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Para aquellos de ustedes que están congregándose con nosotros, hemos estado esperando un estudio del Antiguo Testamento aquí en Grace Church. Después de muchos años en el Nuevo Testamento y unas cuantas visitas en el Antiguo, y recientemente acabamos de embarcarnos en ese estudio del Antiguo Testamento, y estamos comenzando a estudiar una profecía en particular en el Antiguo Testamento que se encuentra en el capítulo 53 de Isaías. Y entonces, si tiene una Biblia a la mano, si no la tiene hay una en la banca, puede abrir su Biblia; alguien cerca de usted puede ayudarle a encontrar ese lugar en el capítulo 53 de Isaías.

De hecho, la profecía en el capítulo 53 de Isaías comienza al final del capítulo 52. Si yo hiciera lo que quisiera, yo haría que comenzara el capítulo 53, tres versículos antes simplemente para incluir la profecía y en una sección; realmente comienza en el capítulo 52 en los versículos 13 al 15. Ese va ser el texto para nuestro estudio en esta mañana, Isaías 52, versículos13 al 15; permítame leérselos para empezar: “He aquí que mi Siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto. Cómo se asombraron de ti muchos. De tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará Él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante Él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído”. Esto habla de Jesucristo 700 años antes de que Él naciera,  y también lo hace el capítulo 53, y también lo hace esta sección entera de Isaías, con muchos capítulos, dirigidos a la persona del Mesías, quien fue ningún otro que el Señor Jesucristo.

Para nosotros, como cristianos, regresamos al Antiguo Testamento y vemos a Cristo por todos lados a lo largo del Antiguo Testamento, porque el Antiguo Testamento profetiza, promete, predice su venida; Él es el salvador, el único Salvador que el mundo jamás conocerá, el único camino al cielo, el único Redentor. Entiendo que hay 20 o más religiones primordiales en el mundo, hay unos 300 segmentos separados de esas 20 religiones; además, hay formas de religión innumerables en términos de tribus, tradiciones y sectas; y después hay millones de millones sistemas de creencias personales. Uno tendría dificultad en contar todas las deidades imaginarias que existen en las mentes de la gente.

No obstante, todas excepto por el cristianismo, son religiones falsas; todas, excepto el cristianismo, son engañosas. Solo hay un Dios, solo hay un Salvador. El único Dios es el Creador y Redentor quien nos es presentado en las páginas de las Sagradas Escrituras, quien vino al mundo en la forma del Señor Jesucristo quien es el único Salvador, y, por cierto, el único Dios en toda la religión que murió y resucitó para dar perdón y salvación a los suyos es el Señor Jesucristo; el Dios verdadero. Solo el cristianismo, únicamente el cristianismo presenta a un Salvador, y solo hay una verdad y es la verdad del cristianismo, y solo hay un Salvador y es el Señor Jesucristo.

Únicamente el cristianismo enfrenta la realidad de que ninguna persona puede ganarse su camino a Dios, ninguna persona puede ganarse el perdón, ninguna persona puede ganarse la  salvación, ninguna persona puede ganarse el cielo mediante la bondad, moralidad, la actividad religiosa, la ceremonia o el ritual. La Biblia es muy clara en que la salvación es un regalo para aquellos que saben que no se la pueden ganar y claman por misericordia, colocando su confianza para el perdón y salvación y el cielo en el Señor Jesucristo, quien murió por sus pecados y en su lugar, y resucitó triunfalmente de los muertos; la confirmación divina de que Él había satisfecho de manera plena la justicia y la ira de Dios, y la salvación fue hecha disponible. Toda la gente es pecadora, todos los que jamás han vivido son pecadores, todos son incapaces de salvarse a sí mismos, todos necesitan un salvador. Solo hay un salvador, Jesucristo, quien murió y resucitó y salvará a los suyos, y los llevará a todos ellos al cielo. Ese es el mensaje de las Sagradas Escrituras y esa es la verdad.

Y  esa es la razón por lo que la muerte y la resurrección de Jesucristo son celebradas como son celebradas por los cristianos, es el acontecimiento más grande en la historia del mundo. Pero para colocarlos en el lugar en donde está Isaías, conforme él escribe acerca de esto, unos 700 años antes de que sucediera, regresemos un poco. Regresemos al tiempo antes de que Jesús murió y antes de que resucitara de los muertos, y veamos si podemos entrar un poco a la mente del judío.

