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La misión cristiana en una cultura moribunda: Entrevista con Phil Johnson y John MacArthur

PHIL JOHNSON: John, Estados Unidos hoy es considerada la única superpotencia que queda y un faro que otras naciones deben seguir; pero es obvio que si ves los titulares de las noticias, Estados Unidos está en problemas. En este momento, el terrorismo está en los labios de la mayoría de los estadounidenses, el mundo financiero ha sido sacudido por escándalos que involucran a presidentes de compañías, en nuestras compañías más importantes. A diario, leemos acerca de crímenes horrendos en contra de niños y han habido escándalos políticos, escándalos que involucran al sacerdocio. A diario, hay un baño de sangre ideológico en nuestras universidades y escuelas. Y quiero preguntarte: desde tu punto de vista como pastor, ¿es acaso una coincidencia que tantos problemas serios están plagando a nuestra nación al mismo tiempo?

JOHN MACARTHUR: Phil, no creo que sea una coincidencia, creo que refleja la depravación. Como tú sabes, vemos esto como problemas; y ciertamente, son problemas y son reflejos de la naturaleza caída de nuestro mundo. Pero los vemos a la luz de un trasfondo de comodidad, prosperidad, riqueza, libertad, democracia. Y entonces, creo que, en un sentido, en cierta manera, se entrometen en la tranquilidad estadounidense y del, entre comillas, sueño estadounidense. Pero francamente, como tú sabes, están por aquí. Y están diciendo, tú sabes, las cosas no están saliendo exactamente como deberían salir, todos tenemos estos problemas.

Lo que estamos viendo en Estados Unidos es la depravación que está derramándose y saliéndose por algunas de las rejas de protección que hemos tratado de construir en torno a ella. Hemos tratado de enfrentar la moralidad a nivel cultural, a nivel legal. Hemos tratado de mantener un estándar moral judeocristiano en Estados Unidos y hemos podido hacer eso a lo largo de los siglos. Pero como dice en el capítulo 14 de Hechos, Dios ha permitido que las naciones sigan por su camino. Y eventualmente, no puedes contener esta depravación. Cuando la influencia cristiana es fuerte, es porque hay muchos cristianos. Y conforme los no cristianos comenzaron a ser más que los cristianos, y conforme comienzan a ganar la ascendencia y el poder y la cultura se aleja de los inicios cristianos, como los tuvimos en Estados Unidos y lo mismo es el caso en Europa post reforma, conforme esas naciones que fueron semilleros de la reforma, conforme Estados Unidos se aleja de eso, todo comienza a desmoronarse. Las costuras comienzan a deshacerse y sale la depravación. Y eso es lo que estamos viendo por todos lados en Estados Unidos.

Y entonces, lo digo, es trágico. Es una indicación de nuestra pecaminosidad. Es una indicación del hecho de que la impiedad domina al punto en el que como tú sabes hay una fuerza política de presión tremenda que quiere buscar la libertad y quiere asegurarse que ningún estándar cristiano se imponga sobre nadie. Y lo apoyan diciendo “demandamos la separación de la iglesia y el estado porque eso es constitucional”. Todos sabemos y conocemos la constitución, que eso es una perversión de lo que la constitución quiso decir.

Entonces, simplemente creo que estamos viendo el flujo natural de depravación saliendo por las costuras en donde en el pasado fue contenido por un compromiso cristiano que influenciaba a la sociedad, que ahora ha disminuido y ha muerto. Ahora, el secularismo se ha apoderado de la época. Las iglesias, en muchas maneras tienen la culpa, porque son tan corruptas. El liberalismo ha destruido las denominaciones, etcétera, etcétera, etcétera. Pero esto, simplemente es el salir de la depravación y creo que inclusive, estamos mucho mejor que muchas, muchas naciones en el mundo -si no es que la mayoría de las naciones en el mundo. Y no diríamos que es algún tipo de juicio que podría ser equiparado con algunas de las cosas más horrendas que la gente está atravesando. Pero lo veo como una indicación de que Dios nos ha dejado irnos por donde hemos querido ir y ése es el tipo de juicio de Romanos 1.

PHIL: Es algo aterrador ver esto. Si tú tan solo ves el corto período de tiempo de mi vida y ves el declive de la sociedad, el nivel de actividad en contra del cristianismo, la liberalidad de nuestros estándares morales y todas estas cosas, parecen estar claramente yéndose en una dirección de declive rápido. Y la verdad, no estamos tan mal ahora como algunas otras naciones. Pero la historia muestra, con el levantamiento y la caída de las naciones, que podríamos estar dirigiéndonos en esa dirección.

           

JOHN: Oh, no creo que haya duda acerca de eso. Yo creo que las señales no son eso, que hay gente, como tú sabes, deshonesta - siempre ha habido gente de deshonesta. A la gente no le gusta que mintamos. No es que simplemente hay algunas personas que no dicen la verdad, la mentira ahora no es vista como algo tan malo como algunas otras cosas. Entonces, si la mentira ayuda a hacer algo noble de algo que parece no ser noble. O si la mentira te lleva a un fin mayor, sea un fin económico o si es postura o posición para ti. Y si la mentira te gusta, y si va a ayudarte en tu autoestima… entonces, miente. Entonces, tienes una moralidad tan torcida y pervertida y creo que eso es de lo que Romanos 1 está hablando cuando dice que Dios los entregó a una mente reprobada.

No es nada más que cometieron pecados sexuales como señala Romanos 1, y pecados homosexuales. Es que la mente se acabó y todo fue torcido y pervertido y volteado de cabeza, como dice Isaías 5. “Le llamaste amargo a lo dulce y a lo dulce amargo y revertiste todo. Llamaste a lo bueno malo y a lo malo bueno”. Y todo ha sido pervertido. Y una vez que eso sucede, no hay manera de regresar. Si esa ideología domina, si la ideología dice lo que funciona es lo que importa, el pragmatismo gobierna el día de hoy, sea lo que sea que edifique tu autoestima psicológica, sea lo que sea que te haga sentir bien acerca de ti mismo es lo que es más importante, no hagamos que la verdad sea algo importante. Una vez que has llegado ahí, entonces tienes una estampida de personas que creen que por todo medio, por cualquier medio, ellos merecen tener la perspectiva o manera de pensar que quieran tener. Y de esta manera, vivir como quieran vivir.

