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Este es un momento para que demos gracias al Señor. Y debido a que soy el predicador, yo escojo lo que quiero expresar en términos de gratitud para ustedes. He estado leyendo unas cuantas, de las introducciones de Pablo a sus epístolas, aquí está su introducción a la primera carta a los Corintios. “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia; así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo; el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.”

Pablo ofrece su gratitud por los creyentes corintios, por el hecho de que eran creyentes genuinos que habían recibido la gracia de Dios dada a ellos en Cristo, que en todo habían sido enriquecidos en toda palabra y conocimiento, porque el testimonio acerca de Cristo fue confirmado en ellos, porque no carecían de don espiritual alguno, y porque esperaban el regreso de Cristo. Todas esas cosas hicieron que el corazón del apóstol estuviera contento. Y después, otras de mis expresiones favoritas de gratitud de Pablo, está en 1 Tesalonicenses, en el versículo 2 del capítulo 1, él dice:

“Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones, recordando constantemente la obra de vuestra fe y el trabajo de vuestro amor, y la perseverancia en la esperanza de nuestro Señor Jesucristo, en la presencia de vuestro Dios y Padre. Sabiendo, hermanos amados de Dios, de vuestra elección; porque nuestro evangelio no vino a vosotros en palabras solamente, sino también en poder y en el Espíritu Santo y con plena certidumbre, así como vosotros sabéis que tipos de hombres probamos ser entre vosotros, por causa de vosotros. Vosotros también os volvisteis imitadores de vosotros, y del Señor, habiendo recibido la palabra con mucha tribulación, con gozo del Espíritu Santo, de tal manera que os volvisteis un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya. Porque la palabra del Señor ha salido de vosotros, no solo en Macedonia y Acaya, sino también en todo lugar dónde vuestra fe hacia Dios ha salido. De tal manera que no tenemos necesidad de decir nada; porque ellos mismos reportan acerca de nosotros que tipo de recepción tuvimos con vosotros, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y para esperar a su Hijo de los cielos, a Jesús, a quien resucitó de los muertos, el cual nos libra de la ira venidera.” 

Ahí está el gozo de un pastor expresado en esos dos pasajes. Y tengo que decir que ciertamente entiendo eso, cuando pienso en todas las cosas en mi vida por las que podría estar agradecido, fuera de la obra de gracia que Dios ha hecho en mi propia vida, y en la vida de mi esposa Patricia y mis hijos, inclusive mis nietos; aquello por lo que más estoy agradecido es porque Él me ha colocado en la iglesia Grace Community. Todo ha pasado como una sombre desde febrero de 1969, 9 de febrero fue. Todos estos años ha habido puntos altos, puntos bajos, ha habido pruebas y triunfos, pero he disfrutado cada día, y yo agradezco a Dios siempre, por todos ustedes, estando consciente constantemente de la obra de su fe, su trabajo de amor y su perseverancia en la esperanza.

Y como Pablo dijo a los corintios, de sus dones. Ustedes no les falta ningún don, ni les falta entendimiento de la verdad, amor por la verdad, y su testimonio, el testimonio que sale de usted ha todo el mundo. Ahora, observe, amo a la iglesia, amo a la iglesia de nuestro Señor Jesucristo en donde quiera que esté en el mundo, y he estado en muchos lugares en el mundo, y he interactuado con creyentes de todo el planeta a lo largo de los años, y amo a la iglesia en donde quiera que esté, pero obviamente tengo un amor muy especial por ésta iglesia, por ésta iglesia, porque es aquí que el Señor ha enriquecido mi vida más allá de cualquier idea que he imaginado. Ha sido una providencia inexplicable, por parte de Dios que me colocó aquí. No sé porque originalmente, el grupo de hombres que decidieron darme esta tarea, no sé porque desde un punto de vista humano me escogieron, no sé si ellos supieron porque, no conozco cuales fueron sus procesos, pero, en la solicitud que me dieron para que la llenara me pidieron que escribiera el peso de mi esposa.

