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Abramos nuestras Biblias en Mateo capítulo 5, Mateo capítulo 5, las bienaventuranzas como les mencioné esta mañana, un libro ha salido titulado ‘El único camino a la felicidad’, el cual creo que está disponible en la librería, quizás ahí en el centro de cintas, ahí en el patio también. El cual resume toda la enseñanza que he dado a lo largo de los años de las bienaventuranzas. Es un tiempo apropiado para que el libro vuelva a ser publicado, no sabía que la casa de publicaciones iba a hacer eso, pero lo hicieron. No lo sabía, a la mitad de nuestro estudio de las bienaventuranzas, que realmente, bueno no hemos enseñado en casi veinte años creo, desde que realmente entramos a fondo en las bienaventuranzas.

¡Que gozo es ver Mateo capítulo 5! Realmente como dije esta mañana, es la enseñanza seminal de Jesús acerca de la espiritualidad verdadera. Esta es la instrucción medular acerca de lo que significa pertenecer a Dios, lo que significa estar en su reino. Lo que significa ser salvo. Y Jesús colocó todo el énfasis en el interior. Tristemente los judíos de su día, habían colocado todo el énfasis en el exterior. La religión que Jesús enfrentó en su día era superficial y era externa. Los líderes judíos pensaban que a Dios le agradaba el exterior, la justicia personal externa, su religión formalizada, estaban orgullosos por ella. Estaban ensoberbecidos por ella, estaban centrados en sí mismos por ella. Y Jesús la desmanteló.

Jesús esencialmente hizo lo que Juan el Bautista dijo que haría. Juan el Bautista predijo que cuando Jesús viniera, él vendría de una manera destructiva. En Mateo 3, Juan el Bautista estaba predicando ahí junto al Jordán, y en el versículo 10 dice, ‘El hacha y ya está puesta a la raíz de los árboles, por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego’. Él estaba adelantándose a la llegada inminente del Mesías, quien colocaría el hacha de juicio divino en contra del árbol de la religión formal. Y él derribaría esa religión externa que era tan desagradable para Dios. Y de nuevo lo digo, Jesús colocó todo el énfasis en el interior, no solo acción sino actitud, no solo conducta sino virtud. El énfasis no está en lo que yo hago, sino en lo que soy. Ciertamente él estaba preocupado por la acción, pero esa acción que emana de la virtud justa.

Como Martin Lloyd-Jones escribió hace muchos años atrás. ‘Un cristiano es alguien antes de que él haga algo’. Todo comienza con quienes somos. Y ser un hijo del rey, pertenecer al reino de Dios, ser un cristiano, ser una persona salva es poseer cierto tipo de naturaleza, cierto tipo de disposición, cierto tipo de virtud que es definida en estas bienaventuranzas. Como Martin Lloyd-Jones también dijo, ‘No debemos controlar nuestro cristianismo sino más bien nuestro cristianismo debe controlarnos’. Y comienza desde el interior y se manifiesta en el exterior.

Y entonces, Jesús al dirigirse a los judíos de su día, se concentró en el corazón, identificando para nosotros el hecho de que la salvación o el cristianismo es algo que nos sucede en el centro mismo de nuestro ser. Como usted oyó antes, es algo que ocurre que podía ser llamado ‘una nueva creación’, controla todo lo que somos en la parte más interna de nuestro ser, y fluye hacia afuera a partir de ese punto. Jesús no estaba interesado en la religión interna, él no estaba interesado en la ceremonia religiosa formal, más de lo que Dios estaba, él no estaba interesado en las obras superficiales con motivos equivocados, él estaba interesado en corazones transformados, puros.

Él caracterizó a los judíos como sepulcros, o tumbas pintadas de blanco por fuera, pero por dentro llena de huesos de hombres muertos. Al dirigirse al asunto de una salvación real, de una religión real, de un conocimiento real de Dios, Jesús habla asuntos del corazón, y ya hemos cubierto las primeras cuatro de estas bienaventuranzas. Él habla de aquellos que son pobres en espíritu, aquellos que lloran, aquellos que son gentiles o mejor traducido, ‘mansos’, significa humildes, y aquellos que tienen hambre y sed de justicia. Esos son principios internos característicos que operan en la vida de aquellos que pertenecen al reino de Dios. La gente en el reino de Dios reconoce su bancarrota de espíritu, reconocen que no pueden hacer nada por agradar a Dios, reconocen que son pecaminosos, que son impíos, que no tienen esperanza, que son inútiles, y no pueden hacer nada por ello, y lloran por eso. Hay una tristeza y lloro por eso, como consecuencia hay una humillación por ello, hay una vergüenza que viene con ello que produce mansedumbre. Y después hay un hambre y sed expresa de la justicia que saben que no poseen.

También es verdad, según la quinta bienaventuranza que esas personas que pertenecen al reino de Dios, son por naturaleza misericordiosas. El versículo 7 dice, ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia’. En algunas maneras, las primeras cuatro bienaventuranzas, en cierta manera se conectan con las siguientes cuatro, versículos 7, 8, y 9 y después en los versículos 10 y 11 usted tiene la octava. Usted puede verlas de esta manera, aquellos que son pobres en espíritu reconocen su necesidad de misericordia, y están dispuestos a demostrarle misericordia a otros, aquellos que lloran por su pecado desean lavar sus corazones con lágrimas de penitencia para que estén limpios y se vuelven los limpios de corazón. Los mansos o los gentiles, son aquellos que de manera espontánea hacen la paz, porque sus metas no son lo que importan, están preocupados por otros. Y aquellos que tienen hambre y sed de justicia están dispuestos, si usted ve los versículos 10 y 11 a ser perseguidos por causa de la justicia.

Entonces, hay algunos paralelos maravillosos en estas bienaventuranzas conforme se desarrollan. Pero esta noche vamos a ver esta quinta bienaventuranza que encontramos en el versículo 7, ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.’ En primer lugar, hablemos del significado de ser misericordioso. Esto quiere decir, ¿qué es lo que realmente significa? ¿qué estamos diciendo aquí? Hay que reconocer que esta es una virtud humana magnifica. Es maravilloso conocer a una persona misericordiosa.

