? Bueno, normalmente un esclavo no sabe lo que su señor está haciendo. No tiene el privilegio de tener acceso a esa información, le dice a su esclavo, “ve acá, ve allá.” Pero la diferencia es que los he llamado amigos, aquí está el porqué, “todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer.” No hay secretos. Increíble. No hay secretos. Cristo no guarda secretos de Sus esclavos porque son Sus amigos.

Esta es una esclavitud que se marca por el afecto, versículo 12, “Os he amado.” Marcada por la salvación, versículo 13, “Nadie tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos.” Está marcada por revelación, “Todas las cosas que oí de mi Padre se las he dado a conocer.” Está marcada por elección, versículo 16, “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.” Y está marcada por comisión, “Yo os he puesto para que vayáis y llevéis fruto.” Marcada por productividad, “Y vuestro fruto permanezca.” Y marcada por provisión, “Para que todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, él os lo de.”

Eso simplemente es abrumador, ¿no es cierto? Esta amistad involucra afección, salvación, revelación, elección, comisión, fruto, y provisión. Esto es casi suficiente para dejarnos sin aliento, pensar que usted tiene una relación con Jesucristo que es definida de esta manera. Sorprendente, una verdad sorprendente. Vivimos en un mundo peligroso, creo que sabemos eso, hay peligros mortales a nuestro alrededor por todos lados, tanto materialmente como espiritualmente. Necesitamos un señor que pueda protegernos, proveer todo lo que necesitamos, y nos ame hasta la gloria.

Ahora, voy a decirle algo que probablemente no sabe, el término más común en el Nuevo Testamento para los cristianos, es esclavo. Es correcto, es el término más común que se usa en el Nuevo Testamento para los cristianos. Y, por cierto, Jesús tiene más esclavos que cualquier otra persona, así que más vale que comencemos a derribar las estatuas. Él es Señor de todos los que le pertenecen. Entonces, habiendo dicho eso, esa es simplemente la introducción, puede ahora a comenzar a tomarme el tiempo.

Retrocedamos de ese pasaje por un minuto, ¿cuál es la verdad fundamental, la realidad de cimiento, la doctrina medular, la verdad absoluta distintiva en el cristianismo? ¿cuál es la confesión distintiva? Jesús es Señor. Jesús es Señor. Pablo dice en Romanos 10, que, si confesares con tu boca que Jesús es Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.” 1 Corintios 12:3 Pablo dice: “Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.”

Entonces, cuando el Espíritu Santo regenera el corazón, ese nuevo corazón va a confesar a Jesús como Señor. Aquellos de ustedes que han estado en Grace por un tiempo, saben que he tratado de enfatizar el Señor de Cristo durante décadas, y décadas, y décadas, porque hay tan poco interés, incluso en la iglesia en el señorío de Cristo. Ha sido reemplazado por la idea de una relación personal con Jesús. Por cierto, toda persona tiene una relación personal con Jesús y con la mayoría no es muy buena, Él será su Juez. Decir que alguien tiene una relación personal con Jesús es simplemente demasiado vago. Lo que usted necesita decir es: Jesús es Señor, y yo soy Su esclavo, el objeto de Su amor. Ese es un entendimiento centrado en Dios, del cristianismo, no uno centrado en el hombre. Jesús dijo, en Juan 13:13, “Vosotros me llamáis maestros y Señor, y decís bien, porque lo soy.” Ser un cristiano es confesar a Jesús como Señor, en dedicación completa a sumisión obediente a Él y Su voluntad.

De nuevo, de regreso al capítulo 15, versículo 10: “Si guardareis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Escuche, usted es obediente al Hijo, así como el Hijo es obediente al Padre. La realidad verdadera del señorío de Cristo es oscurecida constantemente porque es tan demandante, tan demandante. El hecho de que Jesús es Señor es claro, escuche Efesios capítulo 1, el pasaje que vimos hace unas semanas atrás.

El apóstol Pablo nos dice acerca del Señor Jesucristo, versículo 20, “la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos, y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobretodo principado y autoridad y poder y señorío, y sobretodo nombre que se nombra no solo en este siglo sino también en el venidero. Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.” Él es la cabeza sobre todas las cosas, Él es Señor del universo, Rey de reyes y Señor de señores.

