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Buenos días a todos. Es maravilloso estar juntos y hablar del estado de la iglesia. Obviamente mucho podría ser dicho, y sé que ustedes que están en ministerio siempre están analizando eso—no solo en su propia iglesia sino en la iglesia en general, al tratar de hacer que la iglesia se conforme más a la Palabra de Dios y a la voluntad de la cabeza de la iglesia, el Señor Jesucristo. Ser asignado con la tarea de hablar del estado de la iglesia abre todo tipo de posibilidades. Entonces tuve que reducir todo, y lo he reducido a una porción en particular de la Escritura a la que llegaremos en un momento.

En las últimas semanas, e incluso meses, he estado predicando desde este púlpito acerca del reino invisible, tratando de distinguir para nuestra congregación y aquellos que están alrededor del mundo que están escuchando, la diferencia entre el reino de la luz y el reino de las tinieblas; y obviamente, están diametralmente opuestos el uno al otro. Hemos tratado de ayudar a muchas personas nuevas que han estado viniendo a nuestra iglesia para entender las realidades fundamentales de lo que es el reino del cielo, y el reino de Dios, y el reino de la luz y de qué se trata.

Y se reduce, creo yo, a dos afirmaciones que lo definen. Una en Juan 18, en donde Jesús dice, “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos, pero mi reino no es de aquí, mi reino no es de aquí.” Entonces es un reino que existe paralelo al reino de este mundo, al reino de las tinieblas, pero no se mezcla.

Y la otra cosa que nuestro Señor dijo está en el capítulo 17 de Lucas, en donde dijo, El reino de Dios está entre vosotros. Y eso quiere decir que el reino está aquí porque el Rey está aquí, y donde el Rey reina, el reino existe. Y eso significa que se trata de los corazones de los creyentes individuales, como también los creyentes colectivos en la iglesia. Entonces somos, somos por así decirlo, un reino aquí en el mundo, no del mundo, de fuera del mundo, existiendo en un universo paralelo, imperceptible para el mundo.

El apóstol Pablo dijo, no se ha manifestado lo que somos porque no ha pasado la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. El mundo nos ve, y no entiende que somos eternamente el pueblo de Dios—-que hemos sido redimidos, que somos habitados por el Rey, y que pertenecemos al reino eterno. No pueden distinguir eso. En el sentido natural, eso no es posible. Lo que es posible para ellos es odiar todo en nosotros, todo del reino de la luz.

Entonces he estado tratando en las últimas semanas de ayudar a nuestra congregación a separarse a sí mismos del mundo a nivel fundamental, en términos de su identidad. Porque lo que es, en mi mente, el error más grande en la iglesia es su asociación con el mundo. Esto no es nada nuevo, y adopta formas diferentes en todo período de la historia. Entonces quiero hablar de la necesidad de que la iglesia entienda que no puede asociarse con el mundo en ningún sentido real. Hablaremos de eso a partir de varios pasajes.

Entonces comencemos al ver Mateo 16, Mateo 16. Retomaremos la historia tan conocida de la confesión de Pedro en el versículo 13, “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ese es el momento más alto de la vida de Pedro. Cada uno de nosotros podría desear que el Señor nos dijera, Lo que has hablado es directamente del cielo.

Bienaventurado eres, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ese es el punto alto de Pedro. Un punto tan alto, que el Señor dice, “Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Digo, estas son identificaciones, sorprendentes, sorprendentes dadas a Pedro. Él es parte del fundamento de la iglesia. A él se le dan las llaves del reino. Esto quiere decir, que él le puede decir a la gente cómo entrar al reino y qué hará que se queden afuera del reino. A él es dada ese tipo de autoridad delegada por parte de Dios. Este es el punto alto de Pedro; él está hablando por parte de Dios, y ese es el testimonio mismo de Dios.

En una contradicción inmediata a eso, usted viene al versículo 21: “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!;” en el espacio de quince centímetros, él va de hablar por Dios a representar a Satanás, me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. Este es el punto bajo definitivo en la vida de Pedro; del punto alto al punto bajo en dos pasajes adyacentes.

¡Quítate de delante de mí, Satanás! Noten que Jesús le dijo eso a un apóstol, el apóstol principal, el apóstol que sería un testigo ocular de la resurrección, el apóstol que predicaría el primer sermón en la fundación de la iglesia en el día de Pentecostés, el apóstol que sería el predicador a lo largo de la primera mitad del libro de los Hechos. Quítate de delante de mí, Satanás. Ese es lenguaje fuerte, y el Señor usa el verbo JUPAGE, vete. Es una reprensión fuerte. Y aparece en otro lugar en Mateo: en el cuarto capítulo y el décimo versículo, cuando Satanás vino a tentar a Jesús, y Jesús dijo lo mismo al diablo. Jesús le dijo a Pedro exactamente lo que le dijo a Satanás. Y esa es la razón por la que lo sigue al decir, no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres. La reprensión más fuerte. Has tomado los objetivos de Satanás.

