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Es bueno estar de regreso para abrir la Palabra de Dios. Cuando no estoy aquí, extraño profundamente estar en la iglesia, y hago todo lo posible por encontrar alguna experiencia que sustituya a Grace. Cuando estaba confinado en casa y realmente no podía ir a ninguna parte, que ha sido más o menos la forma en que ha funcionado desde la cirugía, dejaron que un miembro de mi familia preparara una computadora para que pudiera tener la transmisión de audio de Grace, lo que me encantó y no me sucedió con la suficiente frecuencia. Pero en esas otras ocasiones, me encontré tratando de encontrar algo en la televisión que llenara el tiempo, y ése fue un desafío muy difícil.

Quiero que sepa que la Escritura en mi mente es profunda. Es simplemente profunda. Es inescrutablemente rica. Es profunda como para superar todas las ideas, todas las filosofías, todas las opiniones, todas las percepciones de todos los seres humanos juntos. Y, sin embargo, me resultó casi imposible encontrar a alguien que simplemente explorara las profundidades de la Escritura. Opiniones, muchas. Explicaciones, muchas, pero era casi imposible encontrar a alguien que entendiera la belleza y la nobleza de la Escritura.

La predicación superficial delata una perspectiva débil de las Escrituras, una comprensión superficial de sus grandes, grandes tesoros. Entonces, es bueno estar aquí, y es bueno estar con aquellos a quienes amo y por quienes soy amado aquí en Grace.

Ahora, habiendo dicho eso acerca de las cosas profundas de las Escrituras, y hay muchas, hay otra nota al pie de página que necesito incluir, para agregar a eso. Acabo de leer un libro ayer escrito por Leland Ryken. Se lo recomiendo. Es un libro sobre el trabajo de traducción al inglés. Analiza la filosofía de la traducción. Filosofía de la traducción. Por ejemplo, por qué la versión King James, New King James, NAS y ESV son traducciones de equivalencia formal palabra por palabra, a diferencia de todas las demás traducciones que se denominan equivalencias dinámicas y ése es un libro que vale la pena leer si está en la librería. El autor me envió un libro para leerlo.

Pero vale la pena leerlo para comprender que hay personas, incluso en la traducción de la Biblia, que tienen un concepto bajo de la Biblia. Piensan que el poder predominante que reina sobre las Escrituras es el lector contemporáneo, en lugar del autor. Entonces, la idea de la traducción no es darnos lo que el autor quería darnos, sino lo que el lector querría. Entonces tiene traducciones como el Mensaje, la Biblia Viviente, la Nueva Traducción Viviente, la NVI, la TNIV, el mensaje Buenas Nuevas para el Hombre Moderno, etcétera, etcétera, etcétera, etcétera.

Todas ellas hacen del lector soberano, y quieren poner la Biblia en el contexto moderno, el lenguaje moderno, sin importar la intención del autor. Son las traducciones más populares, me atrevería a decir. Dominan el mundo evangélico y delatan la misma falta de comprensión de que cuando usted va a la Biblia debe asegurarse de que está leyendo lo que el autor quiso decir, lo que el Espíritu Santo inspiró, no leer algo que es el giro de algún comité contemporáneo sobre lo que creen que los lectores querrían leer.

Entonces es un tema muy, muy importante. Se reduce a eso. Digo, estamos muy agradecidos. Estoy muy agradecido por las influencias en mi vida a través de los años y las influencias en los ministerios que hemos tenido juntos aquí en Grace, que nos han llevado a la convicción de que queremos saber lo que Dios quiso decir con lo que dijo, y queremos saber lo que dijo originalmente, la forma en que lo dijo, y queremos que Él sea soberano sobre su palabra, no el lector moderno.

Entonces, si usamos una traducción que es una traducción literal, yo predico de la NAS, la New King James en una traducción literal, la ESV, la versión estándar en inglés, una traducción nueva, quizás más poética, una traducción estructurada de manera más bella, también es equivalencia formal, como le llaman, traducción palabra por palabra, por palabra en lugar de alguna forma de paráfrasis. Es por eso que usamos las que usamos. Y es por eso que uso la NAS y la New King James, que es otro texto excelente de equivalencia formal.

Entonces, acudimos a la Palabra de Dios y podemos encontrar todas las cosas que necesitamos saber allí y no necesitamos una Biblia que esté en el estado de ánimo contemporáneo. No necesitamos una Biblia que sea actualizada para nosotros. Podemos volver a la original y conseguir todo lo que necesitamos.

Y una de las cosas que debemos entender es la importancia de la adoración y nosotros, al ver la importancia de la adoración, queremos entender cómo encaja el domingo en eso, cómo encaja el día del Señor en eso, y di un mensaje del día de reposo, porque hay personas que están confundidas acerca del día de reposo y esta noche quiero hablarles un poco sobre el día del Señor. No va a ser un mensaje largo, ni un servicio prolongado, pero quiero que sepa lo que las Escrituras tienen que decir, porque creo que es un tema muy importante.

Ahora, hoy es domingo, ¿verdad? Y usted está aquí. Siempre estamos aquí los domingos, y hay una razón para eso, no sucedió por accidente. Es un patrón. No solo es un patrón aquí en Grace. Es prácticamente un patrón en las iglesias en todo Estados Unidos. Ha sido el patrón tradicional consagrado por el tiempo y se remonta y retrocede y retrocede, retrocede y retrocede, y se remonta a la época del Nuevo Testamento. El pueblo de Dios, los creyentes en el Señor Jesucristo, han adorado el domingo.

He estado en muchos lugares del mundo durante mi vida. He estado tan lejos como Kazakstán, en Asia central, y los creyentes allí adoran los domingos, siempre han adorado los domingos, y hoy continúan adorando los domingos. He estado muchas veces en el Reino Unido, en Inglaterra, Irlanda, Escocia y los creyentes allí adoran los domingos. He estado en Bielorrusia, un país extraordinario, extraordinario, que recientemente se ha destacado por su mentalidad anticristiana, incluso perseguidora que muestran los líderes allí, y por ser duro con la iglesia. Los creyentes ahí se reúnen el domingo y otros países en la ex unión soviética, Rusia, Ucrania, los creyentes se reúnen el domingo. Se reúnen el domingo en la India. Se reúnen el domingo en China. Se reúnen el domingo en Filipinas. Se reúnen el domingo en Nueva Zelanda, Australia. Se reúnen el domingo en las montañas de Ecuador, entre los indios, en el pueblo de Colta, donde visitamos Patricia y yo. Se reúnen el domingo en Brasil, en las selvas y en las ciudades. Se reúnen los domingos en toda Sudamérica. Se reúnen los domingos, incluso en Israel.

