Aquellos de ustedes que han estado con nosotros, saben que estamos estudiando algunas de las doctrinas más profundas y desafiantes y difíciles en las Escrituras. Y creo que estamos disfrutando de un gran tiempo conforme escarbamos en profundidad en la verdad preciada de Dios.
El domingo pasado por la noche comenzamos a estudiar el tema: ¿por quién murió Cristo? o la naturaleza de la expiación. O, como escogí llamarla, la doctrina de la expiación real. Y quiero regresar a eso. Y si usted no estuvo aquí la semana pasada, realmente le ayudaría que usted consiguiera el Cd o lo que más le conviene a usted; y escuchara lo que dije y lo compare con lo que vamos a decir en esta noche porque vamos a repasar de manera muy breve ese cimiento tan importante.
Estas doctrinas nos desafían. Nos desafían porque inclusive cuando las entendemos conforme lo mejor que podemos desde un punto de vista bíblico, todavía hay mucho que queda por cubrir. Todavía está la realidad inescrutable de la mente incomprensible de Dios. Y siempre habrá cosas que simplemente no quedan totalmente resueltas para nosotros.
Toda sinfonía doctrinal, en algún modo, es una sinfonía inconclusa. Toda doctrina importante de las Escrituras termina con un acorde no resuelto, porque nosotros, en nuestras mentes finitas, no podemos, en últimas, entender de manera completa, total, la infinidad de la mente de Dios. Pero hacemos lo mejor que podemos y dejamos el resto en Sus manos. Y entonces, al final, encomendamos a Él lo que no entendemos y aceptamos con todo nuestro corazón lo que entendemos.
La doctrina de la extensión de la expiación es ciertamente una de esas doctrinas que nos lleva más allá de lo que estamos más cómodos a seguir. Estira nuestras mentes hasta el punto de quebrarlas. Lleva a nuestra teología al perímetro de nuestras tolerancias. Y al final nos deja con algunas realidades incomprensibles; y así debe ser. Debido a que somos finitos y Él es infinito, debe haber una distinción vasta entre lo que nosotros podemos conocer y lo que Dios conoce. Pero hay modos en los cuales nosotros podemos llegar al borde de nuestra comprensión y llegar al borde de la revelación bíblica para entender la grandeza y la gloria de la obra de la redención.
Comencemos en esta noche al llegar a nuestra explicación de la extensión de la expiación. Jesús vino al mundo, Él dijo, “para buscar y salvar a los que están perdidos,” Lucas 19:10. Él vino a buscar y a salvar a aquellos que estaban perdidos. Él vino en una misión de recuperación. Él vino a este mundo rescatar a pecadores, pecadores que estaban vivos en ese entonces, que ya habían estado vivos y que vivirían en el futuro. Su obra redentora en la cruz se remontó hacia atrás y se extendió hacia adelante y se extendió a aquellos en Su propia generación.
La venida del Señor Jesús fue la revelación más perfecta jamás presentada del Dios eterno. Dios nunca se manifestó de manera tan clara como lo hizo en Jesús. La naturaleza de Dios, el carácter, la esencia de Dios, el propósito de Dios, la voluntad de Dios, fueron vistos en Jesús. Y entonces, concluimos que Dios es por naturaleza un Salvador. Al apóstol Pablo le encanta llamarlo Dios nuestro Salvador. Él es por naturaleza un Salvador y entonces, Jesús viene al mundo para buscar y salvar a aquello que estaba perdido, para cumplir esa parte de la naturaleza de Dios que se extiende a redimir pecadores.
Para que Dios salvara a pecadores, tuvo que haber un sacrificio que pagara la paga por sus pecados. Jesús, quien es Dios, vino al mundo, tomando forma humana para ofrecerse a sí mismo como un sacrificio. Adoptando forma humana para ofrecerse como sacrificio, una condescendencia inimaginable, un acto inmerecido.
En la cruz, Jesús murió no bajo la ira de los hombres, realmente, sino bajo la ira de Dios. Y no por los planes de los romanos y los judíos sino por el plan determinado de Dios predestinado desde antes de que el mundo comenzara. Y Él llevó la ira de Dios y Él llevó la separación de Dios para los pecadores, por todos los pecadores que jamás creerían. Y mientras que fue un sacrificio para Cristo hacer esto, fue un sacrificio que satisfizo. Esa fue la razón por la que vino. Para ofrecer ese sacrificio, para comprar al pueblo elegido de Dios, para comprar a Su propia novia.
Pase en su Biblia a Isaías 53. Este es un buen lugar para comenzar conforme vemos al sacrificio de Cristo. Isaías 53:4. Esta es la sección clásica del Antiguo Testamento de las Escrituras que tiene que ver con la muerte sustitutiva de Jesús en la cual Él muere en lugar de los pecadores. E Isaías es inspirado a escribir de Su muerte con estas palabras, comenzando en el versículo 4: “ciertamente llevó Él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Y nosotros le tuvimos por azotado, por heridos de Dios y abatido.” Esto quiere decir que Él literalmente fue castigado por Dios por nuestros pecados.
Versículo 5: “mas Él herido fue por nuestras rebeliones. Molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él y por Su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargo en Él el pecado de todos nosotros. Angustiado Él y afligido, no abrió Su boca; como cordero fue llevado al matadero.”
Quiero que regrese por un minuto al versículo 4. “Nuestras enfermedades, nuestros dolores.” Versículo 5: “nuestras rebeliones, nuestros pecados, nuestra paz.” “Todos nosotros,” versículo 6, “cada cual, Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.” Nuestros, nuestros, nuestros, nuestro, nuestro, nuestro, y la pregunta es ¿quiénes son estos? ¿Los pecados de quiénes llevó? ¿Las transgresiones de quiénes? ¿Por las iniquidades de quiénes fue Él molido? ¿Por la sanidad de quienes fue el azotado? ¿La iniquidad de quién fue colocada sobre Él?
Pase al versículo 10. “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo.” Sorprendente afirmación. Porque Dios por naturaleza es Salvador y Él encuentra Su propia satisfacción al salvar a pecadores, lo cual significa que Él quiso que Su Hijo fuera el sacrificio que los salva. “Jehová quiso quebrantarlo sujetándole a padecimiento; cuando haya puesto Su vida en expiación por el pecado, verá linaje.”
En otras palabras, Él está siendo aplastado, Él está siendo entristecido, Él está siendo entregado como una ofrenda por la culpa con la confianza de que Él viera a Su simiente, Su descendencia. Versículo 11 dice: “verá el fruto de la aflicción de Su alma y quedará satisfecho.” A Dios le agradó y Cristo fue satisfecho porque a partir de ello, saldría Su simiente, Su descendencia.