La tentación fue la misma. ¿Cuál fue la tentación de Satanás? Darle al Señor los reinos del mundo sin la cruz, ¿verdad? La corona sin la cruz, el reino sin la cruz. Póstrate ante mí, y Te daré todas esas cosas. El diablo todavía está diciendo eso, y se lo está diciendo a los evangélicos. Puedes evitar la ofensa, puedes evitar la hostilidad, puedes evitar la persecución, puedes ajustar el mensaje, y puedes tener el reino sin la cruz. Puedes tener la corona sin la cruz. Esta es la reprensión más devastadora que jamás salió de los labios del Señor hacia un discípulo: Has tomado la causa de Satanás.

Usted está en colaboración con el diablo cuando piensa que va a haber una corona sin una cruz, cuando piensa que va a cumplir el propósito de avanzar el nombre de Cristo mediante el evangelio sin sufrimiento. Todo lo que podía ser identificado bajo el término pragmatismo está diseñado para eliminar el sufrimiento. Y nuestro Señor dice, Me eres tropiezo. Pedro quiere decir piedra. Sobre esta roca edificaré Mi iglesia. Pedro va de una piedra, a una roca, a una piedra de tropiezo.

Si quiere obstaculizar los propósitos de Dios, tome la causa del diablo para extender el reino sin el conflicto, para extender el reino sin el sufrimiento, para extender el reino sin la cruz. No pones la mira en las cosas de Dios sino en las de los hombres. La peor reprensión, claro, para este discípulo amoroso que solo quiere ayudar a Jesús. ¿Verdad? Solo quiere ayudar a Jesús, ayudarlo a evitar el sufrimiento. Y el camino del diablo siempre es eso, tratar de que los cristianos piensen que el reino de la luz puede avanzar sin sufrimiento al hacer ciertas concesiones y compromisos con el reino oscuro.

El pecado de Pedro ha sido repetido incesantemente a lo largo de toda la historia de la iglesia, y está siendo hecho en la actualidad. Los cristianos han estado tratando de ayudar a Jesús a edificar Su reino al hacer tratos con el diablo. Todo esfuerzo por extender el reino mediante algún plan mundano es hacer la obra del diablo.

Jesús dijo, “Me aborrecen porque les digo que sus obras son malas,” Juan 7:7. En Juan 15:18 al 23, Él dice, si me aborrecieron, los van aborrecer a ustedes. Esto es una consecuencia lógica. Pero los líderes débiles siempre tienen la tendencia a tratar de eliminar la hostilidad. Buenas intenciones, y quizás incluso amor por Cristo, motivando esfuerzos por extender el reino mediante presión política, pragmatismo, cambio social, evangelio superficial, entretenimiento, manipulación emocional, aceptación de pecado. Todo es cruzar a las tinieblas y hacer la obra del diablo.

El camino de nuestro Señor es quedarse del lado del reino de la luz, y hay una línea dura entre el reino de las tinieblas y el reino de la luz. En Segunda de Corintios capítulo 10 hay un pasaje definitivo que le pido que vea por un momento. Segunda de Corintios capítulo 10, y usted lo conoce, versículos 3 al 5, en donde el apóstol Pablo dice que, aunque somos humanos, en el versículo 3, no usamos armas humanas. No podemos pelear la guerra espiritual con armas humanas, estrategias humanas. “Las armas de nuestra milicia no son humanas, no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios.”

En lugar de hacer una alianza con cosas levantadas contra el conocimiento de Dios, las despedazamos, las aplastamos, y estamos llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, y estamos prontos para castigar toda desobediencia. Esto simplifica la vida en el reino, la cual es obediencia, total, completa a Cristo. Y cualquier cosa levantada contra el conocimiento de Dios, contra la obediencia a Cristo, sobre eso traemos la verdad como si estuviéramos aplastando fortalezas, fortalezas ideológicas llamadas argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. Nuestro trabajo no es hacer alianzas con el mundo y pensar que al hacer eso podemos extender el reino, como si Satanás estuviera viniendo al lado de Cristo para ayudarlo en la edificación de Su iglesia.

Todo lo que está en el mundo está pasando, ¿verdad? Primer de Juan. “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo.” Todo tiene una vida muy corta de repisa. Santiago 4:4, “La amistad del mundo es” ¿qué? “enemistad contra Dios.”

El reino de la luz no necesita ayuda del reino del diablo. No necesitamos un grupo de presión política en Washington presionando con alguna noción rara de que de alguna manera, los políticos pueden ayudarnos a extender el nombre de Jesucristo. Es irrelevante lo que son las leyes en algún país, este o cualquier otro país; no tienen nada que ver con el reino de la luz. No importa qué leyes sean hechas o no sean hechas, qué leyes beneficien al reino por lo menos en un sentido temporal, y qué leyes hagan más difícil ser un cristiano. Tienen cero efecto en la edificación de la iglesia. Jesús dijo, “Edificaré mi iglesia, y las puertas del hades no prevalecerán contra ella. Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; no perderé ninguno, sino los resucitaré en el día postrero.” Nosotros, dice Pablo en 2 de Corintios 2, siempre triunfamos en Cristo Jesús, ¿verdad? Cristo siempre triunfa, nosotros dice Pablo en 2 Corintios 2, siempre triunfamos en Cristo Jesús, ¿verdad?