PHIL: Y eso es claro, ¿no es cierto?, que nuestra cultura ha abrazado exactamente esa manera de pensar. Ahí es donde estamos.

JOHN: Eso es lo que técnicamente se llama postmodernismo que dice, como tú sabes, el modernismo fue la búsqueda de la verdad y el postmodernismo es que no hay verdad. Tienes tu verdad, yo tengo mi verdad. Lo que funcione para ti, está bien para ti y lo que funcione para mí, está bien. Y ahora, tienes una colisión masiva sin estándar, sin una plomada, sin un estándar objetivo, definitivo que se aplica a todo el mundo.

PHIL: Probablemente no haya un cristiano pensante que nos esté escuchando, que no vea estos problemas y luche con ellos diariamente. Y en lo que queremos enfocarnos en esta próxima media hora, inclusive en la transmisión de mañana, es qué podemos hacer nosotros como cristianos para confrontar estas corrientes.

Pero antes de que comencemos a hablar de qué hacer, necesitamos saber exactamente cuál es el problema. La naturaleza del problema que estamos enfrentando.

JOHN: Bueno, yo creo, Phil, que el que el fondo es la falta de un estándar. La falta de un estándar fijo trascendente. Una ley, por así decirlo. Un conjunto de leyes, un código de leyes, un estándar de moralidad, de ética, una realidad espiritual que es universal, que se aplica a todos, todo el tiempo. Digo, entendemos el valor de eso. Digo, tenemos leyes en Estados Unidos que se aplican a todo el mundo todo el tiempo. Están en los libros y no importa quién eres o dónde estás, si tú violas esas leyes, hechas a andar el proceso judicial. En primer lugar, la policía va a venir; y después, el proceso judicial va estar ya avanzando. Y, de hecho, va a establecer un castigo para ese tipo de crimen.

Entendemos que todo el mundo no puede vivir siguiendo diferentes reglas. No puedes tener un límite de velocidad de 80 km/h para aquellos que lo prefieran y uno de 140 km/h para aquellos que lo prefieran. No puedes tener una ley en contra del abuso de niños y de la violación y del homicidio o lo que sea para esas personas que quieren vivir de esa manera y hacer a un lado la ley para cualquier persona que no quiere. Todos entendemos eso y peleamos por eso. Y nos enojamos si alguien trata de violar eso.

Digo, ve lo que está pasando en este momento. Tenemos a todos estos pederastas y estos secuestros de niños y secuestros y algunos de los crímenes más horrendos que son cometidos en contra de estos pequeños preciados. Y existe este enorme clamor en contra de eso. Y como tú sabes, en algún punto, te quieres poner de pie y decir: “entonces, ¿por qué? ¿Por qué está mal hacer todo esto? Digo, ¿quién dijo que estaba mal hacer esto?” Pero creo que ése es el problema primordial que enfrentamos en la actualidad. No hay un estándar permanente fijo, objetivo, para la realidad moral y espiritual a la cual toda persona es responsable. Hay uno, es la Palabra de Dios, pero es rechazada como el estándar a favor de que todo el mundo establezca su propio estándar.

PHIL: Veo a dónde vas con esto. Permíteme tratarte de hacer que seas más explícito. Estás diciendo que no crees que el problema primordial, el asunto primordial moral que confronta nuestro país en la actualidad no es la pornografía, no es la homosexualidad, no es el aborto, no es la educación liberal; no es ninguna de otras estas otras cosas que identificamos de manera típica. El problema real básico moral en Estados Unidos es la ausencia de confianza en la Palabra de Dios.

JOHN: Bueno, sí, eso es totalmente correcto. La ausencia no sólo de confianza en la Palabra de Dios, sino la ausencia de sumisión a la misma como la autoridad absoluta. Tú y yo fuimos a Italia en una ocasión. Yo caminé en Pompeya, la cual fue preservada debido al volcán Vesubio. Y vi los muros de los hogares en Pompeya; y vi las cosas más horrendas, obscenas, pornográficas en frescos del primer siglo en Italia que estarían al nivel de cualquier cosa pornográfica de la actualidad. La única diferencia era que el medio era diferente. Este es un fresco permanente. En la actualidad no, es una revista o una película o lo que fuera. Digo, esto no es nuevo. Esto no es estadounidense. De una u otra manera, la naturaleza corrupta del corazón humano, la cual está inclinada hacia la sexualidad, hacia el pecado heterosexual y al pecado homosexual; eso no es nada nuevo en absoluto.

Regresa a Génesis, capítulo 19, en donde tienes una ciudad entera entregada a la homosexualidad, en donde quieren violar a ángeles que se aparecen. Son tan bajos, Sodoma y Gomorra. Eso no es nuevo. No es algo único de la cultura estadounidense. Inclusive el aborto. Puedes regresar a la historia, el aborto se ha llevado a cabo a lo largo de toda la historia. Eso no es algo nuevo. Eso no es algo que surgió en Estados Unidos. La muerte de infantes pequeños, sea cual fuere la razón; entonces, esos no son los problemas. El asunto es que todo se sale de control cuando no hay un estándar fijo. Y cuando esta nación decidió que estaba por encima de la Palabra de Dios, se colocó a sí misma en una dirección al pecado que es literalmente caótico y destructivo.

PHIL: ¿Cómo es que la nación decidió esto? ¿Crees que hay una conspiración por atacar esto?

JOHN: No creo que sea una conspiración en el sentido de que hay unos cuantos hombres a cargo de esto. Tú sabes, seres humanos reuniéndose en algún lugar, en algún lugar secreto. Pero creo que hay una conspiración, pero no es una humana. Yo creo básicamente que es la misma conspiración antigua del enemigo, Satanás, cuyo deseo, desde la época del huerto en adelante, fue hacer que la gente creyera que Dios es un mentiroso. “¿Conque Dios ha dicho?” Él le preguntó a Eva. Y después, Él se voltea y dice: “Dios no dijo”. Y como tú sabes, atacar la autoridad divina es lo que Satanás hace. Él se disfraza a sí mismo como un ángel de luz. Él viene, se presenta como la fuente de la mejor información, el enfoque correcto a la vida y ataca la Verdad de Dios.