Shakespeare por ejemplo habló de la misericordia, en el discurso bien conocido de Porcia en el ‘Mercader de Venecia’. Él escribió, ‘La cualidad de misericordia, no está forzada’. Esa es una frase más bien famosa. ‘Cae como la lluvia gentil del cielo sobre el lugar que está abajo, es doblemente bendecida. Bendice a aquél que la da, y aquel que la toma. Es la más fuerte en los más fuertes, se convierte en el monarca que está en el trono siendo mejor que su corona.’ Así escribió Shakespeare exaltando la gran virtud de ser misericordioso.

Inclusive el Talmud, el cual es una codificación de la ley judía, registra este dicho de Gamaliel, quien no fue menos que el maestro notable al que se hace referencia en el libro de los Hechos, un gran, gran maestro judío. Y Gamaliel dijo de la misericordia, ‘Cuando tú tienes misericordia, Dios tendrá misericordia de ti. Y si no tienes misericordia, tampoco Dios tendrá misericordia de ti.’ De nuevo, él estaba exaltando la virtud de la misericordia como un camino a la bendición. Ahora, es fácil entonces ver las virtudes de este tipo de atributo humano de misericordia, como algún camino a la bendición inmediata. Esto quiere decir que algunas personas ven la virtud de mostrar misericordia como una manera de forzar la mano de Dios para que nos haga prósperos. Algunas veces usted oye este tipo de pensamientos en estrategias para levantar dinero en donde la gente dice, ‘tu muestra misericordia y danos dinero, y te prometemos que Dios te va a devolver y quizás algunos han dicho inclusive diez veces más.’

Un escritor parafrasea esta bienaventuranza de esta manera. ‘Esta es la gran verdad de la vida, si la gente ve que nos preocupa, ellos se van a preocupar por nosotros’. ¿En eso consiste? ¿todo consiste en ser amable a nivel humano para que usted pueda intimidar a la gente para que le devuelva amabilidad? ¿Todo tiene que ver con, de alguna manera, forzar la mano de Dios? desafortunadamente no es así de simple. El asunto es mucho más que una virtud humana, es mucho más que una pequeña formula que de alguna manera se manifiesta en la vida. Sería agradable pensar en el hecho, de que esta es la gran verdad de la vida, pero la realidad es que no lo es. Y la realidad es que usted podría encontrarse a nivel humano siendo misericordioso con la gente que a usted le devuelve crueldad. El asunto es mucho más que una virtud humana.

De hecho, fueron los romanos quienes no admiraban la misericordia en absoluto. Los romanos admiraban la justicia, los romanos admiraban la venganza, admiraban la disciplina, admiraban el poder y la fuerza, y pensaban que la misericordia era una evidencia de debilidad. De hecho, algunos filósofos en el tiempo de la escritura del Nuevo Testamento dijeron que la misericordia es una enfermedad del alma, es evidencia de una persona enferma. Y cualquier persona exitosa estaría avergonzada por ser llamada misericordiosa, era una señal de debilidad. Francamente no es diferente de nuestra época, ¿verdad?

Ser misericordioso, ser perdonador, ser amable, ser gentil con la gente, pasar por alto sus transgresiones, mostrarles gran bondad, una bondad magnánima sin importar lo que le hayan hecho a usted, es una señal de debilidad en la actualidad.

En tiempos antiguos así era. De hecho, los esclavos, mujeres y muchos niños eran tratados como basura inútil. Y un amo podía cortarles algún miembro corporal o matarle a cualquiera de ellos, cuando él quisiera, a su propia discreción. Y era una especie de muestra de fuerza masculina hacer cosas como esas. Y creo que en la actualidad la idea de que si nos preocupa otro se preocuparan, simplemente tampoco funciona. Nuestra sociedad egoísta, vengativa, competitiva, llena de litigios, se caracteriza por muchas cosas, pero la misericordia no es una de ellas. Además, entender la sustancia de la misericordia no es tan solo la idea simple de que si usted va a ser misericordioso hacia alguien más de alguna manera ellos lo van a hacer a usted rico, lo van a hacer a usted feliz, lo van a hacer a usted prospero o van a ser misericordiosos con usted.

Y la mejor ilustración de eso es Jesús. ¿Hubo alguien jamás más misericordioso que él? Él mostró misericordia a los enfermos, él mostró misericordia a los cojos, y a los ciegos, y a los sordos, y a los mudos.  Él les mostró misericordia a los pobres, él les mostró misericordia a los expulsados por la sociedad, las prostitutas, la escoria, los que estaban tristes, los que estaban solos, los no amados. En una ocasión él detuvo la procesión de un funeral, y él ni siquiera conocía a la gente a nivel personal, pero el detuvo esa procesión para tocar el ataúd y restaurar a un joven de regreso a la vida, porque él estaba tan triste por la tristeza de su madre viuda.  

Él fue misericordioso en Juan 8, hacia una ramera. Él le dijo, ‘Y Yo tampoco te condeno, ve y no peques más’. Él comió con publicanos y pecadores, una señal definitiva de su misericordia hacia los expulsados de la sociedad. Marcos 2:16 dice, ‘Cuando los escribas y los fariseos lo vieron comiendo con los publicanos y los pecadores, les dijeron a sus discípulos. ¿Cómo es que él come y bebe con publicanos y pecadores? De principio a fin, uno habría tenido que decir que la vida de Jesús fue una vida de misericordia. Y escuche, si de alguna manera hubiera algún tipo de principio de que la misericordia conlleva a su propia recompensa, nunca funcionó para él. Si este fuera algún tipo de principio humano inviolable, o una forma de verdad que se manifiesta con la misma veracidad que las leyes de la ciencia funcionan, nunca habrían clavado al hombre más misericordioso que jamás vivió, a una cruz, ni le habría escupido en el proceso. 

De hecho, la persona más misericordiosa que jamás camino sobre la tierra no recibió misericordia de los hombres en absoluto, hacia los mismos a quienes él les mostró misericordia. Dos sistemas crueles, el sistema romano y el judaísmo apostata, de manera cruel se unieron para matar al Hijo de Dios misericordioso. El totalitarianismo de la Roma cruel se caracterizaba por la intolerancia. Y uniéndose a ellos estaba el sistema religioso cruel, fariseo, judío, externo, que no podía tolerarlo a él, porque él habló la verdad. Y sin misericordia se unieron para ejecutarlo. ¿Qué es entonces lo que el Señor está diciendo aquí? Él no nos está tan solo dando algún principio de vida humana, que de alguna manera siempre funciona. ¿Qué es lo que él está diciendo? ¿Cuál es el significado de esto?