No tiene convenio con el mundo. No necesitamos buscar la atención del mundo. No necesitamos aceptar los intereses del mundo, como si de alguna manera hacer eso abre un camino para que la gente sea salva, cuando lo único que necesitamos hacer para traer a los elegidos a salvación es predicar el evangelio. El camino de nuestro Señor es quedarse del lado de la luz. Los evangélicos se han vuelto como Pedro, ofreciendo un mejor camino que la proclamación valiente, sin compromisos, compasiva, amorosa, del evangelio que ofende al pecador, que ofende al pecador, y busca romper la comodidad y el contentamiento del pecador al traerlo al reconocimiento fuerte del juicio eterno de Dios.

Pero los evangélicos se han vuelto como Pedro; están buscando alianzas con Satanás que piensan que de alguna manera pueden ayudar al reino. Le dije a nuestra congregación hace unas semanas atrás que realmente nunca podría preocuparme por la libertad religiosa. No pelearía por la libertad religiosa porque no voy a pelear por la idolatría. ¿Por qué pelearía porque el diablo tenga tantas religiones falsas cómo es posible, y todas ellas disponibles a todo mundo?

Bueno, la gente diría, “Es terrible decir eso. ¿Qué hay acerca del cristianismo?” El cristianismo avanza con o sin libertad religiosa. Y siempre habrá, siempre habrá libertad religiosa para todas las mentiras. Toda religión falsa va a ser libre porque está ligada al reino de las tinieblas que opera en el mundo. Y los cristianos, sea cual sea la etiqueta de libertad religiosa en su sentido más amplio, los cristianos siempre son el objetivo, incluso con libertad religiosa, de la hostilidad de pecadores.

Los apóstoles voltearon de cabeza al mundo sin ayuda del mundo, sin acción social, sin alianzas. El reino malo de las tinieblas odia lo que Dios ama y ama todo lo que Dios odia, y el reino de las tinieblas nunca es un amigo de la luz. Los gobernantes malos han cambiado la verdad de Dios por una mentira, por mentiras, y operan bajo el mentiroso definitivo: Satanás mismo, quien es un mentiroso y el padre de mentiras. No hay absolutamente ninguna razón para que nosotros hagamos alguna alianza con él, y voy a explicar eso un poco más conforme avanzamos. Todos los gobernantes impíos son adelantos del Anticristo, lea Apocalipsis 13:1-9. Todos los gobernantes impíos son adelantos del Anticristo.

Entonces tenemos dos reinos: uno, el reino de Dios, el reino de la verdad, el reino de Cristo; el otro, el reino de Satanás, el reino de las mentiras, el reino del Anticristo. Entonces ¿cuál es el mandato de la iglesia en el mundo? Hay varios pasajes que podríamos ver. Permítame llevarlo a Efesios capítulo 5 porque lo explica, Efesios 5, y podemos retomarlo en el versículo 5.

 

“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo eras tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor, andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad).” Versículo 7, “No seáis, partícipes con ellos.” No tengan alianza con el reino de las tinieblas, eso sería justo, o recto. “No sean engañados,” versículo 6, “con palabras vanas.” No estén en ninguna alianza con el reino de las tinieblas.

En Colosenses capítulo 2, versículo 6, “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él, arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad, que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Y vosotros estáis completos en Él.”

Capítulo 3 de Colosenses, palabras conocidas: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba no en las de la tierra.” E incluso abajo en el versículo 12, “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia, soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. La paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”. Ese es el resumen de su vida: está relacionada a Dios y a Cristo. Todo, todo en su vida está relacionado al que reina en el reino de la luz.

Ahora podríamos hablar de esos pasajes, pero hay otro que realmente quiero que vea conmigo: Segunda de Corintios capítulo 6. Y un pasaje muy conocido, pero creo que pasado por alto, para el perjuicio de la iglesia, ciertamente en este período de tiempo. Segunda de Corintios 6:14. Tengo mucho qué decir, y voy a tratar de comprimirlo en la cantidad de tiempo que tenemos aquí.

La afirmación de apertura del versículo 14 no necesita mucha explicación, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos.” ¿Es difícil de entender eso, difícil de comprender? “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos.” Es una afirmación incondicional. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré. Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” Después versículo 1 del capítulo 7, “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” Y la contaminación, es la contaminación de esas alianzas.

