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Esta noche de nuevo regresamos a nuestra serie del cielo. Esta es nuestra parte 5, “Viendo hacia el cielo.” Y realmente no estamos examinando ninguna porción en particular de las Escrituras, así que prepare su Biblia. Vamos a estar avanzando esta noche. Necesita una Biblia y quizás un pedazo de papel para que pueda escribir algunas de las referencias que vamos a estar estudiando conforme pensamos en el tema del cielo.

Estaba pensando hace un momento, conforme oraba con algunos de los ancianos, que cuando llego a la temporada navideña, me doy cuenta de que parece haber una mentalidad especial entre la gente. En cierta manera bromeamos diciendo que entre más se acerca usted a Navidad, más inútil se vuelve la gente en el trabajo. Ahora, probablemente esté experimentando esa misma cosa. Todo mundo en cierta manera se distrae mucho, mucho. Y creo que en cierta manera estamos entrando a la temporada de la distracción. Pero una de las cosas que sucede, que no es una distracción, es que los niños comienzan a concentrarse en un día, y en un gran momento. Y ese es el momento en el que pueden abrir todas las cosas que usted les ha comprado. Y me acuerdo como niño como crecía la expectativa, y crecía, y crecía y crecía hasta esa mañana maravillosa de Navidad cuando nos despertábamos y marchábamos por el pasillo con toda la expectativa en nuestros corazones por recibir lo que había sido preparado para nosotros.

Y estaba pensando también que hay algo como ese tipo de expectativa que debería estar en nuestros corazones conforme pensamos en el cielo. Nada más, que más aún, no obstante, me temo que hay aún menos expectativa que eso, no más. Y eso podría decirnos un poco de en dónde están nuestras preocupaciones. Tuve la oportunidad de leer un poco un libro esta semana, que estaba citando algunas cosas de Mark Twain. Y pensé que eran interesantes, simplemente a manera de comienzo para nuestros pensamientos en esta noche.  

Mark Twain, quien fue el humorista y autor popular estadounidense importante, reflejó una perspectiva muy triste de la realidad eterna. Él escribió en su autobiografía estas palabras, “La carga del dolor, la preocupación, la miseria crece más pesada año con año. A largo plazo la ambición está muerta, el orgullo está muerto, la vanidad está muerta. El anhelo por una liberación está en su lugar. Viene al final el único regalo no envenenado que la tierra jamás tuvo para ellos, y se desvanecen de un mundo en dónde no fueron de consecuencia. En dónde no alcanzaron nada, en dónde fueron un error y un fracaso y una necedad.” Fin de la cita. Una perspectiva bastante cínica de la realidad eterna. Mark Twain en su cinismo arrogante llegó al punto de decir de una manera burlona, “Tú te vas al cielo, yo prefiero irme a las Bermudas.”

Eso mostró el hecho de que él creía que esta vida realmente era lo único que había. Una manera de tratar la eternidad superficial, miope, y realmente va en contra del corazón humano. En Eclesiastés 3:11 dice que “Dios ha puesto la eternidad en los corazones de los hombres.” Hay un anhelo y un deseo por una vida después de la muerte, y la gente de manera general le parece difícil, sino imposible creer que esta vida es todo lo que hay, y en dónde no hay nada sino dejar de existir. Es el cínico el que ve la vida y no ve nada más que un error y un fracaso, y una necedad.

Pero cuando usted no tiene esperanza para la vida venidera, usted termina cómo un cínico muy parecido a Macbeth. Se acuerda usted después de la muerte de la reina, dijo que la vida es un cuento contado por un torpe lleno de sonido y furia, que no significa nada. Ese es el cinismo de gente que no tiene esperanza en la vida venidera. Pero nosotros, como aquellos que conocemos y amamos al Señor Jesucristo, tenemos ese tipo de esperanza. Y creo que es un tiempo importante en la iglesia del Señor Jesucristo, y creo que es prioritario en la iglesia de Jesucristo que comencemos a concentrar nuestra atención en el cielo.

Hubo un tiempo, creo yo, en el siglo pasado, en el siglo 19, cuando la esperanza de la vida después de la muerte fue un tema central en la literatura y un tema central en los sermones. Hubieron muchos poemas escritos acerca de la inmortalidad. Hubieron muchos sermones predicados de esto. hubieron muchos sermones y poemas, y obras literarias escritas del tema mismo del cielo, en sí. Y no unos cuantos fueron escritos, inclusive del tema del infierno eterno. Pero ya no hablamos mucho del cielo, nuestro estilo de vida que busca satisfacer sus deseos egoístas ha llevado a cabo un gran cambio. Conforme a la sociedad ha hecho que esta vida sea más cómoda, también se ha preocupado menos y menos por la vida venidera.

Conforme esta vida comienza a darnos más y más de las cosas que anhelamos y deseamos, tenemos menos y menos deseos por la vida venidera. El tema del cielo, y francamente el tema del infierno, en realidad se han desvanecido del púlpito y la página. Y usted únicamente necesita hacerse la pregunta, ¿cuándo fue la última vez que usted oyó un sermón claro, de algunos de esos dos temas? Eso simplemente ya no es común. Me parece que, en la actualidad, y, de hecho, quizás en los últimos quince años, que las únicas personas que parecen estar interesadas en la vida venidera están en las sectas o en la religión oriental, o en círculos psíquicos, o en alguna forma de pseudo-ciencia que intenta estudiar la muerte y a los moribundos y esas experiencias cercanas a la muerte. Ha habido una multiplicidad de libros de la muerte, y de morir y regresar de los muertos y hablar de luces místicas y túneles y de estar inquieto y de no sentir peso y de sensaciones de flotar y demás.

Pero parece como si la preocupación con esas cosas está más ligada con el mundo psíquico y del ocultismo, que con la iglesia de Jesucristo. Ahora, permítame sacudirlo un poco, si puedo hacerlo. En la actualidad, en nuestra tierra, más de 100,000 personas fueron a esos dos lugares en la actualidad. No llegó a los titulares, y no llegará. Pero otras 100,000 personas mañana irán a esos dos lugares. Esa es un tazón de las rosas lleno de humanidad. Todo asiento ocupado, desciende al infierno, o asciende al cielo cada día de nuestras vidas. Y no se cubre esto en las noticias. De hecho, en la mayoría de los casos, no parecemos estar preocupados o inclusive interesados en una realidad como esa. Sin embargo, en la profundidad del corazón de todo individuo existe este sentido de la realidad inminente de la muerte.