Los judíos siempre habían esperado al Mesías, lo cual significa el Ungido, la cual simplemente es una manera de identificarlo como el rey. Se les había prometido grandeza, se les había prometido prosperidad como una nación desde el principio porque el padre de esa nación fue Abraham, y Dios hizo un pacto con Abraham y se lo repitió a sus hijos los patriarcas, y después lo repitió a lo largo de la historia de Israel de que Dios un día salvaría esa nación tanto temporal como espiritualmente, y traería gloria y sanación, y mediante esa nación, al mundo. Dios bendeciría a esa pequeña nación Israel y los haría una bendición. Ellos esperaban que esa promesa fuera cumplida. La promesa fue hecha David, de que el que vendría cumpliría todo esto y estaría en la línea de David, un hijo real, quien saldría de la descendencia de David quien sería el rey, el ungido, el mesías, quien cumpliría todas las promesas de gloria y bendición a Israel y mediante Israel. Estaban esperando a su rey.

Él los libraría de sus enemigos, de sus circunstancias malas y de todo su sufrimiento, Él cumpliría todas las promesas de pacto del Antiguo Testamento de bendición y prosperidad, y la nación, influencia y paz, y justicia a ellos, y mediante ellos al mundo. Los judíos estaban esperando al rey venidero, toda generación; inclusive usted podrá decir que toda familia de personas judías, desde que las promesas fueron dadas desde el principio  Abraham y a David y fueron reiteradas a los profetas a lo largo de su historia, todos estaban esperando la llegada del rey, estaban esperando un rey, un rey como el rey que escogieron originalmente, Saúl, alguien grande y poderoso; estaban esperando a alguien con poder militar, alguien quien fuera un gobernante dominante, a alguien quien fuera triunfal, alguien quien los librara de todas las cosas que odiaban, todas las cosas que resistían, todas las cosas que resentían y los guiara a la gloria, y mediante ellos, trajera paz y justicia al mundo. Y ellos sabían qué esperar porque el profeta dijo que el Mesías sería un hombre que sería la simiente de una mujer, Él sería un hombre.

Pero el salmista también dijo: “David lo llamará Señor. Él será un hombre, y, sin embargo, será Dios”, ¿cómo puede ser eso? Isaías les dio una pista cuando dijo: “He aquí la virgen concebirá y dará a luz un hijo”, entonces, ¿un Dios hombre nacido de una virgen? Sí, Él será un hijo de Abraham, esa es la razón por la que su genealogía está ahí; Él estará en la línea real de David, Él vendrá a través de la tribu de Judá, Él nacerá en la aldea de Belén; ellos tenían algunos detalles mediante los cuales identificarían al Mesías. Entonces, durante siglos ellos habían estado esperando. Y después Jesucristo llegó, nacido de una virgen, en la línea de Abraham, en la línea de Judá, en la línea de David; nacido en la ciudad de Belén, y evidenció su Deidad mediante palabras y obras como el mundo jamás había visto, y jamás verá, un poder desplegado sin paralelos.

¿Acaso ellos no nada más deberían haber recibido y confirmado: Éste es el Mesías? Todos los requisitos fueron cumplidos y más, pero el problema que tuvieron fue: ¿Dónde está la pompa, y dónde está la circunstancia, y dónde está la fanfarria, y dónde está el poder militar? Él nació  humildemente en un comedero de animales, y Él fue asistido en su nacimiento por las personas más bajas en la escala social, pastores, considerados con un tipo de valor bajo; Él vivió humildemente en una familia muy promedio, y menos que promedio, afuera de la ciudad llamada Nazaret; Él se rodeó de algunos “nadies” muy humildes y los hizo sus mensajeros; Él no buscó posición, Él no buscó educación, Él no tuvo amigos, Él no hizo amigos con la élite, Él no congregó un ejército, Él no presentó una estrategia para establecer su gobierno.

Pero Él tuvo este poder que, de manera inequívoca, innegable y visible durante el tiempo de su ministerio, Él expulso la enfermedad de la tierra de Israel, Él tuvo poder sobre la enfermedad, demonios, muerte y la naturaleza. E inclusive con toda la decepción acerca de lo que Él no estaba haciendo, aún así estaba la realidad de que Él tuvo este poder sorprendente, divino,  y entonces, por lo menos fue durante un día que sus esperanzas de que Jesús fuera su Mesías en cierta manera se encendieron, y hubo esta expectativa enorme colectiva, la esperanza de que Él sería su Mesías, a pesar de la decepción,  y ese fue el día en que Él entró en Jerusalén para la última Pascua. Ellos arrojaron las túnicas que tenían a los pies de Él, arrojaron hojas de palma bajo Él, dijeron: “Hosanna, el hijo de David”, el cual fue un título mesiánico; ellos lo alabaron: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”; ellos lo reconocieron como su rey y su Mesías en base a sus milagros, el último de los cuales fue muy conocido la resurrección de Lázaro de los muertos.

