Ahora, hemos estado hablando de la anatomía de la iglesia y le dije que simplemente se lo iba a dar en partes, saliera como saliera. Y como ya hemos visto en esta serie, ya hemos realizado cuatro mensajes y hemos cubierto la primera fase y ahora hemos llegado a la segunda. Pero como hemos visto, la iglesia es diseñada por Dios en la Escritura, para operar como un cuerpo y relacionarse con su cabeza, quien es Jesucristo, como un cuerpo se relaciona con el cerebro humano. Somos el cuerpo de Cristo, y hemos tomado esa metáfora del cuerpo de Cristo la cual es parte de la enseñanza del Nuevo Testamento, y la hemos expandido un poco para que podamos ver en mayor profundidad, algunas de las implicaciones que tiene esa metáfora.
Como ya hemos visto, la iglesia como cualquier cuerpo debe tener una estructura. Y compartimos con ustedes que la estructura es lo que le da su forma, su capacidad de ponerse de pie. La estructura es aquello sobre lo cual se cuelga todo. Como en un cuerpo humano todos los órganos, los músculos, los tejidos, están pegados en algún punto al esqueleto; el esqueleto provee esa estructura. Y hablamos de esa estructura que es rígida, y que es lo que es un hueso. Un hueso no se dobla, es rígido. Tiene coyunturas, pero en sí mismo provee rigidez para la estructura del cuerpo y es precisamente lo que la iglesia debe tener.
Y dijimos que el esqueleto de la iglesia involucra cinco verdades no negociables: honrando a Dios, exaltando a Cristo, buscando la santidad, proclamando la verdad, y sometiéndose a la autoridad espiritual. Y cubrimos todas esas cosas y mostramos que esas cosas traen el cielo a la tierra. ¿Se acuerda de esa especie de retrato, ilustración? Traen al cielo abajo. Pero como cualquier cuerpo viviente, la iglesia no puede existir únicamente en forma de esqueleto, no todo está ahí obviamente, un esqueleto provee estructura, pero un esqueleto no está necesariamente vivo. Un cuerpo debe tener órganos internos, debe tener fluidos que corren por él, debe tener órganos que están filtrando el oxígeno y enviando toda la nutrición a toda parte del cuerpo. Debe tener, en segundo lugar, sistemas internos.
Entonces, usted comienza con el esqueleto y después pasa en segundo lugar a los sistemas internos. Y los sistemas internos proveen vida, proveen vida. Y eso también es verdad en la iglesia. Usted puede tener el honor de Dios y el servicio puede exaltar a Dios y honrarlo, y la exaltación de Cristo. Usted puede tener la búsqueda de la santidad. El liderazgo puede estar comprometido con eso y la proclamación de la verdad y el llamado a la gente a someterse a la autoridad espiritual, pero también debe tener junto con esto un grupo de personas que genuinamente está viva, deben ser los sistemas internos.
¿Y qué quiero decir con eso? Bueno, actitudes espirituales, simplemente digamos que eso es, actitudes espirituales. La vida de la iglesia viene a partir de actitudes espirituales. Eso quiere decir, lo que está dentro de la gente, lo que está dentro de la gente. Externamente podemos cantar los himnos y repetir las oraciones, y podemos cubrir la rutina de la adoración, y podemos sentarnos y escuchar la Palabra, podemos someternos externamente a aquellos que nos guían, pero la vida real de la iglesia viene desde adentro de la iglesia. Esa es la razón por la que la meta de todo lo que hacemos son vidas transformadas. Cómo Pablo dijo en Gálatas 4, su pasión, su oración, su dolor, su trabajo de parto era que Cristo fuera formado de manera completa en el interior de ellos. Esa es la misma idea cuando Pablo en Colosenses dice que él quiere que la palabra de Cristo more en abundancia en ellos. En otras palabras, es el interior en lo que quiere trabajar Dios.