Nunca olvidaré leer un artículo, varios años atrás que decía que el joven promedio, adolescente promedio, piense en morir una vez cada cinco minutos. Existe esa amenaza de la realidad de que el momento más triste, más aterrador, más devastador que enfrenta cada uno de nosotros, es el momento de la muerte. Y francamente, un temor de la muerte está basado de manera apropiada porque la mayoría de la gente entrará al infierno eterno. La mayoría de esas 100,000 personas que murieron hoy, fueron al infierno. Que es el infierno, la Biblia dice que ese es el lugar impío, en algún lugar en este universo, en el universo. Sin embargo, de manera apartada de la presencia de Dios, en dónde pecadores no redimidos que rechazan la salvación de Dios en Jesucristo va para siempre para experimentar dolor y tormento, no mezclado, interminable, tanto de cuerpo como de alma en un estado miserable, y de imperfección eterno, fuera de la presencia de Dios en un estado total y eterno que es horrendo y de soledad.

Ahora, por otro lado, hoy, de los 100,000 algunos se fueron al cielo. Y hay algo de regocijo en el cielo, porque hay algunas llegadas nuevas. Inclusive en este momento del tiempo, en algún lugar en esta tierra, algunas personas están entrando al cielo. Y nosotros que conocemos al Señor Jesucristo podemos regocijarnos que también nos dirigimos ahí, a ese lugar de gozo, ese lugar de amor, ese lugar de paz, ese lugar de alabanza, ese lugar de perfección en dónde estaremos para siempre con el Señor. Y lo que estoy tratando de hacer en esta serie, es emocionar nuestros corazones por la realidad del cielo. Y cómo lo señalé la última vez al concluir nuestro estudio, si usted encuentra su gozo u satisfacción en esta vida, eso es irracional. Eso no es espiritual y eso no es sabio. Si usted no está más emocionado por el cielo, que lo que está usted por esta vida, entonces usted está idolizando el mundo pasajero maldecido. Usted está contradiciendo la meta prometida de Dios en su salvación. Usted está buscando lo que nunca puede ser encontrado, conformándose con menos de lo que Dios quiere darle a usted. Y usted está grabando su miseria porque usted nunca encontrará lo que busca aquí. Quiero que coloquemos nuestros deseos en las cosas de arriba, quiero que hagamos nuestros tesoros en el cielo, no en la tierra.

Y entonces, estamos viendo de cerca el tema del cielo. Ahora, hemos abordado el tema al hacer y responder varias preguntas. Pregunta número uno, ¿Qué es el cielo? ¿se acuerda usted lo que dijimos? Dijimos, es un lugar en dónde Dios vive con todos los redimidos, de todas las épocas, para siempre. Y también es una condición de ser, a la cual todos los creyentes en la tierra pertenecen mediante la salvación. Vamos al cielo, vivimos en los lugares celestiales.

La segunda pregunta fue, ¿Dónde está el cielo? Y dijimos que el cielo está, ¿dónde? Arriba, en el tercer cielo, más allá de la atmósfera, más allá de estratosfera. Dijimos que el cielo es la morada infinita de Dios que rodea el universo que se expande. La tercera pregunta que hicimos, ¿Cómo es el cielo? Y dijo que es un lugar glorioso, perfecto, justo, puro, santo, indescriptible, de gozo infinito, amor infinito, paz infinita y satisfacción infinita en dónde Dios vive en belleza radiante y su presencia permea todo y a todo mundo. La cuarta pregunta que hicimos fue la última vez, y fue esta, ¿Cómo seremos en el cielo? ¿Se acuerda usted de la respuesta? Dijimos que experimentaremos la perfección de cuerpo y alma, mediante la cual expresión plena de justicia y santidad absoluta serán manifiestas. Y en esa vida perfeccionada, los creyentes podrán disfrutar todos los deseos y anhelos de la naturaleza redimida, perfectamente expresados mediante un cuerpo perfectamente redimido.

Ahora, en esta noche llegamos a la pregunta número cinco. Nuestra quinta lección, y es esta, ¿Cómo serán nuestras relaciones con otros, en el cielo? ¿Cómo serán nuestras relaciones con otros, en el cielo? Ahora, quiero darle tres categorías de relaciones. Muy bien. Vamos a ver las Escrituras, vamos a tener un pequeño estudio bíblico, simplemente imagínese que está en una mesa, en algún lugar sentado conmigo, y simplemente estamos hablando de las Escrituras, porque no quiero predicarle un sermón. Simplemente quiero llevarlo a lo largo de las Escrituras y pensemos juntos en lo que la Palabra de Dios tiene que decir.

Ahora, el primer grupo de seres que queremos estudiar, son los ángeles. Muy bien. Entonces, queremos estudiar cuál es nuestra relación con los ángeles en el cielo. Martín Lutero escribió, “Un ángel es una criatura espiritual sin un cuerpo, creado por Dios para el servicio del cristianismo en la iglesia.” Sabemos que eso es verdad. Se están moviendo siempre, sirviendo la presencia de Dios. Dios vive con sus huestes celestiales. Entonces, cuando vamos al cielo, si Dios está ahí, los ángeles también estarán ahí. Las Escrituras nos indican de manera repetida que los ángeles están en el cielo. Ni siquiera necesitamos seguir esa línea de pensamiento, debido a que las Escrituras están cargadas de referencias a los ángeles que están en la presencia de Dios. El Dios quien es el Dios conocido como Jehová de los ejércitos, está rodeado por las huestes de sus ángeles gloriosos, santos.

Entonces, Dios siempre tiene ángeles santos en su presencia. Y si vamos a estar para siempre con el Señor, como 1 Tesalonicenses 4 dice, entonces vamos a estar para siempre con los ángeles, y queremos saber cómo vamos a reaccionar, interactuar con los ángeles. Bueno, vamos a estudiarlo. Muy bien. La primera cosa que vamos a hacer con los ángeles es tener comunión con ellos. Veamos Hebreos capítulo 12, Hebreos capítulo 12. Y este es un pasaje al que haremos referencia en varias ocasiones, al estudiar el cielo. El versículo 22 dice, “Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial,” y aquí viene, “a la compañía de muchos millares de ángeles.” Millares es el número más elevado en el idioma griego para el cual hay una palabra, y expresa la idea de ángeles incontables.

Cuando llegamos entonces a la Jerusalén celestial, y el versículo 23 a la congregación general y a la iglesia de los primogénitos enlistados en el cielo, y cuando llegamos a la presencia de Dios y los espíritus de los hombres justos, hechos perfectos, y cuando llegamos a la presencia de Jesús, el mediador de un nuevo pacto, estaremos entrando a la presencia de muchos millares de ángeles. Ángeles incontables dice en Daniel, e inclusive en Apocalipsis, miles de miles, porque no hay una palabra más allá de esa palabra para expresar un número. Los miles de miles y decenas de miles, por decenas de miles de ángeles santos estarán en el cielo con Dios, y tendremos comunión con ellos. Interactuaremos con ellos en comunión. Todos los ángeles escogidos, y todos los santos escogidos, uniéndose para formar el grupo de habitantes escogidos en el nuevo cielo y en la nueva tierra eterna.