Y después, al final del versículo 11 dice: “Mi siervo, justo,” refiriéndose al Mesías, “justificará a muchos y llevará las iniquidades de ellos.” Y al final del versículo 12: “habiendo llevado el pecado de muchos y habiendo orado por los trasgresores.” Y la pregunta es: ¿quiénes son los nuestros y los muchos? Debe ser Su simiente. Deben ser aquellos que son la simiente que nace de ese sacrificio porque eso es lo que le agradó a Dios y eso es lo que satisfizo a Cristo.
En el Nuevo Testamento, nos dice en 1 Timoteo 1:15 que el Señor Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Pablo dijo eso. Ese es su propio testimonio. “El Señor vino al mundo a salvar pecadores.” Esa es su gran tarea. Dios es un evangelista. Dios es un Salvador. Cristo entonces, Dios manifiesto, lleva a cabo una obra salvadora. Él vino al mundo para salvar a los pecadores. Y a todos aquellos a los que Él salva entonces, Él los manda a continuar con esta labor.
Y según la gran Comisión, debemos ir a todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura. Debemos salir y hacer discípulos de todas las naciones, ‘bautizándoles y enseñándoles a que observen todas las cosas que os he mandado y he aquí, Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo’. Somos embajadores de Cristo, rogándole a la gente a que se reconcilie con Dios. Hemos sido redimidos para estar involucrados en esta gran tarea de evangelística.
En Hechos 1:8, conforme Jesús deja este mundo, SUS palabras finales: “pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros y me seréis testigos en Jerusalén y Judea y en Samaria y hasta lo último de la tierra.” Eso es lo último que Jesús dijo en la tierra. “Mi padre es un Salvador. Yo soy un Salvador y ustedes deben llevar el Evangelio glorioso de salvación y llevarlo hasta los fines de la tierra.”
Esa es la razón por la que estamos aquí. Todo lo demás es secundario, todo lo demás es algo periférico en la Iglesia. Todo lo demás en un sentido es menos importante. Y no quiero que nada jamás disminuya eso. Y esa es la razón por la que cuando usted ha estado enseñando la doctrina de la elección soberana y usted ha estado enseñando la doctrina de la incapacidad absoluta y la indisposición, usted está enseñando de la doctrina de la extensión de la expiación, todavía es absolutamente coherente el seguir todo eso con cuatro noches de evangelismo durante cuatro domingos, porque ése es nuestro mandato; esa es la razón por la que la Iglesia está aquí.
Adoraremos mejor en el cielo. Serviremos al Señor mejor en el cielo. Nos amaremos unos a otros mejor en el cielo. De hecho, haremos todo eso de manera perfecta. Pero una cosa que no haremos en el cielo es evangelizar a los perdidos. No estarán ahí. Y Dios, quien llora a través de los ojos de Jeremías y Jesús, quien llora a través de Sus propios ojos por los perdidos en Jerusalén, nos llama a llorar por los impenitentes y salir produciendo simiente preciada con lágrimas.
Dios llora por los impenitentes. Dios llora por los incrédulos. Él no quiere la muerte del impío. Y Él ofrece un llamado legítimo y genuino a los pecadores por toda la faz del mundo, tanto de las páginas de las Escrituras como de las bocas de todos los creyentes que salen y toman el mensaje, un llamado legítimo a venir y creer y ser salvos.
Ese mandato evangelístico define por qué la Iglesia está en el mundo. Esa es la razón por la que estamos aquí. Para predicar el Evangelio de salvación y reconciliación y perdón y cielo al mundo entero. Debemos rogarle a la gente a que venga a la salvación, como señalé, en el Salmo 126:5 dice que debemos salir con lágrimas llevando la semilla preciada de la verdad salvadora y cosechando la cosecha de la fe con regocijo. Fue Jesús quien dijo: “venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados y Yo os haré descansar.”
Se nos dice que oremos por la salvación de toda la gente, 1 Timoteo 2. Se nos dice que pongamos un ejemplo piadoso y que vivamos nuestras vidas como luces resplandecientes, para que los hombres puedan ver el poder de Cristo en nosotros y sean atraídos a Él.
Se nos dice, si vamos a nombrar el nombre de Cristo, debemos ser como Él. Se nos dice que proclamemos el Evangelio y que nunca nos avergoncemos del Evangelio de Cristo porque es poder de Dios para salvación. Se nos dice que lo proclamemos al judío y al griego también. Y es un ofrecimiento legítimo y es un ofrecimiento real. Y todo pecador sobre el planeta es responsable por la respuesta a ese ofrecimiento.
Y como vimos en nuestro estudio en esta mañana, todo hombre tiene una administración, una mayordomía que Dios le ha dado. Puede ser una administración de una ley escrita en su corazón y una administración de su mente racional viendo la creación que lo rodea y siendo llevado al conocimiento de Dios. Y si sigue el camino como debiera, en obediencia a esa administración que Dios le ha dado, él encontrará la Verdad y la Verdad se le abrirá.
Todo hombre es responsable y ninguno tiene una excusa. Y entonces, se nos manda a llevar el Evangelio hasta los fines de la tierra, pero sabemos esto: no todo el mundo se arrepentirá y no todo el mundo creerá. Sabemos eso. Eso siempre ha sido verdad. Siempre. Hay almas incontables, inclusive ahora, que han dejado esta tierra y que ya están fuera de la presencia de Dios para siempre en tormento eterno. Ese hecho es inescapable, y van ahí cada día que vivimos; por los miles, mueren. Hay un infierno eterno y será llenado continuamente con pecadores hasta que la historia redentora se acabe. Pecadores que ignoraron la conciencia, pecadores que ignoraron la ley escrita en sus corazones, pecadores que ignoraron aquello que era conocido de Dios que fue colocado en ellos. Pecadores que ignoraron la Verdad cuando la oyeron. Las Escrituras, cuando las leyeron, el Evangelio cuando les fue predicado. Pecadores que rechazaron la gracia y la bondad de Dios, pecadores que se rehusaron a arrepentirse. Y todos terminan en el infierno y si se les diera la alternativa, mientras que están en el infierno, de escoger algo diferente, no lo harían. No mostraron interés en Dios en ese entonces y no tendrán interés en Él ahora.
Entonces, somos llamados a una tarea mundial. Y los pecadores son responsables por cómo responden al mensaje. Al nivel que sea que lo reciben. Ahora, como señalaré en el sermón el próximo domingo por la mañana, hay grados de castigo en el infierno. El castigo de la gente en el infierno no será igual de severo. Eso se dependerá de cuánta Verdad usted tuvo. La Verdad es peligrosa. Entre usted más tiene, más culpable usted es, mayor es su culpabilidad y mayor es su castigo.
