Hay tantas instrucciones maravillosas, maravillosas que nos son dadas en las cartas del Nuevo Testamento que componen la enseñanza relacionada con nuestra vida cristiana y el ministerio cristiano, que es bueno regresar y refrescarnos en estas cosas.
Vaya a su Biblia si es tan amable, al capítulo 6 de Efesios. Una porción muy conocida de las Escrituras es el enfoque principal de este capítulo. De hecho, comienza en el versículo 10 y se extiende hasta el versículo 20. Se trata de la guerra del cristiano o, si lo prefiere, la armadura del creyente.
Este es realmente el final de la epístola y necesita ser visto un poco en su contexto. Esta epístola en particular sigue un patrón que muchas de las epístolas del Nuevo Testamento siguen, particularmente aquellas escritas por Pablo, en el sentido de que los capítulos iniciales, en este caso los capítulos 1, 2 y 3, identifican nuestra posición en Cristo. Son doctrinales. Nos definen lo que significa ser cristiano.
Por ejemplo, atrás en el capítulo 1, significa que “hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. Y luego, Pablo desempaca todo eso comenzando en el versículo 4 en una oración larga que se extiende hasta el versículo 14: “Hemos sido escogidos desde antes de la fundación del mundo para ser santos e irreprensibles delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de él, para la alabanza de la gloria de su gracia. Tenemos redención”, versículo 7, “por medio de su sangre, el perdón de nuestros pecados, según las riquezas de su gracia”. Y esa gracia la ha derramado sobre nosotros.
Además, nos ha dado revelación, en el sentido de que, toda sabiduría e inteligencia nos ha sido revelada y eso implica el misterio de su voluntad, lo que antes estaba oculto y ahora se ha revelado. Mediante la revelación de las Escrituras, podemos entender no solo el pasado y el presente, sino también la plenitud de los tiempos, la recapitulación de todas las cosas en Cristo, tanto las del cielo como las de la tierra. Hemos obtenido una herencia eterna para la cual hemos sido predestinados.
Hemos sido sellados para esa redención eterna por el Espíritu Santo de la promesa, en el versículo 13, quien se nos ha dado como garantía y anillo de compromiso un anticipo -la palabra griega arrabón, sellando nuestra herencia final y nuestra redención final como posesión propia de Dios para la alabanza de su gloria.
Así que, Pablo comienza con esta larga y asombrosa lista de beneficios y bendiciones que nos pertenecen porque pertenecemos a Cristo. Y Pablo ahora entonces, para que entendamos todo esto, versículo 18: “Que los ojos de nuestro corazón sean iluminados para que sepamos cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, cuál es la superabundante grandeza de su poder para con nosotros los que creemos según la operación del poder de su fuerza, el mismo poder que resucitó a Jesús entre los muertos”.
Y luego dice que este Cristo, que es nuestro Cristo, habiendo sido resucitado de entre los muertos, está sentado a la diestra de Dios en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero, y todo ha sido sometido bajo sus pies porque él es la cabeza de todo.
Mantenga eso en mente, porque todo principado, autoridad, poder y dominio, palabras como esas vuelven a aparecer en el capítulo 6 y ahí claramente se refieren a los poderes demoníacos. Y así que aquí, en el capítulo se nos dice, y es muy importante, que entre los beneficios y bendiciones de pertenecer a Cristo, está el hecho de que, él no solo es la cabeza de todas las cosas, no solo es la cabeza de todas las cosas dadas a la iglesia como cabeza de la iglesia, sino que también está por encima de todos los poderes demoníacos en este siglo y en el venidero. Así que, se nos dice que aquel que es la cabeza, aquel que es nuestro Señor y nuestro Redentor, nuestro Salvador, también es aquel que tiene poder total sobre las fuerzas del infierno.
El capítulo 2 describe aún más este regalo maravilloso de salvación al recordarnos que estábamos muertos en transgresiones y pecados, pero hemos sido hechos vivos. Versículo 5, hemos sido hechos vivos juntamente con Cristo por gracia, levantados con Él, sentados con Él en los lugares celestiales en Cristo Jesús, con la intención de que en las edades o siglos venideros Él mostrará las riquezas incomparables de su gracia en amor hacia nosotros, en Cristo Jesús.
Y así es como van estos tres primeros capítulos. Todas las bendiciones están definidas. Somos obra maestra. Versículo 10, hemos sido creados en Cristo Jesús para buenas obras. El resultado de nuestra regeneración es que hacemos esas obras que agradan a Dios, las cuales Él preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Solíamos estar excluidos de los propósitos y planes de Dios, y ahora estamos incluidos junto con judíos y gentiles, y así termina el capítulo 2.
Incluso cuando llegamos al capítulo 3, Pablo habla sobre el privilegio maravilloso que ha sido de él, de ser un administrador y un ministro, aunque él es el menor de todos los santos, como dice en el versículo 8, para que pueda llevar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo, para dar a conocer la administración del misterio que por siglos ha estado oculto en Dios, quien creó todas las cosas. Es decir, Él ha sido capaz de ser el vehículo por el cual Dios revela las verdades gloriosas del Nuevo Testamento que definen las bendiciones infinitas y eternas que son nuestras en Cristo.
Y así, estos capítulos tratan sobre lo que nos pertenece, porque pertenecemos a Cristo. Se nos ha concedido de las riquezas de su gloria todo lo que necesitamos. Y el tercer capítulo se hará con esta gran doxología: “Y aquel que es poderoso para hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos y entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén”. Así que, esta es la doxología, esta explosión de alabanza en respuesta a todo lo que es nuestro en Cristo.