Y dice usted, “Bueno, ¿cómo serán los ángeles?” Son seres espirituales, no tienen cuerpo. Pueden y tienen, y adoptan la forma de un cuerpo humano, de vez en cuando, cuando Dios así lo diseña. Pero en sí mismos, son seres espirituales. Dice usted, “Bueno, ¿cómo es que nosotros en nuestros cuerpos glorificados, vamos a interactuar con seres espirituales?” No creo que ese sea un problema en absoluto. Yo puedo interactuar por el teléfono con alguien a quien no puedo ver, y tendremos los ojos espirituales que pueden percibir lo que para nosotros en el mundo físico, ahora es invisible.

Entonces, en primer lugar, vamos a tener comunión con ellos, como la congregación de los escogidos. Ellos, los ángeles escogidos, y nosotros, los santos escogidos. Y eso va a ser maravilloso, ¿sabía usted eso? Y le voy a decir porque. Porque pudieron haber habido y vivido ocasiones, cuando los ángeles estuvieron a mi alrededor. Dice usted, “Bueno, espera un minuto. No eres místico.” No ustedes me conocen mejor que eso, pero sé que Hebreos capítulo 13, versículo 2 dice, “Tengan cuidado en cómo cuidan de los extraños, porque algunos sin saberlo han hospedado,” ¿qué? “ángeles.” Y eso se refiere, claro, de regreso a Génesis en dónde en el caso de Abraham, él hospedó a dos ángeles, inclusive la presencia de Dios.” Él y Sara prepararon la comida conforme vinieron a visitarlos. Cuidado en cómo tratan, cómo muestran hospitalidad, sean amorosos unos a otros, porque algunas personas han hospedado ángeles.

Ahora, bien podría ser que yo he hospedado un ángel aquí o allá. Bien podría ser que un ángel ha venido a ayudarme. Bien podría ser que los ángeles han estado rodeándome de vez en cuando, alejando a los demonios del infierno que querían destruirme. Y la parte triste de esto, es que no sabía que estaban ahí. Pero cuando llegue al cielo, voy a saber que están ahí, y voy a saber quienes son, y voy a tener comunión con ellos, como los ángeles escogidos y santos de Dios. Y no puedo pensar en algo más emocionante, que simplemente tener una discusión muy larga con los ángeles, descubriendo todo acerca de ellos. Y creo que mi primer par de opciones, y todo mundo va a tener que formarse para Miguel y Gabriel. Pero creo que, ellos van a ser con los que me gustaría hablar. Hay otros también. Me gustaría hablar con el que mató a 185,000 asirios y algunos así.

Pero eso va a ser una cosa maravillosa cuando podamos tener comunión consciente con seres angelicales con quienes no podemos tener comunión ahora. Dice usted, “Bueno, ¿realmente están a nuestro alrededor?” Claro que lo están. Hebreos 1:14 dice que son enviados a ministrar a la iglesia y para la iglesia. Son espíritus ministradores, enviados de Dios a favor de la iglesia. Un ángel, en el libro de Daniel, quien vino a ayudar a Daniel, quien estaba necesitando ministerio por parte de Dios en respuesta a su oración. Ese ángel estaba siendo detenido por un demonio, y Dios tuvo que enviar a Miguel para que pudiera liberar a ese ángel, para que pudiera continuar con la tarea de ministrarle a Daniel. Los ángeles de Dios nos ministran, y para nosotros, y a favor de nosotros.

En Mateo capítulo 18, dice que hay ángeles que siempre ven el rostro del Padre. Los ángeles que se preocupan de la iglesia, siempre observan el rostro del Padre para ver su preocupación reflejada, para que puedan ser enviados para ayudar a los redimidos que tiene necesidad. En esta vida entonces, tenemos una realidad maravillosa de ángeles ministradores. Pero no podemos decirles gracias, porque no sabemos que están a nuestro alrededor, están llevando a cabo su trabajo sin ser reconocidos. Y tendremos comunión real con ellos en la vida venidera en el cielo.

En segundo lugar, vamos a disfrutar regocijarnos con ellos. Observe en Lucas capítulo 15. Y esto nos dice un poco más acerca de su actitud hacia nosotros. Dice usted, “Bueno, quizás los ángeles nos van a tener celos.” Sabe una cosa, los ángeles tuvieron el monopolio del cielo. En cierta manera han sido los que han estado a cargo de la obra de Dios, son los que ya están en un estado perfecto. Nosotros no hemos sido perfeccionados aún. Cuando seamos perfeccionados de manera completa, ¿acaso los ángeles no nos van a tener celos? ¿será posible que hubiera una guerra entre los santos redimidos y los ángeles redimidos? Bueno, claro que no puede haberla, porque ambos serán eterna y absoluta, y totalmente santos.

Pero, simplemente para que usted esté tranquilo, quiero que observe en Lucas 15, estas tres grandes parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida, y el hijo perdido. Estas no son primordialmente parábolas de monedas perdidas, ovejas perdidas e hijos perdidos. Primordialmente son parábolas para ilustrar el corazón de Dios. Y quiero mostrarle porque. Cuando la oveja fue perdida en primer lugar, versículo 4 al 7, y la oveja fue hallada, dice en el versículo 6 que el hombre llamó a sus amigos, y dijo, “Gozaos conmigo, he hallado mi oveja que estaba perdida,” y aquí viene el punto de la historia, “os digo que de la misma manera habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, de que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.” En otras palabras, Dios y sus ángeles santos, van a regocijarse por el arrepentimiento de un pecador.

Segunda parábola en el versículo 8, una mujer perdió una moneda. Ella encontró la moneda, y ella llamó a sus amigos, versículo 9, “Gozos conmigo,” versículo 10, “de la misma manera os digo que hay gozo en la presencia de los ángeles de Dios, por un pecador que se arrepiente.” Y aquí descubrimos que no solo Dios se está gozando, sino que los ángeles se están gozando. No tienen celos de la iglesia redimida. Se regocijan por la iglesia redimida. Y lo mismo es presentado en la historia maravillosa del hijo pródigo, la cual termina, teníamos que regocijarnos y celebrar porque este hermano tuyo estaba muerto y ha comenzado a vivir, y estaba perdido y ha sido hallado. Y el retrato es del padre gozándose y todos sus siervos han sido llamados a la fiesta, y a regocijarse. Y son retratos de los ángeles que se regocijan por la salvación de hombres y mujeres perdidos. Y lo que esas tres parábolas nos enseñan es primordialmente como Dios y las huestes santas del cielo, se regocijan por la conversión de hombres.