En ese sentido, hay una conspiración. Y lo que tú tienes es una población de los hijos del diablo, digo, si no eres un cristiano, Jesús dijo: “tú eres de tu padre el diablo”. Efesios 2 dice: “si no eres un cristiano, tú estás bajo la autoridad del príncipe de la potestad del aire”. Entonces, él hace esta afirmación. El Espíritu que opera en los hijos de desobediencia.

Entonces, tienes a personas no regeneradas que están, al grado que sea, bajo el control de Satanás. Están promoviendo el punto de vista de Satanás y simplemente, hay más y más de ellos. Están en la mayoría de la sociedad y entonces, como consecuencia, los objetivos satánicos van ascendiendo en influencia. Y la Palabra de Dios es atacada. No es como si un hombre está dirigiendo todo esto. Un humano o un comité. Simplemente, Satanás en su reino, en todo punto en donde él tiene hijos haciendo todo lo que pueden hacer por destruir la Palabra de Dios.

PHIL: ¿Crees que la Iglesia en parte tiene la culpa por no haber cumplido con su trabajo?

JOHN: en donde quiera que la Iglesia, seamos específicos, en donde quiera que un pastor, en donde quiera que un predicador, en donde quiera que un teólogo, en donde quiera que un maestro, en donde quiera que una persona dijo ser cristiana y no fue fiel en afirmar y mantener en alto la inerrancia absoluta y la autoridad de las Escrituras, tienen un peso enorme de responsabilidad.

PHIL: ¿Acaso los cristianos deben confrontar los pecados de nuestra cultura? Sé que has sido acusado por alguno de tus críticos, de vez en cuando, de sugerir que nosotros, como cristianos, deberíamos quedarnos callados y no confrontar los pecados de nuestra cultura. ¿Es eso lo que enseñas?

JOHN: Bueno, te voy a decir: no sólo se nos manda confrontar los pecados de la cultura, Phil, se nos manda confrontar los pecados de la Iglesia. ¿El juicio comienza en dónde? Comienza en la casa de Dios. Digo, como pastor, tú sabes, tú te has sentado bajo el ministerio durante años. Tú sabes que cuando me levanto y me paro en el púlpito, casi puedes tener la certeza de que hay dos cosas que voy a hacer: una, voy a confrontar los pecados de la cultura; y la otra es que voy a confrontar los pecados de la Iglesia, porque el crecimiento espiritual, como también la conversión, son el producto de la penitencia.

Digo, ¿no entendemos eso? ¿No creemos que, para ser salvo, una persona tiene que entender el pecado? Él tiene que verse a sí mismo como esta persona en bancarrota, llorando por su impiedad, entendiendo su condición miserable, sabiendo que está aislado de la vida de Dios, que es ciego. Que ha sido cegado por su pecado, está cegado por Satanás, el Dios de este mundo, que él se dirige al juicio y que él es un prisionero cautivo, condenado, esperando el ser ejecutado.

En otras palabras, él está llevando el peso y la vergüenza de su pecado opresivo en su vida. Obviamente, tenemos que confrontar a los pecados de la cultura. No en un sentido para condenar la cultura, sino para despertar a la gente a la realidad de los pecados que condenan a los individuos. Digo, en otras palabras, no es que estamos tratando de arreglar la cultura. Es que estamos tratando de llamar a la gente que constituye la cultura, llamarlos al arrepentimiento.

Entonces, claro, confrontas los pecados de la cultura. Pero los confrontas no con miras a que, de alguna manera, manipules estructuras sociales para cambiar la conducta, sino llamar a los pecadores en la cultura a reconocer sus pecados y clamar por perdón. Después, continúas confrontando el pecado, inclusive en medio de la gente de Dios, porque constantemente los llamas a la santidad. Ése es el punto de la santificación.

PHIL: No puedes ser un cristiano fiel y no hacer esas cosas. Jesús dijo: “vosotros sois la sal de la tierra, la luz del mundo.” ¿Y qué es exactamente lo que quiso decir Jesús con eso?

JOHN: Eso es lo que Él quiso decir con sal. Claro que el retrato es influencia. Traes al mundo la influencia; y no es sólo la influencia de un buen hombre, es la influencia de la verdad del Evangelio. Es la influencia del mensaje de redención. Como luz, brillas el mensaje de salvación en la oscuridad.

Me parece irónico para mí ver a la gente, muchas de las personas en las iglesias, que tienen a todo el mundo apuntándose para marchar al municipio y protestar en contra del aborto. Y ellos firman todas esas leyes y todo eso en contra de la pornografía y trabajan en contra de la homosexualidad y quieren asegurarse de que tengamos oraciones en las escuelas y los diez mandamientos en la corte. Eso es algo muy importante para ellos y todos se alinean por hacer eso.

Pero muchas de esas mismas iglesias, no vas a oír al pastor ponerse de pie y predicar acerca de pecados individuales en las vidas de la gente como individuos que se están sentando en esa congregación; y es menos probable que oigas al predicador ponerse de pie y hacer lo que dice Mateo 18. Digamos que José, por aquí, ha sido infiel a su esposa. Él no se quiere arrepentir y lo vamos a sacar de la Iglesia. Pero eso es exactamente lo que la Biblia dice que hagamos.

Algunas de las mismas iglesias y organizaciones cristianas que quieren tomar la postura de estar en contra del aborto y la homosexualidad a nivel colectivo y todo eso, y todos estamos en contra de eso, no pensarían en confrontar esos pecados en la vida de una persona. Ni una persona sentada en una congregación típica en la actualidad haría lo que las Escrituras dicen. “Si tu hermano está en pecado, ve a tu hermano”. Un cristiano, como individuo, te acercas a alguien y le dices: “sabes, estás en pecado por lo que hiciste, por lo que dijiste. Porque estuviste en este chisme; porque has sido fiel a su esposa o debido a esto o aquello.” Simplemente, queremos hablar y queremos hacer que la Iglesia realmente sea amigable para los incrédulos. Queremos estar a nivel colectivo en contra del aborto y queremos estar a nivel colectivo en contra de estos otros tipos de cosas.

Me acuerdo hablar con un pastor de una de las iglesias más grandes de “iglecrecimiento” en el país. Y le dije: “si tuvieras a un hombre que estuviera viviendo en pecado homosexual en tu Iglesia y él comenzara a venir, ¿cuánto tiempo tomarías antes de que lo confrontaras?”