Y luego, de una manera muy típica, hay un “por tanto” en el capítulo 4, y eso es decir que ahora pasamos de la sección doctrinal a la sección práctica. Ahora pasamos a la sección de deberes, podríamos decir, dado que todo esto es verdad. Dado que Dios le ha dado todo esto, esta es su posición en Cristo. Esto es todo lo que le pertenece a usted, porque usted le pertenece a Cristo. Esto es lo que se requiere de usted: “Andad, cómo es digno de la vocación con que fuisteis llamados”. Eso lo resume todo.
Y luego, comienza a desempacar todo eso: “Debemos andar de una manera que sea consistente con nuestra vocación. Eso significa humildad, mansedumbre, paciencia, soportándonos los unos a los otros en amor, siendo solícitos en guardar la unidad del espíritu”, lo cual luego se aclara en los versículos siguientes. “Se nos ha dado gracia según la medida del don de Cristo. Debemos asegurarnos de usar esa gracia. Debemos someternos a aquellos que son evangelistas y pastores maestros en la iglesia, que están allí para nuestra edificación, para edificarnos como personas maduras, para llevarnos a la madurez. Un cuerpo unido adecuadamente”, versículo 16, “mantenido unido, por lo que cada uno aporta según el funcionamiento adecuado de cada parte individual”.
Así que, aquí entramos en el cuerpo ahora y tenemos una función y una responsabilidad y un ministerio para el cual somos dotados y se nos da la gracia que se requiere para esa función. Debemos andar de manera diferente a cómo se le vamos a andar, ya no andando como los gentiles en la humanidad de sus mentes, ya no siendo insensibles, sensuales, practicando impureza, con avidez. No aprendimos de Jesucristo, no aprendimos a Jesucristo de esta manera, dice el versículo 20. En referencia a su antigua manera de vivir.
Versículo 22: “Deseche ese viejo hombre”, somos llamados un nuevo tipo de vida. Para vivir esa vida, el versículo 23 dice: “Debemos renovar nuestras mentes”, y allí es donde entra en escena la palabra de Dios, y así nos vestimos el nuevo hombre creado en justicia y santidad. “Nos despojamos de la mentira, hablamos la verdad, cada uno de nosotros con su prójimo, nos enojamos, pero no pecamos”. En otras palabras, solo ira justa. “No dejamos que el sol se ponga en nuestro enojo”.
Y luego esto: “Y no deis lugar al diablo, no deis lugar al diablo”. La suposición aquí es que cualquier tipo de este comportamiento le da al diablo una oportunidad. Incluyendo los que vienen después de esto: “Ya no roben, sino trabajen, haciendo con sus propias manos lo que es bueno, no solo para proveer lo que necesitan, sino para tener algo que compartir con aquel que tiene necesidad. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que es buena para la necesaria edificación a fin de dar gracia a los oyentes”.
“No contristen al Espíritu Santo”, es decir, no hagan nada que cause tristeza al Espíritu Santo. Cualquier acto impío haría eso. “Desháganse de toda amargura, ira, enojo, gritería, calumnia”, que todo eso sea apartado de ustedes, incluyendo todo mal, esa es la palabra maldad, mal. En el lado positivo: “Sean amables unos con otros, compasivos, perdonándose mutuamente, así como Dios en Cristo los ha perdonado”. Llegamos al capítulo 5 y él dice: “Sean imitadores de Dios y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros”.
“No permitan que la inmoralidad, la impureza, la avaricia sean mencionadas entre ustedes, no haya obscenidad, ni conversaciones tontas, ni bromas groseras”. Simplemente, sigue así, así es como vives debido a lo que Dios ha hecho por ti. “Antes eran tinieblas”, versículo 8, “ahora son luz, caminen como hijos de luz”. Versículo 15: “Mirad cómo andan, no como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo el tiempo, no sean necios, entiendan cuál sea la voluntad del Señor, no se embraguen, eso es disipación”.
“Sean llenos del espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestro corazón, siempre dando gracias por todo en el nombre del Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios”. Y les dice a las esposas cómo deben actuar, y a los esposos cómo deben actuar, y les dice a los padres cómo deben actuar, y a los hijos cómo deben actuar, y a los esclavos cómo deben actuar, y a los esclavos cómo deben actuar y a los dueños de esclavos cómo deben actuar.
Bajando al capítulo 6, versículo 9, entonces usted tiene toda esta acumulación de los detalles de vivir nuestra vida cristiana, estándares para la unidad, estándares para la vida en la iglesia, para el ministerio, principios para la pureza, para la comunión, para el testimonio, cómo se ve la vida llena del espíritu, una vida controlada por el Espíritu de Dios, por así decirlo, bajo el impulso dominante de la Palabra de Dios. El gran tema aquí es andar de manera digna, el andar digno.
En la metáfora de andar o caminar, hay una cierta realidad benigna. Caminar no es difícil, caminar es lo más fácil que hacemos, y uno podría asumir que, debido a que es la metáfora que se usa, de alguna manera significa que esto va a ser un paseo para nosotros. Bueno, la razón por la que a los escritores del Nuevo Testamento les gusta usar la palabra “caminar” o “andar”, es porque es un patrón constante. Pero no es para hacernos asumir que esto va a ser una especie de paseo que va a ser fácil.
Creo que conocemos la realidad, y ciertamente lo sabemos cuando llegamos al versículo 10 del capítulo 6: “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza”. Y la suposición aquí es que no va a ser fácil, va a requerir fuerza, va a requerir fuerza que usted no tiene. Por eso dice: “Que seas fuerte en el Señor” y lo repite en la fuerza de su poder. Este no es un caminar fácil, es un caminar en el sentido de que es repetitivo, que es constante, que no hay altibajos, rápido y lento, es un ritmo. Usted debe vivir un ritmo piadoso, santo, pero no es fácil.