Esto no nos debe sorprender. Regrese a Isaías 6, mientras que está en Isaías. Isaías, capítulo 6. Y aquí está un llamado de Dios para el profeta Isaías. Y en el versículo 8 el Señor hace una pregunta. Y la pregunta es: ¿a quién enviaré y quien irá por nosotros? El pueblo de Dios está en problemas serios. Ellos están en un peligro grave. En el capítulo anterior, capítulo 5, presenta los pecados que eran característicos del pueblo de Dios y el juicio está por venir. El juicio severo y mortal está por venir y es descrito en final del capítulo 5. Y Dios necesita a un mensajero para advertir. Un mensajero para llamar a la gente, al pueblo, al arrepentimiento antes de que el juicio venga. Y la pregunta es hecha: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?, refiriéndose a la Trinidad.
E Isaías responde: “Heme aquí, yo iré, envíame a mí.” Esto, claro, debe ser la respuesta de todo creyente. ¿A quién voy a enviar a este mundo que se está hundiendo en juicio? Yo iré. Y después, la afirmación más rara. Y el Señor dijo: “ve y dile a este pueblo; tú ve y diles. Y háblales del juicio y háblales de la gracia y el perdón y misericordia también. Diles que se vuelvan de su pecado. Tú ve. Tú diles.” Y después, Él dice: “sigan oyendo, pero no perciban, sigan viendo, pero no entiendan, haz los corazones de este pueblo insensibles. Sus oídos sordos, sus ojos ciegos, no sea que vean con sus ojos, oigan con sus oídos, entiendan con sus corazones, regresen, se conviertan y sean sanados.”
Lo que eso está diciendo, y, por cierto, ese pasaje es citado de manera repetida en el Nuevo Testamento, porque es el pasaje que define la naturaleza obstinada de una sociedad incrédula, en particular Israel. “Debes saber esto,” Él le dice a Isaías. “Van a escuchar, pero no van a entender. Van a ver, pero no van a comprender. Van a ser insensibles, van a ser sordos de oído. Ciegos de vista, no lo van a entender, no van a regresar, no van a convertirse, no se van a arrepentir. No van a ser sanados. Debes saber esto cuando vayas.”
Ayer simplemente, leí en algún lugar, una pequeña nota que decía que está habiendo una conversión masiva Cristo en el mundo en la actualidad. ¿En serio? ¿Dónde está eso? Debo estarme perdiendo algo. Y él hizo la pregunta correcta en el versículo 11: “¿Señor, hasta cuándo?” Digo, ¿por qué debo hacer eso? ¿Por cuánto tiempo debo hacerlo, por dos semanas quizás? No. Simplemente sigue haciéndolo hasta que las ciudades sean devastadas
y no haya habitantes y las casas no tengan habitantes y la tierra quede desierta y el Señor haya quitado a todo el mundo y lo haya alejado. Y los lugares desolados sean muchos en el medio de la tierra. Simplemente hazlo hasta que el lugar sea devastado. Hazlo hasta que no haya nadie más para hacerlo. Simplemente, sigue predicando.
Dices: ‘bueno, ¡espera un momento! Esto parece no ser fructífero.’ No, el versículo 13 es la clave: “habrá un décimo en ello.” Esta es una de las construcciones hebreas más confusas de cualquier pasaje en el Antiguo Testamento. No voy a tratar de descifrarla para usted, simplemente para decir el Señor dice, hay un décimo. Esto es lo que llamamos la doctrina del remanente. Hay un décimo. Queda un tronco; y al final del versículo 13, hay una semilla santa que es el tronco, la raíz.
Hay un grupo, hay un remanente, hay una simiente santa. Es esa misma simiente que el Mesías vio en Isaías 53. Y Él podía ver Su simiente y Su alma quedó satisfecha. ¿Cree usted que Dios tiene algún misterio acerca de quién va a ser salvo? ¡Claro que no! Él sabe. Él sabe que serán unos cuantos. Él sabe que será un remanente. Él sabe que será sólo una porción. Una simiente santa. La palabra santa significa ‘apartado’.
Así como fue Isaías, vamos. Vamos al mundo y vamos con el Evangelio y sabemos que la mayoría no creerá. Y podemos desanimarnos y decir ¿por cuánto tiempo hago eso? Y el Señor dice: “simplemente síguelo haciendo porque ahí afuera hay una simiente que ya está designada como santa.” Ya están en los propósitos de Dios apartados para Dios. Son los elegidos, quienes al oír el Evangelio se arrepentirán y creerán.
Ustedes recuerdan, Hechos 13:48. “Cuando los gentiles oyeron eso, comenzaron a regocijarse y glorificaron la palabra del Señor y creyeron todos los que estaban destinados para vida eterna.” Todos los que habían sido destinados para vida eterna, creyeron. Hay un remanente. Hay un pueblo designado, determinado, para la vida eterna.
En Hechos 18, el Señor vino a Pablo en una visión. “Ya no temas,” le dijo el Señor. “Sigue hablando y no calles, porque Yo estoy contigo y ningún hombre te atacará para dañarte,” escuche esto, “porque tengo mucho pueblo en esta ciudad.” Todavía no se habían convertido, todavía no estaban convertidos. Tú sal allí y tú predica, porque tengo a muchos de la simiente santa que ya están ahí. Simplemente, están esperando escuchar. Entonces, ¿quién creerá? ¿Quién creerá nuestro reporte, nuestro anuncio?, dice Isaías. ¿Quién se salvará al oír la predicación del Evangelio? Todos los hombres son responsables si el ofrecimiento es legítimo, pero ¿quién será salvo?
Y esto nos lleva a la mirada de la doctrina de la expiación real o la expiación definida o la expiación específica o peculiar o expiación particular, como ha sido llamada. Ahora, ya sabemos esto cuando hacemos la pregunta ¿quién creerá y será salvo?, acabamos de terminar de hablar de la doctrina de la incapacidad absoluta e incapacidad e indisposición. Algunas veces llamada la doctrina de la depravación total. Y esa doctrina dice que ningún pecador, y esto es enseñado en la Biblia, ningún pecador por si sólo puede o quiere buscar a Dios, ¿verdad? Ningún pecador por sí mismo buscará la verdad, buscará la justicia, vendrá a la reconciliación y a la salvación. Él no quiere porque no puede. Su condición es de estar muerto el pecado y hace que eso sea imposible. Y entonces, los únicos que pueden venir son aquellos a quienes Dios da vida y luz y entendimiento y arrepentimiento y fe. Y también aprendimos a partir del estudio antes de eso que aquellos a quienes Dios da, son aquellos a quienes Él ha escogido darles eso. Dios escoge a quién va a salvar y Dios salva a quien Él ha escogido.