Entonces, la meta de los pastores y la meta de los líderes es que todas esas características del esqueleto, todos esos énfasis generen actitudes espirituales apropiadas en los corazones de la gente. Y decirlo en su sentido metafórico, que podamos colgar los órganos en esa estructura. No son amenazas externas que deben motivar a la iglesia a adorar, o escuchar a la verdad, o someterse al liderazgo, o conducirse de manera apropiada. No son amenazas externas lo que hacen eso. No es manipulación emocional lo que debe hacer eso. No es algún prestigio material o recompensa material, o prestigio terrenal o popularidad, o prominencia, o respeto que debe motivar eso. Eso debe ser motivado por actitudes internas, debe ser motivado de adentro hacia afuera.
Supongo que podríamos verlo resumido, abra su Biblia en Gálatas 5. Y en Gálatas 5 dice: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.” El Espíritu de Dios quiere producir esas actitudes internas. Actitudes internas: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Esto es absolutamente crucial. Y en eso realmente es en lo que consiste el ministerio pastoral, eso es lo que se esfuerza a hacer la iglesia.
Lo que queremos hacer con ustedes no es conformarlos externamente, sino verlos transformados internamente, ¿verdad? No tratar de manipularlos con toda técnica de predicación posible, o toda técnica musical posible, o toda amenaza intimida, no ser dominantes y ser dictadores, y no motivarlos mediante el pensamiento del prestigio terrenal, o el respeto terrenal, sino motivarlos en el interior. Crear en su corazón, devoción a Cristo y a la obra del Espíritu de Dios al grado que el Espíritu produce estas actitudes internas.
Ustedes saben, yo veo a la iglesia en la actualidad y hay tantas personas y quieren arreglar la iglesia. Digo, muchas personas se dan cuenta de que la iglesia no es todo lo que debe ser, y algunas personas creen que tienen una idea de lo que debe ser, y entonces abordan la transformación de la iglesia mediante la reorganización. Esto está pasando por todos lados. Las iglesias han decidido, lo que necesitamos es un nuevo estilo, lo que necesitamos es un nuevo formato. Una de las cosas que me preocupan profundamente en este tema es que si hay un menosprecio de la predicación. Y el nuevo formato menosprecia la predicación y la sustituye con todo tipo de otras cosas que le parece a la gente más interesante, o que entretiene más.
A pesar del hecho de que 1 Tesalonicenses 5 dice, no menosprecies las ‘profeteias’. ¿Qué significa eso? No menosprecien la predicación. El verbo menospreciar significa, despreciar, disminuir, tomarlo a la ligera. No disminuyan la predicación. Ese es un mandato en 1 Tesalonicenses 5:20, pero eso exactamente lo que la gente está haciendo. Y la idea hoy día es que si usted realmente quiere hacer que su iglesia esté en el camino correcto debe reorganizarla. Tiene que inventar un nuevo estilo, una nueva metodología. Y con lo que usted termina es con las mismas personas, al mismo nivel de compromiso espiritual, sea lo que sea, en una estructura diferente, y usted no ha llegado aún al asunto real.
El compromiso con una estructura diferente no necesariamente hace algo por cambiar el corazón. Y lo que realmente estamos buscando son actitudes espirituales. Y yo puedo decirle esto, en todos los años que hemos estado aquí, hemos pasado muy poco tiempo en la estructura, muy poco tiempo en los programas, muy poco tiempo en inventar estilos que pensamos que de alguna manera van a hacer una diferencia, y casi todo nuestro tiempo trabajando en actitudes de corazón, porque entonces la iglesia realmente se vuelve la iglesia de adentro hacia afuera. Y francamente si hay algo que usted aprende al hacer esto, y, por cierto, esto es a largo plazo, esta es la razón por la que usted se tiene que quedar unos veinticinco años o más, pero si hemos aprendido algo es que, si las actitudes espirituales están bien, la estructura, la forma y el estilo se vuelven mucho menos importantes.