Cuándo Él resucitó de los muertos Filipenses 2, el apóstol Pablo dice: “Dios le dio nombre sobre todo nombre,” no es el nombre Jesús, es el nombre Señor, es el título Señor, kurios. Kurios es la palabra griega y aparece setecientas cuarenta y siete veces en el Nuevo Testamento. ¿Qué significa? Uno que tiene poder, uno que tiene posesión, uno que tiene derecho absoluto de mandar, eso es kurios. Tiene un sinónimo, el sinónimo en griego es despotes, de la cual obtenemos la palabra en español, déspota. Kurios es un gobernante soberano, despotes es un gobernante absoluto. 

En Judas, versículo 4, Judas lo une todo, cuando dice: “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y nuestro Señor Jesucristo.” Despotes y kurios, palabras extremadamente poderosas. Se hace referencia a nuestro Señor noventa y dos veces en el libro de los Hechos, dos veces Él es llamado Soter, Salvador, noventa veces Él es llamado Señor. Y Él es llamado Señor para designar Su autoridad y gobierno absoluto, Su dominio absoluto. Él es un dueño de esclavos. Y cualquier negación de eso es herejía, herejía.

He tratado de ayudarle a la gente a entender eso, en el libro El Evangelio Según Jesucristo, el Evangelio Según Los Apóstoles, El Evangelio Según Pablo, y otros libros. La gente parece tener miedo de llamar a la gente a someterse al señorío de Cristo. El Señor no existe para satisfacer lo que usted quiere, sino para que usted doble su rodilla ante Él como Señor. Es bastante claro, a partir de Sus palabras, en el noveno capítulo de Lucas, sé que usted conoce esta porción de la Escritura, pero es una que debemos proclamar de manera amplia cuando evangelizamos a la gente.

Lucas 9:23, “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí,” ¿quiere ser usted un seguidor de Jesús? Va a demandar más que un brazalete. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.” Niéguese a sí mismo. Literalmente, su voluntad, ambición, planes, deseos. Cristo no quiere venir a su vida para darle lo que usted quiere, viene a su vida para mandarle a que haga Su voluntad, “porque todo el que quiera salvar su vida,” si usted solo está tratando de aferrarse a su vida, y tener a Jesús acentuado con unas cuantas mejorías, usted va a perder su vida. Por otro lado, si pierde su vida “por causa de mí, éste la salvará. Pues que aprovecha al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo.”

¿Cuál es el punto en sumergirse en la mentira del evangelio de la prosperidad y pensar que usted puede adquirir todo lo que quiere, y perder su alma para siempre? ¿Cómo es posible que no entendemos esta verdad? En el lenguaje de Lucas 6:46, “¿Por qué me llamáis Señor, Señor y no hacéis lo que yo digo?” Este es un llamado muy fuerte, Jesús es Señor. Si el Señor y Soberano, y Señor absoluto, ¿qué hace de nosotros? esclavos. La palabra griega es doulos, doulos. Es usada ciento treinta veces en el Nuevo Testamento, solo significa una cosa: esclavo. No es ambiguo, no significa siervo, hay otras seis palabras griegas que significan siervos, y presentan matices diferentes del concepto de siervo. Significa esclavo, y nunca nada más que eso.

Bueno, ¿qué queremos decir con esclavo? ¿Alguien que es posesión de alguien más? ¿alguien que no tiene derechos propios, sino que alguien más tiene que rogar por él? En el imperio romano un esclavo no podía dar un testimonio en la Corte, no tenía derechos legales, no tenía un estatus legal, no podía ser dueño de ninguna propiedad, no tenía libertad ni autonomía. Esa es una definición perfecta de un cristiano. Usted no tiene derechos propios para reclamarle algo a Dios. Usted no tiene un estatus legal ante Dios que pueda hacer que usted se beneficie de alguna manera. Usted necesita un abogado. Usted tiene que tener a alguien aceptable para Dios, un hombre libre que venga en el lugar de usted. Y ese claro es el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo.

¿Qué significaba ser un esclavo? Doulos, según un léxico es tan inequívoco y tan contenido en sí mismo que es una palabra para la cuál es superfluo dar ejemplos porque significa de manera clara, esclavo. ¿Qué nos dice eso? Los esclavos eran escogidos, eran comprados, eran posesión de alguien, eran cuidados. En el caso del Señor, amados, protegidos, inundados de riquezas celestiales. Sin embargo, cuando usted acude a su Biblia en inglés, no sé qué versión tenga, hay más de veinte traducciones bíblicas en inglés. Usted no va a saber dónde está la palabra doulos porque está encubierta.