Y ellos debieron haber esperado que quizá si tan solo forzamos esto – habían cientos de miles de personas ahí en Jerusalén porque era la Pascua, y quizás ellos pensaron que si tan solo podemos presionar lo suficiente ahora y todos estamos aquí, Él puede, en cierta manera, tomarnos como un ejército instantáneo y podemos echar andar esto. Y entonces lo reconocieron como su Mesías, esperando como esos dos discípulos en el camino a Emaús que dijeron: “Esperábamos que Él fuera el rey, el redentor”, todos estaban esperando. Al día siguiente Él regresó a la ciudad después de la entrada triunfal y  Él procedió a atacar, pero no atacó a los romanos, los enemigos de Dios y los enemigos de Israel, Él atacó a los judíos, Él atacó al templo; Él hizo un látigo y comenzó a expulsar a la gente, lo habían convertido en una cueva de ladrones. Él lo hizo en el principio de su ministerio, Él lo hizo a la semana final de su ministerio; Él atacó a los líderes judíos religiosos; Él atacó el judaísmo en su punto más elevado, en su cúspide, en su pináculo; Él atacó el templo, Él atacó a la religión, y Él nunca tocó a los romanos.

Ellos ya tenían sus dudas acerca de Él, por qué Él no actuó como un rey, ellos ya estaban cansados de estar decepcionados por Él, porque cuando trataron de hacerlo un rey Él desapareció; entonces, se volvieron en contra de Jesús. Durante el resto de la semana, Él siguió atacando la teología falsa y apóstata del judaísmo en el templo y ensenándole a la gente la verdad, pero la gente ya se había vuelto, eventualmente ya para el viernes estaban clamando por su sangre: “¡Crucificadle, crucificadle!”. Lo entregaron a los romanos y eso es exactamente lo que los romanos hicieron; estaban esperando que Él fuera el que redimiera a Israel, pero Él no fue el rey que querían.

Como pueden ver, el problema, como lo dije la semana pasada, fue que su judaísmo se había desarrollado hasta convertirse en una religión falsa como cualquier otra religión falsa en el mundo, cualquier otro conjunto de mentiras, cualquier otro engaño; un sistema de mérito, un sistema de crédito, un sistema en donde usted se gana su camino a Dios y al cielo al ser una persona buena, una persona moral, y una persona religiosa; así es como ellos vieron la religión. El meollo del asunto es que no necesitaron un salvador, inclusive cuando Juan el Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, no lo entendieron.

Pero todos esos sacrificios que habían hecho durante milenios, todos esos millones de animales que habían muerto estaban apuntando al que sería el cordero sacrificial final cuya muerte verdaderamente satisfacería a Dios y pagaría la paga por sus pecados. Aun así, no lo entendieron; no necesitaban, como les dije la semana pasada, no necesitaban un salvador, ellos simplemente necesitaban un rey; no necesitaban ser liberados de sus pecados, eran justos; necesitaban ser liberados de sus circunstancias y  su sufrimiento. No pensaban que necesitaban un salvador que los librara del juicio de Dios que estaba a punto de caer sobre ellos porque eran tan pecaminosos; y eran hijos de Abraham, estaban seguros –pensaron ellos–, eran hijos de la promesa, hijos del pacto, habían sido adoptados por Dios, y entonces se volvieron en contra de Jesús.

Ahora, la verdad es ésta: Jesús es el rey, Él llegó como el rey; pero no pudo traer su reino en su plenitud con todas sus promesas hasta que hubiera provisto salvación para los suyos, su reino es un reino de salvación. La gente en su reino son personas que han sido salvadas de sus pecados; no puede haber un reino para Israel o para nadie más hasta que el pecado haya sido pagado. Él no pudo proveer un reino para los suyos hasta que Él proveyera salvación para los suyos. Ellos no podían ser librados de sus enemigos, ellos no podían ser librados de sus circunstancias, ellos no podían ser librados de su sufrimiento hasta que hubieran sido librados de su pecado, y esa fue la razón por la que Él tuvo que morir y resucitar, y ese es el Evangelio, y ese fue el mensaje que Él predicó, y ese fue el mensaje que los apóstoles predicaron, y ese fue el mensaje que los predicadores después de la resurrección predicaron, y ese es el mensaje que los escritores del Nuevo Testamento nos dieron, y ese es el mensaje que la iglesia verdadera ha predicado desde ese entonces hasta esta misma mañana.

Ellos debieron haberlo creído, ellos debieron haber creído que necesitaban ser salvados de sus pecados, ellos debieron haber creído que el Mesías iba a venir y morir y resucitar, y después reinar en algún punto más adelante. Él iba a venir y proveer salvación espiritualmente para sus hijos y después darles las promesas del reino. Dice usted: “Bueno, ¿por qué es que ellos debieron haber creído eso?”. Bueno, usted podría decir que debieron haberlo creído al entender el sistema sacrificial; todos los animales que masacraron diariamente en el sacrificio de la mañana, el sacrificio de la tarde, todos los días de la expiación y todos los demás sacrificios, ¿a qué apuntaba todo eso? ¿Qué era lo que veía? Ellos debieron haber sabido.