Estaba hablando con un pastor los otros días que dijo: “¿Cómo va tu servicio de domingo por la noche?” Y yo le dije: “Tenemos un gran servicio de domingo por la noche.” Yo le dije: “Nuestras congregación fiel y preciada viene y oyen la Palabra de Dios.” Y él dijo: “Bueno, ¿cuántos tienes?” Dije: “Bueno, básicamente llenamos nuestra iglesia.” Él dijo: “¿Estás bromeando?” Dije: “No, no. Tenemos un auditorio que tiene capacidad, no sé, de unos tres mil, tres mil quinientos, y los comprimes a todos. Y básicamente llenamos nuestra iglesia el domingo por la noche.” Él dice: “Bueno. Tú sabes,” él dice, “tú sabes, estamos bastante bien el domingo por la noche, pero realmente tenemos que trabajar fuerte en nuestros programas.” Bueno, realmente no dije nada. Yo dije: “Oh”.
Nosotros no trabajamos demasiado duro en nuestros programas. ¿Por qué? No está mal hacer eso. Quizás eso le va a dar un comienzo a usted, pero la situación ideal es que ustedes estén aquí, porque están aquí motivados por su corazón. No quiero tener ningún oso bailando. Tenemos una cabeza que habla, y cuatro hombres que cantan. Digo, eso realmente no es creativo, no hay presentaciones multimedia. Estuve en un servicio en una ocasión en dónde un hombre estaba vestido como John Wesley, montado en un caballo, y entró por el pasillo del medio. No tenemos ningún caballo, porque a ustedes les preocupa la verdad. Y se preocupan por ser lo que Dios quiere que sean. Están aquí motivados desde adentro, no porque los forzamos a hacer eso.
La gente llena del Espíritu hace cosas guiadas por el Espíritu. Y se conforman al patrón bíblico para la vida de iglesia porque en su corazón está el hacer eso. Y ese es el enfoque duro, ese es el enfoque a largo plazo. Digo, usted tiene que trabajar en eso, pero usted traja en eso mediante la enseñanza coherente y predicación de la Palabra de Dios, y hacer que la gente rinda cuentas a un estándar bíblico y ver cómo crecen espiritualmente.
Entonces, si una iglesia realmente quiere hacer lo que es correcto, se concentra en actitudes, no en asuntos externos. Usted puede usar temor para motivar a la gente, usted puede usar temor, algunas iglesias lo hacen. Hay iglesias en dónde si usted no se aparece el domingo por la noche, los ancianos vienen a su casa. Si usted no entrega su sobre cada semana, vienen a su casa. Si usted se pierde la reunión de oración, están ahí para verlo y quieren saber cuáles son los pecados. Usted puede ser motivado por la soberbia, puede ser motivado por el legalismo, la idea de que si voy ahí de alguna manera Dios me va a aceptar mejor.
Pero todas esas cosas son contraproducentes, porque permite que la gente encuentre satisfacción de un motivo equivocado. Usted jamás debe hacer que la gente haga algo, porque cuando encuentran su satisfacción al hacerlo, están satisfechos por hacer algo por la razón equivocada. Si usted va a estar cambiando a una iglesia, si usted quiere motivar a una iglesia para que sea lo que necesita ser, trabaje en el corazón. ¿Y que trabaja en el corazón? ¿Qué funciona en el corazón? La verdad y el Espíritu, ¿verdad?
Entonces, comenzamos con las actitudes. Hablemos de algunas de esas actitudes. Actitud número uno, y estas no necesariamente conforme avanzamos no están en ningún orden en particular, aunque creo que las primeras en cierta manera pertenecen al principio. El primer asunto del corazón, la primera actitud del corazón que queremos ver en la vida del pueblo de Dios es fe. Fe. Confianza en Dios. Digo, si eso no está ahí va a ser muy difícil hacer que usted crea algo que Dios dice, o que confíe en Sus promesas. Digo, es claro que la Biblia dice que si usted obedece al Señor su vida va a ser bendecida, si usted escucha Su Palabra usted va a estar feliz y satisfecho.
Si usted obedece Su Palabra va a prosperar espiritualmente, y tendrá buen éxito, Josué 1:8. Dios ha presentado muchas promesas. Usted se queda en el círculo de la obediencia y usted experimentará la plenitud de Su amor, va a disfrutar de Su protección, va a disfrutar de la certeza de su salvación, va a tener paz y gozo y amor y todas esas cosas. Y el Señor va a satisfacer toda necesidad en su vida, y Él va a quitar toda su ansiedad, y llevarla por usted; y todas esas promesas de la Escritura. Pero no significa nada si usted no cree en Él, ¿verdad?