Bueno, tenemos que ver mucho más alto que a nivel humano para ver la respuesta. Esta misericordia no se refiere a alguna emoción humana natural, no se refiere a alguna especie de principio terrenal que está en operación. Se refiere a una misericordia que crece, sale de una relación con Dios. Estamos hablando de algo que no es humano en absoluto. Es divino. Estamos saliendo del reino de las tinieblas, del reino de los hombres, del reino de este mundo y entrando al reino de nuestro Dios. Estamos hablando de un tipo de misericordia que opera en el reino de Dios, no en el reino del hombre.

Ahora veamos la palabra misma. La palabra ‘misericordiosos’, eleémones, es usada aquí en Hebreos 2:17, en esta forma. La forma del verbo es muy común en el Nuevo Testamento, y con frecuencia es usada en la Septuaginta griega del Antiguo Testamento, es una palabra muy común en el griego. Viene de eleeo, significa tener misericordia sobre, significa cuidar de los afligidos, significa ayudar a los miserables, significa rescatar a los miserables. Una idea muy amplia, pero la intención de la palabra es bastante clara a partir de esas diferentes opciones. Tiene que ver con empatía, tiene que ver con compasión. Y aquí estamos hablando con algo que es divino. Esta es la realidad. No es alguna empatía débil que el hombre carnal en cierta manera puede conceder por la mera leche de la bondad humana. Estamos hablando de algo que va más allá de eso. Es una compasión genuina, verdadera, pura, divina, con motivos abnegados, que se estira para ayudar a alguien que es miserable, que está necesitado, que es pobre.

La palabra hebrea para misericordia, es una palabra hermosa que es usada con mucha frecuencia en el Antiguo Testamento y algunas veces la palabra hebrea es traducida en la Septuaginta por la palabra griega eleeo, es la palabra hesed.  Realmente no se puede traducir. Usted difícilmente la puede reducir a una palabra, pero en la mayoría de los casos, los escritores del Antiguo Testamento en la mayoría de las traducciones tuvieron la intención de decir, lo que creo que la palabra en inglés, o en español ‘misericordia’, expresa. Misericordia abraza un motivo y una acción, y con frecuencia es traducida misericordia. No significa simplemente sentir empatía. No significa simplemente sentir compasión. Se refiere a la capacidad de meterse literalmente a la piel de alguien más hasta que usted piensa sus pensamientos, siente sus emociones, entiende su dolor. Es más que una ola pasajera de compasión. Es empatía. Es una acto deliberado de sentir su sufrimiento y buscar aliviarlo.

Quizás una manera de entenderlo es verlo en comparación con otras palabras. Está ligada por ejemplo, a la palabra perdón, Tito 3:5 dice, ‘Según su misericordia, él nos salvó’. Entonces la misericordia estaba detrás del perdón. El perdón es el fruto de la misericordia. Cuando Dios nos vio con compasión y afecto y empatía. Cuando Dios, por así decirlo, Dios en nuestra piel, Jesús encarnado vino al mundo, y sufrió todas las cosas que sufrimos, pero no pecó. Fue tentado en todas las maneras en las que somos tentados, hubo una gran empatía, y Él se volvió por nosotros un Salvador empático, compasivo y misericordioso. La misericordia entonces, estuvo detrás del perdón.

En Efesios 2, Dios, versículo 4, siendo rico en misericordia, debido a su gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestras transgresiones nos dio vida juntamente con Cristo. Él nos salvó debido a la misericordia. La misericordia es una atributo de Dios que llevó al perdón. La misericordia es la empatía de Dios hacia los que están sufriendo, los que han sido expulsados, los miserables, los afligidos, los que han sido pisados. Nuestro Dios, según Daniel 9:9, ‘Tiene compasión y perdón’. A partir de su compasión viene su perdón. Salmo 130 expresa la misma gran realidad. Creo que a veces pensamos en la misericordia como Dios reteniendo el juicio, y lo es. Pero la razón por la que Él retiene el juicio en misericordia es porque Él ha perdonado nuestro pecado.

Entonces la misericordia está ligada al perdón. Pero ese es tan solo un aspecto. Hay muchas más misericordias que tan solo perdón. El Salmo 119:64 dice, ‘La tierra está llena de tus misericordias.’ Génesis 32:10, ‘No soy digno de la más pequeñas de todas tus misericordias.’ 2do Samuel 24:14, ‘Porque sus misericordias son grandes’. Nehemías 9:19, ‘Tu gran misericordia’. Salmos 69:13, ‘La multitud de tus misericordias’. El perdón es una expresión de la misericordia de Dios, pero no es la única. Escuche el Salmo 145:9, ‘Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre todas sus obras.’ Digo, usted puede ver en cualquier lugar en el mundo de Dios, que Él creó, y encontrar su misericordia expresada. Lamentaciones 3:22, ‘Las misericordias de Jehová nunca cesan porque sus compasiones nunca fallan.’ Y en donde hay compasión hay misericordia, ‘nuevas son cada mañana. Grande es tu fidelidad.’ Versículo 32 dice, ‘Él tendrá compasión según su misericordia abundante.’ Y su compasión es expresada en su perdón y mucho más. Todos los regalos de gracia, todos los regalos que Dios nos da, todos los regalos buenos, son expresiones de su compasión y empatía y misericordia.

La misericordia, también está ligada en segundo lugar, al amor. Como le leí a usted antes, Efesios 2:4 ‘según su gran amor con que nos amó’. Él por lo tanto fue misericordioso. Entonces, la misericordia fluye al perdón, pero a partir del amor. Comienza con el amor, se convierte en misericordia, se convierte en perdón. El amor es más amplio, más amplio que tan solo la misericordia. Tomás Watson escribió, “La misericordia respeta de manera apropiada a aquellos que son miserables. El amor es de una consideración más grande. El amor es como un amigo que los visita a aquellos que están bien. La misericordia simplemente es para los miserables. El amor es más grande, pero la misericordia es una expresión del amor, la misericordia podríamos decir, es un médico para el enfermo. El amor es un amigo para todos. El amor actúa a partir del afecto, la misericordia actúa a partir de la compasión. El amor es constante, la misericordia es para momentos de miseria. El amor y la misericordia son diferentes, pero inseparables. La misericordia y el perdón son diferentes, pero inseparable. Si usted va a ser misericordioso, usted va a ser perdonador. Si usted va a ser misericordioso, usted va a ser amoroso”.