Ahora, escuche, piénselo de esta manera. Si Dios y los ángeles santos se regocijaron por vuestra conversión, ¿cuánto más se regocijarán por nuestra coronación? ¿cuánto más se regocijarán cuando nosotros, expresando de manera completa la perfección de cuerpo y alma por los siglos de los siglos, somos la cima de lo que Dios estableció a ser en el proceso de la redención? Entonces, ¿cuál será nuestra relación con los ángeles? Tendremos comunión con ellos, y en el segundo lugar, seremos una fuente de su gozo eterno, una fuente de su gozo eterno. Nos amarán, estarán emocionados por lo que ha pasado en nuestras vidas, y lo que ha sido hecho para perfeccionarnos y traernos a la presencia santa del Dios que adoran.

En tercer lugar, nuestra relación con los ángeles es expresada, si me acompaña a Apocalipsis capítulo 4, y descubrimos que nos uniremos a los ángeles en alabanza y adoración. Vamos a decir más de esto en un estudio futuro cuando hablemos de lo que haremos en el cielo. Pero veamos, por lo menos inicialmente, en el versículo 4 de Apocalipsis 4, alrededor del trono, el trono de Dios descrito en los primeros versículos, habían veinticuatro tronos y sobre los tronos, veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas blancas y coronas doradas en sus cabezas. Estos son emblemáticos de los santos redimidos. Algunos creen que los veinticuatro ancianos se refieren a la iglesia. Yo tiendo a creer eso. Algunos dicen que doce de ellos se refieren al Antiguo Testamento, cada uno de ellos de una tribu, doce del Nuevo Testamento, cada uno de los apóstoles, constituyendo a los veinticuatro.

Pero de cualquier manera, se refieren a los santos redimidos. Y usted los ve ahí, tienen sus ropas blancas, las coronas doradas en sus cabezas. ¿Qué están haciendo? Bueno, van a estar alabando a Dios? Pero, añadidos a ellos usted encuentra en el versículo 6, que hay un mar como de cristal, y en el centro y alrededor del trono, cuatro criaturas vivientes, llenas de ojos al frente y por detrás, y son descritas de manera muy parecida a aquellas en Ezequiel capítulo 1. Y creo que es claro que son ángeles. Y entonces, usted tiene a esos veinticuatro ancianos que representan a los hombres redimidos, usted tiene a esas cuatro criaturas vivientes, que representan a los ángeles santos, y juntos claman sin cesar: “Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios,” versículo 8, “el Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir. Y cuando las criaturas vivientes dan gloria y honor, y gracias a Aquel que está sentado en el trono, a Aquel que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postrarán delante de Aquel que está sentado en el trono, y lo adorarán a Aquel que vive por los siglos de los siglos. Y arrojarán sus coronas delante del trono diciendo: Digno eres o Señor y demás.

Y ahí estamos, alabando y adorando a Dios junto con sus ángeles santos. Capítulo 5, versículo 6, de nuevo presenta una escena parecida. Los ancianos están ahí, y las cuatro criaturas vivientes en el versículo 8 están ahí, junto con los veinticuatro ancianos. Tienen arpas y copas doradas y llenas de incienso, y cantan las oraciones de los santos, cantan un cantico nuevo, digno eres Tú y demás, cantando a la gloria de Cristo, versículo 11 sígalo, “Miré,” y voces adicionales entran con los santos, “oí la voz de muchos ángeles.” Los santos no son seres físicos pero tienen una voz, pueden expresarse a sí mismos. Se reúnen alrededor del trono y las criaturas vivientes y los ancianos, y el número era millares de millares, y todos están diciendo, “Digno es el Cordero que fue inmolado.” Versículo 13, y todo lo creado, dice Aquel que está sentado en el trono y al Cordero, la bendición, el honor y la gloria y el dominio por los siglos de los siglos.” Y entonces, sabemos que una de las cosas que haremos con los ángeles, es involucrarnos con adoración y alabanza, por los siglos de los siglos, de los siglos.

Ahora, vayamos a Hebreos y permítame mostrarle una cuarta área. Y esta creo yo será útil para nosotros, y ya hicimos referencia a Hebreos 1:14. Pero permítame expandir su pensamiento un poco. Refiriéndose a los ángeles en el versículo 13, la palabra ángeles aparece. El versículo 14 dice, “¿No son todos,” sigan esto, “espíritus ministradores?” Espíritus ministradores, enviados para servir a aquellos que heredarán salvación. Los ángeles son espíritus ministradores, cuyo deber consiste en servir a los herederos de salvación.

Ahora, en el capítulo 1, son presentados en contraste a Cristo. El destino de Jesús es reinar. El destino de los ángeles es servir. ¿Escucho eso? Fueron creados para servir a los redimidos. Recuerde eso. Eso creo yo no es temporal, eso creo yo es eterno. Y creo que cuando lleguemos a la gloria, los ángeles nos servirán ahí. Nos servirán ahí, así como nos han servido aquí. Reinaremos con Cristo, y aquellos que sirven a Cristo nos servirán a nosotros. Es un pensamiento increíble. Pero cuando lleguemos al cielo los ángeles serán nuestros siervos santos, dispuestos. Increíble pensar en su destino, que será ser servido por los ángeles para siempre. Ese es el destino de Jesús, el reinar, y el tiempo vendrá cuando dejaremos este mundo, y nos iremos al cielo y reinaremos con Jesucristo. Reinaremos con Jesucristo. Y cuando reinemos con Jesucristo, dice que nos sentaremos en Su trono, nos sentaremos en Su trono.

Efesios 1 dice que Él, ha colocado a todos los principados y potestades, a todos los seres angelicales debajo de Sí mismo. Él reina de manera suprema sobre todos ellos, y nosotros reinaremos en Cristo, en una supremacía como esa. En Apocalipsis 3:21, Él le dice a aquellos que son creyentes verdaderos, vencedores, “Les daré que se sienten conmigo en Mí trono, como también Yo vencí, y me senté con Mi Padre en Su trono.” Amados, permítame decirlo de manera simple, se nos promete que nos sentaremos en el trono de Cristo, a la diestra de Dios. A ningún ángel jamás se le dio esa promesa. Nosotros reinamos, ellos sirven.