Entonces la primera actitud es una actitud de fe. Ahora, ¿cómo es que usted produce en la gente una actitud de confianza en Dios? Bueno, realmente solo hay una manera de hacerlo, usted confía en alguien a quien usted conoce, ¿verdad? Usted tiene que conocerlo bien para confiarlo en Él. Y regresamos a dónde estábamos en los primeros mensajes, que usted cuando viene a la iglesia o cuándo usted viene a oír un mensaje, un estudio bíblico, una lección, o lee un libro, o hace su devocional, o prepara una lección de escuela dominical, sea lo que haga usted debe estar continuamente expuesto a la Persona de Dios revelada en la Escritura. Y conforme usted llega a conocer a su Dios, con ese conocimiento viene la confianza.
Permítame darle una ilustración de esto. Regresemos un poco al profeta menor Habacuc. La felicidad es sentarse junto a alguien que sabe dónde está Habacuc. Habacuc. Daniel, Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías; quinto del último en el Antiguo Testamento. Habacuc.
Ahora Habacuc tiene un problema, un problema grande. Judá, el pueblo de Dios, el reino del sur, Judá, el pueblo de Dios es infiel a Dios. No solo son infieles, son pecaminosos de manera abierta, son hipócritas, son impíos. Y el profeta Habacuc no entiende porque es que Dios no interviene. Y entonces, en el versículo 2, su oráculo, su sermón, o su carga, es: “Hasta cuándo o Jehová llamaré para que des ayuda y no oirás? Clamo a ti acerca de esta violencia, y tú no salvas. ¿Por qué me haces ver esta iniquidad y me haces ver la impiedad? Si, destrucción y violencia están delante de mí, contención existe y se levanta la turbación. La ley está siendo ignorada,” y con eso quiere decir la ley divina, “la justicia nunca es aplicada, los impíos rodean a los justos,” y eso quiere decir para propósitos malos, “y la justicia sale pervertida.”
Ahora, esa es su carga básica aquí. Él está diciendo: “Mira, esto es Judá. Este es el reino del sur.” Constituido originalmente, claro, por las tribus de Judá y Benjamín. “Este es tu pueblo, y están desertando y son impíos, y son pecaminosos, y te sigo diciendo esto, y sigo clamando a ti, y tú no haces nada.” Pudo haber sido que la primera petición de Habacuc, que era que Dios descendiera y trajera un avivamiento espiritual, y todos se arrepintieran. Pero él también debió haber incluido en su petición que Dios debería entrar y juzgar, porque la gente no debería estarse saliendo con la suya en esto. Y él tiene un dilema real, porque Dios no está haciendo ninguna de las dos. No está descendiendo con un gran movimiento de salvación y restauración; y no está descendiendo en juicio, y él no entiende como Dios puede simplemente ver esto y no actuar.
Y aquí viene la respuesta en el versículo 5. “Mirad entre las naciones,” Habacuc, observa, sorpréndete, maravíllate, “porque estoy haciendo algo en tus días, y no lo creerás si te fuera dicho.” En otras palabras, Él está diciéndole, “No te puedo decir porque no lo vas a creer. Tengo que esperar hasta que lo veas, pero estoy haciendo algo. Y estoy haciendo algo.” ¿Qué está haciendo? Versículo 6, “Porque he aquí yo levanto los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra.” Y los estoy levantando a esas personas “que marchan por la tierra para apoderarse de lugares, de moradas que no son de ellos.” Eran saqueadores, eran asesinos, eran impíos, mataban a la gente.
Versículo 7, son terribles, son temidos, la única justicia y autoridad que tienen es aquella que ellos inventan, se origina consigo mismos. Son guerreros eficientes. “Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos.” Términos muy vívidos, descriptivos del trabajo feroz y tremendo de devastación que hacían estos caldeos. Todos ellos vienen por violencia, avanzan, “recogerá cautivos como arena. Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza y levantará terraplén y la tomará.”