Entonces, no estoy seguro que ésta fue una muestra de entendimiento espiritual, lo cual no escribí, aunque lo pude haber hecho y no me habría apenado, nada más me pareció algo mundano, por no decirlo de manera fuerte. Únicamente puedo mirar al pasado y decir que, si estaban preocupados por el peso de mi esposa, su criterio no fue espiritual en su totalidad, no sé si tenían idea alguna de lo que el Señor estaba para ellos aquí, tengo la confianza de que no fue así. Ciertamente, yo no lo tuve, realmente salí de mi seminario y quería estudiar la Biblia, y quería aprender el Nuevo Testamento, y quería conocer la Biblia para mi propia alma, más que para lo que quería predicarla.

Realmente nunca pensé en el ministerio, simplemente pensé en conocer lo que la palabra de Dios quería decir por lo que decía, y siempre ha sido un gozo del ministerio estudiar la Palabra de Dios para entenderla, para que pueda conocer a Dios. No sabía adónde iría, no sabía en dónde estaría, nunca me preocupe por ello. Había sido considerado por un par de otras iglesias, una de ellas lejos, y otra no tan lejos, y ambas habían decidido que era demasiado joven. Pero el Señor en su gracia y su compasión y su bondad me puso aquí, y he tenido un amor de por vida, por ésta iglesia. Esta es la iglesia en la que el Señor me colocó para vivir mi vida.

Y nunca he tenido un sentimiento momentáneo de que debería estar en algún otro lugar. Algunos de ustedes lo han tenido. Nunca que he tenido un sentimiento momentáneo de que debería estar en algún otro lugar, ésta simplemente es mi iglesia. Ustedes son la congregación que amo, y en quien veo la obra de Dios floreciendo. Se de la iglesia, y entiendo la iglesia, y todo lo que la iglesia es lo he visto mostrado aquí. No estoy diciendo que somos perfectos, no lo somos, ninguno de nosotros, incluyéndome a mí. Pero ninguna iglesia lo es y ningún creyente lo es aún, pero a pesar de nuestras debilidades e imperfecciones, he visto todo lo que la iglesia debe ser, floreciendo aquí. Y eso me hace estar tan agradecido.

Algunas veces la gente me pregunta, conforme pasan los años, ¿si tuvieras que vivir tu vida otra vez, que cambiarias? Y mi respuesta es, nada. Nada. El Señor me dio lo mejor, en su gracia. Amo a ésta iglesia por algunas razones específicas, permítame compartirlas con ustedes. La iglesia es la única institución que el Señor jamás prometió edificar. Él dijo, “Edificaré mi iglesia. Edificaré mi iglesia.”

Muchos años atrás un reportero me preguntó, “¿Tienes un deseo por edificar la iglesia?” Y yo dije, “En absoluto. Jesús dijo que él edificaría la iglesia y yo prefiero no competir con él. No tengo interés en edificar la iglesia, únicamente quiero estar dónde el Señor esté edificando su iglesia. Y he vivido ese cumplimiento. Y Él está edificando su iglesia aquí, de toda lengua, tribu y nación, y pueblo. No somos algún tipo de nicho cultural, nos vemos como Los Ángeles, y así debe ser, aquí es en dónde estamos.

Jesús dijo que Él vino a hacer la voluntad de su Padre, y la voluntad de su Padre era congregar a los redimidos y congregarlos en lo que conocemos como la iglesia. El Padre los escogió y el Padre los atrae, y el Espíritu Santo les da vida, y Jesús los recibe y nunca pierde ninguno de ellos, sino que los resucita todos en el día postrero. La iglesia es triunfal, la iglesia es invencible, Él está edificando su iglesia. Y ha sido un gozo increíble, por el cual estoy agradecido constantemente, simplemente por verlo hacer eso, simplemente verlo hacer eso. Únicamente he sido alguien que se puso de pie y vio todo. Como Martín Lutero dijo, “No hice nada. No hice nada. La Palabra de Dios lo hizo todo.”

Estoy tan agradecido por haber estado en un lugar en dónde he visto al Señor edificar su iglesia, generación tras generación tras generación. Aquellos de ustedes que están aquí ahora, y muchos que han ido antes, y se han ido a otros lugares en el mundo, inclusive al cielo. Y lo he visto todo sentado en la banca del frente. He visto al Señor cumplir Su promesa de edificar su iglesia. En algún lugar desafiante, en un tiempo desafiante, sin ningún tipo de entendimiento humano sofisticado o liderazgo de ese tipo, o ningún tipo de estrategia de mercadotecnia. Simplemente he visto al Señor edificar su iglesia. Lo he visto añadir diariamente a aquellos que están siendo salvados.