¿Cómo pasó esto? ¿Por qué no se reúnen todos en días diferentes? ¿Por qué no se reúnen algunos el jueves, algunos, el martes, otros, el miércoles y otros, el sábado? Siempre ha sido de esta manera, y siempre ha sido así a lo largo y ancho de toda la iglesia cristiana históricamente. Y me acuerdo que esto fue un poco una carga para mí en mi infancia, porque había gente que ponía todo tipo de restricciones los domingos. Todos se reunían el domingo, y cuando yo era un pequeño me vestían con este traje pequeño. Me ponían una pequeña camisa blanca y me colgaban una corbata de moño y me obligaban a quedarme así todo el día, todo el domingo. 

Yo recuerdo que se impusieron restricciones muy fuertes sobre lo que podía hacer. No podía salir de la casa. No podía jugar con la pelota en el patio. No podía jugar con un balón. Cuando vivíamos en Filadelfia, no podía jugar un juego de pelota, lo cual era algo muy importante que hacer en los escalones de las casas pegadas allí. Solo teníamos que sentarnos ahí. El único pecado que podíamos cometer, y podíamos cometerlo como locos, era la glotonería.

Yo era uno. Era una comida larga. Salíamos de la iglesia alrededor de las 12:30 y nos íbamos a casa y comíamos hasta que regresábamos por la noche. Pero se suponía que iba a ser un día en el que todo en cierta manera se detenía en seco y lo apartábamos para la contemplación del Señor, la lectura de las Escrituras, la lectura de historias bíblicas, la lectura de libros cristianos o teología, hablando de las cosas del Señor. Y lo más importante, poner entre paréntesis, el día por la mañana y la noche con la adoración en la iglesia, incluir la escuela dominical y tal vez, el grupo de jóvenes antes del domingo por la noche; y llenaba el día.

Era prácticamente como era en todo el país por todos los Estados Unidos de América. Recuerdo que cuando llegue a Grace Community en 1969, solo había un centro comercial en el Valle de San Fernando y fue el primer centro comercial que se construyó aquí, el Panorama City Mall. Panorama City, esta pequeña ciudad de la que ocupamos una parte. Fue una ciudad en la posguerra, donde se construyeron pequeñas casitas para alojar a los veteranos que salían de la Segunda Guerra Mundial y construyeron el primer centro comercial aquí. Y nunca estaba abierto los domingos. Nunca abría los domingos. Tampoco había nada más abierto el domingo. Todas las tiendas estaban cerradas. No había eventos organizados en domingo. No había deportes para niños en domingo. No había actividades planeadas en la comunidad el domingo. De hecho, había leyes contra eso, leyes aprobadas por los estados y los gobiernos.

El domingo siempre fue muy diferente al sábado. Las tiendas estaban abiertas el sábado. La gente estaba en movimiento el sábado. Todos los eventos, todas las ocasiones deportivas estaban programadas para el sábado. Viajes, recreación, trabajo en la casa. El domingo era un día muy, muy diferente. Y así se reconoce aquí. Así lo reconocieron nuestros antepasados, en el Reino Unido y en Europa, desde la época de la Reforma, incluso atrás de eso.

Recuerdo el año en que se cambiaron las leyes locales aquí en el Valle de San Fernando, para permitir que las tiendas abrieran los domingos. Luego, finalmente, el domingo se convirtió en sábado, con muy poca diferencia. Pero literalmente durante siglos, la adoración dominical y la comunión entre los cristianos de todo el mundo fue el hábito de la iglesia. Y podría hace la pregunta, ¿es esto simplemente arbitrario? ¿Acaso, solo resultó que pasó de esa manera? Sería bastante difícil venderle a alguien esa idea, ya que usted tiene todos estos países diferentes, todos estos idiomas diferentes y todos estos siglos diferentes, y es un patrón ininterrumpido.

¿Cómo empezó? ¿Quién lo inició? ¿Y por qué seguimos realizando servicios el domingo? ¿Y por qué todavía tenemos una especie de diferencia al domingo en una semana laboral de 5 días que termina el viernes? ¿Ocurrió esto por accidente? Bueno, muchas iglesias habían comenzado a reducir el domingo. Esto en los últimos 25 años, más o menos. Ellos han reducido el domingo a una experiencia de una hora, que no interrumpa, que usted pueda tener camino a la playa en traje de baño si lo desea.

Han minimizado el domingo a esta hora que usted pueda quitar de su agenda, y para acomodar a las personas que ni siquiera quieren hacer huella el domingo, con eso lo acomodan con un servicio el sábado por la noche. Usted puede ir al servicio de sábado por la noche y no tiene que prestar atención al domingo en absoluto. Entonces puede tener todo el día en la playa y puede hacer el servicio del sábado por la noche, cuando está oscuro y de cualquier manera, no puede salir a jugar.

Esto es típico de la tendencia contemporánea y la gente parece hacer muy poca diferencia entre si la gente se reúne un sábado o un domingo. No parece ser un problema. Hay muchas personas a las que les gustaría dejar el domingo completamente libre para juegos, recreación o ir al centro comercial o donde sea que quieran ir y ofrecer un servicio de sábado por la noche que solo toma un poco de tiempo parece complacerlos fácilmente. Bueno, ¿realmente importa? ¿Es importante para nosotros hacer esto el domingo? ¿No podríamos hacerlo cualquier otro día o cada dos días?

Ahora, retomemos un poco donde nos quedamos la última vez, para responder a esa pregunta. Vaya a Colosenses 2 por un minuto. Solo vamos a seguir algunos pasajes de las Escrituras y en cierta manera, los dejaré llegar a la conclusión. Colosenses 2:16, “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo es de Cristo”.