La única vez en la que los traductores del Nuevo Testamento en todas estas versiones, con unas cuantas excepciones traducen doulos como esclavo, es cuando de hecho está hablando de un esclavo, o de manera metafórica como en Romanos 6, un esclavo al pecado, o esclavo de la justicia. Pero cuando doulos es usada para hablar de un cristiano, es traducida consiervo o siervo. ¿Por qué hicieron eso? Se remonta a las primeras traducciones en inglés, cuando la esclavitud era algo tan horrendo. En lo único que podían pensar era una persona en cadenas. Y aborrecieron traducir doulos, esclavo. Simplemente había demasiado estigma, y entonces inventaron una palabra consiervo, o simplemente usaron siervo. Y como consecuencia, robaron esta verdad tremenda, de generación a generación de cristianos.

Por cierto, los eruditos en los idiomas en la Universidad, y Seminario Master’s han terminado el Nuevo Testamento, Proverbios y Salmos en una traducción totalmente nueva llamada “La Biblia Estándar de Legado,” que va a traducir esclavo cada vez que aparece. Están trabajando en este momento en el Antiguo Testamento, es una tarea increíble. Nuestro Señor dijo en Mateo 6:24, “Ninguno puede ser esclavo de dos señores.” Ahora, si simplemente dijéramos, ningún hombre puede servir a dos señores. Sí puede. Algunos de ustedes tienen dos trabajos, algunos de ustedes tienen diez jefes. Algunos de ustedes tienen jefes por todos lados, toda persona en su edificio es un jefe. Puede servir usted a muchas personas, pero no puede ser la posesión de más de uno. Un siervo trabaja para alguien, el esclavo es posesión de alguien. Eso es lo que significa seguir a Cristo, niéguese a sí mismo, tome su cruz. ¿Qué significa eso? Esté dispuesto diariamente a morir por su Señor. Tome su cruz no significa lleve dificultad en la vida. Realmente Jesús estaba diciendo: “Podría costarte la vida.

Entonces tienes que calcular si vale la pena. Y después sígueme. Lo cual significa, haz lo que yo digo.” De regreso a Lucas 9 por un momento, y versículo 57. “Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adonde quiera que vayas.” Quiero ser un seguidor de Jesús. Y Jesús le dijo: Muy bien, porque vas a ser rico. No es lo que dice. “Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre.”

Dice usted: “Bueno, eso parece razonable.” No. Su padre no estaba muerto. Él quería quedarse en casa hasta que su padre finalmente muriera para que pudiera recibir la herencia, entonces seguiría. Entonces, “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos, y tú ve y anuncia el reino de Dios.” Un tercero que quería ser discípulo, le dijo: “Te seguiré, Señor, pero déjame que me despida primero a los que están en mi casa.” Primero déjame ir a levantar algo de sostén económico. “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mirando hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” Esto es lo que significa negarse a sí mismo y seguir a Cristo. Es un abandono total para servirlo a Él.

Este es un concepto tan desafiante que en el capítulo 13 de Lucas, alguien en su grupo de discípulos que iban viajando, dijo en el versículo 23: “¿Señor, son pocos los que se salvan? Y Él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta,” es una puerta angosta, es como un torniquete usted no puede cargar sus maletas pasando por un torniquete, “porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.”

El capítulo 14, Él todavía está tratando que ellos entiendan esto, versículo 28: “Porque ¿quién de vosotros queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento y no puede acabarlo, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo.” Es una disposición a abandonar todo. Juan 12, Jesús dijo, “incluso tu propia vida.” Este es el llamado a la salvación, el abandono de todo para seguir a Cristo.

El lenguaje del Nuevo Testamento apoya esto, Pablo dice: “Por precio habéis sido comprado.” Pedro dice: “Fuisteis comprados por la sangre preciosa.” De hecho, observe por tan solo un momento el libro de los Hechos capítulo 2, la profecía de Joel, conforme Pedro está predicando en el día de Pentecostés en Hechos capítulo 2, podemos recogerlo en el versículo 17: “Esto es lo dicho por el profeta Joel: En los postreros días dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y de cierto, sobre mis esclavos,” es la palabra, “sobre mis esclavas en aquellos días derramaré mi Espíritu y profetizarán.” Incluso en el Antiguo Testamento sabían que aquellos que seguían a Dios eran identificados como esclavos.

En Hechos capítulo 4, versículo 19: “Más Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedeced a vosotros antes que a Dios.” Ellos sabían en dónde debía estar su lealtad. Pasen al versículo 29: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus esclavos que con todo denuedo hablen tu palabra.” Los apóstoles Pedro y Juan, reconocieron que eran esclavos, usted no ve eso ahí porque se inventó una palabra para reemplazar el estigma de la palabra esclavo. Los apóstoles estaban contentos de llamarse a sí mismos esclavos, de un Señor tan amoroso. Capítulo 16, simplemente otro de Hechos, versículo 17: “Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros,” ésta joven esclava, “daba voces diciendo: Estos hombres son esclavos del Dios Altísimo.” Incluso la joven poseída por demonios, sabía eso, eran esclavos.