Y cuando Juan dijo: “Éste es el Cordero de Dios”, ellos debieron haber relacionado eso con el sistema bajo el que habían vivido, y entender que Él venía para ser el sacrificio final y aceptable al cual todos los demás apuntaron; pero si ellos no pudieron haber hecho esa relación, debieron haber sabido lo que Isaías 52 y 53 decía. Entonces, vayamos ahí, porque Jesús aparece en Isaías 52:13 al 53:12. Esto es acerca de mi Siervo, el Mesías. Este es el cuarto capítulo del Mesías como el Siervo de Jehová, capítulo 42, 49 y 50, Isaías ya ha incluido características del Mesías venidero quien es el Señor Jesucristo, este es el cuarto de esos capítulos. Y realmente comienza, como dije, en el versículo 13 del 52.

Ahora, simplemente para que usted sepa, el Siervo de Jehová, el Mesías, no aparece de hecho aquí ni habla en este capítulo, pero como un escritor dijo: “Él espanta el poema,  es acerca de Él”,  Él no es el orador, pero es acerca de Él. También esta profecía maravillosa acerca del Mesías se divide en cinco categorías, cinco secciones, y vamos hablar de esto conforme avanzamos a lo largo de las cinco secciones, cada una de ellas es de unos tres versículos de largo, se vuelven más profundas de más peso e inclusive más largas conforme avanzamos. Es una presentación poderosa, acumulativa del Mesías venidero. Otra cosa que debemos señalar acerca de esta sección de las Escrituras es que es triste, es triste; tiene una especie de tono quebrantado de lloro; es oscura, y la oscuridad de la misma y el lloro presenta un trasfondo de oscuridad, a la luz del cual su luz brilla con mucha intensidad.

Ahora, al llegar a los versículos 13 al 15 se nos va presentar al Mesías, el Rey, y de esta manera al Señor Jesucristo en su carrera. Esta es una profecía sorprendente. Lo que nos dice, presenta, por cierto, el capítulo 53 expande lo que se presenta a manera de resumen en el 52:13 al 15, pero lo que nos dice acerca del Mesías es que Él sufrirá y que Él será exaltado, que antes de su gloria vendrá su sufrimiento. Eso es lo que usted ve en los tres versículos que le señalé al final del capítulo 52, sufrimiento y después gloria. Ellos debieron haber sabido eso. Y después, el sufrimiento y la gloria son presentados a detalle en el capítulo 53. De hecho, simplemente para darle una especie de panorama del capítulo 53, sabemos que es acerca de la muerte del Siervo de Jehová, la muerte del Mesías; se nos presenta el hecho de que Él es un varón de dolores en el versículo 3, Él está experimentado en quebranto; lo encontramos golpeado, herido, traspasado, aplastado; y esto resulta en literalmente su muerte. Él es como un cordero llevado al matadero, en el versículo 7. Versículo 8, Él es cortado de la tierra de los vivientes, esa es una expresión hebrea para la muerte. Lo encontramos en el versículo 9 en una tumba; lo encontramos en el versículo 10 como una ofrenda por la culpa; lo encontramos en el versículo 12 derramándose a Sí mismo hasta la muerte, éste es el Siervo de Jehová.

Todos los judíos en la historia hasta la época de Cristo, interpretaron esta sección de Isaías como mesiánica. Este es el Mesías muriendo una muerte horrible, vista desde diferentes ángulos; un tipo de muerte aplastante, hiriente, disciplinadora, azotadora. Pero también encuentra en el capítulo 53, la resurrección. En el versículo 10 veremos a su descendencia, Él prolongará sus días, y la buena voluntad del Señor  prosperará en su mano. En el versículo 11, como el resultado de la angustia de su alma verá, y como una lectura lo expresa, verá luz y quedará satisfecho. Versículo 12, Jehová le dará una porción con los grandes, y dividirá el botín con los fuertes. Entonces, Él sale triunfante y victorioso. Los judíos deberían haber sabido que su Mesías en Isaías morirá, resucitará, será exaltado, sufrirá primero y después será exaltado porque estuvo aquí, y ellos sabían que esto era mesiánico porque el pasaje gira en torno al Mesías. Entonces, el día de hoy quiero que veamos estos tres versículos que presentan esta porción bajo el título: “El Siervo sorprendente”.

El lenguaje aquí enfatiza que todo acerca del Mesías es asombroso, sorprendente. Comienza con la frase “He aquí”, versículo 13; y después en el versículo 14 aparece la palabra “asombraron”;  y después en el versículo 15 la palabra que en algunas Biblias es “rociar”, sería mejor traducida “asombrará”, y explicaré eso en un momento; y después tiene a reyes y a naciones sin palabras. El lenguaje “he aquí”, “asombrar”, “asombra”, “sin palabras”, todo indica que este es un retrato sorprendente, asombroso de la carrera del Mesías Rey, y vamos a dividirlo simplemente.