Dos reinos que se oponen: uno está marcado por la justicia, la luz, Cristo, los creyentes, y Dios; el otro está marcado por la injusticia, las tinieblas, Belial, los incrédulos, y los ídolos. No hay posibilidad de que se puedan unir estos dos reinos en algún convenio, alguna comunión, alguna armonía, algún beneficio mutuo. Uno es antiguo, el otro es nuevo; uno es terrenal, el otro es celestial; uno es mortal, el otro vivifica; uno es material, el otro es espiritual; uno está lleno de mentiras, el otro es veraz.

Así que el mandato, entonces, en el versículo 14, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”. Eso no significa que usted debe divorciarse de un incrédulo. Pablo se dirige a eso, ¿no es cierto? Primera de Corintios 7. No significa aislamiento porque Pablo mismo dice, “Soy todas las cosas a todos los hombres, para que pueda por todo medio ganar a algunos.” Y Jesús dice en Juan 17 en Su oración Sumo sacerdotal, “No pido, Padre, que los quites del mundo, sino que los guardes del maligno.” Entonces no estamos hablando de aislamiento, estamos hablando de estar unidos.

Ahora vea eso, porque realmente es muy importante. Significa yugo desigual; y esa es, creo, la traducción autorizada, y es una buena porque este comentario, este mandato realmente, No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, es una prohibición basada en Deuteronomio 22:10. Y Deuteronomio 22:10 dice, “No ararás con buey y con asno juntamente.” Usted no puede arar un surco derecho con dos bestias diferentes con dos naturalezas diferentes, con dos pasos diferentes, con dos disposiciones diferentes, que están diseñadas de dos maneras diferentes.

Usted no puede conectarse en una causa en común, esa es la idea. Usted no puede conectarse en una causa en común. Esto no es nuevo. Jeremías se dirigió a esto en uno de los pasajes más maravillosos en Jeremías. Capítulo 2, escuche esto, “Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad e tu juventud,” hablándole a gente judía, “me acuerdo del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables, mal venía sobre ellos, dice Jehová.”

“Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí?” Hubo un tiempo en el que eras como novia, y estabas disfrutando la intimidad y la bendición de nuestra relación, y eras protegida por Mí. ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? “¿Por qué se fueron lejos de mí y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y aquí está la condenación específica, los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.” Desviación de su relación con el Dios verdadero.

“Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé”. Y al final del capítulo Él dice esto: “Dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. ¿Por qué hace eso el pueblo de Dios? ¿Por qué se desvían al mundo? Esto no es nada nuevo; esta fue la historia de Israel como también la historia triste de la iglesia.

Y Satanás siempre busca perturbar la obra de Dios, y hace eso al unir a la iglesia al reino de las tinieblas. Está en las parábolas de Mateo 13 en donde Jesús dice que el diablo vendrá y sembrará cizaña entre el trigo, o al engañar. O el diablo siembra incrédulos en la iglesia o engaña a la iglesia para hacer alianzas con el mundo.

El interés actual dominante de la iglesia defectuosa está en la esfera del racismo, feminismo, y homosexualidad; y esto ha creado un caos masivo en los evangélicos. El reino de la luz uniéndose a la filosofía racista, amargada, vengativa, sin gracia, de teoría crítica de raza, interseccionalidad, racismo sistémico, feminismo nacido de la Ilustración 300 años atrás por parte de ateos que odian a Dios, rechazan a Cristo, anti familia, anti cristianos que fueron impulsados por pasiones sexuales extrañas. Lo único que tiene que hacer es leer el libro de Philip Johnson de Los Intelectuales para saber que esos filósofos fueron algunas de las personas más desviadas que jamás se levantaron al poder intelectual.

Pero todos los temas que generaron a nivel social ahora se han vuelto el interés de la iglesia. La iglesia se está esforzando por asociarse con el mundo en su esfuerzo por arreglar cosas que no están bien en el planeta. Y todos sabemos que hay muchas cosas que están mal. Esto no es nuevo. Génesis 6, cuando el Señor vio la tierra, lo único que vio fue solo de continua mal, ¿cierto? Y solo de continuo mal.

Entonces si va arreglar el planeta, tiene un trabajo bastante grande. Si va a corregir todos los males sociales, si va a arreglar todo abuso, ese es un problema muy desafiante, particularmente si no hace nada por cambiar a la gente, porque usted descubrirá que la gente pecaminosa pecará. Si usted levanta una barrera en una categoría para prevenir un pecado, simplemente se van a desviar a otra categoría en donde el pecado encuentra vida.

Entonces ¿qué está haciendo la iglesia al unirse en una causa en común con el mundo, una causa en común con sus distorsiones de la verdad y la realidad, con sus actitudes de odio hacia Dios, de rechazo hacia Cristo? El pasaje de Pablo aquí es muy, muy poderoso, entonces escarbemos en él un poquito. Quiero que lo vea desde las tres perspectivas que son las más obvias: pasada, presente, y futura. Él está haciendo referencia al pasado, si tan solo en un sentido indirecto, cuando abrimos con el versículo 14, “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos”. De nuevo, tomo eso de Deuteronomio 22:10, y eso me lleva al Antiguo Testamento. Veamos el pasado. 