Y después está la misericordia y la gracia. La gracia es otra palabra que entra en esta discusión. El término eleéos y sus derivados siempre tratan con lo que vemos de dolor y miseria, y aflicción, los cuales son resultados del pecado. Mientras que la gracia trata con el pecado mismo, la misericordia ve a la miseria que el pecado produce y la gracia ve al pecado mismo. Dios da gracia para nuestro pecado y misericordia para nuestra miseria como un resultado del pecado. La gracia es charis, la gracia ofrece perdón por el crimen, la misericordia ofrece alivio del castigo. La gracia viene primero y nos declara ya no culpables, la misericordia viene en segundo lugar y nos libra del pecado. De nuevo, la misericordia y la gracia son diferentes, son conceptos diferentes pero inseparables. La misericordia elimina el dolor y la gracia concede una condición mejor.

Y después está la misericordia y la justicia. Van de la mano. Tienen que ir así, desde el punto de vista de Dios. Él no puede ser misericordioso, si en alguna manera viola su justicia. La misericordia, recuerde, cuando viene de Dios es una actitud santa, como todas sus otras actitudes, no niega su justicia o su santidad. No es algún sentimentalismo superficial que no considera la iniquidad e ignora la justicia. Esa es una misericordia falsa y no santa, que quiere encubrir la justicia. Pero Dios para ser misericordioso y mostrar misericordia tuvo que expresar su justicia, como todos sabemos. Y Él derramó su justicia en Cristo en la cruz satisfaciendo el requisito de un Dios justo y santo, y una ley justa y santa que habían sido violados, para que Él sea misericordioso hacia los pecadores miserables que habían caído bajo el juicio por la violación de esa ley.

Entonces, la misericordia encaja junto con el perdón, aunque es diferente. Encaja junto con la gracia, aunque es diferente, encaja junto el amor, aunque es diferente. Encaja junto con la justicia perfectamente, aunque también es distinta. La realidad del asunto es que, si recibiéramos lo que merecemos, recibiríamos juicio sin misericordia. Eso es lo que recibiríamos. Recibiríamos juicio sin misericordia y lo mereceríamos. De hecho, en Santiago 2:13 dice, ‘Porque juicio sin misericordia se hará para con el que no ha mostrado misericordia.’ La misericordia triunfa sobre el juicio. Si usted es una persona misericordiosa, usted no será juzgada. Esa es otra manera de que Santiago diga, ‘Si usted es una persona misericordiosa, porque Dios le ha sido misericordioso a usted.’ En otras palabras, si a usted se le ha concedido misericordia divina, como hijo de Dios, usted demuestra que es uno que ha escapado el juicio. Pero la justicia ha sido satisfecha, el castigo ha sido implementado en Cristo. Podríamos decir entonces que la misericordia es más que el perdón, menos que el amor, diferente de la gracia y no es independiente de la justicia.

Para resumir nuestra discusión del significado del significado de la misericordia, la definiremos en términos muy prácticos. Los misericordiosos no solo llevan los insultos de hombres malos, sino que sus corazones buscan a aquellos mismos hombres malos en su miseria, porque saben que van a perecer en sus pecados. La gente misericordiosa no solo va a llevar el insulto, y no solo usted sabe va a apretar los labios y va a apretar sus dientes y soportar el insulto, sino que más bien sus corazones alcanzan a esas personas que están siendo crueles, porque entienden la miseria terrible en la que están.

Los misericordiosos están dispuestos a ser insultados, y están dispuestos a ser perseguidos como se presenta más adelante, son empáticos con esas personas que inclusive los atacan. Están dispuestos a perdonar, son empáticos con los afligidos, son gentiles para con los débiles, son perdonadores hacia todos los que abusan de ellos, son considerados para con los caídos, son generosos para con los pobres, muestran gracia hacia los que ofenden y demás. Y ellos recuerdan, claro, que ellos son los que reciben la misericordia divina y están en gran necesidad de ella, entonces son prontos para compartir la misma.

Es muy parecido a la parábola de Mateo 18, ¿no es cierto? En donde el hombre que era un rey llamó a sus gobernantes para que vinieran a él, y un hombre había robado todo su dinero y no tenía nada que mostrar. Y el rey dice, ‘Él va a ser castigado’. Y el hombre cae sobre su rostro y ruega, y el rey es misericordioso y le perdona la deuda entera. Ese es un retrato hermoso de la misericordia. Pero el hombre que acababa de ser perdonado salió, y encontró a alguien que le debía una cantidad minúscula, lo molestó y lo arrojó a la cárcel de los deudores, hasta que le pagara todo. Y el mismo se rehusó a ser misericordioso. La parábola termina con el señor llamando a ese hombre cruel, y disciplinándolo hasta que el aprendiera a ser misericordioso. El Señor va a disciplinarlo a usted, a quien ha recibido misericordia si usted no concede misericordia, si usted no extiende misericordia. Usted quien era miserable, y estaba ciego y estaba desnudo como el resto de todos nosotros pecadores. Usted que no merecía nada y Dios en su gran amor fue misericordioso hacia usted y le perdonó a usted su deuda entera en contra de Su justicia santa, usted debe ser misericordioso hacia otros.

Dios cambia su corazón por Su misericordia, con la intención de que usted sea misericordioso hacia otros. El Salmo 37:21 dice, ‘El justo muestra misericordia y da’. Fue misericordia, ¿no es cierto? en Abraham, después que él había sido tratado mal por su sobrino Lot, fue misericordia lo que hizo que Abraham tratara a Lot como él lo trató. Fue misericordia por parte de José, después de haber sido tratado tan mal por sus hermanos. Fue misericordia por parte de José, asegurarse de que el alimento de sus hermanos estuviera cubierto. Él los perdonó y satisfizo de manera plena su necesidad. Fue misericordia, ¿no es cierto? en Moisés, después de que María se había revelado en contra de él y el Señor le había dado lepra. Moisés fue al Señor viendo la miseria de María, y dijo, ‘Sánala ahora, oh Dios, te ruego’ Números 12.  Eso es misericordia.