¿Sabe usted lo que eso significa? Cuándo tenían una fortaleza con todos los muros de piedra, la manera en la que usted se apoderaba de esa fortaleza era apilando escombro, y construyendo una rampa, y simplemente marchando hacia arriba. Eso es lo que hacían. Y al final del versículo 11 él dice, bueno, el versículo 11 dice: “Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.” No adoran nada más que su poder militar. Son un pueblo militar, vil.
Bueno, esa no fue la respuesta que él quería, no creo, realmente no creo que eso era lo que quería. Creo que él quería un avivamiento. Y si él no podía recibir un avivamiento él quería que Dios en cierta manera entrara sobrenaturalmente, y juzgara de tal manera que hiciera que la gente se arrepintiera, pero no los caldeos. Después ahora él tiene otra pregunta. Pregunta número uno: “Dios, ¿Por qué no actúas?” Segunda pregunta: “Dios, ¿Vas a hacer eso?” Él no entendió porque Dios no actuó, y cuando Dios dijo: “Voy a actuar,” él no podía entender porque Dios usaría a los caldeos.
¿Por qué? Porque los caldeos eran peores que los de Judea. ¿Cómo es que Dios podía usar a un pueblo mucho peor, no un pueblo de pacto, para entrar a matar al pueblo del pacto? Eso no tenía sentido en términos de como él entendía la relación de pacto del pueblo con Dios, lo cual él pensaba era una relación salvadora, liberadora. Y ciertamente no tenía sentido que Dios hiciera del juez a un pueblo peor. Él tiene un dilema serio. Dicho en términos simples, él no entendía porque Dios estaba haciendo lo que Él estaba haciendo. ¿Alguna vez se ha preguntado eso? No tenía sentido.
¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué no estás haciendo esto? ¿Por qué estás haciendo esto? Supongo que usted podría hacer la misma pregunta en nuestro ambiente. Usted podría decir, la iglesia en Estados Unidos, Estados Unidos en sí está en iniquidad, impiedad, y se incrementa, y se incrementa, y se incrementa. Y ahora está llevando a la autoridad a personas que están en el corazón del problema, en lugar de soluciones. ¿Por qué? Éste es el problema de la historia que tiene él. Él no entiende porque todo se está desarrollando particularmente de esta manera en referencia al pueblo del pacto.
Bueno, ¿cómo es que él va a resolver su dilema? Bueno, él va tener que resolver su dilema con su teología. Versículo 12, él comienza a reflexionar, él comienza a hablarse a sí mismo realmente, en lo que de hecho es una oración a Dios, pero son sus propios pensamientos. “¿No eres tú desde el principio?” Lo primero que él hace, él está en arena movediza ahora, él se está hundiendo en la arena movediza de su dilema, él no puede resolver su problema. Él no lo entiende y él comienza a hundirse, él está buscando una roca, y él encuentra esa roca en lo que él sabe que es verdad acerca de Dios.
Lo primero que él dice: ¿No eres tú desde el principio? Oh sí, Dios, Tú eres eterno. Tú estuviste aquí antes de que este problema comenzara, Tú vas a estar después de que este problema se acabe. Tú eres más grande que este problema. Esto es algo pequeño, este un pequeño período de tiempo en medio de la historia, y tú eres el Dios eterno, desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, quien siempre ha existido y siempre existirá. Tú eres mucho más grande que este pequeño momento en la historia.
Cómo puede ver, lo que él está haciendo es reafirmar lo que él sabe que es verdad acerca de Dios, y eso se vuelve la roca sobre la cual él puede encontrar su estabilidad. Tú eres más grande que este problema. Tú, obviamente entiendes cómo encaja en el plan eterno. Y después él dice: “Oh Jehová, Dios mío,” y él usa el término aquí para el Soberano. No solo eres transcendente y eterno, y esto encaja dentro del plan eterno completo, es un momento insignificante en medio de la eternidad. Tú eres mucho más grande que esto, y Tú también eres Omnipotente, Tú estás a cargo de esto, nada está más allá de Tú control.