Ésta ha sido una bendición increíble para mí, desde que viene por primera vez. Y el Señor ya estaba edificando su iglesia, la he visto crecer. ¡Qué privilegio! Y que recepción un día será entrar al cielo y conocer a todos los que han ido antes de nosotros, inclusive de esta congregación, y han entrado a la presencia del Señor. La Biblia dice que la iglesia va a triunfar. Pablo dijo en su carta a los corintios, “Dios siempre causa que triunfemos en Cristo.” Ganamos. La iglesia será edificada. Dios será el ganador, Cristo va a triunfar. A quién el Señor predestinó él llamó, a quien él llamó el justificó, a quien él justificó él glorificó.”  Él va a congregar a Su pueblo para que sean parte de ésta iglesia invencible, para que estén, por así decirlo, en el corazón de éste edificio, de ésta edificación de una iglesia dentro de la iglesia, es algo que va más allá de lo que jamás se había imaginado.

Pienso en mis días de seminario, tenía una imaginación bastante vívida. Y solía decir, bueno, tú sabes, hay un versículo en Efesios que dice, “Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas, mucho más abundante de lo que puedes pensar o pedir”. Bueno, pude haber pensado en muchas cosas y pedir muchas cosas, y no puedo imaginarme lo que es que Él va a hacer más allá de lo que yo me pueda imaginar. Bueno, Él sobrepasó lo que jamás imagine hace 40 años atrás. Todo ha sido inimaginable, me encanta ser parte del Señor edificando su iglesia, nunca ha habido un día cuando me vi y dije, ¿es éste un resultado de inteligencia humana o el Señor hizo esto? Esa nunca ha sido una pregunta, porque la inteligencia humana nunca ha sido aplicada a esto, únicamente es la obra del Espíritu mediante la Palabra.

En segundo lugar, amo a la iglesia porque es la realidad más preciada en la tierra. Éste es el grupo más preciado de personas en el planeta. Son preciados, ¿Por qué? porque fueron elegidos por Dios desde antes de la fundación del mundo, y fueron comprados por la sangre de Cristo. No Solo eso, sino que cada uno de ustedes quién es un creyente es el templo del Espíritu de Dios, Cristo vive en ustedes. Y la manera en la que los trato a ustedes es como trato a Cristo. Y como se tratan el uno al otro es como tratan a Cristo. Esa es la razón por la que nuestro Señor dice, “No menosprecien a uno de estos pequeños que creen en mí”.

Cualquier persona que cree en él, podrías pensar de ellos como edificantes. No menosprecies inclusive al más pequeño de estos que creen en mí, porque mi Padre en los cielos está preocupado por ellos, y los cielos están viendo su rostro para ver si están preocupados, y para que salgan a cuidar inclusive al más pequeño de los suyos. Entiendo la administración de la iglesia, entiendo lo que significa que se me haya dado una administración de las personas más preciadas en el mundo, aquellos comprados por la sangre de Cristo. Sangre preciada, iglesia preciada.

Cuán maravilloso ha sido el que se me haya dado esa administración, y disfrutar el amor y afecto y bendición recíprocos de tener a tantas personas en quienes Cristo vive, y que vengan a mi vida y me traigan a Cristo. Mi vida está llena de Cristo, y no solo el Cristo quien está mí, sino el Cristo quién está en todos ustedes. Y conforme ustedes me enriquecen Cristo viene a mí ¡Qué vida!