Nunca olvidaré su respuesta. Él me dijo: “Ah, probablemente serían dos años.” “¿Dos años?” le dije, “¿por qué? Él dijo: “bueno, nos gustaría asegurarnos de que él realmente se sintiera aceptado.” ¿Qué es eso? Estás en contra de la homosexualidad, tienes a un hombre en homosexualidad que refleja su condición pérdida y, ¿ni siquiera te vas acercar a él y confrontarlo? ¿Qué tipo de estándar doble es ese?

PHIL: La sal ha perdido su sabor.

JOHN: Absolutamente. Digo, ¿qué significa sal? ¿Estamos hablando acerca de un esfuerzo colectivo que se manifiesta en la derecha religiosa, a nivel político? ¿Estamos hablando realmente de salar la vida de ese hombre? ¿O de realmente traer la luz contra esa oscuridad?

PHIL: John, conforme vemos el declive de la sociedad y toda la putrefacción moral que nos rodea, es tentador para nosotros como cristianos, llegar a no tener esperanza o desanimarnos. Permíteme preguntarte, conozco tu respuesta, pero quiero oírte decirla. ¿Está Dios preocupado o está afligido o sorprendido por lo que está pasando en nuestra cultura?

JOHN: Bueno, Dios no está sorprendido por nada y tampoco nosotros deberíamos estarlo. No me sorprende que Estados Unidos esté así. He dicho esto tantas veces, ¿qué esperas? La gente no convertida va a actuar como gente no convertida. Por un tiempo, pueden refrenarse.

Por ejemplo, si fueras un musulmán viviendo en Irak, es muy poco probable que vayas a cometer adulterio públicamente, porque te matarían. Es poco probable que vayas a robar un banco, porque te cortarían las manos - si es que no te matan. Puedes colocar algunos refrenos artificiales, puedes formular algunas leyes y puedes crear algunas consecuencias severas que causarán que la gente se conforme. Entonces, hay maneras en las que puedes refrenar las tendencias de la gente hacia el peor tipo de conducta. Pero al final del día, en Estados Unidos, no tenemos la capacidad de hacer eso, porque no estamos dispuestos a ser una operación de la Gestapo, ni tampoco operar de la manera en la que las naciones musulmanas operan.

Entonces, lo que vamos a ver en Estados Unidos conforme perdemos la influencia cristiana, conforme el Senado y el Congreso y las cortes de nuestro país se vuelven literalmente motivadas por sacar a la Biblia de todo y mantener la separación, vamos a ver que la depravación simplemente continúa floreciendo y floreciendo y floreciendo sin refreno en este país. No hay duda al respecto.

PHIL: Hay algunos que creen que, al llamar a los estadounidenses de regreso a un estilo de vida más moral, más limpio, que o están predicando el Evangelio o estableciendo el cimiento del Evangelio. Si no estoy equivocado, tú dirías que “esa no es predicación verdadera del Evangelio”.

JOHN: Yo no creo en eso en absoluto. De hecho, yo creo que eso está totalmente al revés. Como predicador, ¿qué voy a hacer yo? Ponerme de pie en frente de una congregación de gente pecaminosa y decir: “¿Saben lo que quiero que hagan? Es que limpien su vida para que se puedan salvar.” Nadie creería eso. Yo no conozco a ningún evangelista que sea respetado por alguien que predicaría un mensaje así. ¿Quién le diría a una congregación de pecadores “ustedes realmente necesitan limpiar su vida para poder estar en una posición de aceptación del Evangelio”? ¿Qué es eso?

La realidad del asunto es que eso sería al revés, porque eso no es posible. No son capaces de hacer eso. La única manera en la que jamás podría suceder de manera genuina sería por la obra del poder del Espíritu de Dios transformándolos. Y eso viene después de la salvación, no antes. Entonces, no creo que siempre pensemos en eso. Si yo conozco a una persona -y los conozco todo el tiempo- cuya vida está derrumbada moralmente, ¿qué le voy a decir a la persona? ¿Necesitas limpiar tu vida para que puedas entender el Evangelio? Le voy a decir al hombre: necesitas entender la profundidad de tu pecado, necesitas entender la culpabilidad que tienes delante de Dios. ¿Entiendes que te diriges al juicio y al infierno eterno y que necesitas arrepentirte y necesitas abrazar el regalo maravilloso de salvación en Jesucristo porque no puedes cambiarte a ti mismo? Ése es el mensaje.

Y cuando nosotros, como -entre comillas- evangélicos estamos hablando todo el tiempo de limpiar Estados Unidos, estamos presentando un mensaje falso. No pueden hacer eso. No lo van a hacer. Y final del día, así no es como se resuelve el problema. Estaríamos mejor simplemente proclamando la condenación y el juicio de Dios en contra de pecadores que hacen estas cosas, que tratando de atacar las estructuras que permiten estas cosas.

PHIL: Ahora, seamos claros. Tú también crees y siempre has enseñado que predicar el Evangelio involucra predicar arrepentimiento. ¿Cómo distingues entre lo que estás diciendo y esto? O sea, tú estás diciendo que no le decimos a la gente ‘necesitan limpiar sus vidas,’ pero le decimos a la gente que ‘necesitan arrepentirse de sus pecados’. ¿En dónde cae eso en la predicación del Evangelio, esto es la doctrina del arrepentimiento?

JOHN: La doctrina del arrepentimiento es absolutamente crítica, es absolutamente esencial. De hecho, acabo de leer un libro nuevo acerca de la salvación que ni siquiera menciona la palabra arrepentimiento. Y estoy arrancándome los cabellos. ¿Cómo puedes escribir un libro de la salvación y nunca mencionar la palabra arrepentimiento? Cuando Jesús vino, Él dijo: “arrepentíos porque el Reino de los cielos se ha acercado”. Él predicó arrepentimiento. Juan el Bautista predicó arrepentimiento. Eso es básico.