Y después él dice: “Santo mío.” ¿Qué quiere decir con eso? No cometes errores, lo que Tú estás haciendo encaja con Tú perfección. Y después él dice: “No moriremos.” ¿Qué quiere decir con eso? Dios es fiel; no vas a destruir a Judá porque Tú tienes un pacto que cumplirles. Dios había hecho un pacto con Abraham que debe ser cumplido con el pueblo de Dios. Haz hecho promesas a ellos de un reino y un futuro y salvación.
Y entonces, ¿qué está haciendo Habacuc? Él está reafirmando que Dios es eterno, Dios es soberano, Dios es perfecto, y Dios guarda todas Sus promesas. Y sobre la roca de su conocimiento de Dios, él encuentra un lugar seguro. Y él dice: “Veo, Tú simplemente para juicio los pusiste; y tú, oh Roca.” Como puede ver, él está sobre la roca. “Lo fundaste para castigar.” Entiendo, “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio.” Y entonces los vas a usar para juzgar. Lo veo.
Y el resumen real de todo viene al final del versículo 4, en el capítulo 2. Al final del versículo 4, en el capítulo 2, me gustaría que tuviéramos tiempo para cubrirlo todo. Vea lo que dice. “El justo,” o el recto, “por su,” ¿qué, vivirá? “por su fe.” “El justo por su fe vivirá. Esa es una afirmación tan importante que debería usted subrayarla, colocar un pequeño al lado, o subrayarla o algo, porque eso se vuelve una afirmación clave en el Nuevo Testamento, ¿no es cierto? Romanos 1:17, Gálatas 3:11, Hebreos 10:38, repetido en el Nuevo Testamento, “el justo por la fe vivirá. El justo por la fe vivirá.”
Y ahí es donde él estaba, él estaba anclado por su fe en Dios. Él sabía que Dios era eterno, mucho más allá de cualquier acontecimiento en el tiempo. Él sabía que Dios era soberano, a cargo de todo, él sabía que Dios era Santo y nunca cometió un error. Y él sabía que Dios era fiel y no violaría Su promesa. Dios estaba haciendo lo que tenía que ser hecho.
Sabe una cosa, Habacuc se siente mucho mejor ahora y sus circunstancias no han cambiado. Y me encanta la manera en la que concluye. Vaya al final del libro, versículo 17, capítulo 3, versículo 17 del capítulo 3. Ahora, estas son palabras que significarían tanto para la gente en ese entonces, y no significan tanto para nosotros en la actualidad hasta que entendemos el trasfondo. “Aunque la higuera no florezca.” ¿Adivine qué? La higuera siempre florece. “Ni en las vides haya fruto.” Siempre hay fruto en las vides. “Aunque falte el producto del olivo.”
Y le voy a decir una cosa acerca de un olivo, duran. Cuando usted va al Huerto de Getsemaní ahora le señalan algunos árboles que creen que apenas estaban comenzando cuando Jesús vivió, y todavía están produciendo olivos; y todavía están produciendo aceitunas. “Y los labrados no den mantenimiento.” Y los labrados producen mantenimiento, alimento. “Y las ovejas sean quitadas de la majada.”
En otras palabras, los animales dejan de vivir, ya no hay más. “Y no haya vacas en los corrales.” En otras palabras, si todo lo que es común, ordinario, del diario, de lo que dependemos, en cierta manera sucede de manera natural, de pronto se detiene. En otras palabras, si todo está de cabeza, y todo aquello en lo que usted siempre puede depender deja de suceder, si todo el mundo está de cabeza, está al revés, versículo 18, “Con todo, yo me alegraré en Jehová. Me gozaré en el Dios de mi salvación.”