En tercer lugar, amo a la iglesia porque es la expresión terrenal del cielo. Me gusta el hecho de que hay belleza en la tierra, me gusta la belleza en la creación. Me gusta la belleza del arte y del diseño, me gusta la belleza de la música. Tantas cosas hermosas hay maravilla y aventura, y fascinación en el mundo y disfruto tanto de eso. Pero lo que más me gusta del mundo, es la parte celestial del mundo, y esa es ustedes. La iglesia es el cielo sobre la tierra. Cuando nuestro Señor enseñó a los discípulos a orar él dijo, oraréis así: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.” Eso es solo hecho en un lugar, esa es la iglesia. En ningún otro lugar se hace, en ningún otro lugar más que aquí. ¿Y qué está pasando en el cielo? Dios está siendo honrado y adorado, Cristo está siendo exaltado, y la justicia domina. Y el único lugar sobre la tierra que se aproxima a eso es la iglesia.

Entonces, amo a la iglesia porque esto es lo más que me puedo acerca al cielo. Y para ser honesto con ustedes, estoy dispuesto a irme al cielo, pero no es como que soy miserable aquí. No estoy insatisfecho, estoy lleno de gozo, felicidad. No me gusta lo que pasa fuera de la iglesia, pero no vivo afuera de la iglesia, vivo adentro de la iglesia. Entiendo que tenemos que alcanzar al mundo y que todos somos proyectos de rescate de lo que está afuera de la iglesia, pero mi vida es la iglesia. La iglesia que fue básicamente, armada en la mente de Dios antes de que el tiempo comenzara. Ser sus representantes sobre la tierra, ser un poco del cielo sobre la tierra.

Nuestro Señor dijo todo lo que hagan en la tierra habrá sido hecho en el cielo. Me gusta la idea de que esto es el cielo sobre la tierra. Podrías decir, “Bueno, tus servicios parecen un poco serios.” Creo que el cielo es bastante serio. Alguien podría decir, “Bueno, sabes una cosa, cuando vienes a tu iglesia es como ser llevado de regreso a otra era. No es muy contemporánea.” No, no encuentro mucho en el mundo que quiero importar a la iglesia porque realmente no me gustaría que la iglesia fuera como el mundo, me gustaría que fuera como el cielo. Y las mejores formas de adoración y más elevadas y más gloriosas y más hermosas y más magníficas tienen que ocupar a los santos en el cielo. Simplemente quiero que esto sea lo más que nos podamos acercar al cielo.

Otra razón por la que amo a la iglesia es porque ésta es la congregación de los adoradores verdaderos, hace muchos, muchos, atrás fue impactado por las palabras de nuestro Señor cuando Él atacó el templo y dijo: “El celo por tu casa me ha consumido, y los vituperios de los que te vituperaban han caído sobre mí.” Él no podía tolerar que Dios fuera deshonrado, y Él estaba citando un Salmo. “Los vituperios de los que te vituperaban han caído sobre mí y el celo por tu casa me ha consumido.”

Me acuerdo como un joven leyendo la historia de Henry Martin, un misionero quien fue a un templo pagano, y vio blasfemia, y se dio la media vuelta y salió corriendo del templo, sacó su diario y escribió, “No puedo tolerar la existencia, si Jesús va a ser deshonrado de ésta manera.” Despedazó su alma el ver al Señor deshonrado. ¡Qué gozo! ¡Qué privilegio! ¡Qué bendición pasar tu vida congregándote con adoradores verdaderos! Éste es un refugio del mundo, somos los adoradores verdaderos que adoran a Dios en el espíritu, que no tienen confianza en la carne. Somos los adoradores verdaderos que el Padre busca, que adoran en espíritu y en verdad.

Somos los adoradores verdaderos que se acercan, como Hebreos 10 dice, “Y no dejamos el congregarnos.” Nos congregamos para adorar.  Ésta es la más elevada de todas las actividades humanas, elevada por el Espíritu de Dios en nosotros. Ésta es la razón definitiva para la existencia humana. No me impresionan otros logros en el mundo, sólo quiero estar entre adoradores, sólo quiero cantar canciones con personas que son adoradores, quiero orar con personas que son adoradores, quiero predicar la Palabra a personas que son adoradoras del Dios que predico. No necesito tratar de entretenerlos o torcer las cosas o engañarlos para asegurarme de que pueda manipularlos para que estén aquí. Solo quiero poder decir, vamos a adorar y eso es suficiente, y ustedes están aquí.