¿Recuerda lo que le dije la última vez sobre el día de reposo? Se acabó, ¿verdad? Se acabó. Entonces, sea lo que sea de lo que estamos hablando el domingo, no estamos hablando del día de reposo. El día de reposo era el séptimo día de la semana. Fue instituido bajo la Ley Mosaica, entre la caída del hombre y Moisés.

No hubo leyes el día de reposo. No se observaba el día de reposo. Eso vino en la Ley Mosaica. Pasaron los siglos. Ninguno de los patriarcas tenía ningún tipo de ley sabática. En el séptimo día, después de la creación, recuerde Dios descansó y Dios bendijo ese día. ¿Por qué? Como un día que siempre sería un recordatorio del hecho de que Dios había creado el universo en seis días, el séptimo día siempre sería un recordatorio de Dios como nuestro creador. Y explicamos eso en nuestra última sesión.

Cada sábado que llega, el cual es el séptimo día de la semana, haciendo el domingo el primer día de la semana, cada sábado que llega es un buen día para recordar, en primer lugar, que Dios es el creador. Y tenemos eso en nuestra herencia cultural, por eso la gente no trabajaba los fines de semana. Porque el sábado podría ser un día en el que usted podía disfrutar de la creación, en el que usted podía disfrutar de recreación. No tenía que ir a trabajar. Todo esto era una estructura de tipo cristiano. Usted podía salir y llevar a su familia y disfrutar de un picnic o jugar un juego de pelota, disfrutar el estar afuera, disfrutar de la creación de Dios. Eso era parte integral de recordar a Dios como creador.

También le explicamos que cuando llegó la ley mosaica, Dios ordenó un día de reposo para que la gente observara y obedeciera a Dios, y Dios les puso algunas restricciones para recordarles de su pecaminosidad. Entonces, cada sábado que viene tiene un papel doble. Nos hace recordar a Dios como creador y recordar cuán pecadores somos realmente y verdaderamente, somos pecadores.

Pero el día de reposo se fue. Colosenses 2:16 y 17. No dejen que nadie les imponga un día de reposo. Se fue. Es parte del judaísmo que ha sido reemplazado por el nuevo pacto. El nuevo pacto tiene un día completamente diferente. El sábado, como dije, nos recuerda a Dios como creador y Dios como dador de la ley y nos recuerda la belleza de la creación de Dios, la magnificencia de su creación y la pecaminosidad de nuestros propios corazones.  Pero cuando usted llega al nuevo pacto, usted tiene un nuevo tipo de observación. No observar a Dios como creador, no observar a Dios como dador de la ley, pero en el nuevo pacto, Dios se está definiendo a sí mismo -¿cómo qué?- Salvador. Entonces, el nuevo pacto tiene su propio día, un día en el que nos enfocamos en Dios como nuestro Salvador.

Ahora, veamos cómo sucedió todo esto. Vaya al final del Evangelio de Mateo. Fin del Evangelio de Mateo. Basta decir que el argumento de la historia es que la iglesia ha tomado esto en serio, que la iglesia ha hecho del domingo algo importante desde los tiempos del Nuevo Testamento. Aquí estamos dos mil años después y la iglesia todavía se está reuniendo el domingo. Diría que está arraigado con bastante profundidad.

Pero en Mateo 28, es el día después del día de reposo. Ese sería el domingo. El día de reposo es el sábado. “Al amanecer del primer día de la semana vinieron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro y hubo gran terremoto porque un ángel del Señor descendiendo del cielo y llegando removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago y su vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los guardias temblaron y se quedaron como muertos. Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor, e id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán”.

Es el amanecer del domingo por la mañana. Escena conocida, ¿verdad? Éste es el domingo en el que Jesús resucitó y se apareció María Magdalena, a María, la madre de Santiago. Éste es el Día de la Resurrección. Versículo 7: “Id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos”. Díganles rápidamente porque van a pasar muchas cosas en este día.

Esto es justo al amanecer, ¿recuerda? Antes de este evento, el domingo no tenía lugar en un calendario judío. Ningún lugar importante. Ninguno. No se identificó como un día especial en ningún sentido, ni religiosa, ni socialmente. Era como todos los demás días. Pero una vez que el Señor resucitó de los muertos, el primer día de la semana, el primer día de la semana nunca volvería a ser el mismo. Porque si usted conmemora la creación en el séptimo día y si conmemora, por así decirlo, la ley, en el séptimo día, ciertamente usted desea conmemorar la resurrección, ¿no es así? Si usted celebra a Dios como legislador, ciertamente querrá celebrarlo con regularidad y aún más gozosamente como Salvador.

Por cierto, usted tiene el primer servicio de adoración dominical en el versículo 9. “Acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron”. Pequeño servicio, pero servicio de adoración. Pase en su Biblia a Lucas 23; y simplemente, estamos construyendo la escena y no voy a entrar en todos los detalles, lo cubrimos al cerrar el libro de Lucas, todas las cosas que están sucediendo. Pero la clave en qué pensar en ese versículo, es el versículo 7, es pronto. Anuncien el mensaje porque este día va a estar muy ocupado, tenemos que empezar este día temprano.

Lucas 23:55, “Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento. El primer día de la semana—Lucas, 24:1—muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.

Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. Eran María Magdalena, y Juana, y María, madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido”.

Usted recuerda que Pedro y Juan fueron a la tumba, como nos dicen los otros escritores de los evangelios y se dieron cuenta de que la Resurrección había tenido lugar. De nuevo, es el amanecer del domingo. Las mujeres son las primeras. Regresan, informan y vienen más, y vienen los apóstoles. Y se hace evidente muy, muy temprano en la mañana, que el Señor ha resucitado y está vivo, lo que significa que ha cumplido la redención en la cruz. Ha sido resucitado para nuestra justificación. Él ha vencido el pecado, la muerte y el infierno. Él cargó con nuestros pecados en su propio cuerpo, en la cruz. Se hizo pecado por nosotros y resucitó de entre los muertos en triunfo; y todavía es temprano.