De regreso a Hebreos 1, “¿Por qué a cuál de los ángeles dijo Dios jamás, “Siéntate a Mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?”” A ninguno. Los ángeles no reinan, sirven. Cristo reina, nosotros en Cristo reinamos en Él. Entonces, nosotros tenemos comunión con los ángeles, nos regocijaremos con los ángeles, adoraremos y alabaremos a Dios con los ángeles, pero gobernaremos sobre los ángeles. Y ellos nos servirán en el cielo.

1 Corintios, pasaje clave, capitulo 6, versículo 1, “¿Acaso alguno de vosotros cuando tiene un caso contra su prójimo, se atreve a ir a la ley ante los injustos, y no ante los santos?” En otras palabras, no demanden a otros creyentes, y los arrastren a una corte de incrédulos. “¿No sabéis que los santos juzgarán al mundo?”

En otras palabras, si van a juzgar al mundo, ciertamente deberían poder resolver sus propias disputas. “Y si el mundo es juzgado por vosotros, ¿no son competentes para constituir las cortes de leyes más pequeñas?” Dice usted, “¿Qué significa esto?” Escuchen amados, algún día cuando Cristo establezca Su reino terrenal vamos a juzgar al mundo. Vamos a ser Sus embajadores, y Sus gobernantes, y Sus reyes, y Sus príncipes, y Sus líderes. Vamos a sentarnos juzgando al mundo, emitiendo los veredictos del juicio de Cristo. Pero más allá de eso, el versículo 3 dice, “¿No sabéis que nosotros juzgaremos,” y la palabra es gobernar, o dominar, “a los ángeles?” Eso no podría ser más claro.

A lo largo de la eternidad, gobernaremos, tendremos dominio sobre los ángeles. Vamos a tener comunión con ellos, nos regocijaremos con ellos, adoraremos y alabaremos a Dios con ellos, nos servirán conforme reinamos con Cristo, sobre ellos. Y van a hacer lo que nosotros decimos, conforme nosotros decimos lo que Cristo dice, ahora escuche, y todo en armonía perfecta, santa y gloriosa, y maravillosa. Esa va a ser nuestra relación con los ángeles, y los vamos a amar en el proceso, y vamos a conocerlos en el proceso así como son conocidos por Dios, y el Hijo, inclusive por nombre, los conoceremos. Y ellos en la expresión gozosa más completa de su capacidad creada, como seres santos, harán lo que les pidamos, porque es lo que Dios desea y existen para Su gloria y dan gozo por todo lo que Él ha hecho en la iglesia.

Y en segundo lugar, hablemos de las relaciones con nuestra familia. Muy bien. La gente siempre me hace esta pregunta. ¿Estaré casado con la misma mujer en el cielo, o puedo escoger a otra? O algunos dicen, ¿no quiero perder a mi esposa? No puedo imaginarme ir al cielo y no estar casado. Digo, no puedo imaginarme ir caminando por la calle y decir, “Oh, hola Patricia, me acuerdo de ti. Solías ser mi esposa. ¡Que gusto verte! No he visto a los niños últimamente, ¿están por aquí?” No puedo vivir así, no puedo imaginarme eso, no puedo imaginarme no tener intimidad con mi propia familia, y una comunión profunda y maravillosa. Y me encantaría tener a mi familia, finalmente perfecta y todos juntos perfectos, para que pudiera disfrutarlos a todos. No me gustaría que todos fueran perfectos y estuvieran por todos lados en todo el infinito, y no pudiera saber cómo son cuando son perfectos.

Hacemos ese tipo de preguntas porque nuestras mentes están tan atrapadas en términos dimensionales. ¿Tendremos amor familiar? ¿Tendremos afecto familiar? ¿Tendremos comunión familiar? ¿Será como es aquí? Bueno, obviamente desde un tipo de vista general, todos seremos perfectos. Y entonces habrá amor perfecto, paz perfecta, gozo perfecto, armonía perfecta, confianza perfecta, comunión perfecta, relaciones perfectas, en toda dimensión de la existencia. Relaciones perfectas, ¿puede imaginarse usted una familia así? ¿puede imaginarse usted un lugar en donde hay relaciones absolutamente perfectas? Todo mundo es perfecto, nunca hay tristeza, nunca hay decepción, nunca hay desánimo, nunca nadie hace algo mal, nadie dice nada mal, nadie dice nada mal, todo mundo actúa de manera perfecta como Dios actuaría en cualquier situación dada en toda situación. ¿Puede imaginarse a todas las personas en su casa actuando exactamente como Cristo actuaría, en todo punto en su existencia? Y eso inclusive lo haría más sorprendente, usted actuaría de la misma manera.

Amor perfecto, armonía perfecta, gozo perfecto, paz perfecta, contentamiento perfecto, satisfacción perfecta, armonía perfecta, bendición perfecta, función perfecta, relaciones perfectas. Dice usted, “Bueno, ¿qué acerca del matrimonio y la familia? Las Escrituras hablan de eso, 1 Corintios, vayamos ahí, capítulo 7. 1 Corintos capítulo 7, versículo 29, “Pero esto digo hermanos, el tiempo ha sido acortado,” esto es, el tiempo hasta la venida del Señor, el juicio de este mundo, “de tal manera que a partir de ahora, aquellos que tienen esposas, deben ser como si no las tuvieran.”

Ahora, voy a explicar eso porque alguien podría realmente tomar eso como el versículo de su vida, y separarse. Y no quiero que hagan eso, eso ya ha sido hecho lo suficiente. Eso no es lo que las Escrituras quieren decir. Siga el pensamiento, versículo 30, “aquellos que lloran como si no llorasen, aquellos que se gozan como si no se gozasen, aquellos que compran como si no poseyesen, aquellos que usan del mundo como si no usaran de él, porque la schema, la forma y estructura de este mundo, está,” ¿qué? “pasando.” ¿Qué está pasando aquí? Le voy a decir lo que es pasando, regrese a la lista: el matrimonio, debido a que él dice, aquellos que tienen esposa deben vivir como si no tuvieran. Llorar, el gozo terrenal, el comprar y poseer, usar del mundo, todas esa schema del mundo está pasando. El matrimonio es parte del schema del mundo. Es la forma del mundo. La palabra significa ‘forma’, significa ‘estilo’, ‘manera de vida’, significa ‘la manera de hacer las cosas’, y no es permanente.