Bueno, ¿qué es arrepentimiento?, Phil, ¿es eso lo que estás preguntando? El arrepentimiento no es que voy a limpiar mi vida. El arrepentimiento es: “estoy triste por la manera en la que mi vida está. No puedo limpiarla, ¡oh Dios!, líbrame de ella.” Eso es arrepentimiento. Es el publicano golpeándose el pecho en Lucas 18 diciendo: “¡oh Dios, sé propicio a mí, pecador!" Es lo que vimos en Lucas, capítulo 4, en donde Jesús dice que Él vino a predicar el Evangelio a los pobres, a los prisioneros, a los ciegos y a los oprimidos. Es cuando estás al punto de bancarrota espiritual, pobreza espiritual, ceguera espiritual, desesperanza espiritual. Cuando te sientes como un prisionero cautivo a tu pecado y no tienes esperanza. Y lo único que puedes hacer es clamar a Dios en misericordia como un hombre que se está ahogando, que no puede nadar y que está a punto de ahogarse y respirar por última vez. Y alguien que está en el puente le grita que tiene una balsa. Pensar en el arrepentimiento como alguna acción de limpieza humana que me prepara para la salvación es no entender el punto en absoluto. El arrepentimiento es volverte del amor al pecado, al odio al pecado. Y el deseo de liberación, sabiendo que no lo puedes hacer por ti mismo. Es el clamor de desesperación.

PHIL: Me gustaría continuar y lo vamos a hacer mañana, pero con esto, se nos está acabando el tiempo por hoy. John, hemos hablado del problema, del lodo moral de nuestra nación en la actualidad. Y en la segunda parte de esta entrevista mañana, vamos a hablar de la pregunta: ¿cuál es el mandato del cristiano al influenciar la cultura? Vamos a hablar de cómo Dios espera que hagamos una diferencia.

John, hemos estado hablando acerca del declive moral en Estados Unidos, el hecho de que vivimos en una cultura inmoral, anti-cristiana. Ayer te pregunté un poco acerca de la soberanía de Dios y si Dios estaba sorprendido por el declive en nuestra cultura. Me hizo pensar en el Salmo 2, que comienza diciendo: “¿Por qué se amotinan los pueblos?” Y presenta a la cultura general, la cultura anti-Dios como enojada; están furiosos, están fuera de control. Sin embargo, el Salmo 2 continúa diciendo: “Dios, que mora en los cielos, se reirá.” Él no está perturbado por esto en absoluto.

JOHN: Sí, se ríe. Él los menosprecia. Y creo que la intención del Salmo es de decir que mientras que el hombre está furioso con Dios, toda la furia del hombre expresada en contra de Dios no lo afecta en absoluto. Y la risa es la risa del menosprecio Divino. Y a pesar de todos los esfuerzos del hombre por, de alguna manera, menospreciar a Dios con éxito. O de alguna manera, alterar con éxito los propósitos de Dios.

PHIL: Sí, y en el sentido de estar agitado o perturbado por ello. Él no lo está. Él no lo está.

JOHN: En absoluto.

PHIL: Él está en control. Él es soberano. Conforme ves a la Iglesia en la actualidad, muchos cristianos parecen estar turbados y perturbados y casi en pánico por hacer lo que pueden por revertir la cultura. Y hoy queremos hablar de eso. ¿Qué debemos hacer como cristianos acerca del declive de nuestra cultura, el declive moral? ¿Cómo es que, como cristianos, podemos hacer una diferencia en todo esto?

JOHN: Bueno, creo que, en primer lugar, Phil, tenemos que reconocer que esta es la vida normal. Así es como el mundo siempre ha sido. Digo, regresas al libro de Génesis, este es el principio mismo, y, ¿qué es lo que encuentras ahí? Encuentras homicidio, encuentras violación, encuentras incesto, encuentras homosexualidad y muchos otros crímenes en actos de lujuria y todo tipo de cosas horrendas. Y ni siquiera sales del libro de Génesis. Esta es la vida. Esta es la vida caída en un mundo caído.

Creo que, en la actualidad, la razón por la que parece mucho peor es porque ahora se presenta frente a nuestros ojos a todo nivel. Digo, como niño, conforme yo crecía, nunca vi a nadie cometiendo adulterio. Nunca vi a ningún homosexual involucrado en una actividad homosexual. Nunca vi ningún acto de fornicación. Nunca vi ningún tipo de conducta pornográfica como niño. Nunca vi eso. Ahora, es difícil imaginar a algún niño creciendo que no haya visto eso. No es que nunca ha estado ahí. Nada más, que nunca ha sido tan accesible como lo es ahora. Y claro, lo último son las computadoras y la Internet.

Entonces, creo que tenemos que comenzar al reconocer que no tenemos que reinventar las soluciones de Dios. No tenemos que reevaluar la vida humana como si de pronto, lo que está pasando en Estados Unidos ahora, sea algo que nunca sucedió en el pasado. Y esto es algo excepcional para nuestra pequeña nación en la historia del mundo y que va a ser diferente para nosotros. Y entonces, cuando entiendes eso, que la vida es simplemente igual que como siempre ha sido, que no tiene ninguna diferencia, nada más las formas y los tamaños son diferentes en términos de las imágenes, las soluciones, entonces, deben ser: regresemos a la Palabra de Dios y veamos cuál es la respuesta. Y la respuesta es que debemos proclamar el único mensaje que transforma el corazón y sólo cuando el corazón es transformado, entonces, la vida cambiará.

PHIL: Permíteme hacerte la pregunta: ¿Hay un mandato para que los cristianos se involucren en la cultura mediante medios políticos, protestas públicas, cosas como esas?

JOHN: ¡Claro que no! El único mandato que tenemos a nivel cultural, en cierta manera es uno pre evangelístico. Si estudias en particular la carta de Pablo a Tito, Pablo alienta a los creyentes en Creta a conducirse en el mundo en el que están con entendimiento. Y creo que eso es tan interesante. Él dice, de hecho, en el tercer capítulo de Tito: “Recuerden que son incrédulos. Recuerden que están perdidos. Recuerden que son paganos. Y después, recuerden que ustedes eran así. Solían vivir su vida así”. El que tú les pidas a estas personas que se conviertan en algo diferente de lo que son, sería así como pedirle a un perro que dejara de ladrar y pedirle a un gato que dejara de maullar. No va a pasar.

Entonces, debes recordar cómo fue cuando andabas en iniquidad y querías vivir tu vida. Inclusive, él dice en esa sección: “Debes ser sumiso a las autoridades. Debes ser un buen ciudadano.” Eso es exactamente lo mismo que Pablo le dijo a Timoteo. Eso es exactamente lo mismo que escribió Pedro en su epístola. Que debemos conducirnos como personas piadosas en la sociedad. Nos sometemos al rey, nos sometemos a la autoridad. Somos ciudadanos modelo. Vivimos sometidos a todas las leyes que hay. Usamos los medios de la ley para traer una influencia justa en la sociedad. Pero al final, el mandato único que tenemos es la proclamación del Evangelio, de persona, a persona, a persona, a persona.