Fue misericordia en David, ¿no es cierto? lo que hizo que le perdonara la vida a Saúl. Eso es misericordia. Y en un mundo de gente sin misericordia, todos estando consumidos con protegerse a sí mismos, asegurándose que todo salga como ellos quieren. Dios ha depositado a ciudadanos del reino, que verdaderamente son misericordiosos y compasivos. El hombre, francamente, sin misericordia es malo, él es malo. El hombre sin misericordia es hostil. El hombre sin misericordia está enojado, y estamos viéndolo a plena luz del día el día de hoy.

La ausencia de misericordia, simplemente despedaza y saca toda la ternura de una persona, no queda nada más que superficies duras, con orillas filosas. Pero para nosotros, que hemos venido a Dios en Cristo para recibir misericordia, hemos sido llamados a mostrar misericordia, a ser compasivos, benévolos, empáticos cuando vemos a otros en debilidad, miseria, y necesidad.

Ahora hablemos de la fuente de ser misericordiosos. La fuente, básicamente es Dios, porque como puede ver, cuando llegamos a esta quinta bienaventuranza en el versículo 7, tuvimos que haber pasado por las primeras cuatro. Los que son misericordiosos, son aquellos que se han dado cuenta, han reconocido su bancarrota espiritual, han llorado por su pecado, y de manera mansa han venido ante Dios sabiendo que no le ofrecen nada, y han demostrado un hambre y sed de justicia que saben que no poseen y únicamente Dios la puede conceder. En otras palabras, ese es el patrón de salvación a lo largo de toda la historia redentora.

Si usted estuviera en el Antiguo Testamento, la gente me pregunta esto todo el tiempo, ¿cómo es que una persona en el Antiguo Testamento se salvaba? Cristo no había muerto aun, Cristo no había resucitado aun, no podían confesar a Jesús como Señor y creer en su corazón que Dios lo había levantado de los muertos y de esta manera ser salvos, como Romanos nos dice. Entonces, ¿Cómo podían ser ellos salvos? La respuesta estaba aquí, en el camino mismo de estas bienaventuranzas. En lugar de ser soberbios espiritualmente, en lugar de ser autosuficientes espiritualmente, en lugar de pensar que usted había alcanzado la salvación por sus obras, usted está en bancarrotas de espíritu. Usted se da cuenta de que no tiene nada. Usted literalmente está azotado por la pobreza cuando hablamos de alguna afirmación de justicia. Usted está en bancarrota moral y espiritualmente, y en esa condición usted ha llorado. Hay una tristeza abrumadora por su condición sin esperanza, y también hay una gran mansedumbre, una vergüenza en ello, que lo humilla a usted. Y en esa condición, usted clama a Dios teniendo hambre y sed de una justicia que usted sabe que no tiene, y no se puede ganar. Así es como la gente en el Antiguo Testamento era salva, cuando llegaban al punto de que decían, ‘No puedo guardar Tu ley, lo único que hago es violar Tu ley, estoy en bancarrota, soy indigno, me avergüenzo, estoy humillado Dios si voy a poseer Tu justicia Dios, Tú me la tienes que dar.’

Eso era como el publicano de Lucas 18 golpeándose el pecho. El fariseo está diciendo, ‘Oh, guardo esto y hago aquello. Y yo guardo las ceremonias, y doy diezmos de todo lo que gano y bla, bla, bla, bla. No soy como los otros hombres, inclusive como este publicano. El publicano tiene su cabeza hacia abajo, él se está golpeando el pecho. Él ni siquiera va a mirar hacia arriba, y él dice, ‘Dios, se, (¿qué?) propicio, misericordioso a mí pecador. Él está clamando por misericordia. Ese hombre estaba en bancarrota. Ese hombre estaba llorando. Ese hombre era manso. Ese hombre estaba teniendo hambre y sed de justicia. Ese hombre clamó y recibió misericordia. La fuente de misericordia es Dios. Los misericordiosos son las personas de las primeras cuatro bienaventuranzas, y han venido a Dios, y han tenido hambre de justicia, y en misericordia Dios se las ha concedido. Tienen una conciencia profunda de su necesidad de liberación, su necesidad de justicia. Ven cuan pecaminosos son, cuan miserables son, cuan desesperados están y vienen buscando misericordia.

Esto es tan importante para entender la salvación porque es lo mismo ahora. Mucha gente dice, ‘Sí, quiero que Jesús arregle mi vida. Levantar mi mano, firmar una tarjeta o pasar al frente en una reunión o llamar a una estación de televisión. Sí quiero que Jesús arregle mi matrimonio, si, no quiero irme al infierno quiero irme al cielo. Me gustaría que mi vida fuera diferente de lo que es y me gustaría que Jesús arreglara mi vida.’ Y nunca se convierten de manera genuina porque el camino está indicado aquí. Usted tiene que llegar al punto de bancarrota moral, reconocer la vergüenza de su propia vida y tener hambre y sed de una justicia que no es de usted, y clamar a Dios por misericordia. Es un asunto de pecado.

Cuando escribí el libro “El Evangelio según Jesucristo” y fui reprendido y golpeado de aquí para allá durante años y algo de eso todavía se está llevando a cabo, muchos de aquellos que me rechazaron, rechazaron el hecho de que uno necesitaba llegar a un sentido abrumador de pecaminosidad y arrepentirse antes de que pueda convertirse en un creyente. Todavía me deja perplejo que alguien pudiera concluir algo diferente de eso. El asunto entero de entrar al reino consiste en buscar una justicia que usted no tiene, concedida a usted por la misericordia de Dios a partir de la compasión de Dios, quien ve la condición miserable de usted. Entiende su consecuencia eterna y en misericordia y gracia se extiende para proveer perdón.