Lo que él está diciendo es, “Miren, aprendan a recibir lo que la vida da, el matrimonio y es una bendición, Pedro lo llama “la gracia de la vida.” Aprendan a cómo llorar y regocijarse y comprar y poseer, pero no se sumerjan demasiado en esto, porque todo es parte de una schema que está pasando. Todo es parte de una forma que es temporal. No se enreden demasiado. Las responsabilidades del matrimonio, sí, son maravillosas y están ahí, pero no se enreden demasiado, de tal manera que su matrimonio se convierte en una excusa por no servir a Dios. Una justificación por no hacerse tesoros en el cielo, una justificación para no poner la mira en las cosas de arriba y no en las cosas de la tierra. Sí, deben expresar tristeza y gozo, y deben comprar las cosas que tienen que comprar. Pero no dejen que sus emociones y sus posesiones los controlen a ustedes de tal manera que están inmersos, literalmente como una víctima del mundo pasajero humano. Nada de esto es eterno.

Inclusive llega a decir que si puedes quedarte soltero quédate soltero. quédate soltero. Versículo 33, él dice, más bien, versículo 32, “Uno que no está casado está preocupado por las cosas del Señor, por cómo va a agradar al Señor. Pero el que está casado está preocupado por las cosas del mundo, por cómo va a agradar a su mujer, y sus intereses están divididos.” Entonces, si puedes quedarte soltero quédate soltero, y simplemente concéntrate en las cosas del Señor, porque el matrimonio es parte de una provisión temporal que está pasando. Ahora, eso no significa, sé indiferente a tu matrimonio, lo que eso me dice es que Dios nos ha dado un regalo maravilloso en el schema de las cosas aquí. Necesitamos disfrutarlo al máximo. Es la gracia de la vida, pero está pasando.

Observe Mateo, capítulo 22. Otra de las grandes confrontaciones de nuestro Señor con los saduceos y fariseos. Quieren hacerlo tropezar los saduceos que negaban la resurrección, versículo 23, “En el mismo día, algunos saduceos (que dicen no hay resurrección)” eso decían porque solo aceptaban en pentateuco y decían que el pentateuco no enseña la resurrección, “vinieron a Jesús y lo cuestionaron.” Ahora, su pregunta estaba rebotando de los fariseos, porque los fariseos creían en la resurrección y enseñaban esto. enseñaban que en la próxima vida usted tendría el mismo estatus de relaciones que tenía aquí. Estaría casado con la misma mujer tendría la misma familia y eso seguiría para siempre de esa manera.

Entonces, los fariseos enseñaron que en el próxima vida simplemente es cómo esta vida. Los saduceos no creían en la resurrección y trataron de tomar la teología de los fariseos y pintar un retrato absolutamente absurdo. Aquí hay una pregunta diseñada realmente a mostrar la torpeza de la postura farisaica de la resurrección, pensando que podían hacer tropezar a Jesús con esto. “Maestro, Moisés dijo, si un hombre muere sin tener hijos, su hermano, como el siguiente pariente va a casarse con su esposa y va a levantar descendencia para su hermano.” Un hombre muere, no deja descendencia para su esposa, él tiene un hermano no casado, es su responsabilidad tomarla ahí como viuda, y levantar una descendencia. Muy bien. Ese es un principio mosaico. Es enseñado en Deuteronomio capítulo 25.

Y entonces, aquí está su situación hipotética. Muy bien. “Hubieron siete hermanos con nosotros, el primero se casó y murió. Y sin tener descendencia dejó a su esposa a su hermano. También el segundo,” y la implicación es que él murió, “el tercero, y él murió.” Cuatro, cinco, seis, murieron; siete y murió. Y al final de todo la mujer muere. Alguien debería revisar esa casa. Y le voy a decir una cosa, si yo fuera el número cinco yo estaría huyendo, buscando otro país.

Entonces, ahí está la pregunta, versículo 28, “Por tanto en la resurrección, ¿de cuál de los siete será la esposa? Y simplemente están ahí, ah, ah. ¡Esto es ridículo! Si todos vamos ahí con el mismo estatus que tenemos aquí, ¿la esposa de quién será? Escuche, esa no es una pregunta tan rara. Usted podría hacer la misma pregunta en la actualidad. Si vamos a llevar nuestro matrimonio al cielo, va a ser muy confuso para algunas personas, muy confuso. Y debido a que Dios ni siquiera tolera la poligamia aquí, el ciertamente no la va a tolerar ahí. Y usted puede estar seguro de que si ha tenido tres o cuatro esposas aquí, usted no las va a tener a todas en el cielo.

Pero esa es la pregunta que hicieron, suponiendo que podían hacer tropezar a Jesús con la torpeza y necedad de eso. Versículo 29, él dijo, “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.” No entienden las Escrituras que enseñan la resurrección, y no entienden el poder de Dios que capacita la resurrección. “Porque en la resurrección no se casan ni se dan en casamiento, sino que son como los ángeles en el cielo.” Los ángeles no se casan. Sabe usted que los ángeles todos fueron creados en un momento. Los ángeles no procrean. Usted no tiene dos ángeles y se unen y producen ángeles pequeños. Todos fueron creados en un punto en la economía de Dios, no procrean, lo que significa, usted será quien es. Si usted es un hombre aquí usted será un hombre en la eternidad. Si usted es una mujer aquí, usted será una mujer en la eternidad de una manera glorificada. Pero no se casarán, y no se darán en casamiento sino que serán como los ángeles en el cielo. ¿Por qué no habrá matrimonio, y no se darán en matrimonio? Porque la razón por la que hay matrimonio aquí, es porque el hombre necesita una ayuda, la mujer necesita un protector, y Dios los ha diseñado para producir hijos.

En el cielo, el hombre no necesita una ayuda, él es perfecto. La mujer no necesita un protector, ella es perfecta. Y no habrá nadie producido en el cielo, porque solo los redimidos estarán ahí. No habrá nacimiento, no habrá procreación. Entonces, no hay punto en el matrimonio dice usted, “Pero estoy contento, casado. Amo a mi esposa, y es mi mejor amiga, mi compañera más querida. En toda área de la vida.” Muy bien, usted va a tener eso con ella en el cielo, por los siglos de los siglos, de los siglos. Y no solo con ella, sino con toda otra alma en el cielo también. Y si es maravilloso tener lo mejor de todo lo que usted tiene el uno con el otro, imagínese cuán maravilloso será tener lo mejor de todo en una relación humana, glorificada al punto en que usted lo va a tener por igual con todo ser en existencia. Increíble. Bendición, variedad, gozo inefable.