No tengo tiempo para llevarlo a todos los pasajes que indican esto, pero están por todos lados a lo largo del Nuevo Testamento. Como dijimos, ciento treinta veces la palabra esclavo aparece. Colosenses, capítulo 1: “Epafras, nuestro compañero esclavo amado.” Nuestro compañero esclavo, amado. No consiervo, esclavo. En el cuarto capítulo de nuevo, creo que es el versículo 12: Epafras, esclavo de Jesucristo,” es llamado así dos veces. Quizás un reconocimiento más sorprendente, y hay muchos, muchos otros usos de esclavo, pero el libro de Apocalipsis, yo simplemente señalo que en el libro de Apocalipsis somos identificados como esclavos. Es realmente sorprendente, no voy a cubrirlo todo. En dónde quiera que usted ve siervo, consiervo, quizás usted necesita ver detrás de eso y ver si no es esclavo.

Permítame tan solo mostrarle unas cuantas, capítulo 7 del libro de Apocalipsis. Durante el tiempo de la tribulación Dios protege la tierra hasta que él sella, versículo 3, a los esclavos de nuestro Dios en sus frentes.” Estos son creyentes en el tiempo venidero de la tribulación, y son identificados como esclavos. En el capítulo 10 del libro de Apocalipsis, versículo 7: “Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando el comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus esclavos los profetas.” Eran esclavos.

Capítulo 11, versículo 18: “Y se airaron las naciones y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus esclavos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre.” Sea que usted está hablando del Antiguo Testamento o Nuevo Testamento, creyentes en todo período de la historia redentora, todos siempre son esclavos. Y en el capítulo 19, la proclamación del regreso de Cristo. “Aleluya,” versículo 1, “salvación, y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus esclavos de la mano de ella.” Incluso en el tiempo final, Dios destruye el sistema del mundo, e identifica a Su pueblo como esclavos. Vea el versículo 5: “Y salió del trono una voz,” este es el cielo, “que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus esclavos, y los que le teméis, así pequeños como grandes.” 

Capítulo 22, estamos en el cielo, y ¿somos promovidos ahí de la esclavitud? No. Capítulo 22, versículo 3, “Y no habrá más maldición, y el trono de Dios y del Cordero estará en ella y sus esclavos le servirán y verán su rostro, y Su nombre estará en sus frentes.” Los esclavos eran sellados, ¿sabía usted? Usted va a ser sellado eternamente como esclavo de Cristo. Versículo 6: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus esclavos las cosas que deben de suceder pronto.” El ángel ha traído las visiones en Apocalipsis, para nosotros sus esclavos, y cuando lleguemos a la gloria eterna vamos a entrar de manera plena a nuestra esclavitud amorosa a Cristo.

Romanos 1, Pablo se llama a sí mismo esclavo. Filipenses 1, se llama a sí mismo esclavo. Tito 1, se llama a sí mismo esclavo. Santiago, se llama a sí mismo esclavo. Pedro se llama a sí mismo esclavo. Judas introduce su epístola identificándose a sí mismo como esclavo. Apocalipsis 1:1 presenta a Juan como esclavo. Todo aquel que está en Cristo es un esclavo. ¿Qué significa eso? Fuimos escogidos, fuimos comprados, somos posesión, estamos bajo sujeción, somos dependientes, somos disciplinados por un Señor amoroso, somos capacitados, somos evaluados, somos recompensados, somos protegidos.

Dice usted: “No sé si puedo manejar esto. No sé si puedo verme a mí mismo como esclavo. Bueno, permítame darle un buen ejemplo que puede tratar de seguir. Filipenses, capítulo 2, versículo 3: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria, antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.” Esto está hablando de la humildad. “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” Aquí está su ejemplo. “Haya pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de esclavo.” Doulos.