Usted tiene muchas cosas que van en su contra. En primer lugar, la carne. Su condición caída es un problema, al igual que la mía. Todos enfrentamos la misma realidad que vivimos en un cuerpo no redimido. Hay en este cuerpo impulsos que van de la mano con ser humano y que aún no están redimidos. Y eso es lo que Pablo llama la carne, en Romanos 7, y lucha contra el espíritu. Hay una batalla llevándose a cabo en todo creyente entre el espíritu, que es esa nueva creación y la carne, que es lo que queda del viejo hombre. Hay una guerra en la que Pablo dice: “No hago lo que quiero hacer y hago lo que no debo hacer”, y él dice: “Soy un hombre miserable”. Lo describe como tener un cadáver atado a su cuerpo del que no puede deshacerse.
En Gálatas capítulo 5, que es otro pasaje útil en esta línea, aprendemos más sobre este conflicto. En Gálatas 5:17: “El deseo de la carne es contra el espíritu, y el del espíritu contra la carne, y estos se oponen entre sí para que no hagas lo que quisiereis”. La realidad de vivir nuestra vida cristiana, de caminar de la manera que debemos caminar, caminar de manera digna, es que no es fácil. No es fácil debido a la oposición de nuestra carne no redimida.
¿Cuáles son los elementos de esta carne? En el versículo 19 de Gálatas 5: “Las obras de la carne son estas: Inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicerías en amistad, discordia, celos, ira, rivalidades, disensiones, divisiones, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas”. Así que esta no es una lista exhaustiva, simplemente una lista representativa. Esas son el tipo de cosas que hacen las personas que no tienen parte en el reino, versículo 21. Las personas que practican continuamente esas cosas no heredarán el reino de Dios.
Por otro lado, “el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley”. Y ahí radica la batalla. El espíritu nos impulsa en la dirección de lo que es santo, la carne nos impulsa en la dirección de lo que es impío. Y esa es la batalla. Así que la batalla no está fuera de nosotros. En este sentido, la batalla está dentro de nosotros. Está dentro de nosotros.
No le sirve de nada, como los monjes medievales, no le sirve de nada arrancarse los ojos o ir a vivir a un claustro en algún lugar, en el costado de una montaña, para que usted esté de alguna manera lejos del pecado. No le sirve de nada a usted someterse a alguna cirugía que se supone que trata con su deseo, como hicieron algunos de los monjes medievales. Y según su propio testimonio, tuvo un efecto cero en su deseo malo. No le sirve de nada huir del pecado, porque a dondequiera que vaya, el pecado va con usted. Está en usted. Y aunque usted sea un creyente, todavía hay pecado que queda.
Así que usted no estará caminando algún tipo de paseo por un prado feliz, si esa es una forma de verlo. Usted realmente está caminando por un campo minado que está dentro de usted. El campo minado ha sido básicamente establecido por su propia carne. Y hay una guerra desde el principio mismo, en el interior. Usted no necesita al diablo para esa guerra. Su propia condición caída es suficiente. Pero, cuando usted añade la presencia del diablo, la batalla se vuelve aún más intensa.
Y si regresa al capítulo 4, el versículo 27, que le leí hace un momento, Pablo dice: “En medio de todo esto, caminen de esta manera digna y no deis lugar al diablo”. Y caer en cualquiera de los patrones que se describen allí como patrones pecaminosos, es como usted le da oportunidad al diablo. Le da lugar al diablo. Así que tenemos un enemigo que está en nosotros, y tenemos un enemigo que está fuera de nosotros. Tenemos que estar conscientes de esto.
Entonces, cuando el apóstol Pablo llega al final de esta epístola en la que él nos llama a caminar de cierta manera y vivir una cierta clase de vida cristiana, nos recuerda que tenemos un enemigo muy, muy agresivo y formidable, es decir, Satanás. Él dice en el capítulo 6: “Fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza, vestidos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
Hombre, eso es serio. Hay adversarios que son humanos, pero detrás de ellos hay mal sobrenatural. Y sabe, antes de que usted venga a Cristo, esto es la verdad de los efesios o de cualquier otra persona, usted está atrapado en el reino de las tinieblas, al cual usted pertenece. Usted está bajo el poder y la autoridad del príncipe de la potestad del aire, el gobernante de este mundo que es Satanás. Para usar el lenguaje de Juan 8, usted es de vuestro padre, el diablo.
Así que viene a Cristo y Satanás todavía está comprometido con la destrucción de usted. Una vez lo tenía usted, ahora no lo tiene. Una vez usted era parte de su sistema, ahora no lo es. Usted se ha convertido en enemigo de Satanás y en verdad es un enemigo, así como él es un enemigo para usted. Así que usted es un enemigo para su causa ahora que ha venido a Cristo.
En un sentido, cuando usted fue salvo, cuando fuimos salvos, en el momento en que fuimos salvos, básicamente fuimos liberados del reino de las tinieblas para usar el lenguaje de Colosenses 1. Habíamos sido cautivos (2 Corintios 10 dice) de ciertas ideologías que eran fortalezas, puntos de vista equivocados, pensamientos equivocados, y fuimos liberados y llevados cautivos por Cristo. Fuimos rescatados de la fortaleza de Satanás, de sus ideologías mentirosas, condenatorias y engañosas. Todas esas ideas levantadas contra el conocimiento verdadero de Dios.
Él no lo toma a la ligera. Cristo literalmente nos arranca de sus garras, por así decirlo. Somos como ramas arrancadas del fuego, para usar las palabras de Judas. Satanás entonces despliega sobre nosotros todas las fuerzas del infierno, como si quisiera deshacer lo que Cristo ha hecho. Así que tenemos un enemigo que está en nosotros y tenemos un enemigo que está fuera de nosotros. ¿Cómo lidiamos con el enemigo que está en nosotros? Gálatas 5 dice: “Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne”. En otras palabras, “que la Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”. En otras palabras, “en mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti”.