Versículo 13, primero la revelación sorprendente: “He aquí que mi Siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado”. “He aquí”, el hebreo Hiné, atención plena, presten su atención completa. El Mesías es presentado por cuarta vez en esta profecía de Isaías como el Siervo de Jehová, mi Siervo, mi ebed, lo cual significa esclavo, una palabra que se refiere al que hacía el trabajo duro en obediencia a su amo, el que no tenía voluntad personal, únicamente a la de su amo y vivía para agradar a su amo. Dios identifica al Mesías como su Esclavo, su Esclavo obediente, sumiso. El Siervo de Jehová, el Esclavo de Jehová, ese un título mesiánico, el que viene hacer la voluntad de Jehová. Él es el único israelita, el único, cuya obra prosperará a tal nivel que Él será prosperado, engrandecido y exaltado; y al final, literalmente, Él va hacer que el globo quede sin palabras.

Dios había quedado decepcionado con la nación de Israel. Aquí está el verdadero y único Siervo de Jehová, el verdadero y único Israelita que llevará a cabo la redención de los suyos, de sus pecados, y después de sus circunstancias, y sus sufrimientos y sus enemigos. Simplemente una nota acerca de “mi Siervo”. Hay cuatro veces en los profetas en donde usted tiene: “He aquí”, “mí”, o “he aquí” refiriéndose al Mesías; “aquí”, “he aquí”, “que mi Siervo”. También en Zacarías 3:8: “He aquí mi Siervo”, refiriéndose al Mesías. En Zacarías 6:12 es: “He aquí el Hombre, el Varón”, lo cual nos dice que el Mesías será el Siervo de Dios, Él también será un hombre. En Zacarías 9:9 el profeta dice: “He aquí vuestro Rey”. Entonces, el Mesías será el Siervo de Jehová, un Hombre y Rey,

Y en Isaías capítulo 40, versículo 9, dice del Mesías: “He aquí tu Dios, Mesías será Hombre, y Dios, y Siervo, y Rey”. Esos están en yuxtaposición ¿no es cierto? Hombre y Dios, Siervo y Rey, Él es todo eso. “He aquí, véanlo”, y todos esos títulos poderosos, ese cuarteto de títulos: Hombre, Dios, Siervo, Rey,  se convierten en el tema de los cuatro Evangelios. Mateo lo presenta como Rey, Marcos como lo presenta como Siervo, Lucas lo presenta como Hombre, y Juan lo presenta como Dios: “Véanlo, vean a mi Siervo”. Aquel cuya comida es hacer la voluntad del que lo envió y terminar su obra. El que dijo: “Siempre hago las cosas que agradan a mi Padre”. “Mi Siervo –dice Él– será prosperado”. Ésta es la revelación: “Será prosperado”. 

No es una vida con buenas  intenciones que terminó mal. Jesús no murió como algún tipo de mártir por una causa noble que no pudo cumplir. “Mi Siervo será prosperado”. El hebreo, de hecho, literalmente es actuar inteligentemente, actuar sabiamente, y en el lenguaje hebreo eso siempre significa que es medido por el éxito; no es como el lenguaje griego que tiene todo tipo de matices, pero cuando alguien dice que actúa sabiamente en el hebreo, lo que quiere decir es que son exitosos. Esa es la razón por la que ese mismo verbo que es traducido aquí “será prosperado”, aparece en Josué 1:8,  y es traducido de esta manera: “Harás prosperar tu camino”.

El éxito es el resultado del trabajo duro y estrategia sabia. Él actuará de manera inteligente, Él actuará de manera sabia, Él será prosperado, Él cumplirá mi trabajo, Él prosperará. Y por cierto, el verbo, de hecho,  tiene la idea de manera incremental, y este verbo nunca es aplicado a éxito en el que alguien cayó, nunca se aplica algún éxito sin esfuerzo o algún éxito que no es obtenido mediante sabiduría y acción cuidadosa. “Él no fallará”, eso es lo que el profeta dijo, “en cumplir la voluntad de Dios. Él hará aquello para lo que Yo lo envié, Él hará aquello que Yo determiné que hiciera”. La evidencia de su éxito está en el mismo versículo: “Será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto”. Esa es una serie que no es redundante.

Sé que usted lo lee y usted dice: “Alto, levantado, grandemente exaltado, se oye redundante”, no lo es. Es alto, más alto, lo más alto. Dios lo va hacer alto, después más alto, y después lo más alto. Alto, creo yo, ve su resurrección, más alto ve su ascensión y lo más alto vea su coronación. Él va ser tan exitoso que Dios lo va resucitar de los muertos, Dios lo va llevar a la gloria y Dios lo va a colocar a su diestra, Filipenses 2: 9 al 11; Dios le va dar el nombre que es sobre todo nombre, nombre Señor y en ese nombre toda rodilla se doblará. Dios lo va ser el gobernante sobre todo en el universo, Él va ser el Rey del universo como también la cabeza de la iglesia.