Entonces, el matrimonio es para aquí y ahora. Es para complementar al hombre que necesita una ayuda, complementar a la mujer que necesita un protector y proveedor. Es para intimidad para satisfacer el deseo del hombre y el deseo de la mujer. Es para procreación. No tendremos ningún deseo insatisfecho. No tendremos ningún deseo que no sea satisfecho. No podremos procrear. No vamos a querer procrear. No vamos a estar incompletos. No vamos a necesitar el matrimonio, y la idea no significa que no seremos quienes somos. Todavía seremos hombres y mujeres glorificados, pero tan perfectos que no necesitaremos a nadie que nos complemente, nadie para que estemos satisfechos.

Dice usted, “¿eso significa que no tendremos una relación buena?” No. Lo que eso significa es que usted tendrá una relación mejor, de lo que usted jamás ha soñado que es posible. Pero no solo la tendrá con su esposa, y su familia preciada, la tendrá con todo otro ser en existencia. Increíble. Ahora, sé que eso hace que su circuito cerebrales exploten. Oí un hombre decir en una ocasión, “Todos tendremos treinta y tres años de edad, y seremos hombres como Cristo.” Escuche. Si usted es una mujer, usted va a ser una mujer en el cielo,  una mujer glorificada. Si usted es un hombre, usted va a ser un hombre glorificado. Y debido a que no hay tiempo en el cielo, no tendremos ninguna edad. Eso se oye maravilloso para todos nosotros.

Permítame llevarlo a una tercer categoría brevemente y voy a cerrar. ¿Qué hay acerca de nuestra relación con otros creyentes? ¿Cómo será eso? Y ya he hecho referencia a esto.

El primer punto que quiero que entienda, seremos quienes somos ahora. Yo seré para siempre John MacArthur, no quiero pensar en eso ahora, pero eso va a estar bien en el cielo. Me voy a sentir diferente al respecto. Pero seremos para siempre quienes somos. Permítame darle un poco de entendimiento en esto, esto simplemente es poderoso cuando usted comienza a entender el pensamiento. Génesis, capítulo 25, versículo 8, “Y Abraham exhaló su último respiro y murió satisfecho de vida y fue congregado a su pueblo.” Y fue reunido a su pueblo. Dice lo mismo en Génesis 35:29, Génesis 49:29, dice la misma cosa en Números 20:24, la misma cosa en Jueces 2:10, cuando la gente moría, se reunía con su pueblo. En otras palabras, mantenían su identidad. Se iban a su pueblo.

2 Samuel 12:23, el pequeño bebé de David murió, él dijo, “Él no puede venir a mí, más yo voy a él.” Él mantendrá su identidad, yo mantendré mi identidad. Él todavía es él, y yo todavía seré yo. Toda la gente mantiene su identidad. Seremos una compañía diversa de personas individuales. Permítame llevarlo al Nuevo Testamento y mostrarle eso más, Lucas 22:8, como una afirmación maravillosa y un principio glorioso. Comenzaremos un poco más adelante, versículo 14, él se inclinó a la mesa con los apóstoles, después él dijo, “He deseado comer la pascua con vosotros antes de que sufra.” Y las habla acerca de la pascua y demás, y después él dice, “tomad esto y compártanlo,” el pan y la copa. Después, versículo 18, “porque os digo, no beberé del fruto de la vid, desde ahora hasta que el reino de Dios venga.” “Yo lo voy a beber con ustedes en mi reino.” En otras palabras, estaremos otra vez juntos. Ustedes serán ustedes y Yo seré Yo. Y haremos esto otra vez, manteniendo nuestra comunión.

Mateo capítulo 8 nos da otro principio de esto, no tan velado como los últimos. Mateo 8 dice, “Os digo,” versículo 11, “muchos vendrán del este y del oeste,” hablando del reino, “y se inclinarán en la mesa con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos.” Observe Apocalipsis 19, y me estoy apresurando un poco, y quiero cerrar esto. Apocalipsis capítulo 19, versículo 7, “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria, porque las bodas del Cordero han venido, y su novia se ha preparado. Y le fue dado a ella vestirse en lino fino, limpio, resplandeciente, porque el lino fino son las obras justas de los santos. Y él me dijo, Bienaventurados aquellos que son invitados a las bodas del Cordero.” Cuando vayamos al cielo, escuche, vamos a estar en una cena de matrimonio. Él es el Cordero, somos la novia. ¿Quiénes son los invitados? Deben ser santos del Antiguo Testamento y de la tribulación.

Todos vamos a estar ahí. El Señor estará ahí, la iglesia estará ahí, los santos de la tribulación y el Antiguo Testamento estarán ahí también. Va a ser la fiesta de todas las fiestas. Y seguirá, y seguirá, y seguirá a partir de esa cena de matrimonio del Cordero, a la comunión gloriosa y comunión por siempre en dónde todos mantendremos nuestra identidad, y seguiremos con todos los otros redimidos quienes mantendrán su identidad, nada más que en una forma glorificada, por los siglos de los siglos. Decida usted. Usted puede tener comunión con Enoc, o Noé, o Abraham, o Jacob, o Samuel, o Josué, o Ester, o Elías, o Eliseo, o Isaías, o Daniel, o Ezequiel, o David, o Moisés, o Pedro, Bernabé o Pablo, o cualquier persona que usted quiera, y ellos serán ellos y usted será usted.

¿Se acuerda usted del Monte de la Transfiguración, cuando Pedro, Jacobo y Juan fueron al monte con nuestro Señor, y dice que les aparecieron Moisés y Elías? Moisés y Elías aparecieron en ese monte. Eso nos dice que esos dos hombres que habían muerto siglos antes, todavía mantuvieron su identidad. En segundo lugar, Pedro, Jacobo y Juan aparentemente los reconocieron, lo cual nos dice que podremos reconocer a aquellos que nunca hemos visto. Entonces, la transfiguración es una reafirmación de una identidad personal que se mantiene en el cielo, como también el reconocimiento de esa identidad, por parte de aquellos que nunca han visto a esas personas. Los vamos a conocer a todos de manera instantánea, tendremos comunión con todos, y vamos a continuar siendo exactamente quienes somos, y nadie será diferente.

Jesús le dijo al ladrón en la cruz, “este día estarás conmigo en, ¿qué? en el paraíso.” Tú y Yo vamos a estar juntos. No somos neutralizados, y lavados y nos volvemos algún tipo de masa gigante. Nos quedamos siendo quienes somos. Nos quedamos siendo quienes somos. Bueno, ese es un gran pensamiento. Abraham estará ahí, e Isaac estará ahí, y Jacobo estará ahí, y usted y yo estaremos ahí, y toda persona que ama al Señor estará ahí. Y no solo estaremos ahí, y seremos quienes somos, en un estado perfeccionado, sino que podremos tener comunión unos con otros a lo largo de toda la eternidad, porque nos reconoceremos los unos a los otros de manera perfecta. Y en ese pasaje de Mateo 22, en dónde los saduceos trataron de hacer tropezar a Jesús, él dice en el versículo final, versículo 32, “Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob.” Él no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. ¿Qué quiso decir? Abraham está viviendo, e Isaac está viviendo, y Jacob está viviendo y Yo soy su Dios, no, ‘era’ su Dios.” “Yo Soy su Dios, y ellos son Mi pueblo.”