Andamos en el Espíritu, lo cual significa andar en las cosas que el Espíritu afirma, que serían las cosas que se revelan en las Escrituras, como actitudes santas, pensamientos santos, palabras santas y comportamientos santos. ¿Pero qué hacemos con el enemigo que está fuera de nosotros? ¿Cómo debemos enfrentar este mal sobrenatural y masivo? Cuando usted lo piensa a nivel cósmico, es algo bastante asombroso con lo que estamos lidiando. Vivimos en un universo infinito, no tiene fin, es infinito. Cuanto más grande se vuelven nuestros telescopios, más penetran en el espacio exterior, más impresionante y asombroso se vuelve todo. Y no es necesario que lo lleve a lo largo de toda la ciencia de eso, pero es algo impresionante, asombroso.
Y usted podrá pensar: “¿Por qué Dios crearía este universo masivo, masivo? ¿Donde viajando a la velocidad de la luz, tomaría millones de años llegar al borde de él? ¿De qué se trata eso cuando todo lo que parece suceder está aquí en este pequeño punto llamado ierra?” Bueno, este no es el único lugar donde están sucediendo cosas. Hay una multitud de seres que ocupan el espacio entre este pequeño planeta y el trono mismo de Dios en el final infinito del cielo. La Biblia describe eso como el reino de Satanás y sus demonios, así como el reino de los ángeles santos.
Tenemos un pequeño vistazo ocasionalmente de la batalla entre los ángeles santos y los demonios que ocupan ese reino, como cuando Dios envió un ángel para responder una oración de Daniel y fue retenido por un demonio. Pero cuando usted piensa en cómo Dios creó el universo de la manera en que lo hizo, entienda que, mientras que hay un reino humano aquí, hay un reino espiritual que es vasto. Solo le señalo eso para que usted sepa que este es un enemigo formidable, formidable que tenemos; y no podemos ignorar sus planes.
Hay demonios innumerables con él. De hecho, en Apocalipsis capítulo 12 nos da una imagen de Satanás cuando cayó y dice que se llevó un tercio de los ángeles con él. Entonces, hay el doble de ángeles santos que ángeles caídos, pero hay diez mil veces diez mil y miles de miles y diez mil, el número más alto en el idioma griego que tiene una palabra. Entonces es solo otra forma de decir que hay ángeles innumerables. Por lo tanto, hay demonios innumerables en el ejército y arsenal de Satanás.
La pregunta es: ¿cómo opera Satanás? Bueno, él opera contra el pueblo de Dios a través de un sistema que sería llamado el mundo. Es por eso que decimos que tenemos un enemigo triple (el mundo, la carne y el diablo). La carne está en nosotros, el diablo está fuera de nosotros y el medio que el diablo usa es el sistema del mundo. Los cristianos no necesitan sentir que Satanás podría venir y vivir en ellos. Ningún cristiano en la Biblia es retratado jamás como habitado por un demonio. Las únicas personas que tenían demonios en ellos eran los no creyentes.
Usted no puede, como muchos hacen hoy día, decir que debido a que un creyente tiene un pecado que lo asedia en su vida, como escuchamos en el testimonio de esta noche en el bautismo, porque un creyente puede tener un pecado que le asedia, todavía tiene un demonio de lo que sea en él que necesita ser exorcizado. No hay indicación en las Escrituras de que cualquier creyente jamás pueda tener un demonio viviendo en él. Somos el templo del Espíritu de Dios. Hay momentos en que Jesús expulsa demonios, pero siempre de los no creyentes.
Además, no hay nada en la Biblia que asocie la demonización con el mal moral. Eso podría sorprenderle. Las personas poseídas por demonios manifestaban un comportamiento extraño, a veces gritando a Jesús en una sinagoga, a veces saltando al fuego, siendo suicidas, teniendo alguna enfermedad física, pero no hay ilustración en las Escrituras de una persona demonizada que manifieste ese demonio en mal moral. Entonces, el pecado es un asunto de la carne. Los demonios no pueden dominar a las personas y hacerlas pecadoras, pero lo que pueden hacer es dominar a las personas que ya son pecadoras y, claro, hacer que manifiesten comportamientos extraños y autodestructivos.
Pero en lo que respecta a los cristianos, ningún demonio podría establecerse en un creyente. No hay ilustración alguna de eso en ninguna parte de la Escritura. Somos el templo del Espíritu de Dios. Dice usted: “Bueno, entonces, ¿qué tenemos que temer de Satanás, que es solo uno de los ángeles caídos a los que llamamos demonios? ¿Qué tenemos que temer de ellos?”
Ellos dominan el mundo de esta manera. Ellos son dueños de las personas no regeneradas en el mundo. Son dueños de ellas. Las personas no regeneradas en el mundo están en el reino de las tinieblas. Están bajo el poder del príncipe del aire, Efesios 2, ¿verdad? Eso es exactamente lo que vimos antes: “Antes andaba, según el curso de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”.
¿Qué es el mundo? No estamos hablando del planeta, estamos hablando del kosmos. Lo opuesto al cosmos es el caos. Hay un orden en el mundo, hay un sistema en el mundo que es dirigido por Satanás. Es un sistema pecaminoso. Los demonios operan en ese sistema. Ese sistema, básicamente, opera mediante el poder demoníaco, mediante agencias humanas. Y esto es lo que enfrentan los creyentes.