PHIL: Ahora, antes de que profundicemos en cuál debe ser la función del cristiano, debemos dejar en claro lo que no estás diciendo, porque has sido malentendido, en ocasiones, y mal representado en este punto. Has sido caracterizado como alguien que no está dispuesto a involucrarse en controversias acerca de la sexualidad y la santidad de la vida humana, de los valores tradicionales familiares y cosas así, porque estos son políticos en naturaleza y, por lo tanto, indignos de nuestra atención. Así es como tu posición ha sido caracterizada.

De hecho, recibimos una carta de un amigo cercano del ministerio que en cierta manera ilustra qué tan amplia ha sido esparcida esta confusión. Esta querida mujer escribe, y la estoy citando, ella dice: “simplemente, no puedo creer que guardas silencio en asuntos morales mientras que nuestra sociedad se desmorona. Por favor, dime exactamente cuál es tu postura.” Fin de la cita.

JOHN: Hice una serie de estudios acerca del aborto hace muchos años atrás que ha durado por mucho tiempo y ha sido usada por muchos ministerios anti-aborto a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos probablemente durante quince años. Es una serie bíblica acerca de eso. Hemos repetido nuestra postura acerca de eso una y otra vez. Hace unos años atrás, hice una serie de estudios acerca de la homosexualidad, lo que Dios piensa acerca de los homosexuales. Esa serie de estudios ha sido una serie fructífera a lo largo de los años. Y también es verdad que nuestra Iglesia se ha convertido, supongo que, en algunas maneras, se ha caracterizado de manera única, como un lugar en donde los homosexuales se han convertido. Digo, a lo largo de los años, hemos visto a varias personas salir del ambiente de homosexuales de Hollywood y convertirse a Cristo y bautizarse en nuestra Iglesia. Y nunca ha habido dudas acerca de cuál es nuestra postura en los asuntos de la pornografía.

Pero mi enfoque siempre ha sido confrontar todo eso con lo que dice la Palabra de Dios y traer lo que dice la Palabra de Dios. Eso es lo que soy, soy un predicador. Sea que esté predicando mediante la Palabra hablada o esté predicando en una cinta o en la radio o en una grabación o sea un libro, no va a haber duda alguna de mi postura en referencia al pecado. Yo adopto la postura que Dios adopta. Yo quiero tener la misma actitud hacia esas cosas que Dios tiene hacia esas cosas. Y yo he proclamado a lo largo de los años lo que Pablo dice en 1 Corintios 6, que los afeminados y los homosexuales, etc., etc., etc. no van a entrar al Reino de Dios. Pero hemos sido claros sobre cuál es nuestra postura en todos esos asuntos.

Pero hacer eso es cumplir el mandato bíblico. Que yo me convierta en un activista político, que yo tome mi tiempo, mi energía y dinero para tratar de dirigir alguna alteración de la estructura cultural estadounidense, para forzar a la gente externamente de alguna manera, para que se someta a ciertas categorías de conducta, sería realmente una distracción terrible y un desperdicio de mi energía y recursos, porque al final, eso no es lo que necesitan.

Digo, toma, por ejemplo, a Bill Clinton. ¿Cuál era la solución para Bill Clinton? Digo, ¿cómo te acercarías a Bill Clinton si él fuera el Presidente y pudieras ver su influencia impactando a Estados Unidos? ¿Cuál sería su alteración de mayor impacto? ¿Forzarlo por el mero poder de la derecha religiosa y el impacto potencial en su futuro mediante la presión política o verlo convertido a Cristo? Digo, no habría duda. Porque si él fuera realmente transformado, digo, todo cambiaría.

PHIL: Él va al meollo del asunto.

JOHN: Él va al meollo del asunto si así enfrentamos a una persona. Así es como debemos enfrentar a cada persona.

PHIL: Bueno, estoy de acuerdo, es ridículo pensar que te caracterizas como alguien que teme la controversia o que promueve el silencio en algo en donde las Escrituras hablan.

JOHN: Bueno, he sido llamado un cobarde. Voy a dejar que el Señor juzgue mi propia vida y ministerio. Pero si con decir cobarde te refieres a decir una falta de disposición a confrontar el pecado, una falta de disposición en hablar con valentía la Palabra de Dios, creo que yo he hecho a lo largo de todo ministerio. Simplemente, he confinado mi ministerio al mensaje bíblico y a los medios bíblicos.

PHIL: Sí, me parece que la crítica viene de aquellos que creen que, si no estás dispuesto a presionar políticamente en estos asuntos, entonces es equivalente a promover el silencio.

JOHN: Sí, y nada podría estar más lejos de la verdad.

PHIL: Correcto. Pero, ¿estás diciendo que los cristianos no deberían estar involucrados en ninguna manera en la política. ¿Qué hay acerca de votar? ¿Debemos como cristianos ejercer nuestro derecho de votar?

JOHN: Bueno, creo que tienes el beneficio de hacer eso en una democracia, la cual te provee una oportunidad de hacer una afirmación pública que tiene cierto impacto acerca de lo que crees. Si hay dos personas que están en buscando la presidencia y uno de ellos ama al Señor y es cristiano, y el otro es un homosexual, yo quiero votar por el cristiano. Esa es una afirmación que yo quiero hacer que exalta lo que está bien y lo que es justo. Si yo tengo dos adúlteros de donde escoger, no me veo tan motivado a votar. Creo que hay asuntos bíblicos con respecto a las estructuras y cosas políticas. Pero al final, simplemente creo que, como cristiano, yo debo mediante los medios de mis canales como ciudadano, debo hacer lo que pueda por expresar mi compromiso con la ley Divina y lo que agradaría a Dios. Y yo tomo toda oportunidad por hacer eso.

PHIL: Ayer mencionamos el mandato de la Biblia a ser sal y luz, que realmente no es un mandato, sino una descripción de un cristiano. “Vosotros sois la sal, vosotros sois la luz del mundo”. Eso con frecuencia se presenta como un llamado a la acción social. ¿Cómo responderías a esto?

JOHN: No es nada de eso… Nada de eso.

PHIL: ¿Qué significa?