¿Cuál fue la actitud de Dios hacia las alianzas entre Su pueblo y el mundo en el pasado? Bueno, el Antiguo Testamento está lleno de prohibiciones. Regresemos y veamos algunas de ellas, simplemente para que tengamos el panorama completo. Hay muchos lugares adonde ir, pero comencemos con el capítulo 23 de Éxodo, el capítulo 23 de Éxodo y versículo 31: “Fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Éufrates, porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti. No harás alianza con ellos, ni con sus dioses. En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo”.

Ahora hemos presentado ahí la realidad de que Dios le dice a Israel, “Necesitas quitarlos de la tierra porque no puedes sobrevivir su presencia”. Así de poderoso y engañoso es el mundo impío, aún para el pueblo de Dios. Necesitas conquistarlos, necesitas conquistarlos. Necesitas destruirlos. Necesitas expulsarlos porque no puedes sobrevivir si todavía están ahí. Así de poderoso y engañoso es el mundo.

En el capítulo 34 de Éxodo y versículo 12, “Guárdate, de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Más bien, derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera, porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios Celoso es. Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses y te invitarán, y comerás de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas. No te harás dioses de fundición.” En otras palabras, esto es tan poderoso y engañoso que la presencia misma de estos idólatras te va engañar y aspirar.

En Deuteronomio capítulo 7, conforme estaban al borde de entrar en la tierra de la promesa, hay una reiteración de estas advertencias: “Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra,” capítulo 7, Deuteronomio, “para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú, y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las ya has derrotado, las destruirás del todo,” No harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia”. Esto es acción extrema por parte de Dios para proteger a Su pueblo de las influencias poderosas engañosas del reino de las tinieblas.

“Además, no emparentarás con ellas; no darás a tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos, y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros y te destruirá pronto. Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego. Porque tú eres pueblo santo, un pueblo separado, pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.” 

“No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos, —y después esta declaración asombrosa—sino por cuanto Jehová os amó”. El Señor los ama; debido a que los ama, desea protegerlos, y eso significa que Él va a destruir a todos aquellos que los rodean que podrían engañarlos para meterlos a las tinieblas. Esa es Su voluntad para ustedes: que sean protegidos. Obviamente sabemos que no hicieron eso. No se aislaron, no destruyeron a esas personas, no los sacaron de la tierra. Y, claro, se volvieron idólatras.

Isaías 30, “Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí.” Eso se oye como Mateo, ¿no es cierto? Su interés está en, no en las metas de Dios, sino en las del hombre. “Para tomar consejo, y no de mí, para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado. Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado por mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón—esto es conseguir protección política para el pueblo de Dios—y poner su esperanza en la sombra de Egipto.” ¿Cuán extraño es eso? “Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes, todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para oprobio”. Lo único que van a sacar de alianzas con Egipto es vergüenza y oprobio, y van a mostrarle de manera clara al mundo que está viendo que ustedes no confían en su Dios.

Entonces en el capítulo 31 él dice, ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová! Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad. Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos ellos desfallecerán a una”. Usted no saca nada de una alianza con el mundo. Usted no saca nada de confiar en líderes mundanos, políticos.

Entonces esa es la perspectiva pasada implicada por el versículo 14. Regresemos a 2 de Corintios: “No os unáis, en yugo desigual, con los incrédulos.” Eso nos recuerda esas prohibiciones del Antiguo Testamento. Y usted sabe que Dios hizo tantas cosas por aislar a Israel: tenían leyes alimenticias; tenían requisitos de ropa; tenían requisitos de calendario. Todas esas cosas fueron un esfuerzo por mantenerlos protegidos de las tinieblas, las cuales eventualmente, tristemente, los absorbieron.

Ahora entremos al tiempo presente, ¿muy bien? Entonces Pablo ahora nos está hablando, a la iglesia, a nosotros, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente. Tiempo presente, cinco comparaciones. Es casi como si usted quiere decir, MUY BIEN, lo entiendo.

Antes de que llegue a la número cinco, cinco comparaciones hablan del asunto de la vida en la iglesia: ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? Compañerismo es METOCHÉ. Es usada solo aquí en el Nuevo Testamento, pero está relacionada a una palabra que es usada en Lucas 5 para hablar de los socios de negocios de Pedro en la pesca, y es usada en Hebreos capítulo 3 para hablar de nuestra unión con Cristo. Entonces esta es una asociación que es una asociación genuina en un esfuerzo en común, un esfuerzo en común. No es como si usted está sentado junto a alguien viendo algo; es una asociación en un esfuerzo en común. La justicia no puede tener asociación con la injusticia. Mateo 7:23, Jesús, y usted recuerda esto bien, dijo, “Nunca, nunca entrarán en Mi reino porque son injustos, son hacedores de maldad. Son injustos.”