No es tanto que el diablo mismo venga contra usted, aunque podría haber momentos en los que eso ocurre de una manera más específica, como cuando Jesús entregó a Pedro a Satanás para cumplir un propósito específico en su vida, como cuando un mensajero de Satanás iba tras Pablo y estaba atacando el ministerio de Pablo en Corinto y él oró para que fuera quitado, como en el caso de Job, cuando Dios permitió que Satanás fuera tras Job. Podría haber esas ocasiones en las que Satanás o un demonio se vuelve en los propósitos de Dios en un medio por el cual Dios logra algo en nuestras vidas.
Eso no quiere decir que ese demonio va a establecerse en su residencia en un creyente, pero sí significa que para los propósitos de Dios, él podría permitir que a Satanás, un demonio, se le permita tener algún efecto en un creyente, como en el caso de Pablo, destruyendo la iglesia de Corinto. Y Dios le permitió hacer eso porque Pablo tenía tantas revelaciones, había tenido tantas revelaciones, necesitaba ser humillado. Y tener demonios causando estragos en su iglesia fue una experiencia humillante para él, y Dios quería que él fuera humillado.
Entonces, podría haber momentos en los que Dios permite que Satanás y los demonios hagan ciertas cosas en el ámbito en el que vive su pueblo, para fines que son de Él, propósitos que son de Él, de Dios. Dios permitió que Satanás llevara a Pedro a una situación muy, muy difícil en la que, de hecho, terminó negando al Señor, y él fue restaurado y recuperado; y luego, pudo fortalecer a los hermanos que enfrentarían una situación similar. Dios permitió que Job fuera amartillado por Satanás para demostrar que la fe salvadora nunca puede ser quebrantada, y para que él pudiera salir como un adorador más puro de lo que hubiera sido si eso nunca hubiera sucedido.
Así que, Satanás podría ocasionalmente, a veces, para los propósitos de Dios, se le podría permitir o a algunos demonios se les podría permitir tener algún efecto de alguna manera en nuestras vidas para propósitos divinos. Recuerde ahora, por favor, que el diablo es el diablo de Dios... Dios es dueño del diablo. Dios manda al diablo. Dios establece los parámetros en los que puede operar y donde los demonios operan.
Vimos eso y se lo señalé en el primer capítulo, que es Cristo: “Habiendo sido levantado de entre los muertos, sentado a la diestra de Dios en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero”, y las cosas que se nombran son personas. Él tiene poder sobre toda persona, ya sea persona espiritual o persona física que vive en este mundo. Las personas o los ángeles, todos están bajo el control de Dios.
Así que, todo eso para decir que, podría haber ocasiones en las que Dios permite que los demonios hagan ciertas cosas que afectan a los creyentes, no desde adentro, sino desde afuera. Pero el asunto primordial que debemos entender es que Satanás opera contra los creyentes al desarrollar un sistema en el mundo en el que los creyentes deben vivir y que trae tentación a la carne de ellos. A uno le gustaría pensar que podríamos vivir en un mundo que no es hostil. La gente dice que tenemos que proteger a nuestros hijos de las influencias malas. Mucha suerte. No va a pasar. No va a pasar. Y los hombres malos van de mal en peor.
Creo que aquí en los Estados Unidos de Norteamérica disfrutamos de un tipo de respiro por un tiempo, porque este país tenía tanto cristianismo en sus comienzos y en sus raíces, y de muchas maneras nuestra cultura era influenciada por grandes avivamientos del evangelio. Había una especie de moralidad cultural que tal vez nos aislaba un poco, al menos superficialmente. Eso ha desaparecido desde hace mucho tiempo y ahora vivimos en una cultura que está completamente expuesta a lo peor del cosmos que Satanás ha creado y ha diseñado entre las personas impías. Todos estamos literalmente golpeados y acosados, ¿verdad?, por este sistema que realmente está diseñado por Satanás, y se lleva a cabo a través de las personas.
Ahora, la punta de la lanza de este sistema es ideológica. La punta de lanza de este sistema es que Satanás se presenta como un ángel de luz, disfrazándose como un ángel de luz. Funciona la mayor parte del tiempo en la religión. Sus ministros son ángeles de luz. Toda religión falsa es llamada por Pablo doctrinas de demonios. En otras palabras, toda la religión falsa es inventada por Satanás como parte de su sistema para llevar a las personas al engaño religioso, y son doctrinas de demonios que son propagadas, Pablo dice en 1 Timoteo 4, por hipócritas mentirosos.
Entonces, la punta de lanza del esfuerzo de Satanás en el mundo, porque el hombre es por naturaleza un animal religioso, es decir, su conciencia, su conciencia y su mente, la conciencia por la ley moral escrita en su corazón, la mente por la realidad de causa y efecto, lo lleva a Dios. Y lo más natural para un ser humano es entender eso porque tiene una ley moral, debe haber un legislador moral, porque entiende que nada puede existir a menos que tenga una causa y una gran causa, entonces hay una gran causa que también es moral. Eso es inherente en el entendimiento del hombre.
Satanás sabe acerca de esa conciencia de Dios. Y entonces, Satanás desvía eso del Dios verdadero a una variedad interminable de sistemas religiosos falsos de los cuales él es el autor, y todos ellos tienen una cosa en común. Le dicen al hombre que la salvación y una relación correcta con Dios se pueden ganar, se pueden ganar. Algunos de ellos son morales, algunos de ellos son inmorales. En todo el espectro, algo para todos. Pero esa es la punta de lanza.
Es una religión falsa porque el hombre es naturalmente un adorador, y debido a que tiene una conciencia, tiene el sentido de culpa por sus propios pecados, y así Satanás inventa religiones que intentan mitigar esa culpa. Pero para aquellas personas que han pisoteado su conciencia hasta la insensibilidad, también hay todo un sistema mundial completo disponible para ellos que es irreligioso, ateo, por así decirlo, descaradamente inmoral. Y está ese mundo en medio que dice: “Sí, soy espiritual, pero puedo ser espiritual e inmoral al mismo tiempo”.