Entonces, es claro en la Palabra de Dios que la salvación es toda de Dios. Es Su simiente santa. Es Su descendencia santa, en el lenguaje de Isaías 53. Es Su pueblo a quien Él ya ha identificado. Ahora, Su salvación no es independiente de Su voluntad, sino que está en armonía con Su voluntad cuando Su voluntad es alterada por el poder de Dios. Entonces, eso lleva a la pregunta por quién murió Cristo. ¿Por quién murió?
Y la última vez dijimos, y lo voy a repasar rápidamente, la mayoría de la gente en la Iglesia cree que Él murió por todo el mundo potencialmente y por nadie en realidad, ¿verdad? Él simplemente murió por todo el mundo potencialmente, en cierta manera se piensa esto. Y usted puede escoger si quiere o si no, no; no se va a aplicar a usted. Entonces, Él murió por todo el mundo potencialmente y por nadie de manera real. Por lo tanto, el hacer real la expiación depende de si el pecador decide hacer real la obra expiatoria de Jesucristo a favor de él. Y si el pecador nunca cree, si él escoge nunca recibir a Cristo, entonces la muerte de Cristo por él permanece un potencial no cumplido.
Entonces, aquellos que creen, ahora escuche con atención, creen que la expiación de Cristo es limitada en su efecto, ¿muy bien? Es limitada en su efecto. Les gusta decir que no creen en una expiación limitada, creen una expiación ilimitada. Eso no es verdad. Ellos creen en una expiación que es limitada en su poder, que es limitada en su defecto, que es limitada en su impacto en la voluntad del pecador. Esa es una expresión muy limitada. Creen que es ilimitada en su extensión, que se extiende a la raza humana entera, pero es muy limitada en su efecto.
Lo que la Biblia enseña es simplemente lo opuesto. Es limitada en su extensión. Aquellos a quienes Dios escoge y salva. Y para ellos, es ilimitada en su efecto, en su poder. Entonces, no es una salvación potencial para todos, es una salvación real para los muchos. ¿Quiénes son nuestro y nuestros y nosotros, nos, nos y los muchos por quienes Él murió? ¿Por quienes Él de hecho llevó el juicio del pecado? Es la simiente santa. Es la descendencia santa. Son los elegidos del Padre. Es la novia del Hijo.
Como puede ver, esto cambia todo. Si usted cree que, en cierta manera, existe esta expiación potencial que está flotando por todo el mundo y usted simplemente tiene que convencer a los pecadores que la recojan, que se aprovechen de ella, entonces el evangelismo adopta un enfoque totalmente diferente. Todo se convierte en concentrarse en la voluntad del pecador para llevarlo a que haga real está expiación que únicamente es potencial.
Y usted tiene que preguntarse quién recibe el crédito por eso. ¿Verdad? No se oye como que es la manera de glorificar a Dios. ¿Se da cuenta? Es la idea de que la expiación de Jesús es ilimitada en su extensión, pero muy limitada en su efecto. De hecho, no es suficiente para salvarlo a usted. ¿No es sorprendente? Jesús muriendo en la cruz pagando la paga por su pecado bajo esa teología no es suficiente para salvarlo a usted. Usted de hecho tiene que hacer algo para completarla, lo cual me parece que se oye como salvación por obras.
Pero, ¿cómo es que el pecador va a hacer eso cuando él es totalmente incapaz de hacer eso y no tiene el deseo de hacer eso? Muerto en delitos y pecados, cegado por Satanás. Entonces, sabemos que no toda persona va a ser salva. La expiación es limitada en su extensión y la pregunta es ¿Quién la ha limitado? ¿Quién la limitó? Dios.
Yo sé que eso es difícil de escuchar algunas veces. Pero así fue. Está el infierno y la mayoría de la gente que vive en este mundo termina ahí. Así es. La doctrina que realmente es dura es la doctrina del castigo eterno. Si no hubiera infierno, ni siquiera necesitaríamos debatir estos otros asuntos. Serían académicos. Pero es Dios quien decide a quién va a salvar y quien los escogió desde antes de la fundación del mundo.
Yo no puedo nada más ver la cruz y ver a Jesús ahí al final de la cruz mirando hacia arriba y diciendo “comenzado es” ¿Qué es? Es potencial. Eso no es lo que Él dijo, ¿verdad? ¿Acaso la muerte de Cristo fue un pago completo y pleno a Dios, satisfaciendo Su ira justa por un grupo de personas en particular elegido o acaso fue un potencial para nadie, un real para nadie, un potencial para todo el mundo?
Veamos las Escrituras y veamos cómo debemos entender eso. Sólo tenemos un poco de tiempo. Esta va a ser una especie de panorama. Tenemos que ver algunos términos. Muy bien. Mundo. Tomemos el mundo. Todo el mundo viene y dice: ‘espera un momento, espera un momento, ¿qué hay acerca del mundo?, ¿qué hay acerca del mundo?’ Permítame ayudarle con esto, ¿muy bien? Va a ser como una de esas competencias de bíblicas que usted tuvo cuando era niño. Usted se tiene que mover rápido.
Hemos oído que se menciona al mundo. Cuando oímos la palabra mundo, nosotros pensamos que mundo significa todo el mundo que jamás vivió. Eso no es bíblico. Juan 1:9. “En Él estuvo la luz, la cual viniendo al mundo alumbra a todo hombre.” ¿Qué significa eso? Viniendo al mundo, ¿qué significa eso? ¿Significa que Él vino a todo ser humano sobre la faz de la tierra? No, significa simplemente que Él vino a la esfera humana. Él vino al mundo. Él estuvo en la esfera humana. Y el mundo fue hecho por Él y el mundo no lo conoció. Mundo es simplemente un término para la humanidad o el mundo creado. Él estuvo en el mundo, Dios en carne humana. No hay nada acerca de todo individuo sobre el planeta estando necesariamente involucrado en esa palabra, simplemente el orden creado, simplemente la humanidad.
Entonces, aquí usted ve la palabra mundo que inmediatamente necesita ser aclarada. Juan 1:29: “al día siguiente él vio a Jesús que venía a él y dijo ‘he aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.’”