Ahora, alguien hace la pregunta, ¿habrá reuniones en el cielo? otra cosa que debería mencionar, simplemente viene a mi mente, está en Apocalipsis. Esto es tan importante, no puedo dejar pasar esto. Permítame decirle esto brevemente, Apocalipsis 2:17, “Al que venciere,” dice, “le daré un nuevo nombre escrito en la piedra.” Hombre, usted va a tener un nuevo nombre escrito para siempre, de tal manera que va a ser usted quien es usted, nada más que su nombre va a ser purificado y limpiado.

Después en el versículo 5, del capítulo 3, “El que venciere, será vestido en vestiduras blancas, no borraré su nombre del libro de la vida. Confesaré su nombre delante de mi Dios.” Su nombre, ahora perfeccionado siempre será su nombre y “Yo lo confesaré delante de Dios.” Versículo 12, “Al que venciere, lo haré columna en el templo de mi Dios, y ya no saldrá de él jamás. El siempre estará en el cielo, le escribiré el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y mi nuevo nombre. Usted va a tener todo tipo de nombres, usted va a ser un Juan perfectamente santo, en mi caso, uno con todos los redimidos. Y llevando el nombre de Dios, y llevando el nombre de Cristo, de una manera genuina. Gran pensamiento, gran pensamiento. 

Bueno, vamos a ser quienes somos y vamos a tener comunión. Ahora, la pregunta surge, ¿seremos reunidos con otros seres queridos? Claro que sí. Eso no se necesita decir porque mantendremos nuestra identidad. De hecho, en 1 Tesalonicenses, recuerda usted la promesa del rapto de la iglesia, en el capítulo 4. Y él dice al final de este pasaje, él dice, “Los ángeles van a venir y tocar una trompeta, y la voz del arcángel y los muertos en Cristo resucitarán. Y vendrán primero y después los que estemos vivos, seremos congregados con ellos. Y subiremos al cielo en una nube.” Y todo eso. Y después dice en el versículo 18, “Por tanto consolaos unos a otros con estas palabras.” ¿Por qué era eso un consuelo? Por el prospecto de la reunión. Había un temor de que algunos que habían muerto podrían perder esa gloria eterna, y son animados a consolarse unos a otros, por el hecho de que aquellos que murieron no se habían perdido la venida de Cristo. Él vendría y Él los reuniría primero de la tumba, después aquellos que estén vivos serían reunidos y todos estaremos juntos de nuevo. Consolaos unos a otros con esa gran, gran esperanza.” El prospecto mismo del consuelo habla entonces, del prospecto de reunión, reunión.

Y creemos que tendremos esa reunión gloriosa, con los redimidos cuando vayamos a estar con el Señor, debido a que conocemos a todo mundo, vamos a conocer a aquellos a los que de manera especial queremos conocer. ¿Qué tipo de relaciones tendremos? Quizás podemos tan solo concluir al ver un pasaje final. Apocalipsis 21:5. Apocalipsis 21. Bueno, de hecho deberíamos ir del 1 al 5. “Vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque la primera tierra pasó y ya no hay mar.” Y Juan ve “la ciudad santa, la Nueva Jerusalén descendiendo del cielo de Dios, lista como novia, adornada para su marido. Y oí una voz fuerte del trono diciendo: He aquí el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y él morará entre ellos. Y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.”

Y aquí hay algunas cosas que nos ayudan a entender nuestra comunión. “Y enjugará toda lágrimas de los ojos de ellos.” Será una comunión sin lágrimas. Ya no habrá muerte, será una comunión sin separación. “Ya no habrá lloro, ni dolor,” habrá una comunión sin dolor, una comunión sin muerte, una comunión sin tristeza, una comunión sin ansiedad. ¿Qué hace difícil la comunión aquí? Lágrimas, el lloro, el dolor, la muerte, todo será quitado. Tendremos una relación como nunca, nunca hemos experimentado. Habrá belleza en el cielo, creo que habrá humor perfecto en el cielo, porque Dios inclusive nos dio eso.

A. A. Hodge escribió: “El cielo, como el hogar eterno del hombre divino, y de todos los miembros redimidos de la raza humana, de manera necesaria debe ser plenamente humana en su estructura, condiciones y actividades. Sus gozos y actividades todas deben ser racionales, morales, emocionales, voluntarias y activas. Debe haber el ejercicio de todas las facultades, la gratificación de todos los gustos, el desarrollo de todas las capacidades y talentos, el cumplimiento de todos los ideales, la razón, la curiosidad intelectual, la imaginación, los instintos estéticos, los deseos santos, las afinidades sociales, los recursos inagotables de fortaleza y poder, parte del alma humana, todos deben encontrar en el cielo su ejercicio y satisfacción.” Que gran afirmación. Es sorprendente entonces que el salmista dijo, “Precioso es a los ojos de Jehová, la muerte de sus santos.” ¡Oh que esperanza tenemos! Relaciones gloriosas nos esperan. Inclinémonos en oración. 

Recordamos Padre, las palabras del himno antiguo: “Te cantaré una canción de esa tierra hermosa. El hogar lejano del alma en dónde las tormentas jamás golpean, mis que los años de la eternidad ruedan. Oh, cuan dulce será en esa tierra hermosa, tan libre de toda tristeza y dolor, con canciones en nuestros labios y arpas en nuestras manos. Saludarnos el uno al otro de nuevo.” Anhelamos eso Padre. Y anhelamos la reunión ahí. Recordamos las palabras de Longfellow que dijo, “No hay rebaño, no obstante, cuan vigilado y atendido, en dónde no haya un cordero muerto ahí. No hay chimenea sin importar cuan bien defendida sea que no tenga una silla vacante. Una madre, un padre, un hermano, una hermana, un miembro de familia, un ser querido, todos tenemos alguien ahí. Todos tenemos una silla vacante, todos tenemos un cordero muerto en el rebaño de nuestra propia vida, y anhelamos la reunión gloriosa que el cielo provee para nosotros.

Decimos con Juan, “Ven Señor Jesús.” Padre, bendícenos conforme cantamos un himno al despedirnos. Pon nuestra mira en las cosas de arriba, por causa del Salvador. Amén.

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