En otras palabras, él está diciendo esto: “Cuándo no entiendo las circunstancias, entiendo a mi Dios.” ¿Entiende usted eso? Y después, el versículo 19, el resumen de todo. “Jehová el Señor es mí,” ¿qué? “fortaleza”. Yo conozco a mi Dios, Él es mi fortaleza, “el cual hace mis pies como de ciervas.” Las ciervas son cabras montesas. ¿Ha visto alguna vez una cabra montesa? Volando ahí en Alaska, cerca de esos montes y esos riscos, usted ve esta especie de, la llaman ovejas, pero realmente son más como una cabra, y están ahí al borde de un risco, en seguridad absoluta. Y él está diciendo: “Dios es mi fortaleza y podría estar en el precipicio de mi ignorancia, y podría estar en un dilema que no puedo resolver, y podría estar en una circunstancia de la cual parece que no hay escape, pero el Señor hace que mis pies sean como los pies de una cabra montés. Y Él me hace caminar sobre los lugares altos con seguridad y confianza.
Y usted podría caminar sobre cualquier precipicio que usted enfrente en su vida, si tiene suficiente confianza en su Dios, ¿verdad? ¿Y cómo es que usted obtiene esa confianza? Al llegar a conocer a su Dios y aprender que Él es eterno, que Él es soberano, Él es Santo, Él nunca comete un error, y siempre guarda Sus promesas. Eso es fe. Eso es fe. Y esa es la actitud interna de corazón que el pueblo de Dios debe tener. Eso es crucial para los sistemas internos de la iglesia. Dame un grupo de personas que creen a su Dios. Esa es una de las razones por las que no tenemos a muchas personas en nuestra iglesia desmoronándose.
Como alguien dijo una vez hace años atrás: “De hecho, una Biblia que se está deshaciendo, normalmente le pertenece a alguien que no se está deshaciendo.” Cuándo usted conoce a su Dios, usted puede enfrentar las tormentas, usted puede caminar en los lugares altos en seguridad completa.
En Gálatas 2:20, “Con Cristo estoy crucificado, y ya no vivo yo, más Cristo vive en mí.” Me encanta esto, “y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Oh, esto es tan rico. Por un lado, vivo por fe en Dios, y por otro lado vivo por fe en Jesucristo. ¿Y qué está diciendo Pablo aquí? Vivo confiando en el Hijo de Dios.
Ahora, ¿por qué confiaría usted en el Hijo de Dios? ¿Por qué confiaría usted en Jesús? ¿Por qué confiaría usted en Él, de manera total en todo? Su respuesta: “Porque él me amó lo suficiente como para,” ¿hacer qué? “como para morir por mí.” Y como Pablo dijo en Romanos, “Si mientras que aun éramos pecadores Cristo murió por nosotros, ¿cuánto más ahora que le pertenecemos seremos salvos mediante su intervención viva?” Vivo por fe en mi gran Dios. Vivo por fe en mi gran Salvador, quien de manera personal está concentrado en mí, tiene devoción hacia mí, como aquel por quien Él murió. Conozco a mi Dios, y conozco a mi Señor, y sé que mi Señor ha prometido que Él me va a sostener. Él me va a proteger. Él me va a guardar. Él es el Pastor, ¿no es cierto? Él es el que protege a Sus propias ovejas.
Mi Dios se mantiene más cercano que un hermano. Mi Dios nunca me va a dejar, ni me va a desamparar, ni Su Hijo quien ha establecido Su residencia en mi corazón. Y el Señor Jesucristo busca todo lo que es bueno para mí. Mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a Sus riquezas en gloria, ¿por quién? ¿o en quién? en Cristo Jesús.
En otras palabras, Cristo Jesús es el medio. El Cristo que vive en mí, poderoso, que siempre está presente, es el medio mediante el cual Dios cumple esa promesa. El medio mediante el cual Dios satisface todas nuestras necesidades, es el Cristo que siempre está presente, que vive en nosotros. Tengo fe en Dios. ¿Usted no? Tengo fe en la grandeza y el poder de mi Dios, la fidelidad de mi Dios, y la perfección de mi Dios, y la santidad de mi Dios. Y tengo confianza y fe en Su Hijo, el Señor Jesucristo, y tengo fe para creer que lo que Él comenzó, Él lo va a terminar.