Mucha gente quiere, en cierta manera quiere la bendición final, pasando por alto la verdadera operación de corazón. Balam, el falso profeta dijo, ‘Déjame morir la muerte de los justos y deja que mi fin sea como el de él.’ No es tan fácil, Balam. ¿Quiere usted morir la muerte del justo, y quiere terminar de la manera en la que el justo termina? Entonces venga usted a Dios en bancarrota de espíritu, triste por su pecado, avergonzado, y teniendo un hambre y sed de una justicia que usted sabe que no posee y no puede ganarse. Un puritano sabio de la antigüedad dijo, ‘Balam quería morir como los justos, pero él no quería vivir como ellos.’ Si queremos la realidad de la misericordia en nuestras vidas, de Dios, hay un camino. Y el camino está ahí en esas bienaventuranzas. Dios entonces es la fuente de esta misericordia.

Efesios 2:4, ‘Dios, quien es rico en misericordia.’ Salmos 103:11, ‘Como los cielos son altos sobre la tierra, así de grande es su misericordia hacia aquellos que le temen.’ Lucas 6:36, ‘Estad agradecidos, sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.’ Creo que está en los Salmos, la Escritura dice que la misericordia de Dios es para siempre. El Salmo 62:12 dice, ‘A ti oh Jehová pertenece la misericordia’. Cosas semejantes a lo largo de los Salmos. Salmo 86, 103, 111, 112, 116, 145, en otros lugares. Dios es la fuente. No estamos hablando aquí de alguna ley humana natural que opera algún principio. Estamos hablando aquí de una obra divina, Dios es la fuente en Jesucristo. Por así decirlo, Dios se metió en la piel del hombre, sintiendo, viendo, como el hombre ve. El acto supremo de la misericordia de Dios fue volverse hombre y mostrar su empatía y su compasión, y su amor, y su gracia y su misericordia al morir en nuestro lugar.

El Dr. Barnhouse, Donald Grey Barnhouse escribió, “Cuando Jesucristo murió en la cruz, toda la obra de Dios para la salvación del hombre salió de la esfera de la profecía y se convirtió en un hecho histórico. Dios ahora había tenido misericordia de nosotros. El hecho de que alguien ore, ‘Dios, ten misericordia de mí, es el equivalente que repita el sacrificio de Cristo.” Toda la misericordia que Dios jamás tendrá en el hombre, Él ya la ha tenido cuando Cristo murió. Esta es la totalidad de la misericordia, en donde no podría haber más. Dios ahora puede actuar hacia nosotros en gracia, porque Él ya ha tenido misericordia de nosotros. Esta fuente está ahora abierta y fluyendo, y fluye libremente de la cruz.

Cantamos de su misericordia algunas veces cuando cantamos estas palabras, ‘Él me vio arruinado en la caída. Él me amo a pesar de todo. Él me salvó de mi estado perdido, su misericordia aun cuán grande. La misericordia ahí fue grande que la gracia fue libre, gratuita. Perdón ahí me fue multiplicado, ahí mi alma cargada encontró libertad en el Calvario. La inundación de misericordia se abrió en la cruz y fluyó en adelante, y fluyó hacia atrás en base a la obra de Cristo, para satisfacer la justicia de Dios. Dios tuvo la libertad de derramar misericordia sobre los suyos. Entonces hemos recibido misericordia de Dios. “Cada vez que usted inhala, (escribe Tomás Watson, el Puritano), usted inhala misericordia. Cada bocado de pan que usted come, la mano de misericordia se la lleva usted. Usted nunca bebe más que una copa de oro de misericordia.” Lo que él estaba diciendo era, que es misericordia en la que usted vive. Es misericordia que usted vivirá para siempre.

En tercer lugar, la sustancia de ser misericordioso. Ahora, sabemos que hemos recibido misericordia. Pero, ¿que hay en ser misericordiosos? Yo creo que esto emana de la misericordia de Dios hacia nosotros, creo que eso es bastante obvio. No necesitamos decir mucho de eso. Dios ha demostrado misericordia hacia nosotros, y hemos tenido un entendimiento claro, transformador, maravilloso de la misericordia. Y hemos sido llamados a la misma misericordia. Nosotros que hemos recibido misericordia, hemos sido llamados a darla. ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.’ Hay un tipo de ciclo aquí, usted recibe misericordia cuando usted clama teniendo hambre y sed de justicia. ustedes entonces se convierten en los dadores de misericordia, quienes de Dios reciben más misericordia.

Por cierto, cuando usted se convirtió en un cristiano, usted no salió de la categoría de los inmerecedores y pasó a la categoría de los merecedores. Usted todavía es inmerecedor, y yo también, ¿verdad? La realidad del asunto es que somos igual de pecaminosos ahora, e indignos e inmerecedores ahora, de lo que jamás hemos sido, de tal manera que toda buena dadiva y todo don perfecto el Padre nos lo da como un regalo de misericordia. Hay un ciclo aquí, usted clama por misericordia, Dios la da, Él transforma su corazón, usted se convierte en alguien misericordioso, usted la da y Él derrama más misericordia. Esto, supongo, realmente es el resumen de toda nuestra salvación.

‘Así que os ruego hermanos’, Pablo escribe en Romanos 12:1, ‘por las misericordias de Dios’, ¿y cuáles son? todo en el capítulo 1 al 11. Todo lo que Dios les da a los suyos, todo en la justificación, todo en la santificación, todo en la glorificación, está en la categoría de las misericordias de Dios. Todas son expresiones de su compasión, todos son regalos de su empatía, todas se atribuyen al hecho de que él se preocupa por los necesitados, que Él es compasivo hacia los miserables, y Sus misericordias, le leía a usted antes en Lamentaciones, ‘Son nuevas’, ¿con qué frecuencia? ‘cada mañana. Cada mañana. Todo lo que usted tiene encaja en la categoría de Sus misericordias.

Y usted ve a los fariseos, a quienes Jesús les estaba hablando. Habían adoptado un enfoque totalmente diferente de la vida, su idea era golpear a los pobres con mayor fuerza o daban limosnas en el templo, las cuales eventualmente llegaban a los pobres, pero tocaban una trompeta anunciando que lo iban a hacer, porque todo era hecho para llamar la atención a sí mismos. No expresaba ninguna misericordia, no expresaba ninguna empatía, ni compasión, o amor hacia nadie. Simplemente buscaban el aplauso de los hombres. Eran obras de misericordia en teoría, pero de hecho eran obras de vanagloria para tranquilizar sus conciencias. Lo mismo puede suceder en la actualidad.