De nuevo, el mismo día, versículo 13. Dos de ellos iban el mismo día, todavía es el primer día, todavía un domingo, a una aldea llamada Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén, “Iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí estos dos discípulos, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?” ¿Cómo no puedes saber lo que está pasando? “Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón, profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido”.

Y eso importaba, usted recuerda, porque Él dijo que resucitaría al tercer día; y ellos todavía no tenían esa información. Bueno, por lo menos todavía no la creían. “Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive”. Realmente no se habían adueñado de eso. No habían creído eso.

“Él dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón -versículo 25- para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que, estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas Él se desapareció de su vista”.

Qué día, qué día. En la mañana se aparece a los apóstoles y a las mujeres. En la tarde, se les aparece a estos dos en el camino a Emaús, dos discípulos sin nombre, excepto por Cleofas, el otro no se nombra. Pero aún hay más. Aún hay más. Según el versículo 32, “se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan”.

¡Hombre, qué domingo! Y, por cierto, usted tuvo la primera adoración dominical y también tuvo el primer sermón dominical. Está en los versículos 25 al 27: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían”. 

El primer sermón fue un sermón expositivo, el primer domingo. El primer servicio de adoración, el primer domingo y no ha terminado. No ha terminado. Ellos, habiendo llegado, al darse cuenta de que Jesús estaba vivo, corrieron de regreso a Jerusalén los once kilómetros, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: “Ha resucitado el Señor verdaderamente”.

Luego se puso realmente interesante. Versículo 36, “Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero Él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis manos y mis pies, que Yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que Yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado. Y Él lo tomó, y comió delante de ellos”. Y ahora saben. Saben que todo lo que “todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos se está cumpliendo”.

La crónica de Juan también es bastante interesante. Vaya al capítulo 20 de Juan. Y de nuevo, no estamos tratando de cumplir los detalles, sino que le daremos el panorama general. Juan capítulo 20 versículo 1: “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y a los otros discípulos”.

Pasan por la misma historia maravillosa. Éste es el relato de Simón y Pedro, que llegan, encuentran la tela de la cara y los vendajes de lino. Ésta es la ocasión cuando María Magdalena es confrontada por Jesús. Y dice, en el versículo 18: “He visto al Señor”.

Ahora retomamos la historia, en el capítulo 20, versículo 19, que dejamos en Lucas 24, cuando llegó la noche de aquel mismo día. Los dos de Emaús han regresado al aposento alto donde están los once. Es el primer día de la semana. Vea eso, ¿lo ve? Versículo 19: “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana…” No es sorprendente que Jesús dijera: ve rápido y díselo a todo mundo, porque con tanto correr de un lado a otro, el tiempo está pasando. Es importante que todas esas ocasiones en las que el Cristo visible se manifieste puedan suceder en ese primer día.

Entonces, es “el primer día de la semana, estando las puertas cerradas…” ¿Recuerda que Lucas dijo que tenían miedo y se sorprendieron cuando llegó? Bueno, claro, porque la puerta estaba cerrada. Cruzó la pared. “Vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros”. Y él dijo “paz a vosotros” porque sin duda ellos estaban en un estado de pánico cuando Él apareció. Pánico porque pensaban que estaba muerto y pánico porque la puerta estaba cerrada. “Les mostró las manos y el costado y los discípulos se regocijaron viendo al Señor. Entonces, Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.” Les dio una reiteración de la comisión.

Y luego, sopló, y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo”. Y este es un adelanto, la promesa de la recepción del Espíritu Santo. Qué día, qué día.

Para el viernes por la noche, cuando Jesús está muerto, las esperanzas de ellos son despedazadas, y aplastadas y rotas. Lo mejor que pueden imaginar es que pueden descansar el día de reposo, porque no pueden trabajar, ni hacer ningún tipo de viaje. Porque incluso las mujeres que iban a ungir su cuerpo tienen que esperar hasta que termine el día de reposo, e irán y harán lo que sería un acto amable, ungir el cadáver de Jesús. Eso era lo mejor que pudieron haber esperado. Era un acto de bondad hacia el cadáver de aquel en quien habían puesto su confianza.

Para cuando termina ese domingo, todos saben que Jesús está vivo de entre los muertos. Pedro lo sabe, Juan lo sabe, María Magdalena lo sabe, las otras Marías, las otras mujeres lo saben, otros discípulos lo saben y para el domingo por la noche, todos los discípulos lo saben, con una excepción, ¿quién estuvo ausente? Tomás. Tomás estuvo ausente.

Lo retomamos en Juan 20:21: “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío, y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo”.

Versículo 24, “Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino”. Tan incrédulo. Probablemente, estaba en una esquina diciendo “tenía razón”. Tenía todas las razones para dudar. “Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”. Esto es fabuloso.

Versículo 26, “Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro…” ¿Qué día sería ese? Domingo. No pasó nada en los siete días intermedios. No es hasta ese octavo día que los discípulos se reúnen otra vez. ¿Estaban reunidos en los otros días? Seguro que se reunieron. Digo, se estaban escondiendo. “Llegó Jesús, estando las puertas cerradas otra vez, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”.

Se podrían escribir muchas otras señales, además de las que están escritas aquí, dice Juan, acerca de la obra de Cristo. Pero el punto que quiero que observe es que el domingo de repente se convirtió en un día muy, muy especial. Jesús hace dos apariciones milagrosas después de la resurrección a los discípulos. Ambas, un domingo. Ambas, un domingo. Es en un domingo que saben que está vivo de entre los muertos. Es en un domingo que saben que se está cumpliendo el Antiguo Testamento. Es un domingo que saben que el Padre ha firmado su obra redentora en la cruz. Es un domingo que les promete que recibirán el Espíritu Santo para recibir poder para el ministerio en el futuro. Es un domingo que todo el pasado de su ministerio y su muerte cobra sentido. ¡Y qué domingo!