Tengo fe en que cuando Jesús dijo todo lo que el Padre me da vendrá a Él, y el que a Él viene Él lo va a recibir, y a quien Él recibe lo guarda. Y al que Él guarda Él resucita. Tengo fe en que Jesús me va a llevar a la gloria. ¿Usted no? Tengo fe en que Él va a proveer mis necesidades. Tengo fe en que Él no va a dejar que nada venga a mi vida que no pueda soportar, sino que siempre me dará una manera de escapar. Tengo fe en que Él va a derramar bendición sobre mi obediencia. Tengo fe en que Él me va a usar. Tengo fe en que Él va a superar toda prueba en mi vida de manera victoriosa, si soy obediente a Él.
Tengo fe en Él, confío en Él, creo en Él. Esa es la actitud de comienzo. Comienza en la salvación porque la salvación ocurre cuando usted confía en Dios, ¿no es cierto? Usted confía en que Él perdone su pecado mediante el sacrificio de Jesucristo. Ese es el comienzo de la fe, ese no es el fin, eso es simplemente el comienzo. Y después el justo por la fe vivirá. Esa es la primera gran actitud.
Entonces, ¿qué es lo que el predicador, que es lo que el líder quiere producir en su corazón? La confianza del apóstol Pablo, quién en 2 Corintios 5:7 dice esto: “Andamos por fe, no por vista.” No evaluamos la vida por lo que vemos y sentimos, y olemos y tocamos. Evaluamos la vida mediante los ojos de la fe. Y la fe es la sustancia de lo que se espera, la evidencia de las cosas que no son vistas. Pero no son pensamientos simplemente con deseos, está edificada sobre la roca de la esencia de nuestro Dios y la naturaleza y la obra de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.
Y cuando usted tiene esa fe, usted puede enfrentar cualquier cosa en la vida. Cuándo usted sabe que Dios usa todas las cosas para el bien de aquellos que le aman, entonces puede aceptar cualquier cosa. Cuando usted sabe que nada jamás lo va a separar del amor de Cristo, absolutamente nada, ni la vida ni la muerte, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada ni nada, cuando usted sabe eso y cree eso usted puede confiar en Él en toda situación.
Y esa es la actitud inicial, la de comienzo. La fe se vuelve el escudo, Efesios 6:16, usted apaga todos los dardos de fuego del maligno con la fe. Cuando Satanás lo tienta a hacer algo, es apagado por su confianza. Le dije esto hace unos cuantos meses atrás: El pecado es lo que usted hace cuando usted no está satisfecho con Dios. Y si usted no está satisfecho con Dios, es porque usted no lo conoce.
Entonces, lo que lo protege a usted de la tentación es la fe. Santiago 1 dice: “Pide con fe y recibirás.” Hebreos 10:22 dice: “Acércate en fe”. Hebreos 12 dice: “Corre por fe”. Romanos 4 dice: “Se fuerte en fe, como Abraham”. Entonces, la primera actitud es confiar en nuestro Dios justo, soberano, omnipotente, omnisciente, omnipresente, inmutable, sabio, amoroso, de gracia, y su Hijo el Señor Jesucristo, quien ha prometido salvarlo eternamente. Y esa actitud es la actitud sobre la cual usted edifica su vida. Bueno, esa es una. Tenemos muchas más que cubrir la próxima vez.
Oremos. Padre gracias por esta tarde maravillosa juntos. Señor, queremos conocerte. Conocerte tan bien que haya una confianza inequívoca. Sabemos que ese conocimiento viene mediante la Palabra, también viene mediante una vida de experiencia. La razón por la que Pablo podía decir, nada nos separará del amor de Cristo, es porque toda dificultad imaginable había entrado en su vida, y él estaba hablando a partir de la experiencia. Él había enfrentado demonios. Él había enfrentado la muerte. Todo lo que la vida podía traer, principados y potestades lo habían atacado. Nada de eso jamás lo separó de Ti.
Y entonces, Señor, conforme llegamos a conocer la Palabra, y conforme vivimos la vida y disfrutamos del cumplimiento de Tu promesa de protección en toda situación, que nuestra fe se incremente, se vuelva más y más fuerte para que verdaderamente seamos los justos que viven por la fe. Que esa sea la actitud dominante de nuestros corazones. Confianza total en Aquel quien es absolutamente digno de nuestra confianza. Y en el nombre de Tu Hijo oramos. Amén.
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