Ahora espere un momento, tenemos que aclarar eso inmediatamente, ¿no es cierto? Si Él quitara el pecado del mundo, ¿qué? Todo el mundo sería ¿qué? Salvo. A todos se les habría quedado quitado el pecado. Entonces, de manera inmediata debemos aclarar la palabra mundo. ¿Y cómo la aclara? Él vino a esta esfera humana, Él vino a este orden creado, Él vino a la humanidad para quitar el pecado. Y en el futuro, por supuesto, será quitado de manera completa en los cielos nuevos y en la tierra nueva.
Pero notará que esto es claramente limitado. Él no vino a quitar el pecado de todo el mundo. Regrese al versículo 11: “A los Suyos vinos y los suyos no le recibieron,” versículo 12. “Pero aquellos que le recibieron, a ellos les dio potestad de ser hijos de Dios, a los que creen en Su nombre.” Entonces, quitar el pecado del mundo está entonces aclarado o limitado por aquellos que creen en Él. Ellos fueron los únicos quienes tuvieron el derecho de ser perdonados y volverse los hijos de Dios. Entonces, el mundo, es simplemente un término genérico que significa la humanidad, el orden creado. Y tiene que ser aclarado.
En Juan, capítulo 3:16, nuevamente, “de tal manera amó Dios al mundo.” Y eso es algo de lo que vamos a hablar en enero: el amor de Dios y qué tan lejos y qué tan amplio y qué tan alto y qué tan profundo es. Porque de tal manera amó Dios al mundo. ¿Qué significa eso? La humanidad. “Que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que cree no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo sino para que el mundo fuera salvo por Él.” Y usted inmediatamente sabe que el término mundo debe ser aclarado. Y si usted no lo aclara, todos vamos a terminar siendo universalistas ahí, con todo el mundo siendo salvo. Y sabemos que eso no puede ser verdad porque la Biblia es tan clara acerca del juicio.
En Juan, capítulo 4, todo lo que significa en Juan 3 es que Él amó a la humanidad, Él amó a la humanidad. Él amó a los pueblos de toda tribu y lengua y nación. Él amó a todos, en un sentido muy general, en el sentido de gracia común y ofreció el Evangelio y compasión. Él muestra amor al mundo. Pero Su amor salvador para el mundo es limitado a aquellos que son del mundo, la esfera de la humanidad que cree. De tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree.
Juan 4:42, de nuevo es lo mismo. Dice: “no es por lo que crees que creemos, porque hemos oído por nosotros mismos y sabemos que Éste de hecho es el Salvador del mundo.” No dice que Él es el Salvador potencial del mundo. Él es el Salvador del mundo. Él es el Salvador del mundo sin aclaración de tal manera que el mundo tiene que ser aclarado. Usted no puede aclarar la palabra Salvador. Él es el bueno, Salvador potencial. Usted está tratando de proteger el concepto universal de mundo. Y termina limitando al Salvador. Realmente, refina la situación, ¿no es cierto? O usted va a limitar el efecto de la obra salvadora de Cristo o usted va a limitar la extensión del mismo. Una de las dos. Él es el Salvador del mundo en este sentido: Él es el único Salvador que este mundo jamás tendrá. Él es el único Salvador que la raza humana jamás conocerá. El mundo no tiene otro Salvador.
Y lo que realmente es importante señalar a lo largo del Evangelio de Juan, en donde quiera que usted lea esto, el Salvador del mundo, de tal manera amó Dios al mundo, Él estaba en el mundo, etc., mantenga en mente que Juan estaba dirigiéndose a un ambiente de racismo judío anti gentil. Y la idea de que el Mesías era por el mundo, era una idea totalmente extraña, una idea revolucionaria. En Juan 6:33, de nuevo, el mismo énfasis. “El Pan de Dios es aquel que desciende del mundo y dar vida al mundo.” Al mundo. ¿Qué parte del mundo? Versículo 35: “el que a Mí viene, no tendrá hambre. El que viene a Mí nunca tendrá sed.” Si usted va a tener vida, si usted va a venir y va a creer, sea cual sea la nación que sea en este planeta, Él es el Salvador del mundo.
Primera de Juan 4:14 dice lo mismo en el sentido de que no está limitado a los judíos. Pero está limitada. Está limitada a aquellos que creen. Juan 6:33, lo acabamos de leer y Juan 6:51 lo sigue. “Yo soy el Pan de vida que descendió del cielo, si alguno come de este pan, vivirá para siempre y el Pan también que Yo doy para la vida del mundo es Mi carne.” Él da su vida por el mundo, pero ¿quién en el mundo? Dice en el mismo versículo: “todo aquel que come el Pan, vivirá para siempre.”
Siempre está definido, delimitado por creer. Usted lo ve otra vez a lo largo del Evangelio de Juan. Juan, capítulo 12:47 al 48, nuevamente siempre necesita ser delimitado, aclarado. “Si alguno oye Mis palabras y no las guarda, no lo juzgo; no he venido a juzgar al mundo sino para salvar el mundo.” Obviamente, esto no significa que Él va a salvar a todo ser humano que vive. Significa que Él va a extender Su salvación sin considerar raza, color o sexo por todo el planeta en la humanidad en general.
Observe el capítulo 14, versículo 22. Esta es simplemente otra ilustración de cómo usted siempre tiene que aclarar lo que significa el mundo. Judas, en Juan 14:22. “Judas, (no el Iscariote), le dijo: Señor, ¿qué entonces ha pasado que Te vas a revelarte a Ti mismo a nosotros y no al mundo?” ¿Qué cree usted que Judas quiso decir con eso? ¿Qué es lo que él quiso decir con que ‘te vas a revelar a Ti mismo a nosotros y no al mundo?’ Él ciertamente no quiso decir todo ser humano que vivía en el planeta. El mundo en el sentido más amplio, la esfera más amplia de la humanidad afuera de este grupo estrecho, el público en general, significa ahí.
Y Jesús inclusive entendió sus propias limitaciones en la palabra mundo. Observe Juan 17, muy importante. Juan 17. Jesús está orando y Él ora por, versículo 6, “los hombres que me diste del mundo.” Los hombres que me diste del mundo, oro por ellos. “Tuyos eran, y Tú me los diste y han guardado Tu Palabra.” Y después, pase al versículo 9. “Pido por ellos, no pido por el mundo.” Y usted ahí tiene a Jesús no intercediendo por el mundo, sino por los hombres que Dios le dio del mundo. De nuevo, usted tiene que aclarar y Jesús mismo ahí hace esa aclaración.
En el versículo 15 de Juan 17, Él ora por los Suyos y dice: “Yo no te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal.” Y ahí usted entiende el mundo como éste sistema humano con todo su pecado. En el versículo 16, Él dice: “ellos no son del mundo.” En el versículo 18: “Tú me enviaste al mundo y Yo los envió al mundo. Pero no oro por el mundo, Yo solo oro por aquellos que Tú me has dado del mundo.”