Jesús resucitó de entre los muertos ese domingo. Apareció ese domingo por la mañana. Apareció ese domingo por la tarde. Apareció ese domingo por la noche. Se mostró vivo a las mujeres ese domingo. Tuvieron el primer servicio adoración ese domingo. Jesús predicó el primer sermón ese domingo. Se reunió con dos discípulos ese domingo. Partió el pan con ellos, se les reveló y luego desapareció milagrosamente. Se reunió esa noche con los once, menos Tomás, ese domingo; y dos veces pronunció paz sobre ellos y comió con ellos. Él debió haber enseñado varias veces en ese domingo. No solo en el camino a Emaús, sino sin duda en el aposento alto otra vez, cuando les dijo que en verdad había venido a cumplir todas las promesas del Antiguo Testamento.

En ese domingo, les dijo a sus discípulos que el perdón de pecados ahora estaba disponible a través de lo que Él había logrado y estaba disponible para todos los que se arrepintieran y creyeran. En ese domingo, declaró la gran comisión de que iban a salir y proclamar el evangelio. Inició, por así decirlo, la misión mundial ilimitada del evangelismo al encargar a sus discípulos y apóstoles que llevaran el evangelio y lo proclamaran hasta los confines del mundo.

Y en ese domingo, como dije, les prometió que tendrían el poder del Espíritu Santo. El gran nuevo pacto había sido ratificado. Se logró el perdón de los pecados para todos los pecadores de todas las edades que vinieron a Dios. Qué día. Qué día. Y era un domingo. Y antes de eso, el domingo no tenía absolutamente ningún significado. Ninguno. Pero a partir de ese día, el domingo adquirió un significado completamente diferente. Los domingos nunca volverían a ser los mismos. El domingo se convirtió en el día de la resurrección del nuevo pacto en sus mentes, porque Dios había elegido ese día.

Si el séptimo día fue diseñado por Dios para deleitarse en Él como creador y luego habiendo sido corrompido por la caída, si el séptimo día también fue diseñado por Dios para infundir temor en el corazón, debido a la violación de su ley santa, aquí estaba otro día. Este no era un día para celebrar la creación o para celebrar el pecado o la pecaminosidad del pecado. Este fue un día para celebrar la salvación. La resurrección fue al amanecer de un nuevo día. por lo que nuevo pacto tiene un nuevo día. El día de reposo pasó y ha llegado el nuevo día y es el día de celebración de la obra de Cristo.

Ahora, no termina ahí ¿Por qué 8 días después? El Señor estaba diciendo algo acerca de los domingos, instituyendo un día de conmemoración del nuevo pacto. Pase a Hechos 2, y permítame reforzar eso un poco. Hechos 2, “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos, y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego…” no fuego real, pero como si parecieran fuego “…asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”.

Ésa es la venida del Espíritu Santo. Como Jesús había prometido cuando dice “sopló sobre ellos” en Juan 20. Esa fue una promesa. Esa fue una promesa que se cumplió en el día de Pentecostés. Aquí hay un cumplimiento monumental de la profecía.

Por cierto, regrese al Capítulo 1, Versículo 8, “Recibiréis poder…” Hechos 1:8, “cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. Él está por venir. Y no pasó mucho tiempo después de que Jesús hizo esa promesa que el Espíritu vino. El Espíritu vino, como todos sabemos, para capacitar a los creyentes para que cumplan la comisión de proclamar el Evangelio glorioso, como también para afirmar su fe, para sellar su fe, para darle seguridad y confianza, para darles testimonio interno de la validez del Evangelio.

Jesús había hecho esta promesa repetidamente. Juan 14:16, “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará con vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”. Literalmente vendré a ustedes en el Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo.

Jesús hace esta promesa en Juan 14, Juan 15, Juan 16, una, y otra y otra vez. El Espíritu va a venir. Él se instalará en ustedes. Él literalmente los va a bautizar en mi cuerpo convirtiéndolos en una iglesia. Él les dará dones, dones espirituales y capacitaciones. Él les va a dar poder para la evangelización. El Espíritu vino según lo prometido. Es fascinante, ¿no es así?

¿Qué sucede en el día de Pentecostés? Aquí fue cuando nació la iglesia. Fue entonces cuando los discípulos fueron capacitados. Ésta es la primera obra de bautismo de Cristo, cuando bautiza a los creyentes por medio del Espíritu en su cuerpo. Éste es el día cuando el reino cobra vida. Éste es un día maravilloso, glorioso. Y usted recuerda que en el Capítulo 2, versículo 14, Pedro se pone de pie y da este gran sermón sobre el significado de la muerte y la resurrección de Jesucristo.

Dice en el versículo 23, “a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella”. Luego pasa a predicar del Salmo 16, una exposición de la resurrección prometida del Mesías; y tiene un impacto fenomenal.

“Al oír esto -versículo 37- se compungieron de corazón…” Él dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Tres mil personas se convierten.

¿Y por qué estoy metiendo esto en la explicación? ¿Alguna vez se preguntó qué día de la semana era en Pentecostés? ¿Sabe qué día de la semana era? Sucedió que era domingo. Sucedió que era domingo.

Según Levítico 23:16, la fiesta de las semanas, Pentecostés, fue designada para predicar las primicias de la cosecha del trigo, eso sería mayo, junio. Es llamada Pentecostés. “Pente”, que significa “cinco”, porque ocurrió 50 días después del día de reposo, antes de la fiesta de las primicias.

Entonces usted tiene un día de reposo más cincuenta días. Un cálculo simple. Un día de reposo más siete días de reposo, cuarenta y nueve, caería en un día de reposo, ¿verdad? Entonces cincuenta sería el primer día de la próxima semana. Es domingo, otra vez.

Pentecostés ocurre en un domingo. Por único que sea esto, todas estas referencias se quedan cortas de mandarnos a guardar el primer día de la semana como si tuviera algún tipo de importancia mosaica especial.

No tenemos ningún mandamiento del Nuevo Testamento con respecto al primer día de la semana. Simplemente, tenemos el hecho muy obvio de que Dios llenó ese día con los eventos más significativos en la fundación de la iglesia. Esto es la resurrección de Jesucristo y la llegada del Espíritu de Dios. Los eventos de la resurrección y el nacimiento de la iglesia y la capacitación de la iglesia, la finalización de la Salvación, la venida del Espíritu Santo, estas realidades gloriosas fundamentales que están en el corazón mismo de nuestra redención. Estas son las realidades que reemplazaron a las sombras y las formas del día de reposo. Suceden un domingo.