JOHN: Bueno, simplemente significa que debemos vivir vidas del Evangelio. Debemos vivir vidas que demuestran el Evangelio y proclamar el Evangelio en la cultura. Nuestra influencia no es tratar de empujar la cultura para que se adapte a ciertas perspectivas morales. La luz que traemos no es la luz de la moralidad. Es la luz de la Verdad salvadora. Y la influencia que tratamos de traer es la influencia de esa Verdad salvadora. Yo podría estar viviendo en donde vivo y podría estar en contra de todos los pecados culturales del día. Y yo estaría casado y tendría una familia modelo y viviría una vida moral y podría ser un hombre honesto y pagar mis impuestos e ir a trabajar a tiempo y llegar a casa a tiempo y no robarle a mi jefe. Yo podría hacer todas esas cosas y no ser sal y luz. Yo no sería sal y luz hasta que abriera mi boca para proclamar el Evangelio de Jesucristo. Y ahí está mi influencia.

PHIL: ¿Te opones a la idea de que un cristiano sirva como un político?

JOHN: No, así como no me opongo a la idea de que un cristiano sirva como policía o juez o maestro de escuela o bombero o lo que sea, digo, vendedor. Es un área de la vida en la que un cristiano puede servir -y espero que entiendas esto- con miras a presentar el Evangelio en ese ambiente. Yo creo que la verdadera tarea de un miembro del Congreso cristiano, digamos un senador cristiano o un cristiano en cualquier lugar del mundo político, su tarea primordial no es, entre comillas, establecer un estándar moral judeocristiano y hacer que, de alguna manera, se vuelva ley. Su objetivo es alcanzar a toda persona dentro de la esfera de su influencia como una sal y luz para el Evangelio.

PHIL: ¿Tienes alguna enemistad o crees que estás compitiendo con aquellos que están tratando de cambiar la sociedad mediante la acción social? Parece como si hay más y más cristianos que se han entregado a hacer eso.

JOHN: Yo no tengo ninguna enemistad, Phil, tú me conoces. Pero realmente, soy apasionado por la que la Biblia enseña y soy apasionado por lo que está bien, predicar el Evangelio. Eso es lo que necesitamos hacer. Eso es lo que se nos manda a hacer. Y realmente, creo que somos responsables por hacer eso. Y creo que la recompensa eterna se va a relacionar con eso y no va a haber ninguna recompensa eterna por, si lo puedo decir, la madera, heno y hojarasca. Y mientras que la madera, heno y hojarasca no es malo, estar ejerciendo influencia política por este tipo de cosas ciertamente no es pecaminoso, no es redentor y no es el oro, plata y las piedras preciosas.

Y la gente me critica, creo que es porque no entienden, pueden tener una caricatura de mí o preferiría que me preguntaran, pero creo que estoy haciendo lo que la Palabra de Dios me ha llamado a hacer. No estoy tratando de reinventar nada y creo que, si eres coherente con la Palabra de Dios, vas a estar en contra de todas las cosas contra las que Dios está. Pero vas a encontrar el mensaje y el medio que la Biblia presenta para enfrentarlas.

PHIL: Con frecuencia, se ha dicho que la política está hecha para gente extraña. Uno de los peligros, me parece, de que la Iglesia se acerque demasiado a algún partido político o a algún objetivo político, es que eso demanda concesiones.

JOHN: Eso es una tristeza para mí. Ese es un problema muy, muy serio. Digamos que he decidido que voy a estar en contra del aborto o la homosexualidad y me voy a meter en algún tipo de coalición con los mormones y los testigos de Jehová, etcétera. Ahí se va el Evangelio. No lo puedo mencionar. Tiene que ser hecho a un lado. No lo puedo mencionar, porque tan pronto como lo mencione, hecho a perder la organización. Esta es una ilustración simple.

En casi toda comunidad, ciertamente en nuestra comunidad, hay asociaciones de pastores y líderes religiosos y se reúnen en la comunidad y se reúnen con metas como esta. Se reúnen, tienen un desayuno, tienen objetivos y van a pelear en contra del aborto y van a pelear en contra de la homosexualidad y van a buscar ejercer presión política para que haya oración en las escuelas. Simplemente, van a ejercer presión política para que los diez mandamientos estén en la pared de las Cortes y quieren que me involucre, y quieren que los acompañe y me involucre.

Muy bien, entonces voy a la reunión. Esto ha pasado en el pasado. Hay un budista, hay sacerdotes católicos romanos, hay mormones, liberales que no creen en la inerrancia de las Escrituras y cuestionan la Deidad de Cristo. Pero están en contra de estas cosas.

Entonces, todos vamos a hacer esto y todas nuestras iglesias y organizaciones religiosas van a cooperar. Vamos a producir estos volantes, vamos a escribir estas peticiones. Vamos a hacer esto. Eso sólo funciona si nunca hablo del Evangelio. Tan pronto como digo: “caballeros, el mensaje que necesitamos darle al mundo, el mensaje que necesitamos proclamar aquí es que esto está mal, hacer esto es pecado. Es un pecado que Dios va a juzgar y todos los pecadores van a ser castigados eternamente en el infierno. Entonces, les rogamos que abracen la única esperanza de salvación que está en Jesucristo.”

Tan pronto como digo eso, se acabó la organización. No trabajan conmigo, porque si yo digo que ése es el mensaje que tienes que predicar, la organización se acabó. Entonces, para mantener con vida la organización, cualquier persona como yo, no está ahí. Entonces, el éxito de estas cosas, en ciertas maneras, es hacer concesiones para que haya éxito.

El modelo del Nuevo Testamento de la derecha religiosa pro-moralidad fueron los fariseos. Los fariseos. Ellos eran la derecha religiosa, eran extremos. Ellos estaban en contra de todo aquello en contra de lo cual está la derecha religiosa. Estaban ahí apoyando la moralidad bíblica a un grado exponencial. Y Jesús dijo, francamente, Yo prefiero estar con los publicanos, prostitutas y los borrachos que con esas personas. ¿Por qué? Porque ellos habían alcanzado un nivel de justicia personal, mientras que las otras personas, cuando Jesús los confrontaba con su pecado, se quebrantaban bajo eso y se arrepentían y eran salvos. Cuando Jesús confrontó a los fariseos con su pecado, trataron de matarlo.