Todas estas ideologías que van desde religiones muy legalistas y del tipo restrictivas para personas que encuentran un atractivo en eso, hasta la clase de inmoralidad abierta y flagrante en su peor nivel, y todo lo que hay en medio, todo esto es parte de este sistema muy amplio diseñado por Satanás, y hay suficiente en él que tiene la capacidad de tentarnos a todos. Así es como Satanás opera. Usted no tiene que preocuparse de que Satanás se arrastre y entre a usted y haga allí su residencia; eso no va a suceder si es usted un creyente.
Pero vivimos en una época en la que no solo lidiamos con la tentación que está en nosotros, como todos los creyentes lo han tenido, sino que también tenemos que lidiar con el sistema que está fuera de nosotros. Y el sistema es más sofisticado y peor de lo que nunca ha sido. Y todo el mal del pasado se ha acumulado, y se ha mantenido y se ha desarrollado por completo; y ahora tenemos los medios de comunicación para empeorarlo más de lo que nunca ha sido en términos de su difusión. En lo personal, creo que Jesús necesita venir pronto porque el ataque es tan masivo, está más allá de la esperanza de que alguna vez se llegue a revertir.
He estado diciéndole a la gente, por cierto, si creen que de alguna manera va a haber un giro en Estados Unidos, olvídenlo, olvídenlo. Estamos siguiendo el camino de la inmoralidad a una velocidad tan rápida que no vamos a dar marcha atrás. Esto es Romanos 1. Hemos sido entregados por Dios a las consecuencias de nuestras propias decisiones; y Satanás está disfrutando todo esto en el sistema, y todos estamos inundados por ello.
Entonces, ¿qué hacemos al respecto? Bueno, eso fue más bien una introducción improvisada, pero veamos el versículo 10. Ni siquiera he volteado una página aquí. Eso no es bueno. Versículo 10: “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza”. Esta es la preparación. Esta es la preparación. Fortaleceos. No es momento para personas débiles. ¿No les parece interesante que en un momento en que el poder del mundo es el más grande que ha sido, la debilidad de la iglesia también es la más grande? En un momento en el que el sistema del mundo es más grande que nunca, la iglesia es más débil que nunca.
Eso nos llama a ser fuertes en el Señor y en el poder de su fuerza. Reconociendo que no tenemos en nosotros mismos la fuerza. Tenemos que descansar en Él. Pero sepan esto, que el poder ya es de ustedes.
Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no se humana, sino Dios es fiel y no os dejará ser tentado más de lo que podáis resistir, sino que juntamente con la tentación dará también la salida”, 1 Corintios 10:13. El Señor ha obtenido la victoria en la cruz. El Señor ha establecido Su residencia en nuestro corazón, en la presencia del Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo; y todo el poder que está ahí es el mismo poder que ha resucitado a Jesús de entre los muertos. Y ya hemos señalado eso y lo hice a propósito para poder llevarlos de regreso a eso. Entendemos esto.
Regrese al versículo 18 del capítulo 1: “Oro porque los ojos de su corazón sean iluminados, para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su herencia gloriosa entre los santos, y cuán incomparablemente grande es su poder para con nosotros los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó entre los muertos y lo sentó a su diestra en los lugares celestiales”.
“Es el mismo poder que resucitó a Cristo de entre los muertos, es el mismo poder que lo exaltó a la diestra de Dios, es el mismo poder que ejerce sobre todo dominio, autoridad y poder sobre todo nombre que se nombra”. Y este poder ha hecho que todas las cosas estén sujetas bajo Sus pies. “Lo ha constituido cabeza sobre la iglesia, que es Su cuerpo, y la iglesia como Su cuerpo”, me encanta esto, “es la plenitud de aquel que lo llena todo en todo”.
Somos la plenitud de Cristo, tenemos la plenitud de Cristo, por lo tanto, tenemos la plenitud de Su poder de resurrección. En el tercer capítulo también Pablo ora para que entendamos esto. Versículo 14, capítulo 3: “Doblo mis rodillas delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra, para que os dé conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior mediante su espíritu”. Versículo 20: “Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos según el poder que actúe en nosotros”. Así que el poder está ahí, no es como si tuviéramos que rogar por el poder. Cristo está ahí y con la presencia de Cristo está la plenitud de Cristo y con la plenitud de Cristo está su poder. Así que somos fuertes, la fuerza está ahí, todo lo que necesitamos está ahí, en la presencia misma del Señor Jesucristo.
Así que comenzamos con la preparación y la preparación es entender que tenemos que descansar en la fuerza de Cristo. La segunda cosa que quiero que vean en este texto conforme apenas comenzamos es el equipo. La preparación es darnos cuenta de que nuestra fuerza está en el Señor y esa fuerza está disponible para nosotros. En segundo lugar, el equipo: “Vestíos de toda la armadura de Dios”. ¿Cómo accede al poder? Aquí está la clave. ¿Cómo accede al poder? Se pone toda la armadura de Dios. Voy a dejar eso porque el versículo 13 dice: “Vestíos de toda la armadura de Dios” y luego la describe a partir del versículo 14 hasta el versículo 17.
Entonces, cuando veamos la armadura en sí, veremos el equipo que nos permite acceder a la fuerza. Muy bien, la fuerza está ahí, está envuelta en la armadura y la armadura se nos define en los versículos 13 al 17 y la veremos a detalle. Así que la preparación y el equipo. En tercer lugar, el enemigo. Necesitamos entender a nuestro enemigo. Versículo 11: “vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo”. Las acechanzas del diablo.