En Primera de Juan, capítulo 3, esa distinción definitiva entre la gente de las tinieblas y la gente de la luz va así: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él”. Todo aquel que permanece en él, no peca, todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe, el que hace justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo…Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”. Se excluyen entre ambos.

Entonces la primera afirmación es, ¿qué alianza? ¿qué causa en común puede tener la justicia con la injusticia? En segundo lugar, ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? La primera tiene que ver con virtud. La virtud es manifiesta por la justicia o la injusticia. Esta va un poco más profunda y tiene que ver con naturaleza. ¿Qué comunión—KOINÓNIA—tiene la luz con las tinieblas? Estas cosas son por definición opuestas. Luz es una metáfora para verdad y virtud; tinieblas es una metáfora para mentiras e iniquidad.

¿Los hijos de luz y los hijos de las tinieblas juntos en algún tipo de causa? No es posible. No es posible con miras a extender el reino. Ustedes pueden estar en un negocio juntos, ustedes pueden estar en un equipo juntos, ustedes pueden trabajar juntos, pero no pueden involucrarse en una alianza en común con miras a extender el reino.

Entonces, en primer lugar, él se está refiriendo a la conducta, justicia e injusticia. Y después él regresa a virtud, luz y tinieblas. Y después él habla de poder. ¿Cuál es la diferencia entre las dos fuentes de poder? ¿Qué concordia? Y esa de hecho es la palabra SUMPHÓNESIS, de la cual obtenemos sinfonía.

¿Qué concordia tiene Cristo con Belial? Ahora usted está hablando de poder. ¿Qué alianza necesita hacer el poder de Cristo con el poder del diablo? Belial es un nombre antiguo para Satanás. Significa inútil. Es usado unas doce veces en el Antiguo Testamento. Es impensable que usted conectara a Satanás con Cristo. Impensable que usted de alguna manera pensara, como un creyente predicando el evangelio, “Necesitas hacer una alianza con la ideología atea, impía, sin Cristo, vengativa, llena de odio, racista”. Y pensar que esas dos van juntas. E ir tan lejos como para decir, eso es parte del evangelio. Eso es imposible.

Usted no extiende el reino mediante alguna alianza con alguna causa en común. Eso es imposible. Usted no extiende el reino de Dios mediante alguna alianza con alguna causa en común en el mundo, incluso esas que puedan tener algunos elementos de validez. La única manera en la que el mundo va a llegar a cambiar es cuando los corazones de la gente cambien, ¿verdad? El Señor quiere que veamos la cooperación con el mundo de esta manera: es unir a Cristo con Satanás.

O, él dice, ¿qué parte el creyente tiene con el incrédulo? Entonces vamos de la conducta, justicia e injusticia, a la virtud, luz y tinieblas, al poder, Cristo y Belial, a los medios. El mundo opera por vista, nosotros operamos por fe. ¿Qué tiene un creyente en común con un incrédulo? Ellos operan puramente a nivel temporal, nosotros operamos a nivel espiritual. Para los cristianos que viven por la fe en el Señor, nuestra confianza está en Él, nuestra fe está en Él, y por eso no cambiamos la fuente de aguas vivas por vasijas rotas. No nos ofrece nada. Operamos en lo sobrenatural por el poder de Dios, el poder de Cristo, y el poder del Espíritu Santo. Lo único que puede hacer el mundo es operar a nivel natural. Nosotros confiamos en Dios, ellos confían en sí mismos. Nosotros confiamos en el Espíritu, ellos confían en la carne. Ellos confían en el poder político, poder militar, fuerza ideológica, poder financiero, nosotros confiamos en Dios.

Y finalmente hay identidades que se oponen. Esta es una palabra grande, “identidad”. Él dice, “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios,” versículo 16, “y los ídolos?” Esto es como en Ezequiel 8. Se acuerda cuando Ezequiel tuvo una visión del Templo, y él vio garabatos de ídolos en el Templo, y después vio dioses falsos en el Templo. Es como en Primero de Samuel 4 al 6, en donde los filisteos habían capturado el Arca del pacto, y la colocaron en la casa de Dagón; y Dios no va a estar junto a un ídolo. Usted recuerda la historia: el ídolo fue tirado la mañana siguiente. Cuando regresaron la mañana siguiente lo levantaron, y la mañana después de eso fue tirado, y su cabeza fue cortada y estaba desmembrado.

No tenemos acuerdo. “Somos el templo del Dios viviente”. Somos el templo del Dios viviente. Que sorprendente afirmación: “el templo del Dios viviente”. ¿Qué tiene que ver el templo del Dios viviente con los ídolos? ¿Qué acuerdo? Eso significa unión. Templo aquí es naos, significa el Lugar santísimo. Somos el templo, ¿verdad? El Espíritu de Dios mora en nosotros. Juan 14:20, Jesús dijo esas palabras sorprendentes: “Yo estoy en el Padre, y ustedes en Mí, y Yo en ustedes.”