Yo le diría a usted esto. Un verdadero hijo del rey va a tener que vaciarse del egoísmo antes de que el llene sus manos de limosnas. Él va a tener que colocarse en el polvo primero, antes de que pueda levantar al necesitado del polvo. Digo, simplemente parece tan básico, Dios ha sido misericordioso hacia nosotros, nosotros entonces nos hemos convertido en los misericordiosos. Es el giro más severo en su salvación, recibir toda la misericordia de Dios y después ser cruel, no mostrar misericordia, carecer de compasión hacia aquellos que son pecaminosos, o son miserables, o pobres, o están necesitados, están sufriendo. Inclusive los que nos persiguen.

Esto es tan sustancial, esto es tan esencial que le leí a usted antes en Santiago en donde dice, que, si usted no va a ser misericordioso, Santiago 2:10-13, Dios no va a ser misericordioso para con usted. ¿Quiere colocarse usted en una posición en la que va a ser disciplinado, como ese hombre que fue perdonado en la parábola de Mateo 18? Entonces, retenga la misericordia de la gente y Dios va a traer disciplina en usted. Que giro tan increíble recibir toda esta misericordia nueva cada mañana, y no conceder nada de misericordia a alguien que lo rodea a usted. Como creyentes continuamos reconociendo nuestra bancarrota espiritual, continuamos estando tristes por nuestro pecado, continuamos sintiendo la vergüenza y culpabilidad por esas cosas que hacemos que deshonran al Señor. Continuamos teniendo hambre y sed de justicia en el sentido de que queremos buscar el ser más como Cristo, y manifestar más de su virtud justa. Y continuamente somos los misericordiosos quienes, de la mano de Dios, como que están en su reino reciben nuevas misericordias cada mañana.

También incluiría lo que Jesús dijo en el siguiente capítulo, cuando él estaba hablando de la oración. Capítulo 6 y versículo 14, ‘Si perdonáis a los hombres sus transgresiones, vuestro Padre Celestial también perdonará a vosotros las vuestras. Pero si no perdonáis a los hombres, entonces vuestro Padre no perdonará vuestras transgresiones.’ ¿Quiere una vida miserable? No perdone. Eso lo hará a usted miserable. Y le digo algo, desde que escribí este libro del perdón he estado en muchas entrevistas de radio, hago estas entrevistas de una hora por todo el país en vivo, y la gente llama y hace estas preguntas. Y cuando escribí el libro del perdón sabía que era un asunto serio, pero en nuestra iglesia tenemos la Palabra de Dios, y entendemos las actitudes espirituales, pero hay tantas personas en iglesias cristianas en todo el país que han creído la idea cultural de que usted no perdona a nadie, usted recibe su recompensa, usted los demanda o los identifica como alguien que ha abusado de usted, o lo ha herido a usted, y lo ha hecho a usted una víctima, o lo ha traumatizado a usted o a sus hijos, y usted se aferra a esa amargura de manera permanente y lo que sea. Y estoy en estos programas de radio y digo, es sorprendente oír algunas de las cosas que estas personas preguntan.

Estuve en un programa en Nueva York y esta señora preguntó y dijo, ‘Bueno, Pastor MacArthur, quiero hacerle una pregunta.’ Ella dijo, ‘Simplemente no puedo perdonar a esta cierta persona.’ Y yo dije, ‘Bueno, ¿por cuánto tiempo ha durado esto?’ Ella dijo, ‘Ah, por dos años.’ Y yo había estado hablando de como el no perdonar produce amargura, y roba su propio gozo y ¿cuál es el punto? Y yo dije, ‘Bueno, ¿Qué es lo que esta persona hizo?’ ‘Bueno, este es el entrenador de mi hijo, en la Liga de Béisbol Infantil.’ Yo pensé, ¡qué! ‘¿qué hizo?’ ‘Lo colocó en octavo lugar, en lugar de segundo lugar en el orden.’ ¿Qué quiere con que fue el entrenador de béisbol en la liga infantil de su hijo? No le dije eso a ella, pero yo pensé, qué ¡dos años! Por dos años esto la ha estado consumiendo. Ella dice, ‘Por lo que este hombre le hizo a mi hijo. No lo puedo perdonar.’

Ahora, ¿Qué piensa usted? ¿Qué mensaje le da esa actitud a ese niño? ¿Qué va a pasar en ese niño? Por no decir nada de la mujer. ¿Quieres decir que nadie le ha hablado de la misericordia a ella? Y, por otro lado, hablé con una señora en el mismo programa. Ella dijo, ‘quiero decirle que he sido liberada completamente al entender el perdón de Dios. Mi marido me dejó, (dijo ella) se fue con otra mujer y esto ya pasaron cinco o seis años desde que esto pasó. Y tengo que compartir mis hijos con él. Y yo, (y ella dijo) lo perdone por lo que él hizo, desde el corazón. Y yo se eso porque lo único que hago es orar por su bienestar espiritual, el de él. Lo único que hago es orar porque Dios se aferre a la vida de él, porque Dios lo salve, y que Dios entonces lo bendiga.’ Yo dije, ‘Eso es evidencia de que usted verdaderamente lo ha perdonado desde el corazón.’ Ella dijo, ‘Lo que lo hace difícil es que compartimos a los hijos y cada vez que regresan, él ha hecho todo lo que puede por envenenarlos en contra de mí, y en contra del Señor, lo cual vuelve a tocar el asunto del perdón, otra vez.’ Pero ella dijo, ‘He tenido una probada de lo que es perdonar y el gozo de conceder, de extender misericordia, que Dios me ha dado la gracia de continuar extendiéndoselo a él.