No necesitamos dedicar mucho tiempo para definir a Satanás. Este no es un curso sobre satanología, por así decirlo. Basta con decir que la Escritura describe de manera cuidadosa y repetida al diablo. Jesús creía en él, se refería a él, le hablaba a él, pronunciaba juicios sobre él. Los apóstoles creían en él, obviamente, como Pablo lo hace aquí cuando escribe sobre él. Él está activo a lo largo de toda la historia humana. Él se rebeló contra Dios en el cielo, según Isaías 14, Ezequiel 28, él fue expulsado del cielo. Él es el que cayó del cielo, descrito también en otros lugares de la Escritura, incluido el capítulo 12 de Apocalipsis.
Cuando vino a la tierra, tentó a Eva en Génesis 3, tentó a Cristo en Mateo 4. Él pervierte la Palabra de Dios, como vemos en Mateo 4. Se opone a la obra de Dios, como vemos en Zacarías capítulo 3. Él estorba a los siervos de Dios, como vemos en 2 Tesalonicenses 2. Él restringe a Cristo. Él restringe o intenta restringir la proclamación del evangelio al cegar las mentes de las personas para que el evangelio no pueda llegar a ellos, 2 Corintios 4. Él atrapa a los malvados en 1 Timoteo 3. Engaña a las naciones, como vemos en el libro de Daniel, así como en el libro de Isaías, el libro de Ezequiel y el libro de Apocalipsis capítulos 16 y 20.
Lucha con Miguel. Eso significa que está en conflicto con los ángeles santos. El mundo entero yace bajo él, 1 Juan 5, y todo el mundo está bajo el maligno. Dirige todo el sistema. Todo su mal se opera básicamente mediante personas no regeneradas que conforman su reino. Y ese es el sistema mundial. Y esa es la fuente de la tentación dirigida hacia nuestra carne humana por este sistema tan sofisticado.
Él es una persona. Se le llama el querubín ungido. Se le llama el príncipe de este mundo. Se le llama el príncipe de la potestad del aire. Se le llama el dios de este siglo. Se le llama el príncipe de los demonios, Lucas 11:15. Tiene nombres personales. Cincuenta y dos veces se le llama Satanás, que significa adversario. Treinta y cinco veces se le llama diablo o diábolos, que significa calumniador. Se le llama esa serpiente antigua, el gran dragón. Se le describe en 1 Pedro 5:8 como un león rugiente que anda alrededor buscando a quién devorar. En Juan 17:15 se le llama el maligno, intrínsecamente malvado, foneros.
Se le llama Abadón y Apolión en Apocalipsis 9. Eso es un destructor. Se le llama el tentador en Mateo 4, el acusador en Apocalipsis 12 y el espíritu que opera en los hijos de desobediencia en Efesios 2, como acabamos de leer. Se le describe como un asesino y un mentiroso. Trabaja abierta, descaradamente y encubiertamente. Trabaja abiertamente en la maldad obscena y abierta del mundo. Trabaja encubiertamente en los sistemas religiosos falsos del mundo. Marquen esto, amigos. Ambos están bajo su poder.
Va a ser religioso cuando necesite ser religioso, santurrón cuando necesite ser santurrón y descaradamente miserable, malvado y vil según le convenga. Él es un enemigo excepcional. Es aquel que una vez fue Lucifer, el hijo de la mañana, el querubín protector, ungido, caído del cielo, el gobernante del mundo demoníaco y lleva a cabo su asalto miserable en contra del reino de Dios a través de los humanos, quienes son sus súbditos. No podemos ignorar sus planes, sus estratagemas.
Esquemas viene de un verbo que significa acechar, acechar. Como el león que acecha a su presa, al que se refirió Pedro. Utiliza tácticas especiales, astucia, engaño, artimaña, sutileza. Necesitamos tener cuidado. Él es un enemigo muy antiguo. Ha estado presente desde antes de que el mundo fue creado. En 2 Corintios 2, versículo 11 dice: “Para que Satanás no gane ventaja de nosotros, pues no ignoramos sus estratagemas”. La misma idea, no puedes ignorar sus planes. Usted debe entender, como leemos en Efesios 4: 27, no debe darle ocasión alguna.
Debemos entender que él opera en la falsa doctrina. No podemos simplemente abrazar a todos en toda religión. Eso sería abrazar a Satanás. Es difícil hacer que la gente entienda eso. Realmente difícil hacer que la gente entienda eso. Tertuliano dijo una vez: “Diabolos est dei simia”, el diablo es el mono de Dios. Imita a Dios, parte de su estrategia. Su sistema es el mundo. Por eso, escuchamos a Santiago decir: “Si amas al mundo, eres enemigo de Dios”, ¿verdad? La amistad del mundo es enemistad con Dios.
O escuchamos a Juan decir: “No améis al mundo ni a las cosas que están en el mundo, porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo y el mundo pasa”. Religiones falsas, herejías, engaños sutiles, así como inmoralidad flagrante, todo parte de su arsenal. Y a través de todo eso, él asaltará a los creyentes, y atacará la verdad y se esforzará por obstaculizar la obra de Dios.
Le encanta arrebatar la Palabra. Como escuchamos en la parábola de Jesús y el sembrador, donde la semilla es sembrada en terreno duro y el diablo la arrebata, le encanta pervertir la Palabra. Le encanta interferir en la vida de la iglesia. Trabaja en tantas maneras. Él puede crear todo tipo de teologías falsas que hacen que los creyentes duden, todo tipo de estándares falsos de espiritualidad que hacen que los creyentes piensen que realmente no se les exige vivir vidas santas. Crea teologías como teologías antinominianas y perversiones de la verdad de Dios. En todas estas cosas, él está operando.