Jesús inclusive supo cuáles eran las definiciones del uso de la palabra mundo, simplemente general, más allá de Israel, trascendiendo todas las razas y lenguajes. La palabra siempre es aclarada, definida, nunca hay una ocasión en la que podemos de cierta manera dogmática decir que significa todo ser humano que jamás vivió.
De hecho, en Juan 12, no puedo resistir esto, acabo de pensar en esto, Juan 12:19, los fariseos se están preocupando más y más por Jesús y entonces, en Juan 12:19 dice: “los fariseos por tanto se decían el uno al otro: ‘ven que no están haciendo ningún bien. Mira el mundo se ha ido en pos de Él.’ Bueno, ¿qué cree usted que quisieron decir con eso? ¿Todo ser humano que jamás vivió? No, siempre es aclarado. En Lucas 9:25, Jesús dice: “¿de qué aprovechará al hombre si ganare al mundo?” Bueno, eso es aclarado, ningún hombre va a ser dueño de todo el mundo.
Entonces, simplemente en el contexto entendemos el término “mundo”, es para llevarnos más allá del provincialismo, de lo estrecho y el racismo del judaísmo para llevarnos a la extensión de la expiación abarcando esta tierra en todas sus épocas y todas las naciones.
Pablo en Romanos 11:15 dice que el rechazo de Israel ha traído la reconciliación del mundo. Y nuevamente, Pablo no cree por un momento que eso significa que toda persona que jamás vivió será reconciliada con Dios. Lo que él quiere decir es que el rechazo de Israel siendo hecho a un lado, la Iglesia es injertada y la Iglesia es constituida por los judíos y gentiles.
Los judíos tuvieron dificultad con esto. Esa es la razón por la que los apóstoles estuvieron en cierta manera que sacudirlos con el hecho de que el Señor estaba haciendo una obra entre los gentiles. ¿Se acuerda usted del libro de los Hechos? “Mientras que Pedro todavía estaba hablando, en Hechos 10, el Espíritu Santo cayó en Cornelio, gentiles y todos los creyentes circuncisos que habían venido con Pedro se asombraron por que el don del Espíritu Santo había sido derramado sobre las gentiles también.” Bueno, eso era parte de ese mismo provincialismo. Y el Evangelio nunca tuvo la intención de ser limitado a Israel.
Lo mismo está en Hechos 15:6 y en adelante. Versículo 7, podemos retomarlo. “Pedro se puso en pie y dijo ‘hermanos, vosotros sabéis que, al principio, Dios decidió entre vosotros, que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del Evangelio y creyeran. Y Dios, quien conoce el corazón, dio testimonio a ellos dándoles el Espíritu Santo, así como nos lo dio a nosotros; y Él no hizo distinción entre nosotros y ellos, limpiando sus corazones por la fe.” Es una pastilla difícil de tragar para los judíos, que el Evangelio se extendiera más allá del judaísmo a la humanidad, a toda tribu, lengua, nación y pueblo.
Entonces, vemos el término mundo y siempre lo definimos. Hay otro pasaje, dos más, que necesitan nuestra breve atención. Simplemente voy a comentar brevemente acerca de estos pasajes. Primera de Juan 2. Primera de Juan 2. “Jesús el justo,” versículo 1. Versículo 2: “Él mismo es la propiciación por nuestros pecados y no sólo por los nuestros sino también por los del mundo entero.”
¿Qué está diciendo eso? Que Él es la propiciación no sólo por nuestros pecados, nuevamente esto es muy judío en su contexto, sino por el mundo entero. Él está haciendo el mismo punto que Juan hizo una y otra vez, el mismo punto que presentaron en el libro de los Hechos, el libro mismo punto que Pablo presenta en Romanos 11. Que el Evangelio no está limitado a los judíos.
Propiciación, por cierto, es una palabra muy fuerte, hilasmos en el griego. Y “propiciación” significa la satisfacción real de la ira justa de Dios. No es un potencial. Es una palabra real. Podría ser traducida “aplacada” o “satisfecha.” Él mismo es la satisfacción. Él mismo es el aplacamiento. El apaciguamiento. Él propicia a Dios. Él satisface a Dios. Él aplaca la ira de Dios por nuestros pecados. Pero no sólo los nuestros, como la gente que está cerca de Él, sino del mundo entero. Esto quiero decir que no hay otra propiciación para la gente en ninguna otra nación que el que es la propiciación por nosotros.
Si esto significara que Él de hecho fue una satisfacción para toda persona que jamás vivió, entonces la palabra es demasiado fuerte para significar algo potencial. Tendría que significar real porque es una satisfacción. Dios quedó satisfecho con el sacrificio a favor de ellos. Nada queda afuera.
Y la muerte de Jesús, querido, fue una satisfacción. Él fue el Cordero sacrificial en el día definitivo de la expiación, cuya sangre rociada ante Dios fue una verdadera satisfacción. La propiciación es una palabra demasiado fuerte como para significar algo potencial porque la propiciación significa volver la ira de Dios para siempre. No sólo para nosotros, sino para cualquier gentil o cualquier persona que cree.
Y en 2 Corintios, capítulo 5, y simplemente voy a cubrir ésta porque sé que, si no lo hago, usted va a venir y hacerme una pregunta acerca de esto después, 2 Corintios 5:19: “Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo por consigo mismo.” Y de nuevo, usted dice: ‘bueno, reconciliando al mundo. ¿Acaso no reconcilió al mundo entero? Bueno, ¿qué quieres decir con el mundo?’ Siempre tiene que ser aclarada, de otra manera termina, como dije, como universalista y entonces usted ¿qué hace con todo el resto de la gente que está siendo enviada al infierno? Dios está reconciliando al mundo consigo mismo. ¿Y qué es lo que significa? Escuche esto: “no tomándole en cuenta sus pecados.” Eso no es un potencial de nada, eso es real.
Dios está reconciliando. Dios no está haciendo que la reconciliación sea posible. Dios no está quitando una barrera a la reconciliación. Dios no está dando, como usted sabe, la especie de 8/10 del asunto y diciéndole al pecador que tome los siguientes dos pasos. Él está reconciliando consigo mismo en Cristo, esto es en la muerte de Cristo, al mundo, no tomándoles en cuenta sus pecados. Y permítame decirle, amigo mío, el hecho de que sus pecados no sean tomados en cuenta significa que Él llevó su transgresión de manera completa y usted no está bajo condenación alguna.