El Señor entonces ha elegido su propio día. Y tal como lo dije esta mañana, cuando Él designó a doce apóstoles, Él dejó atrás a los líderes de Israel. Cuando nuestro Señor estableció primer día, dejó atrás el séptimo día. La Ley Mosaica para el séptimo día pasó.

Es lo peor que pueden hacer las personas que se llaman a sí mismas cristianas, tomar las restricciones diseñadas para el día de reposo mosaico y tratar de imponerlas sobre el domingo. Eso es lo opuesto a la intención de nuestro señor. No deje que nadie lo obligue a usted a guardar un día de reposo. Usted ya no está bajo la Ley Mosaica. Usted ya no está bajo los límites y ceremonias, restricciones y limitaciones de la Ley Mosaica. Tenemos un nuevo día. Dejamos atrás el judaísmo. Dejamos atrás el día de reposo. Dejamos atrás a los líderes de Israel. Tenemos un nuevo pacto. Tenemos nuevos ministros de ese nuevo pacto y tenemos un nuevo día. No es como el día de reposo mosaico. Para nada.

O creo que todavía puede pensar en el séptimo día, el sábado, en cierto sentido, como el día que nos recuerda que el Señor creó todo en 6 días. Creo que es algo maravilloso que hacer. Usted todavía puede recordar que fue la Ley de Dios la que cayó sobre la cabeza de las personas con respecto al día de reposo, y es bueno recordar que usted es un pecador, pero no hay nada en el Nuevo Testamento que toma las restricciones del antiguo pacto y limitaciones del día de reposo mosaico y las impone sobre el primer día de la semana.

Tenga en cuenta, por favor, que desde Génesis 2, donde Dios descansó, hasta dar la Ley Mosaica, cientos, siglos, siglos después, durante todo ese período de tiempo, no hubo restricciones en el comportamiento de nadie el sábado. Fue solo el día en el que usted recuerda a Dios como creador, a pesar de que los hombres eran pecadores. No hubo restricciones, ni refrenos. Eso ni siquiera llegó, hasta Moisés. Comenzó con Moisés y terminó con la abolición del antiguo pacto y el establecimiento y la ratificación del nuevo pacto. El domingo del nuevo pacto, entonces, es como el antiguo día de reposo de Génesis.

Recuerde usted que Dios bendijo el día de reposo e hizo que fuera un día de bendición. Recordar a su creador. Bueno, Él ha bendecido el primer día y lo convirtió en un día para recordar a su Redentor. Cuando Dios instituyó originalmente un día de descanso, fue un día de descanso. Bajo Moisés fue un día de todo menos descanso. Pero el día del Señor para nosotros debe ser un día de deleite, debe ser un día de bendición. Debe ser un día no lleno de regulaciones externas.

Supongo que, en cierto sentido, en Cristo se recupera el reposo originalmente identificado en el Edén. ¿Qué sentido tiene el primer día? El alma debe refrescarse. El alma debe refrescarse con gozo, paz, con deleite espiritual. El alma debe renovarse con la verdad divina. El alma debe refrescarse con la adoración, la enseñanza, la predicación de la palabra de Dios. Este es un regalo dulce de Dios, y debemos está muy agradecidos, porque vivimos en un país que todavía tiene vestigios de compromiso con el domingo.

Están acabándose rápido, ¿no es así? Pero siempre fue diseñado para ser un día de reposo. No es un día que debe ser infundido de restricciones y limitaciones tomadas de la Ley Mosaica. Ése es siempre el problema con la teología del pacto. No saben dónde terminan las cosas, ni dónde comienzan las cosas nuevas. En Gálatas 4:9, “Ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?”

Usted no debe volver a eso. "Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años". No haga eso. "Me temo", dice Pablo, "de vosotros que haya trabajado en vano con vosotros". Digo, ¿he perdido mi tiempo liberándolos en Cristo? ¿Van a regresar a observar los días? ¿Los días de reposo, los meses, las estaciones, los años? No estamos bajo ninguna ley del día de reposo en absoluto.

Bueno. El Domingo de Resurrección fue un domingo muy especial. El domingo siguiente fue un domingo muy especial. Pentecostés fue un domingo muy especial. Ciertamente, después de Pentecostés, el domingo estaba muy bien establecido en los corazones del pueblo de Dios. ¿Adoraban solo los domingos? No. ¿Adoraban con qué frecuencia? Todos los días.

Hechos 2:46, “Perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo”. ¿Sabe? Ellos experimentando eso todos días y eso es lo que debería ser el domingo. Debería ser un día de unión. Debería ser un día de consagración a la doctrina de los apóstoles, la comunión, el partimiento del pan, la oración. Debe ser un día de comer juntos con alegría, sinceridad y corazón alabando a Dios. Debería de ser un día feliz, gozoso. No es un día de refreno. No es un día en el que venimos bajo la terrible amenaza de la ley. Es un día en el que celebramos nuestra redención. Y así se reunieron todos los días, pero no pasó mucho tiempo antes de que aterrizaran en un día especial.

Pase a Hechos 20. Hechos 20. Esto es solo un poco más de la historia. Lucas escribe que, “junto con Pablo, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días”. Ahora vea esto, versículo 7, “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan…” ¿No es eso interesante? No se ha dado ninguna ley para establecer eso, pero aquí estamos, ya entrados en el ministerio del apóstol Pablo. Han pasado años desde la resurrección de Jesucristo y no es nada extraordinario. Es un hecho. “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan”. Eso es lo que hicieron. Todavía se están reuniendo.

Y, por cierto, tenían un servicio vespertino. Creo que probablemente se reunieron todo el día. ¿Cómo sabes que es un servicio vespertino? Porque predicó hasta la medianoche. ¿Predicó hasta la medianoche? “Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana…” Su nombre significa “buena suerte”. Eutico estaba sentado en la ventana. No es un buen lugar si se va a quedar dormido. “Rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente…” Mire, incluso el más grande de los predicadores dormía a la gente. El hombre es vencido por el sueño. “Cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto”.