Y, entonces, esto significa, conforme pensamos en estas cosas, que estamos involucrados en la batalla. Tenemos que prepararnos para eso, tenemos que estar equipados para eso, tenemos que conocer a nuestro enemigo y tenemos que entender que estamos en una batalla. Versículo 12 es una lucha. Es una lucha, no es lucha, no es una lucha contra sangre y carne. Las personas no son realmente nuestro enemigo. Sé que a veces pensamos que las personas inmorales y las personas que defienden cosas inmorales y las personas que hacen referendos en contra del matrimonio, como el que enfrentamos esta semana, son realmente nuestro enemigo.
No, nuestro enemigo, nuestro verdadero enemigo, es mucho, mucho más poderoso. Estos son solo torpes útiles, estos son solo peones, estas son solo personas que él usa y que pertenecen al reino de él. No estamos luchando contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra las fuerzas espirituales de maldad que residen en los lugares celestiales. Y eso es lo que les dije, por eso que entre aquí y el trono de Dios, ese es el dominio de los ángeles, donde hay conflicto angelical.
Entiendan que tenemos un enemigo muy fuerte que ha desarrollado un sistema muy exitoso. Los principados, las potestades, simplemente serán las clasificaciones de los demonios. Todos están estructurados, al igual que los ángeles santos tienen cierta estructura como aprendemos en las Escrituras, también los demonios. Existe una especie de mundo, una especie de kosmos, incluso entre los demonios, donde tienen diferentes rangos. Algunos de ellos están asociados con naciones y gobiernos, en particular, como vemos en Isaías, Ezequiel, incluso en Daniel, huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales.
¿Deberíamos temer? No. El versículo 13 dice: “Deberíamos reaccionar no con miedo, sino con prontitud”. Aquí está nuestra instrucción, conforme nos enfrentamos, nos involucramos en la batalla. “Tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y habiendo acabado todo, estar firmes”. Eso nos dice que puede haber victoria. ¿Verdad?
¿Qué es el día malo? El día malo es cualquier día en el que llegue el mal. De hecho, el día malo sería una forma de describir esta era en el mundo. El día malo sería una forma de describir vivir en el mundo. Para nosotros, todo día es un día malo. Este es el día del mal en contraposición al día de la justicia que vendrá en el futuro. Entonces, conforme vivimos en el día malo, si nos estamos poniendo la armadura, entonces podemos resistir. “Resistid el diablo y él huira de vosotros”. Podemos resistir. La victoria está prometida.
Y cuando la batalla se haya acabado y el humo se haya disipado y el polvo se haya sentado, podemos estar firmes. Esa es una promesa de victoria. Pablo entendió maravillosamente eso. Segunda Corintios 4. Me encanta esto. Segunda Corintios 4:8: “Estamos atribulados en todo, pero no angustiados, perplejos, pero no desesperados, perseguidos, pero no abandonados, derribados, pero no destruidos”. Al final, el diablo le lanzó todo lo que tenía, pero no pudo ser victorioso. Él triunfó a través de todo y usted también puede hacerlo. Hay victoria prometida.
Entonces, él dice que tu preparación está en la fuerza del Señor, tu equipo está en la armadura de Dios, tu enemigo es formidable, muy fuerte el diablo. Necesitas entender sus estrategias. Usted está involucrado en una lucha real y su lucha no es solo con humanos, sino con una fuerza sobrenatural, una estructura compleja, una jerarquía de demonios que operan en los lugares celestiales. Esto podría parecer más de lo que podría usted soportar, pero la realidad del asunto es que, si usted se pone todo a la armadura de Dios, podrá resistir en este día malo. Esta era de maldad que domina el mundo caído, y cuando todo haya terminado, usted podrá mantenerse firme.
Sé que eso es lo que usted quiere en su vida, y por eso, a partir de la próxima vez, vamos a ver el versículo 14, donde dice: “Estad, pues, firmes”, y le dice cómo, así es cómo aprovecha usted la fortaleza, y así es cómo usted se mantiene firme sin importar lo que Satanás trae. Oremos.
Padre, Te agradecemos por la realidad con la que las Escrituras nos iluminan como siempre, en cosas que de otra manera serían absolutamente desconcertantes. Sabemos que el mundo está lleno de ideas ridículas y torpes sobre Satanás, fantasías extrañas tipo Halloween, que ni siquiera se acercan a la realidad. Y , están esas personas que negarían la existencia del diablo por completo.
Pero conocemos la verdad, porque conocemos Tu Palabra. Te agradecemos porque nos la has dado, y que hayas abierto nuestras mentes para entenderla, para ser iluminados por ella, y que nos hayas prometido que aunque tenemos un enemigo cósmico, un enemigo masivo, un enemigo tan antiguo como el tiempo, un enemigo que tiene experiencia en el mal durante miles de años a un nivel sobrenatural, un enemigo que ha visto todo comportamiento humano venir y desaparecer, una masa, una fuerza de demonios que literalmente gobiernan sobre la población no regenerada del mundo, y han desarrollado un sistema que es poderosamente malvado, nos has dicho que podemos estar firmes, resistir y ser firmes, si tenemos la armadura puesta. ¡Qué maravillosa y esperanzadora promesa es esa!
Y nos mantenemos firmes en esa promesa, listos para saber cómo aprovechar eso, para ser fuertes en el Señor y en el poder de Tu fuerza. Así que continúa abriendo Tu verdad ante nosotros y prepáranos para vivir triunfalmente para Tu gloria, incluso en este día malo.
Sabemos que llegará el día en el que Satanás será vencido, enviado para siempre al lago de fuego que preparaste para el diablo y sus ángeles. Hasta ese momento, no podemos ignorar sus planes, ni ser lo suficientemente necios como para no ponernos la armadura. Capacítanos para hacer eso, Padre, para que podamos vivir no solo para Tu gloria, sino también para vivir vidas de fruto y gozo en el camino de la obediencia. Y Te agradecemos por causa de Tu Hijo. Amén.
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