La revelación sorprendente del Siervo de Jehová es ésta: Él vendrá, Él tendrá éxito, Él cumplirá el propósito de Dios mediante su gran esfuerzo, y Dios certificará eso al resucitarlo de los muertos, llevándolo a la gloria y sentándolo sobre su trono; esa es una aparición sorprendente del Mesías. Es seguida por una humillación sorprendente. Esas grandes palabras en el versículo 13 entonces de manera inmediata se desvanecen en el lenguaje del versículo 14: “Cómo se asombraron de Ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres”; esto nos parece raro porque el siguiente versículo habla de cómo las naciones y los reyes son callados por su gloria.

¿Qué está pasando aquí? Su carrera será exitosa, Él será levantado, ascenderá y será coronado en gloria; pero el éxito prometido del Siervo de Jehová a librar a los suyos, incluye una humillación sorprendente. Versículo 14: “Cómo se asombraron de Ti muchos”, y creo que eso está dirigido al Mesías, y entonces algunos añaden “mi pueblo” en letra inclinada, eso no ayuda porque Él realmente le está hablando al Mesías, no a Israel, “Así como muchos se asombraron de Ti”, y cambiando los pronombres de la segunda a la tercera persona; no es raro en el lenguaje profético en el Antiguo Testamento: “Cómo se asombraron de Ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres”. Muchos se van asombrar de Él, pero no por su exaltación; muchos van asombrarse por su humillación. ¿Muchos? Sí, muchos; la gente de Israel básicamente, ellos son los únicos que vieron su humillación.

La palabra “asombraron”, podríamos hablar de ella por tan solo un momento, de nuevo, el lenguaje hebreo deriva tanto del contexto. La palabra podría ser traducida abandonar, arrojar a una condición insensible, quedar petrificado, ser paralizado, básicamente tiene la idea de que usted está tan conmovido que pierde el control. Esto que le va suceder al Mesías es tan conmovedor, es casi paralizante. ¿Y qué es lo que causa este shock? Que cuando el Mesías viene su apariencia fue desfigurada más que cualquier otro hombre, y su parecer más que el de los hijos de los hombres; “su parecer” tiene que ver con su rostro, y “su hermosura” tiene que ver con su cuerpo; en rostro y en cuerpo Él es desfigurado más que cualquier hombre, más que los hijos de los hombres.

¿Qué significa eso? Su rostro y su cuerpo serán desfigurados a tal grado, y distorsionados a tal grado, que literalmente en el hebreo estará lejos de los hombres o más allá de los hombres, fuera de la categoría del ser humano. Esto es una distorsión y una desfiguración que destruye toda apariencia humana. ¿De qué podría ser eso? Algunos pensaron que el Mesías sería feo, que Él sería repulsivo, que cuando caminara sobre la tierra que Él estaría deformado de alguna manera; eso no es lo que está diciendo. La verdad es que el Mesías fue Dios en carne humana, Él fue el ideal, sin pecado de la creación humana, por lo tanto, Él fue hermoso en todo sentido, Él fue el hombre más varonil y apuesto que jamás vivió; pero ese no es el punto. Esto ve a su crucifixión y a lo que llevó, en donde Él fue tan desfigurado, tan mutilado, tan distorsionado, que ni siquiera se vio como humano.

El Salmo 22 da algunos detalles de lo que iba a sucederle en la cruz, que inclusive habla de estas cosas: “Soy derramado como agua, todos mis huesos han sido descoyuntados; mi corazón está como cera, está derretido dentro de mí. Mi fortaleza está seca como una pieza de barro quebrantada. Mi lengua se pega a mi paladar, me dejan en el polvo de la muerte. Perros me ha rodeado; compañía de hombres malos me han rodeado. Perforan mis manos y mis pies. Cuento todos mis huesos, me ven”.

Isaías ya dijo en el capítulo 50, versículo 5 y 6, que van arrancarle la barba y que le van a escupir en el rostro. Todos sabemos lo que le pasó a Jesús. Entendemos que Él fue azotado de manera brutal, casi hasta la muerte, mediante un látigo de tal manera que su cuerpo fue una masa de heridas abiertas con la sangre saliendo; entendemos que una corona de espinas fue colocada en su cabeza, con espinas más largas de dos o tres centímetros, la sangre corría por su rostro; entendemos que el no dormir varias noches llevó a su crucifixión, al cansancio; entendemos, a partir de las Escrituras, que Él fue golpeado en el rostro, lo golpearon como si fuera un punching bag, como si fuera un costal de boxeo; le escupieron.