Ahora, ese es un servicio vespertino que siguió, y siguió, y siguió y siguió. Este pobre hombre no pudo soportarlo más.  “Descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.” Lo resucitó de los muertos. ¿Y sabe qué? Volvió a subir, partió el pan, comió y siguió hablando hasta el amanecer. Me gusta eso.

El hombre no conocía el final de lo que quería decir. Si alguien se cae por la ventana y muere, usted lo resucita y lo trae de regreso. No he terminado y ustedes no han terminado de escuchar. “Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados…”

Entonces, ¿qué están haciendo? Se están reuniendo en domingo, y la reunión sigue, y sigue y sigue, porque están alabando a Dios y les encanta lo que oyen, y es la doctrina de los apóstoles. Esta no es una ocasión de una hora de camino a la playa, amigos. Esta es gente hambrienta por las cosas de Dios. Esta iglesia en Troas es un ejemplo del patrón de adoración dominical en la primera iglesia, desde ese entonces. Así es.

Vaya a 1ª de Corintios, Capítulo 16. 1ª de Corintios, Capítulo 16. Pablo les escribe a los Corintios. Él está escribiendo sobre la ofrenda, la ofrenda. En cuanto a la ofrenda para los santos… Pablo estaba tratando de recolectar algo de dinero para los santos pobres de Jerusalén, y algunas de las iglesias gentiles tenían dinero que podían enviar para proveer algo de ayuda a los santos pobres en Jerusalén. Lo que sucedió fue que había peregrinos en Jerusalén cuando ocurrió Pentecostés y muchos de ellos se convirtieron. Bueno, no quería volver a su ciudad. ¿A qué volverías? Allí había una sinagoga judía y templos paganos, pero no había iglesias allí. Solo había una iglesia en Jerusalén, así que se quedaron.

¿Entonces, cómo vivirían? Hubo creyentes en Jerusalén que cuando abrazaron a Cristo fueron expulsados de sus casas. Alguien tenía que acogerlos. Por lo tanto, brindar un poco de alivio para cuidar estas personas fue un desafío. Recuerde, algunas personas vendieron tierras y tomaron el dinero y se lo dieron a los apóstoles para que lo distribuyera para cuidar de estas personas, como aprendimos en los primeros capítulos de Hechos.

Entonces, Pablo tiene esta noción de recolectar dinero para los santos en Jerusalén. De la manera que ordenó en las iglesias de Galacia, él quería que los Corintios también lo hicieran. Entonces, esto es lo que les dijo: “Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo según haya prosperado, guardándolo para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.” Solo quiero que lo conviertan en algo habitual en su oración dominical.

Las ofrendas se levantaban el primer día de la semana. No es un día en el que seamos más santos que los demás. No es un día en el que haya algunas restricciones sobre cómo debemos comportarnos. Es un día en el que celebramos nuestra salvación. Es un día en el que glorificamos a Dios cuando nos enfocamos en lo que Cristo ha hecho por nosotros. Por eso nos reunimos y oramos. Por eso nos reunimos y cantamos himnos. Es por eso que nos reunimos y leemos las Escrituras. Es por eso que se quedan en el patio y hablan de las cosas de Cristo, tienen comunión y comparten lo que están aprendiendo. Es un día en el que usted ve la realidad más importante de su vida y esa es su salvación.

Bueno, eventualmente, este primer día se volvió tan preciado para la iglesia que obtuvo su propio nombre. Vaya Apocalipsis, Capítulo 1. Tiene su propio nombre. Apocalipsis, Capítulo 1. Juan, en el versículo 9, está en la isla de Patmos debido a la palabra de Dios y el testimonio de Jesús porque los enemigos del Evangelio lo exiliaron allí y él dice, en el versículo 10, “Yo estaba en el espíritu…” ¿En qué? “El día del Señor”. En el día del Señor.

Algunas personas piensan que esto significa el día Señor, el día escatológico del juicio. Difícilmente. Difícilmente. Juan no experimentó el juicio final del día del Señor en la isla de Patmos. Además, el día del Señor, “te hemera tu Kuriou” es una frase distinta. El día del Señor es “te kuriake hemera”, una frase completamente diferente que se usa solo aquí. Este no es el día escatológico del Señor. Esta es una declaración no escatológica. Este el día del Señor y ni siquiera da una explicación.

Ahora, ¿cuándo está escribiendo Juan? Juan está escribiendo entre treinta y cuarenta años después de Pablo. Está escribiendo en el año 96 después de Cristo, a fines del siglo I. Y en ese tiempo ya no se llamaba domingo o cualquier otra forma que se hubiera llamado ese día. Era para los creyentes ahora el día del Señor. Ni siquiera necesita una explicación más detallada.

Hay todo tipo de testimonios en el siglo II, que habría sido solo unos años más tarde de que Juan escribió en el 96. Todo tipo de testimonios sobre el hecho de que en el siglo II esta era la forma habitual de referirse al primer día de la semana. El primer día de la semana era el día del Señor, el día en que honramos al Señor. Este título para el domingo se encuentra comúnmente muchos, muchos de los primeros escritos cristianos. Ha continuado lo largo de toda la historia de la iglesia, incluso hasta el presente. No lo llamo domingo. Domingo. Yo lo llamo el Día del Señor. Me escuchan decir mucho eso, “el Día del Señor, el Día del Señor”. Fue en el Día del Señor cuando Juan recibió su visión.

Su primera visión fue de Jesús, el Señor de la iglesia, ¿verdad? ¿Qué dice allí? “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”. Se da la vuelta y ve a Cristo ministrando en los candeleros, a Cristo ministrando en su iglesia. Este es el Señor de la iglesia que sirve a su iglesia y tuvo la visión del Señor moviéndose en su iglesia el domingo. El Señor es el que inició esa visión y la inició un domingo, en el Día del Señor.