Estoy tan agradecido. ¿Cómo podría una vida ser más rica que eso? Ser parte de la única institución que el Señor está edificando, una institución que triunfa sobre toda la oposición, vivir tu vida en medio de las personas más preciadas sobre la tierra, compradas por la sangre de Cristo, ser parte de la expresión terrenal del cielo mismo, el único lugar en dónde el cielo desciende, pasar tu vida en la congregación de adoradores verdaderos.

Hay otra razón por la que amo a la iglesia. Es el lugar de comunión verdadera. Y cuando hablo de comunión estoy hablando de un tipo de conexión genuina, no quiero decir amistad cultivada en torno a política o deporte o trabajo o pasatiempos. Quiero decir, comunión real, vida en común. La comunión es definida por los dones espirituales que tenemos, y los unos a otros del Nuevo Testamento. Éste es un lugar en dónde vidas impactan a otras vidas, sobrenaturalmente y por la eternidad. Puedes tener amistades, el mundo tiene amistades, pero son temporales. Tenemos amistades que son eternas. Nos ministramos unos a otros nuestros dones espirituales para edificarnos unos a otros, en la semejanza a Cristo. ¡Qué bendición tan increíble es esa!

Pienso en toda la gente aquí, toda la gente que me ha rodeado a lo largo de los años, inclusive ahora, con dones sorprendentes del Espíritu Santo, que son la razón por la que ésta iglesia es lo que es. La gente dice, “Bueno, ¿tuviste un plan para que Grace Church llegara a ser lo que es?” No, esto va más allá de mí. El Señor tenía un plan, y su plan fue congregar a personas dotadas, que lo aman, y después dejarlos usar sus dones. Y eso es lo que todos ustedes hacen. Es un lugar de comunión verdadera.

Y amo a la iglesia por otra razón. Es la fuente de la verdad. Yo vivo para la verdad, creo que ustedes saben eso. Si fueran a reducirme al mínimo, si fueran a despojarme de todo y llevarme al mínimo, esencial; la verdad es todo para mí. Vivo por la verdad, vivo para la verdad, amo la verdad, quiero conocer la verdad, quiero predicar la verdad, la verdad es todo. La cosa más importante en el mundo es verdad divina, porque es la única manera por la que puede ser salvo, santificado y consolado en medio de éste mundo. Y la iglesia dice Pablo, en 1 Timoteo 3:15, es columna y baluarte de la verdad. Ocasionalmente voy a una iglesia y no oigo la verdad, y es aterrador para mí. ¡Sáquenme! O torcer la verdad, pervertir la verdad.

Estoy tan agradecido porque he estado en una iglesia en dónde la verdad prevalece, en dónde el liderazgo ama la verdad, en dónde todos ustedes aman la verdad. Es la verdad lo que nos salva, somos santificados también por la verdad, somos salvados, renacidos por la Palabra de verdad, somos santificados por la verdad, Jesús dijo. Somos consolados por la verdad, somos edificados por la verdad, tenemos esperanza mediante la verdad, todas nuestras relaciones están edificadas en torno a la verdad, navegamos la vida debido a que conocemos la verdad. Una doctrina sana nos da estructura, y sabemos cómo vivir para la gloria de Dios porque tenemos la mente de Cristo.

Y eso lleva a otra razón por la que amo a la iglesia, y es porque la iglesia es el lugar de edificación, es el lugar de edificación. Al principio en el ministerio aquí en Grace, hablé mucho del hecho de que Efesios 4:11 dice que,  “Cristo dio a la iglesia apóstoles, y después profetas, y después evangelistas, y pastores-maestros, para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, a fin de edificar el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura que pertenece a la plenitud de Cristo, para que ya no seamos niños.” 

Amo la iglesia porque todos crecemos en semejanza a Cristo, juntos. Todos crecemos en semejanza a Cristo, juntos. Entre más estamos juntos, más la Palabra domina nuestras vidas, ente más caminamos en obediencia fiel al Señor, más maduramos, y entre más maduramos, más gozo y menos conflicto. Llegamos a la unidad de la fe, lo acabo de leer, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Comenzamos a actuar como Cristo. No sé si de hecho se cómo me veía cuando vine aquí, pero quizás eso fue porque fui criado en muchas iglesias bautistas en dónde el pelear era una doctrina.