Usted no es demasiado bueno para ser un esclavo. Jesús no era demasiado bueno para ser un esclavo. Él fue un Hijo que se volvió un esclavo. Nosotros somos esclavos que nos volvemos hijos, ¿verdad? Él fue un Hijo que se volvió esclavo para que nosotros que éramos esclavos pudiéramos volvernos hijos. ¿Cómo es que Jesús manifestó esa esclavitud? Él dijo: “Solo hago lo que el Padre me dice que haga.” “Solo hago lo que el Padre me muestra,” a lo largo del evangelio de Juan. “Mi comida es hacer la voluntad de mi Padre.” O, por cierto, usted es un esclavo. Si usted no es un esclavo de Cristo, usted es esclavo del pecado. Usted no está libre, escoja a su señor.

1 Pedro 2:16, Pedro nos describe como esclavos de Dios, somos esclavos. Juan 1:12, somos esclavos. No solo somos amigos, somos esclavos que nos volvemos santos, coherederos con Cristo. Cristo es el Hijo que se volvió esclavo y fue glorificado, somos pecadores, que nos volvemos hijos, que nos volvemos glorificados.

Quiero mostrarle algo en Lucas 17, y voy a cerrar con esto, aunque tengo mucho más que me gustaría decir, y es lo que dice el predicador cuando se le acabó el material. Sé que ustedes no creen eso, pero… esto es tan maravilloso, Lucas 17, versículo 7. Jesús dice, ¿quién de vosotros teniendo un esclavo, (y allí es traducido en algunas versiones ‘esclavo’, porque habla de un esclavo real) que ara o apacienta ganado, al volver el del campo, luego le dice, pasa, siéntate a la mesa?  ¿Quién va a hacer eso? Alimentar primero al esclavo. ¿No le dice más bien, prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido, y después de esto come y bebe tú? Él no le agradece al esclavo lo que hizo.

“¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: “Somos,” ¿qué? “esclavos inútiles.” ¿Qué oye usted en el salmo? Él es digno, nosotros somos indignos, pues lo que debíamos hacer hicimos. Y, ¿cuál es el beneficio de esto? ¿cuál es el fruto de esto? Gozo completo, gozo completo.

Ahora sé que usted va a querer una Biblia del Legado Estándar cuando salga en la Conferencia de Pastores, para que usted pueda ver esta palabra en dónde está y va a transformar de manera total su entendimiento de lo que es ser un cristiano. Si usted buscando una iglesia haga una pregunta: ¿está llena de aquellos que confiesan a Jesús como Señor y se confiesan a sí mismos como sus esclavos, dispuestos, amorosos, obedientes? Hemos sido escogidos, hemos cautivados, hemos sido comprados, se nos han dado todos los recursos del cielo, tenemos al Espíritu Santo viviendo en nosotros, tenemos la promesa de la vida eterna, y de ser coherederos con el Hijo de Dios mismo, compartiendo en toda Su herencia en la gloria.

¿Por qué nos bendice de manera tan generosa así? Porque nuestro Señor, está motivado por amor infinito, divino. Porque de tal, ¿qué? amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito. Un día, según Mateo 25:21, usted va a estar delante de él, y usted va a oír: “Bien, buen esclavo fiel.” Lección aprendida. Oremos.

Es abrumador pensar en esto y darnos cuenta de que somos tan indignos. Vendidos a la esclavitud, al pecado, esclavos de la iniquidad y la transgresión, incapaces y no dispuestos a ser obedientes a ti, nos recogiste, nos escogiste, nos regeneraste, nos justificaste, y ahora nos estás santificando para que podamos ser esclavos útiles. Y que esclavitud tan llena de deleite es esta, Tú satisfaces toda necesidad, Tú provees todo recurso, Tu amor nos inunda de manera generosa con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús.

Tenemos todo lo que necesitamos y más, ni siquiera llegamos a usar todos los recursos que son nuestros. No tenemos porque no pedimos, dejamos tantos tesoros que están en el cielo que podrían ser depositados en nuestras vidas, si fuéramos más fieles y obedientes y estuviéramos orando más. Sin embargo, en nuestra indignidad, tú has considerado correcto aferrarte a nosotros, protegernos y llevarnos a la gloria, y ahí, hacernos perfectos como Tú Hijo, para compartir en Su herencia eterna, y disfrutar de manera abundante de todo lo que el cielo tiene para siempre.

Y, con gusto te reconocemos como nuestro Señor y estamos tan agradecidos por ser tus amigos, amigos íntimos que conocen todo porque Tú no has retenido nada. Tenemos Tú mente, tenemos la mente de Cristo, conocemos a nuestro Señor muy bien, y sabemos que nos amas, y Tú solo quieres para nosotros lo mejor. Y tú de hecho estás haciendo que todo opere para ese fin, debido a ese amor. Que te devolvamos ese amor en obediencia gozosa. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.

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