Y esa no es una salvación potencial, es una salvación real. Sea quien sea el mundo aquí, son aquellos a quienes no se les toma en cuenta sus pecados. Son aquellos que, versículo 17, son nuevas criaturas en Cristo. Son aquellos - en el versículo 21 - por quienes al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado. ¿Nosotros quiénes? Aquellos que fueron reconciliados con Dios para que fuésemos hechos justicia de Dios en Él.
No hay algo tal en la Biblia como una expiación potencial. Simplemente, significa que no hay límites raciales, no hay límites étnicos. Estos pasajes acerca del mundo son todos definidos. Es simplemente la humanidad, el mundo humano, esta esfera. No todo individuo que vive. Y sabe una cosa, eso se nos ha vendido a lo largo de los años. Cristo no pagó en su totalidad. Él no reconcilió. ÉL no satisfizo a Dios de manera plena, de tal manera que Dios ya no les toma en cuenta a todo ser humano sus pecados en el mundo. Si eso fuera verdad, esa sería una salvación real y no podría haber infierno, porque no podría haber castigo alguno. Y entonces, Dios seria ¿qué? No justo sino ¿qué? Injusto.
Bueno, usted dice: ‘bueno, la Biblia dice todos, la Biblia dice todos.’ Yo sé que dice todos. Sí, dice todos. ¿Quiere ver algunos todos? Romanos 5. Veamos algunos todos. Simplemente deme unos cuantos minutos más y vamos a llegar ahí. Sólo tengo unos 45 pasajes aquí. Podemos terminar en cualquier punto. Y lo estudiaremos en algún otro momento.
Romanos 5:18, este es otro pasaje importante, entonces, mediante una transgresión resultó la condenación de todos los hombres. Esa transgresión fue Adán, ¿verdad? Y eso afectó a todo el mundo. ‘Así también mediante un acto de justicia resultó en justificación de vida a todos los hombres.’
Bueno, si usted no tiene cuidado ahí, si usted traza el paralelo en la dirección equivocada, va a terminar diciendo esto: bueno, toda persona fue afectada por el pecado de Adán y se volvió pecador, por lo tanto, toda persona es afectada por la obra justa de Cristo y se convierte en justo.
El problema con eso es que eso no es verdad. Únicamente se hace una ilustración aquí. Simplemente es esto: el argumento está surgiendo, Pablo está hablando del impacto de la obra de Cristo. Cómo la obra de Cristo es la obra redentora de todos los que creen. Y la pregunta que surge en la mente del lector es: ¿cómo será que el acto de un hombre puede tener un efecto tan grande? ¿Cómo es que el acto de un solo hombre puede tener implicaciones tan grandes?
Y entonces, él simplemente traza el paralelo. Mira, por el pecado de un hombre todo el mundo murió. Todo el mundo que murió, murió. Y por la justicia de un hombre, toda persona que se volvió justa, se volvió justa. Él inclusive cambia su terminología en el versículo 19, en donde dice, simplemente para asegurarnos de que no pensemos que el todos es inclusivo, “porque como por la desobediencia de un hombre, muchos fueron hechos pecadores, también por la obediencia de uno, muchos serán hechos justos.” Y creo que él incluye eso ahí, simplemente, en cierta manera, como para aclarar y evitar que terminemos con un entendimiento equivocado del versículo 18, el cual habría hecho que todo el mundo fuera salvo. Eso no es lo que estoy tratando de decir. Usamos la palabra muchos para que no nos confundamos aquí. Únicamente estamos tratando de ilustrar el punto de que la obra de un hombre, la obra de un hombre, afecta a todos los que proceden de ese hombre. De tal manera que es todos sólo en el sentido apropiado. De nuevo, delineado, definido en el contexto.
Vaya a Romanos 8:32. Aquí de nuevo está el todos. “Él que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.” ¿Quién es el ‘todos’ aquí? Cristo fue entregado por todos nosotros. Ahora, algunas personas dicen: bueno, Él fue entregado por todo el mundo en el mundo entero. ¿No está hablando de todos aquí? ¿Ése es el ‘nosotros’ de Pablo aquí?
Bueno, retrocedamos al versículo 31. Simplemente retroceda uno: “si Dios es por nosotros, ¿quién es contra nosotros? Ahora, ¿Quién es el ‘nosotros’ ahí? ¿Todo el mundo? ¿El mundo entero? ¿Acaso está Dios a favor de todo el mundo? ¿El mundo entero? Hemos definido, aclarado en nosotros. ¿Quién es el ‘nosotros’ por el que está Dios? Le voy a decir quién es. Versículo 29: “A los que predestinó para ser conformados a la imagen de Su Hijo, a los que predestinó, versículo 30, también llamó, a los que llamó Él justificó. A los que llamó, también justificó. A los que justificó, también glorificó. Y si Dios es por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros? Es el nosotros de aquellos que fueron predestinados y llamados y justificados y glorificados. Dicho de otra manera, versículo 33, “¿quién va a acusar a los elegidos de Dios?” Son los elegidos, somos, ellos son los ‘todos’.
Segunda de Corintios, capítulo 5. Segunda de Corintios 5:14. Y aquí hay un lenguaje muy parecido a Romanos 5, para que usted lo pueda comparar. Segunda de Corintios 5, y estuvimos ahí unos cuantos versículos ahí adelante. Quiero regresar al 14 y al 15.” El amor de Cristo nos constriñe habiendo concluido que uno murió por todos, por lo tanto, todos murieron. Y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí; sino para Aquel que murió y resucitó por ellos.” Ahora, el todos es aclarado, definido. Ahora, simplemente siga esto con cuidado.
“El amor de Cristo nos controla, habiendo concluido que Uno murió por todos.” La gente dice: ‘¡Oh, murió por todos! El murió por el mundo entero. Toda persona en el mundo entero.’ ¿Murió por todos ellos? No. Él murió por todos, por tanto, todos murieron. El todos los que murió, por los todos que murió murieron. ¿Qué es eso? Bueno, cuando usted vino a Cristo, se acuerda que usted murió, ¿no es cierto? “Con Cristo estoy juntamente crucificado.” En Él, usted muere.
Entonces, Él murió por todos y, por lo tanto, habiendo todos muerto, Él murió por los todos que murieron en Él. El versículo 15 dice “por todos murió”. ¿Y quiénes son los todos? Aquellos que viven. Él murió por aquellos que murieron y viven en Él. Fue por ellos que Él murió y resucitó al final del versículo 15, a favor de ellos. A favor de ellos.
Usted podría ver la palabra ‘muchos’ si tuviéramos tiempo. Tiene algunos usos interesantes y usted encontrará varias referencias a la palabra muchos. Ya vimos una en Romanos 5, simplemente para que pueda compararla, diciendo que el Señor murió no por todos, sino por muchos.