Permítame darle otra cosa más. Y podría decir mucho más, pero una más. Amo a la iglesia porque es el punto inicial para llevar el evangelio hasta los fines de la tierra. Cuando pienso en lo que el Señor ha hecho por ésta iglesia, o a partir de ésta iglesia, sermones por todo el mundo descargados en inglés, español, y ¿qué? árabe, chino, portugués, francés, todo siendo traducidos en todos esos idiomas, siendo accesibles por internet. Desde éste púlpito, mediante éste pequeño micrófono en mi oído, ¡es sorprendente! ¡sorprendente!

La Palabra de Dios está siendo predicada a millones de personas por todo el mundo, en todo momento. Después tenemos a tantos misioneros fieles, por todo el mundo. Muchos han venido de Grace, muchos han venido de otras iglesias, pero aprovechan los recursos aquí. Siempre hemos tenido una pasión por el mundo, de cumplir la Gran Comisión, ¿verdad? “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”. Hagan discípulos, después de que el Espíritu Santo venga sobre ustedes, sean testigos míos.

Ésta iglesia ha tenido una pasión ardiente por alcanzar al mundo. Esa es la razón por la que tenemos una universidad, esa es la razón por la que tenemos un seminario, esa es la razón por la que tenemos a Master’s Academy Internacional, nuestros egresados del seminario por todo el planeta, preparando a líderes en todo tipo de países. No sé cuántos de ellos hay, 30 y tantos Centros de Preparación reuniéndose por todo el mundo con egresados del Seminario preparando pastores y líderes en la iglesia, para que puedan producir iglesias fuertes y puedan enviar a personas para alcanzar a más personas. ¿Eso es realmente lo que importa, no es cierto? Esa es la razón por la que estamos aquí, de otra manera mejor nos vamos al cielo, sino somos útiles en llevar el evangelio hasta los fines de la tierra.

Entonces, lo siento por usurpar esta noche un poco, pero no sé si el Señor me va a dar otro momento, no sé lo que el futuro tiene y simplemente quería asegurarme de que expresaba mi gratitud a Él y gracias a todos ustedes por una vida increíble. Gracias. Y eso ciertamente es para el Señor, es Su obra, de manera completa. Todo comienza en la cruz, ¿no es cierto? Todo comienza con nuestro Señor entregando su vida por nosotros. Todo comienza con nosotros siendo perdonados, con nuestros pecados pagados de manera completa mediante su muerte, y siendo redimidos y recibiendo vida eterna mediante su resurrección.

Y no queremos olvidar eso, de hecho, se nos instruye a no dejar de ver la cruz, sino de manera rutinaria y regular estar viendo la cruz. Y esa es la razón por la que el Señor instituyó este hermoso servicio de comunión. Permítame guiarlos en una palabra de oración.

Padre, gracias. Gracias desde el fondo de mi corazón. Gracias en nombre de toda esta congregación por todo lo que has hecho. Es una bendición sorprendente, incomprensible, bendita, de gracia, que Tú nos has dado a todos nosotros que somos parte de Grace Community Church. No es que somos la única iglesia, la mejor iglesia, pero somos una iglesia bendecida. Bendecida más allá de lo que podemos comprender. Y tú has edificado ésta iglesia, la has edificado con Tu Palabra y la dedicación y adoración y dones de Tú pueblo. Y decimos gracias por esta bendición. Gracias y que la valoremos por la bendición que es y la tratemos como un tesoro de gracia que viene de tu mano.

Ahora, al venir a la mesa, recordamos que Tú, la noche antes de Tú muerte, tomaste el pan, y una copa, que era parte de la Pascua, y Tú la transformaste en un nuevo servicio de recordatorio para recordar la gran liberación, no la liberación de Egipto, sino la liberación del pecado en la cruz. Y Tú le dijiste a Tú pueblo, hasta que Tú vengas y establezcas Tú reino, esto haced en memoria de mí. Esto nos lleva de regreso al pie de la cruz, y nuestra salvación. Prepara nuestros corazones Señor, que nos examinemos para que no haya nada que esté entre nosotros y Tú, y que éste sea un acto de adoración verdadera conforme compartimos juntos.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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