“Identidad” es una palabra que está de moda, ¿no es cierto, hoy día? Todo mundo quiere hablar de identidad racial, identidad sexual, identidad de género. Bueno también tenemos una identidad, y esa es que somos el templo del Dios viviente. Es verdad; no soy lo que parezco. Me veo como hombre, pero esa es mi identidad material. Mi identidad verdadera, invisible, real es que soy el templo del Dios viviente. Cristo está en mí; Cristo vive en mí. Y yo no puedo unir a Cristo a un ídolo. Pablo incluso habla de no unir a Cristo a una ramera, ¿no es cierto?

Entonces “no os unías en yugo desigual con los incrédulos”. No se unan como los justos con los injustos. No se unan como la luz con las tinieblas. No se unan como aquellos que son de Cristo con Satanás. No se unan con idólatras cuando ustedes son el templo del Dios viviente. No pueden hacer ninguna de esas cosas y extender el reino.

Hay una verdad más culminante, y está en la última sección aquí. Y está en el futuro. Y esto ha sido pasado por alto mucho creo, entonces esto podría ser un principio fresco para usted. Retomándolo en el versículo 16, en donde Dios dijo, “Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo, y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso. Así, que, amados, puesto que tenemos tales promesas…” estas son las promesas, “…habitaré, andaré, seré, seré,” cuatro veces, cuatro veces. Estas son las promesas.

¿Se da cuenta de que estas son citas del Antiguo Testamento, verdad? Y son un mosaico de promesas del Antiguo Testamento para el pueblo de Dios, escuche con cuidado, relacionadas al reino. ¿Entendió eso? Relacionadas al reino. El reino milenial de Cristo. Son tomadas de pasajes del reino, como Jeremías 24, “Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré y los plantaré. Les daré corazón para que me conozcan, porque Yo soy Jehová, y me serán por pueblo, y seré su Dios, porque se volverán a mí de todo su corazón.” A eso se está refiriendo esto.

Cuando habla él de habitar y andar, él no está hablándole a incrédulos y llamándolos a salvación, él ya habla de nosotros como creyentes y parte de Cristo y la luz y la justicia. Él le está hablando a creyentes y diciendo que la promesa de Dios es de un reino futuro. Jeremías 31:33, “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel, después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” Palabras conocidas de Ezequiel 37: “Y haré con ellos pacto de paz, pacto perpetuo será con ellos…pondré mi santuario entre ellos para siempre. Estará en medio de ellos mi tabernáculo, estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.” En otras palabras, lo que él está diciendo aquí es que todas estas promesas del reino significan que los propósitos de Dios están en línea para culminar en el reinado de Jesucristo sobre la tierra. En otras palabras, será corregido, pero no por algún esfuerzo que hagamos en alianza con el mundo. Será corregido cuando el Rey de reyes venga.

Así, que, teniendo estas promesas, límpiense de estas alianzas no santas. Es la promesa del reino, el reino milenial de Cristo llamado la regeneración, llamado los tiempos de refrigerio, el tiempo de restitución, el Día de Cristo. Es Apocalipsis 19, en donde está presentado con un reinado de mil años de Cristo, conforme Él viene en el capítulo 19 y establece en el capítulo 20 Su reino, y los cielos nuevos y la tierra nueva en últimas.

En otras palabras, viene un día cuando las cosas serán corregidas. La promesa del Rey venidero a juzgar, como en el Salmo 2, viniendo a reinar, culminando el Nuevo Testamento. Isaías nos da elementos de ese reino. Adoración global, mundial de Dios como Rey. Toda rodilla se doblará a Yahweh. Todas las naciones verán Su gloria. Justicia perfecta y equidad, justicia y verdad. Paz entre hombre y hombre, y hombre y animales. Bendición económica, lluvia abundante, vida larga. Sin guerras; seguridad, gozo. Todo eso es el reino, en donde Dios vendrá y habitará con Su pueblo, y caminará en medio de ellos y será su Dios y ellos serán Su pueblo. “Jehová será, Zacarías 14:9 dice, rey sobre toda la tierra. En aquel día será uno, y uno su nombre”. Jehová será uno, y uno su nombre, el único gobernante.

Entonces oigo mucho de un mandato urbano. ¿Ha oído a gente hablar de eso? Tenemos un mandato urbano de reclamar las ciudades. ¿Sabe usted qué es el mandato urbano? Le voy a dar el mandato urbano en las palabras de Jesús de manera muy específica en Mateo 11.

“Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo a que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Por tanto, os digo que, en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras. Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto, os digo que, en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti. Y mientras que el mundo contemporáneo no ha visto los milagros, han tenido la revelación de Dios escrita. Y la rechazaron.

Hay un mandato urbano, y ese mandato urbano es pronunciar juicio sobre todas las ciudades que rechazan al Señor Jesucristo, y advertirles cómo deben ser advertidas. En Apocalipsis 18, “Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.”

“Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.” Ese es el mandato urbano. Dile a las ciudades lo que viene en juicio divino cuando toda la economía global, que está prosperando en la actualidad, es aplastada en el infierno.

Entonces debido a lo que Dios le dijo a Su pueblo en el pasado acerca de la separación del mundo, y debido a lo que nos dice como la iglesia acerca de la separación del mundo, y debido al plan futuro de Dios en el que Dios va a separar y establecer el reino de justicia y rectitud y paz y gozo, el mandato para nosotros ahí en el versículo 17, “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo.” Eso es tomado de Isaías 52:11, el capítulo previo al gran capítulo 53.

Este es un llamado a la separación, un llamado a la separación. Y el día vendrá cuando el Señor nos dará la bienvenida a Su presencia como hijos e hijas y reinaremos con Él en Su reino eterno. Entonces nos limpiamos, capítulo 7 versículo 1, de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. ¿Qué significa santidad? Significa separación, ¿no es cierto?

Entonces nos separamos. Nos separamos, perfeccionando, EPITELEÓ. Ese es un término escatológico esperando que la perfección venga en el reino, esperando que todos los derechos serán establecidos por Dios, quien es perfectamente justo. Él le está hablando a la iglesia; está en el plural: Limpiémonos de toda MOLUSMOS, todas las alianzas impías. No necesitamos alianzas con Satanás para extender el reino, lo único que hace eso es corromper el reino.

Nuestro llamado es claro: Brillar la luz en las tinieblas, no mezclarse con las tinieblas. Marcos 1:15 lo hace muy simple: Dígale a la gente, “Arrepentíos y creed en el evangelio”. Ese es nuestro llamado.

Bueno, dejamos a Pedro en una especie de situación vergonzosa, entonces veamos si podemos recuperarlo. Primera de Pedro capítulo 1, versículo 13. Pedro ha aprendido mucho, y él nos escribe a nosotros, “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.” Espere a Su venida en Su reino. “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia, sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. Bien, Pedro, lo entendiste. Sepárese. Sepárese.

Hágalo porque, conforme se dirige al Padre, usted se está dirigiendo al que lo redimió, no “con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios”. El más grande de todos los precios fue pagado por ustedes. Ustedes son un pueblo único, separado, santo.

Vayamos al capítulo 2, versículo 9. Aquí está Pedro resumiéndolo, tomando mucho del Antiguo Testamento, “Vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios. En otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia”.

“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.” ¿Qué es el día de la visitación? El día en el que Cristo viene para estar cara a cara con la gente que está sentada en Su tribunal. Entonces debe vivir su vida de tal manera que habrán personas que sean influenciadas y vengan a la fe en el evangelio, y junto con usted van a glorificar a Dios en el día de Su visitación de juicio.

Entonces Pedro entendió el mensaje. El mensaje es: “Sepárese del mundo”. Cuando usted se une al mundo, todo se vuelve totalmente confuso. Y algunas palabras finales de Pedro al final de su última carta, “Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, guardaos, no sea que, arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza”. Eso es lo que tenemos que ser cuidadosos de evitar: caer de nuestra propia determinación, nuestra propia convicción, nuestra propia firmeza como aquellos que viven y proclaman la luz. “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”. Pedro se despide diciendo, Simplemente enfóquense en Cristo. Simplemente enfóquense en Cristo.

Creo que hay situaciones ahora en las que hay gente como Pedro. Un día están diciendo algo que sale del cielo, y al otro día están diciendo algo que sale del infierno. Y el caos y la confusión de todo eso está rasgando y haciendo trizas y haciendo pedazos a la iglesia evangélica, porque aquellos que deberían ser amarrados, estar atados, encerrados por el evangelio y solo el evangelio han adoptado causas sociales, y no están haciendo nada más que reorganizar las sillas sobre la cubierta del Titanic. Todo se está hundiendo. ¿Cuál es el punto? La única manera en la que podemos hacer una diferencia en el mundo es al predicar el evangelio, ¿verdad? para que corazones sean transformados.

Padre, te agradecemos por el tiempo esta mañana de pensar en estas cosas. Tantas implicaciones inundan mi mente, y sé que las mentes de estos hombres fieles. Gracias por la determinación de ellos de predicar a Cristo, y a este crucificado; por predicar el evangelio y no ser arrastrados por las cosas que los rodean, incluso algunas de ellas cosas buenas. Sabemos que Jesús nunca entró en actos sociales, y Pablo nunca lo hizo, y tampoco ninguno de los otros apóstoles. Sabían que la única esperanza era un corazón cambiado. No hizo ningún bien reorganizar a pecadores en su condición pecaminosa.

Ayúdanos, Señor, a enfocarnos en predicar el evangelio y solo el evangelio—y predicar Tu verdad, Tu Palabra, desatándola un versículo a la vez, por así decirlo, para que seamos fieles en declarar todo el consejo de Dios. Esa es nuestra oración, oramos en el nombre de nuestro Salvador. Amén.

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