Y esa es otra manera de llegar al mismo punto. ‘Todos’ significan todos en el sentido amplio de todo el mundo, ‘muchos’ significa menos que todo el mundo, que cada persona.
En Hebreos 9, “Cristo habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos”. ¡Guau!, ofrecido para para llevar los pecados de muchos. Usted no debe hacer demasiado con estas palabras fuera de entender en el contexto, cómo siempre son aclaradas, definidas.
Escuche Mateo 20:28: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.” ¿Quiénes son los muchos? Todos los que creerían. Él, de hecho, fueron rescate. Él, de hecho, fue una satisfacción. Él, de hecho, proveyó una expiación. Él, de hecho, alcanzó una expiación por aquellos que creerían.
Dicho en el lenguaje de los ángeles, sería así. El ángel dice: “José, hijo de David, no temas tomar a María por mujer, porque aquello que ha sido concebido en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz a un hijo y llamará a hombre Jesús” – escuche – “porque salvará a” ¿quién? “A Su pueblo de sus pecados.” La Biblia en ningún lugar enseña una salvación potencial. Él salva a Su pueblo de sus pecados. Eso es lo que Él hará cuando venga. Será una salvación real para Su pueblo.
Juan 10:11: “Yo soy el buen pastor, el buen pastor pone su vida por las ovejas y Yo conozco a Mis ovejas. Yo soy el buen pastor y Yo conozco a los Míos y los Míos me conocen… Y yo pongo Mí vida por las ovejas.”
En el capítulo 11 del Evangelio de Juan, versículo 50, “porque es mejor para vosotros que un hombre muera por el pueblo y que la nación entera no perezca.” Así dice Caifás. Ahora, esto no lo dijo por su propia iniciativa, sino siendo el sumo sacerdote ese año, él profetizó que Jesús moriría por la nación, escuche esto: “y no por la nación únicamente, sino para qué él también congregara en uno a los hijos de Dios que estaban esparcidos.” ¡Guau, qué afirmación! ¿Escuchó eso? Jesús murió. Jesús murió no sólo por los judíos, sino para congregar en un cuerpo a los hijos de Dios esparcidos por todo el mundo. Por ellos murió.
En Efesios, capítulo 5, simplemente un par de referencias más. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a” ¿qué? “A la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo a una Iglesia gloriosa.” Él pagó el precio por Su novia, Su Iglesia. Él la redimió. No fue una redención de nadie en particular, fue una redención de Su propia Iglesia redimida.
Fue una redención particular. Él nos escogió en Él desde antes de la fundación del mundo. Nos predestinó; en Él tenemos redención. Efesios 1:7. “Tenemos el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia que nos concedió.” “Somos” - me encanta esto -Efesios 1:14, “la posesión de Dios.” Dice: “la redención de la posesión adquirida por Dios.” Un pueblo adquirido por Dios.
Tito 2:13: “esperamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” -me encanta esto- “quien se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos y purificar para sí mismo un pueblo para sí mismo.” ¿Y quién fue ese pueblo? El pueblo que Dios escogió desde antes de la fundación del mundo y lo entregó al Hijo como Su novia.
Pedro dice: ‘Él llevó nuestros pecados en Su propio cuerpo,” 1 Pedro 2:24. Pedro dice “Cristo murió por el pecado de una vez por todas, el Justo por los injustos, para traernos a Dios.’ Él no murió para traer potencialmente a la gente a Dios. Él murió para traernos a Dios. Él murió para satisfacer a Dios. Él murió para redimir la simiente santa, la descendencia santa.
Otro texto, y es todo. Uno más, porque sé que me lo va a preguntar. Hebreos 10:29. Es una aclaración, realmente. Hebreos 10:29. “¿Cuánto más severo castigo pensáis que merecerá el que ha pisado al Hijo de Dios y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por el cual Él ha santificado?” Algunas personas dicen: ‘bueno, espera un minuto. Ahí dice que algunas personas van a ser castigadas, algunas personas que pisan al Hijo de Dios y consideran como inmunda la sangre misma de Su pacto y se dicen que son santificados.’
¿Puedo ayudarle con ese versículo? Saque su pluma y que simplemente coloque una línea ahí, no está hablando de pecadores siendo santificados, está hablando de Cristo mediante la cual Él, no ellos, Él fue santificado. Hágale una E mayúscula. “Pisando al Hijo de Dios y teniendo por inmunda la sangre del pacto mediante la cual Él ha sido apartado como el sacrificio del pacto.”
Bueno, alguien podría incluir un versículo como 2 Pedro 2:1 y decir: ‘espera un momento, dices que esas personas fueron apóstatas, que negaron al Amo que los compró.’ Claro, ahí hay sarcasmo. Decían ser creyentes verdaderos. Decían ser maestros verdaderos. Infiltraron en la Iglesia como falsos maestros y Pedro dice: ‘saben, ahora han negado al Amo que los compró. Saben que el Amo no pagó el precio por herejes condenados.’
Entonces, ¿cómo resumimos esto? La muerte de Cristo fue una satisfacción de justicia divina real, verdadera, de hecho. Fue un pago verdadero y una expiación verdadera, de manera completa real, no potencial, pagada a Dios por Cristo a favor de todos aquellos que creerían, porque fueron elegidos y redimidos por el poder de Dios.
La muerte de Cristo fue entonces definida, particular, específica y real a favor del pueblo elegido de Dios, limitada en su extensión por los propósitos soberanos de Dios, pero ilimitada en su efecto. Para todos aquellos por quienes fue una realidad o será una realidad en cada vida individual.
Es la obra de Dios. Es la obra de Cristo lo que logró la redención, no para hacer la redención posible, entonces para que sea lograda finalmente por el pecador. Cristo procuró la salvación por todos aquellos a quienes Dios llamaría y justificaría. Los pecadores no limitan la expiación, Dios la limita. Jesús de hecho llevó el pago en su totalidad por todos aquellos que creerían.
¿Qué significa eso para usted? Bueno, por un lado, debe regocijarse, porque el precio fue pagado en su totalidad por usted. Usted no tiene que activarlo. Usted es un trofeo de la gracia Divina de Dios. En segundo lugar, salga y evangelice a los perdidos con gozo, sabiendo que hay una simiente santa que está ahí afuera, porque Cristo ya ha pagado el precio por sus pecados y es nuestro gozo y privilegio ser instrumentos de Dios para alcanzarlos.
Padre, gracias por nuestro tiempo en esta noche y que nos regocijemos en todo sentido en la grandeza de nuestra salvación, en el nombre de Cristo. Amén.
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