También tenemos que entender las expresiones que Él debió haber tenido en su rostro, el rostro desfigurado, torturado del Santo sufriendo; apenas reconoce usted a un ser humano bajo la sangre y  las heridas y la carga aplastante de su cuerpo colgando en  una cruz y siendo dislocado, y entonces dice que “se asombraron de Ti”, fue el asombro del menosprecio. Este no podía ser su Mesías, esto retrata el shock de la gente común y corriente que vio su humillación. Él fue un objeto de repulsión para ellos, nadie quería acercarse a su Mesías Rey ni siquiera poco; su degradación es la más profunda posible, la más horrible, pero también lo será su exaltación. Hubieron muchos que vieron eso, muchos en Israel; pero todo el mundo verá su exaltación. 

Vamos de una revelación sorprendente a una humillación o mutilación sorprendente, y después, finalmente, una exaltación sorprendente. Observe el versículo 15, esto es importante: “Así asombrará Él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante Él la boca, porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás habían oído”. Esto habla de su exaltación. La escena cambia con otro shock contundente; fueron judíos comunes y corrientes que vivían en Israel que se asombraron ante su apariencia desfigurada en la muerte. Ahora, de pronto, el asombro le pertenece a naciones y reyes quienes literalmente quedan mudos, que quedan sin palabras cuando lo ven. Notarán que es posible que en su Biblia diga “rocío” en lugar de “asombrará”, eso es posible. De nuevo, al tratar con el lenguaje hebreo, tenemos que decidir, en cierta manera, si vamos a ir en una u otra dirección en palabras que podrán significar un par de cosas, podrían significar algo literal o algo metafórico; en este caso “rociar” es una traducción apropiada del verbo, literalmente significa algo que he rociado y algunos traductores han usado rociar y han dicho: “Bueno, esto significa que en su muerte y humillación y mutilación, Él proveerá limpieza para las naciones”.  

Él va limpiar a muchas naciones que, de pronto, ahora Él ha ido de ser un sacrificio a ser un sacerdote. E inclusive, cuando escribí la Biblia de estudio, en cierta manera acepté esa postura; pero, desde ese entonces, después de estudiarlo más, creo que es mejor traducirlo, y esto se está convirtiendo creo en una manera más estándar con la palabra “asombrará”. ¿Por qué asombrará? Bueno, porque encaja el paralelo. Se asombraron ante el hombre que estaba desfigurado, y de esta manera se asombrarán ante su exaltación; porque debido al paralelo, el efecto que Él produce por su exaltación necesita ser paralelo al efecto producido por su humillación. El efecto producido por su humillación fue asombroso, y entonces el efecto producido por su exaltación también es asombroso. Dice usted: “Bueno, eso está bien en contexto, pero qué hay acerca de las palabras”. 

“Rociar” y “asombrar” parecen como dos palabras diferentes, realmente no, nasá, el verbo puede significar rociar, pero puede significar metafóricamente saltar, y hay evidencia que podría significar saltar por emoción excesiva. Puede significar asombrar metafóricamente, y por cierto, las naciones no pueden ser limpiadas de cualquier manera, los individuos sí; pero el mundo entero puede asombrarse y se asombrará por el regreso de Cristo. El día vendrá cuando las naciones del mundo temblarán con asombro cuando Él venga. El sol dejará brillar, dice la Biblia, la luna dejará de brillar, las estrellas dejarán de brillar, y la señal del Hijo del Hombre en gloria refulgente aparecerá en el cielo, Mateo 24:25, Él vendrá en esa gloria refulgente; Daniel también habla de eso. También aprendemos en el libro del Apocalipsis que la gente clamará porque las rocas y los montes caigan sobre ellos para esconderlos del rostro de su venida. Todo ojo le verá, todo ojo le verá.

¿Y por qué se concentran en las naciones y en los reyes? Porque cuando Él viene a establecer su reino, Él literalmente va apoderarse del mundo; Él va a reemplazar a los reyes. “¿Por qué están las naciones agitadas?”, Salmos 2: “¿Por qué las naciones están inventando algo vano? Los reyes de la tierra se ponen de pie, los reyes aconsejan, traman contra el Señor, contra su Ungido, diciendo: Rompamos sus cadenas, quitemos sus cadenas de nosotros. Pero el que se sienta en los cielos se ríe, Jehová se mofa de ellos. Él les hablará en su enojo y los aterrará en su furia diciendo: Pero yo he puesto a mi Rey en Sion, mi monte santo”.