Entonces, yo creo que lo que necesitamos hacer es encontrar a los pecadores. Él no vino a llamar a los justos al arrepentimiento. Tan pronto como te has elevado a la gente al punto en el que tienen un sentido de su justicia personal, que son muy buenos por sí mismos, no se van a convertir. No necesitan un médico.

Habiendo dicho eso, permíteme decir esto. Estoy seguro de que hay muchos, muchos homosexuales, muchas mujeres que han tenido abortos, muchos que han cometido pecados culturalmente inaceptables, que creen que los cristianos los odian.

PHIL: Esa es una verdad incisiva que mencionas varias veces. Que los objetivos políticos de la derecha religiosa, de hecho, están convirtiendo al campo misionero en el enemigo.

JOHN: Eso es exactamente correcto. Ellos deben pensar que los odiamos, cuando la realidad es que Jesús mismo los amó. Fue Él quien fue a Mateo, quien era el hombre más menospreciado en la cultura judía, porque él había comprado una franquicia de impuestos de los romanos que eran paganos idólatras blasfemos que habían ocupado la tierra de Israel. Y después, cuando Mateo se convirtió, recordarás que él tuvo esta gran cena, invitó a todos los borrachos y prostitutas y a los criminales de lo más bajo y todos los hombres armados que le ayudaban a recaudar sus impuestos. Y Jesús fue ahí y los fariseos dijeron: “¿qué estás haciendo con esa multitud?” Y Jesús dijo: “no son los justos,” sarcásticamente, “no son los que están bien, los que están saludables, los que necesitan a los médicos. Son los enfermos”. Y después, Él dijo: “ustedes, personas justas, Yo no puedo hacer nada con ustedes”.

Entonces, lo que queremos decirle a esas personas es “lo que estás haciendo está mal, lo que estás haciendo es pecaminoso, lo que estás haciendo crea culpabilidad delante de Dios y la Palabra de Dios dice que vas a ser jugado eternamente por tu pecado, incluyendo el pecado de rechazar Su gracia en Jesucristo. Arrepiéntete y vuélvete al Salvador”. Eso cubre el asunto. Eso se enfoca en el corazón.

PHIL: Entonces, ¿le dirías a todos estos cristianos que están organizando protestas y marchas e involucrándose en presión política y todo eso, que podrían hacer más por el bien de la sociedad si fueran evangelistas que fueran puerta a puerta con el Evangelio?

JOHN: ¿Qué tan complicada es la Gran Comisión? “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura”. Simplemente, toma a toda esa fuerza de gente, todo su dinero, todos sus medios de comunicación masivos, toda su energía y dirígela hacia la proclamación del Evangelio de Jesucristo. Y así es como cumplimos la Gran Comisión. Esto no es la Gran Comisión. Esta no es ninguna Comisión en la Biblia. Existe esta idea de que nos gusta cierta zona de comodidad moral para nuestros hijos; y realmente, eso busca satisfacer nuestros deseos e intereses personales, egoístas. Entonces, eso no está tan cargado por la situación del pecador privado como lo está cargado por la incomodidad del cristiano, ¿verdad?

Digo, simplemente, creo que debemos regresar a lo que es la Gran Comisión y no creo que sea ambiguo. No creo que sea raro, vago. No creo que sea difícil de entender. Vas, haces discípulos, lo cual significa que proclamas el Evangelio a toda criatura, haces discípulos, les enseñas todo lo que el Señor ha mandado. Ésa es la Comisión.

PHIL: Y el activismo político que es tan popular en la actualidad, ¿lo ves como algo que ha desviado a la Iglesia de su misión real?

JOHN: Oh, me pregunto a veces, que, si tan sólo trasplantáramos todo esto, a todas estas personas haciendo esto a la Rusia de los años 1950, ¿qué harían si enfrentaran a una opresión horrenda? Un ateísmo dominando una sociedad ¿Qué harían? Si hicieran esto, terminarían en Siberia por el resto de sus vidas. Entonces, no harían eso. Pero te voy a decir lo que harían. Te voy a decir lo que la Iglesia hizo. La Iglesia, de manera paciente y cuidadosa, una persona, en una ocasión, proclamó el Evangelio. Y cuando vino la Perestroika y vino Glásnost, ahí hubo millones de cristianos. Millones de cristianos que dieron a conocer su fe públicamente y otros que estaban viviendo de manera clandestina. Y he estado ahí y he ministrado a estas personas preciadas, que me han contado con sus propios labios, “queríamos asegurarnos que si alguno de nosotros jamás fuera a la cárcel, fuera por el Evangelio de Jesucristo y nada más”.

PHIL: John, veamos hacia el futuro. Uno de estos días estarás delante de Dios para dar cuentas. Yo sé que sabes eso. Sé que eso está en tu mente constantemente. ¿Tienes la confianza de que vas a poder decir que has tomado la decisión correcta, que has hecho todo lo que has podido hacer como cristiano para hacer del mundo un mejor lugar para tus once nietos?

JOHN: Conforme pienso en mi vida y miro hacia atrás desde esa perspectiva, he hecho lo que yo he entendido que la Palabra de Dios me ha mandado a hacer. No puedo hacer que el mundo sea un mejor lugar para mis hijos. No puedo hacer que el mundo sea un mejor lugar para mis nietos. ¿Qué tal si uno de mis nietos decide ser un misionero en el centro de Nueva York? ¿Qué tal si uno de mis hijos decide ser un misionero en la India y pasar su vida ahí? ¿Es ese un mejor lugar y criar a sus hijos en el medio del hinduismo? ¿Es ese un mejor lugar? No me preocupa hacer que el mundo sea un mejor lugar para mis nietos. Estoy tratando de hacer que mis nietos sean mejores en medio de este mundo impío y eso sólo sucede mediante el Evangelio.

Tengo un legado que dejarle a mis nietos. No un mundo mejor, sino el Evangelio de Jesucristo y una vida mejor. La única vida, la vida en Cristo. Entonces, cuando miro hacia atrás, desde el cielo, como lo es mi oración ahora: “oh Dios, salva a mis nietos del mundo en el que viven. No es peor y no es mejor y no es diferente del mundo de lo que el mundo jamás ha sido. Pero Tú, en Tu poder ilimitado y Tu gracia, puedes salvarlos en medio de esto y pueden ser Tus hijos en medio de una generación maligna y perversa.”

 

 

 

 

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