Juan tuvo muchas visiones en el libro de Apocalipsis. Ninguna de ellas se identifica con un día. Ninguna de ellas. Esta es la única. Éste el día del Señor, porque éste es el día de la resurrección. Éste es el día del Espíritu Santo. No es la mañana del Señor. No es la tarde del Señor. No es la noche del Señor. No es la hora del Señor. Es el día del Señor. ¿Qué significa eso para usted?

Hay una razón por la que no tenemos servicio los sábados por la noche. ¿Estaría mal? No. No es ley. No necesariamente está mal. No quiero ser el hombre que rompe la tradición. No quiero ser el hombre que rompe este maravilloso y glorioso tributo a Cristo resucitado.

Cristo debería ser exaltado las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, ¿verdad? Y debe ser exaltado el sábado por la mañana y el sábado por la noche, cada dos días. Pero me parece que Dios ha puesto su mano todopoderosa sobre el primer día de la semana y ha dicho “éste es Mi día, éste es Mi día”.

Los servicios de los domingos por la noche están desapareciendo por todas partes, si es que todavía existen, sería difícil encontrar uno, pero como dije, no es la mañana, el Señor es el Día del Señor.

Y debemos asegurarnos de que de acuerdo con Hebreos 10:25 no estemos “dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. A medida que nos acercamos al regreso de Jesucristo debemos aumentar nuestra comunión, no disminuirla, ¿verdad? Vamos en la dirección equivocada, amigos. Los servicios son más breves, más superficiales y menos, en un momento en que deberían ser más profundos, más largos y más frecuentes.

Pero nuevamente, volvemos a lo que dije antes. La predicación superficial delata las realidades profundas de las escrituras. La iglesia está llena de gente superficial, de una comprensión superficial de la alta prioridad de la adoración. Entonces, mientras tenga vida y aliento, habrá una serie de servicio los domingos por la mañana y habrá un servicio el domingo por la noche y lo hemos acomodado en el servicio del domingo por la noche, al no tener un segundo piso, por lo que no tiene que preocuparse por caerse y morir. Lo peor que podría pasar es que se golpeara la cabeza con el banco al bajar y podríamos lidiar con eso.

¿Qué espera el Señor de nosotros en su día? Todo lo que puedo decir es que lo que Él esperaría de nosotros sería obvio, ¿no es así? Que lo celebremos como Salvador, que nos regocijemos en su cruz, que nos regocijemos en su resurrección, que oremos juntos, tengamos comunión juntos, partamos el pan juntos alrededor de su mesa y que escuchemos la doctrina de los apóstoles, escuchemos la predicación de la palabra y abracemos Su verdad gloriosa. No estoy hablando de legalismo. No estamos hablando de algún tipo de leyes sabáticas del antiguo pacto que se nos impusieron, pero la gracia ciertamente no requiere menos que la ley, ¿verdad?

Supongo que la pregunta es, ¿cuánto ama usted a Cristo? ¿Qué tan fuerte es su deseo de adorar? No vamos a darle alguna regla externa. Todo lo relacionado con el nuevo pacto es mejor que el antiguo pacto. Todo. Incluyendo el día. Incluyendo el día, porque este día no es gravoso, es gozoso. Y yo sé que ustedes piensan así porque cuando Clayton se levanta aquí el domingo por la mañana y llena este lugar con todos los músicos, ustedes cantan con todas sus fuerzas, con el goce de su corazón.

Nunca quiero ver a la gente venir un servicio como un punto de parada en el camino hacia cualquier otra cosa que necesitan hacer. Eso no significa que no pueda usted trabajar por la tarde. Eso no significa que no pueda disfrutar de la recreación, algo de comunión y hacer otras cosas. Simplemente, significa que hay un día que Dios mismo ha ordenado para que usted se concentre primordialmente en la gloria de su salvación. Aproveche toda la oportunidad que pueda para llenarlo de adoración, alabanza, comunión y verdad divina.

No, no estamos bajo las regulaciones del antiguo pacto. No estamos bajo un sistema de condena. No necesitamos sombras. Tenemos la realidad del verdadero reposo en Cristo. Este es un día para reposar y no reposar en el sentido de celebrar la creación, sino reposar en el sentido de celebrar la nueva creación, la salvación.

Entonces, en lugar de preguntar qué no debería hacer el domingo, pregunte ¿qué debería hacer yo?, ¿qué me pide que haga mi amor por Cristo?, ¿qué me pide que haga mi corazón por Él? No tengo prohibido trabajar, no tengo prohibido jugar. Pero la postura más noble, es decir, este es un día de todos los días en el que encontraré mi mayor deleite. ¿Y cuál es mi mayor deleite? Mi mayor deleite es adorar y tener comunión con el pueblo de Dios. Y usted no puede hacer eso si solo trae su cuerpo aquí sin su corazón. Examine su corazón. ¿Es este realmente el día del Señor para usted? Eso espero.

Padre, gracias de nuevo por Tu Palabra, por la frescura de la misma, su belleza, su sencillez y su riqueza, la consistencia de la misma. Realmente nos abruma y aunque la estudiamos semana tras semana, año tras año, nos llega con una especie de frescura que trae gozo a nuestro corazón.

Éste es Tu día. Queremos llenarlo con todas las cosas que se enfocan en Ti, deleitándonos en Ti, amándote, amando a tu pueblo, amando tu verdad. Apartando nuestro corazón de las cosas del mundo. Poniendo nuestro afecto en las cosas de arriba para ser determinados, claro, no por lo que no hacemos, sino por lo que hacemos. Estar determinados, no, por lo que no se nos permite hacer, sino por lo que nuestros corazones anhelan hacer.

Nuestra audiencia esta noche y estas personas están aquí esta noche porque aquí es donde quieren estar. De todos lugares en los que podrían estar, éste es el lugar donde querrían estar porque te aman, quieren honrarte; éste es tu día. Que toda nuestra vida esté llena de un entendimiento especial, especial, de lo maravilloso que es el recordatorio semanal de nuestra Salvación eterna incorporada al Día del Señor. Danos un amor por Él, porque hay un amor por Ti incorporado en Él. Te damos gracias en el nombre de Cristo. Amén.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org 
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