Cuando Dios establece su Rey en el mundo como el Rey del mundo, las naciones todas verán su exaltación gloriosa. Están asombrados ante su crucifixión, los que la vieron. El mundo entero se asombrará cuando el regrese y aparezca en gloria, el drama que ocurrirá conforme del cielo se oscurece y conforme Cristo aparece en gloria, será visto por todo el mundo. Los reyes cerrarán ante Él entonces la boca, aquellos que siempre tienen un derecho de hablar quedarán sin palabras; el efecto involuntario del shock y el asombro, del asombro extremo, de la emoción intensa, va hacer que ellos queden en silencio. El mundo quedará mudo conforme Él viene. ¿Por qué? Porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído.

Al mundo no se le ha contado del regreso glorioso de Cristo, pero cuando Él venga todos lo verán, todos lo entenderán, y quedarán asombrados en silencio. Recibirán su educación teológica completa acerca de la segunda venida en un momento. Entonces, el parecer desfigurado, inhumano de nuestro Señor asombró a los judíos del primer siglo que lo vieron; su exaltación asombrará al globo, y el mundo entero lo verá. Ahora, entre su humillación, la cual incluyo su muerte y su exaltación, algo tuvo que suceder, ¿qué fue? Resurrección. Tiene que haber una resurrección, y eso es exactamente lo que no solo se presenta de manera implícita, sino que es afirmado en el versículo 13: “Él será engrandecido (resurrección), y exaltado (ascensión), y será puesto muy en alto (coronación).

El Salmo 16, el salmista dice: “Dios no dejará que su Santo, el Mesías, vea corrupción. Su alma no perecerá, su cuerpo no perecerá en la tumba, Él verá el camino de la vida”.  El Salmo 16 promete la resurrección del Mesías; Pedro predicó de ese Salmo en el día de Pentecostés en ese gran sermón de la resurrección  de Cristo. Y la resurrección está aquí en el versículo 13, pero más que eso, es la parte faltante que es más obvia en el texto porque usted no puede tener muerte y exaltación, a menos de que tenga resurrección. Por cierto, el Apóstol Pablo citó el versículo 15 la parte final: “Verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído”; él citó eso mostrando que el versículo no solo incluye la exaltación final y el reinado de Cristo, sino la predicación del Evangelio que lleva a eso.

El mundo será conmovido, estará en shock  cuando suceda porque no lo esperaran, no se les habrá contado, no lo habrán entendido; pero a lo largo de la historia, inclusive ahora, a la gente se le está diciendo, la gente está llegando a entenderlo. Entonces, Pablo extiende esto que tiene su cumplimiento final en el regreso de Cristo, y el shock de las naciones de regreso al periodo de la predicación del Evangelio, cuando le estamos diciendo a la gente lo que nunca antes han visto, lo que nunca antes han entendido acerca de la gloria de Cristo. Entonces, encontramos inclusive aquí la carrera del Mesías que tendrá éxito. Él cumplirá con la obra de Dios, y, por lo tanto, será resucitado, será llevado al cielo, y será coronado. Voy a dejar que Isaías tenga la última palabra, y es la primera línea del capítulo 53, una revelación asombrosa, una humillación asombrosa y una exaltación asombrosa; y ahí en esa línea tenemos un rechazo asombroso.

El profeta dice, de manera reflexiva y con tristeza: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio?”. Mirando hacia adelante, los judíos vivieron esto cuando crucificaron a Jesús, los judíos vivieron esto después de que Él resucitó de los muertos; ha estado ahí siempre. ¿Quién lo ha creído? Un remanente pequeño.

El mundo ha tenido esta porción de las Escrituras con respecto a la muerte y resurrección del Mesías, ¿y quién la ha creído? Esa es la realidad triste del rechazo. Y es redundante decirlo, pero, ¿qué hay acerca de usted?, y esa es la pregunta que tiene que ser presentada y respondida el día de hoy, ¿qué hay acerca de usted? ¿Qué hay acerca de usted? ¿Cree usted que el Señor  Jesucristo murió por sus pecados y resucitó de los muertos para la justificación de usted,  y un día vendrá como el Rey exaltado y tomará a los suyos y los llevará al reino prometido a ellos? ¿Cree usted que Él no pudo venir a reinar hasta que Él vino a salvar? ¿Cree usted que Él no pudo recibir su gloria hasta que Él sufriera? Ese es el Evangelio, y al creer el Evangelio hay salvación para usted. Esto haría de este día el más maravilloso de su vida, si hasta el día de hoy no ha entregado su vida a Cristo.

Acompáñame en oración. Padre, te damos gracias por la coherencia de las Escrituras y su poder, gracias porque vive y exhala y está viva, y es poderosa. Lleva a cabo una obra poderosa en nuestras almas de aliento, derramando la verdad de nuestras almas. Para aquellos que no conocen, que la puedan conocer; para aquellos que la conocen, que puedan amarla aún más y proclamarla con mayor fidelidad. Nos regocijamos en el regalo de la vida eterna, dada mediante la resurrección de nuestro Señor. Y te damos gracias en su nombre maravilloso. Amén.

 

 

 

 

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