Siempre pienso en mi cuñado, Duane Rey, quien estaba sirviendo en el equipo pastoral aquí. Su hijo Tim era un joven alto, un gran atleta. Él era un jugador de voleibol en la Universidad de Cal State Northridge, y un joven cristiano maravilloso. Creo que tenía diecinueve años de edad, ¿no es cierto, Patricia? o veinte, creo que diecinueve, veinte. Bueno. Él estaba trabajando en un supermercado aquí en Sun Valley. Y él estaba cumpliendo su trabajo como un alumno, simplemente trabajando de medio tiempo. Y un drogadicto entró para robar el supermercado y sacó una pistola enfrente de la cajera, y Tim trató de intervenir, y él fue asesinado ahí mismo. Y digo, no puedo pensar en algo peor que tu hijo sea asesinado, que tu hija sea asesinada. Y nunca lo olvidaré.

En cuestión de un par de semanas, claro que atraparon al hombre rápidamente. Y él todavía está sirviendo una sentencia de por vida, claro. Pero Duane, fue a la cárcel para verlo, porque él quería que supiera que él lo había perdonado. Y él quería presentarle el evangelio de Jesucristo para que él fuera salvo. Él rechazó el evangelio. Pero esa es la esencia de la misericordia, y eso es lo que Dios hace por nosotros pecadores inmerecedores, y eso es lo que Dios nos ha pedido que extendamos a otros. Significa que no hay venganza. No se aferra a la amargura. No es calumniar a alguien más. No es hablar mal en contra de alguien más.

No es desfilar las debilidades de alguien más, el fracaso de alguien más, el pecado de alguien más. No es deleitarse en la privación de alguien más y tu riqueza o prosperidad.

Agustín hizo de la misericordia algo muy importante, a tal grado que hizo que ciertas palabras fueran grabadas en la mesa de su comedor. Esto es lo que quedó grabado en la mesa del comedor de Agustín: “Aquel a quien le encanta despedazar el nombre de otro, esta mesa no es para él. Entonces, ayune”. Algunas veces creo que eso debería estar en las mesas de nuestros comedores. Empezamos a hablar de la gente ahí, ¿no es cierto? Algunas veces no es muy misericordioso. Sirio, quien es un jesuita, reportó que “Lutero aprendió su teología del diablo y que murió borracho”. No es algo muy amable que decir de alguien, pero él estaba enojado con Lutero, entonces dijo que él aprendió su teología del diablo y murió borracho. Eso muestra una ausencia de misericordia, aun si él no estuvo de acuerdo. Gente así no da evidencia de tener vidas transformadas.

Alian, quien fue un escritor romano de historia natural, en sus reportes de la historia, dijo que en India había algo llamado un ‘Griffin’ g-r-i-f-f-i-n. Y este animal tenía cuatro patas como una bestia, pero tenía alas como un águila. Usted lo puede ver en la mitología al griffin. Era difícil de clasificar, porque no podían decidir si era ave o bestia. Y la leyenda antigua era que solo los dioses sabían. Así es con aquellos que profesan volar en las alas del cielo, pero no tienen misericordia. Pueden mover las alas todo lo que quieran, mientras que sus pies continúan lamiendo el polvo de la tierra.

Y es posible que la gente sin misericordia pueda profesar ser ciudadanas del reino, pero en realidad no lo sea. La gente vengativa, justa en sí misma, defensiva, que se protege a sí misma, que carece de empatía y compasión, perdón, son como los sacerdotes, recuerda usted, y el levita que se apresuró, recuerda usted en el camino a Jericó y pasaron junto al hombre golpeado. Necesitamos mostrar misericordia, en primer lugar y sobre cualquier otra cosa, amados, necesitamos mostrar misericordia a las almas de pecadores, al darles el evangelio, ¿verdad? Esa es la cosa más misericordiosa que usted puede hacer, necesitamos mostrar misericordia a la gente, al apuntarlos hacia la justicia. Necesitamos mostrar misericordia a la gente al ayudarles a satisfacer sus necesidades. Necesitamos mostrar a la gente al orar por ellos, necesitamos mostrar misericordia a la gente al perdonarlos.

Podemos decir que necesitamos mostrar misericordia al predicar el Evangelio. Necesitamos mostrar misericordia al apuntarlos a la misericordia, si son desobedientes. Necesitamos mostrar misericordia mediante la oración. Necesitamos mostrar misericordia al perdonar, y la secuela, al final, y terminaremos con esto, versículo 7, ‘Porque ellos alcanzarán misericordia’. Ellos obtendrán misericordia, ¿qué es eso? misericordia continua de Dios. No sé usted, pero yo realmente quiero que todas las misericordias de Dios sean derramadas en mí. Esto no está diciendo que usted puede ganarse su salvación, que usted va a obtener la misericordia salvadora de Dios, si usted actúa de manera misericordiosa. Esto significa que, si usted ha sido hecho una persona misericordiosa y usted actúa de manera misericordiosa hacia otros, como Santiago 2:13 dijo, el cual leí antes, cuando usted es misericordioso, Dios va a derramar misericordia en usted. No es que sus actos de misericordia le ganan un mérito para salvación, pero usted obtendrá misericordia. No dice que usted obtendrá salvación, usted obtendrá misericordia, usted recibirá misericordia. Pero usted no obtiene misericordia a partir del mérito, de lo contrario, ¿no es qué? no es misericordia. Usted no puede ganarse la misericordia, la misericordia es dar lo que usted no merece. Dios será misericordioso hacia usted, si usted es misericordioso hacia otros.

Una y otra vez David clamó, ‘Sé propicio, sé misericordioso hacia mí, oh Dios’, Salmo 86:3, dijo él. ‘Sé misericordioso hacia mí misericordioso hacia mí, oh Dios porque clamo a Ti diariamente.’ Y estas palabras, ‘ciertamente la bondad y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Y en la casa de Jehová, habitaré para siempre.’ No es sorprendente que el salmista dijo en el Salmo 59, ‘Cantaré de tu misericordia’.

Padre, reconocemos con gratitud desde el corazón, tu misericordia en Cristo y después, que es nueva cada mañana. Te alabamos por tu misericordia continua. Tus compasiones nunca fallan, grande es tu fidelidad. Literalmente, estamos inundados por las misericordias de Dios, que se convierten en la motivación para la dedicación de presentarnos a nosotros mismos a ti. Haz que siempre seamos los misericordiosos que han recibido misericordia, para que recibamos inclusive misericordias más grandes, para que podamos alabarte a ti aún más. Gracias por esta gran verdad. En el nombre de Cristo. Amén.

 

 

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