La verdad divina es lo más importante que hay, mediante ella somos salvados, santificados y dada la esperanza de gloria. Mediante ella, entendemos lo que Dios demanda de nosotros y, por lo tanto, entendemos lo que debemos obedecer y lo que debemos ser, ese es el camino a la bendición en la vida y recompensa en la eternidad, entonces la verdad importa más que cualquier otra cosa. Dios es verdadero, las Escrituras dicen: “Antes sea todo hombre mentiroso, pero Dios es verdadero”, Dios no puede mentir, Cristo es la verdad, el Espíritu Santo es el Espíritu de verdad; y las Escrituras, dijo Jesús en Juan 17:17, es la verdad. Estamos aquí para adorar en verdad, como Jesús nos instruyó a creer la verdad, a hablar la verdad, a meditar en la verdad, entender la verdad, andar en la verdad, amar la verdad, deleitarnos en la verdad y obedecer la verdad. Todo tiene que ver con la verdad.
De hecho, podríamos ser mejor llamados “La iglesia de la comunidad de la verdad” porque eso es realmente lo que se encuentra en el corazón. La verdad es la manera en la que realmente son las cosas, eso es lo que es la verdad, es la realidad; y Dios es el autor de la verdad, Él ha determinado lo que es verdad, y Él es el revelador de lo que es verdad. Ahora, la Biblia, claro, es verdad, contiene la verdad acerca del Dios verdadero, el Cristo verdadero, y el Espíritu Santo verdadero. Contiene todo lo que necesitamos conocer y es un recurso inagotable para la verdad.
Pasé 43 años estudiando el Nuevo Testamento versículo a versículo, terminé en el Evangelio de Marcos, un par de años en Marcos, después de diez años en Lucas, ocho años en Mateo, unos cuantos años en Juan, y el resto del Nuevo Testamento — y lo único que lamento es que fui demasiado rápido. Yo pasé por alto demasiado. Hay tanto más ahí y podría regresar una y otra y otra vez y nunca agotar la verdad que está ahí. Pero debido a que únicamente tenemos cuatro días juntos, una parte de hoy y los días que quedan hasta el día del Señor. En cierta manera, tuvimos que aterrizar en algún aspecto de la verdad. Aquellos de ustedes que me conocen, saben que hace varios años atrás escribí un libro titulado “El Evangelio según Jesucristo”, esta fue una verdadera revelación para mí, no quiero darle mucha historia porque usted puede leer de eso, pero cuando salí del seminario había sido muy bien preparado en el seminario para manejar la Palabra de Dios en griego y hebreo y teología, historia de la iglesia, y todas esas cosas; sabía cómo manejar la Palabra de Dios y pensé que sabía cuáles iban a ser las batallas que iba a luchar; estaba preparado para presentar una apologética en una defensa por la verdad y en varias batallas que estaban librándose en ese entonces.
Pero nunca entendí, nunca tuve idea de que tendría que pasar gran parte de mi ministerio tratando de presentar claramente el Evangelio a la iglesia; no tanto al mundo, sino a una iglesia muy confundida. Entonces, escribí el “Evangelio según Jesucristo”, lo seguí unos cuantos años después con el “Evangelio según los apóstoles”, el cual respondió a muchos de los argumentos que se me presentaron cuando escribí el “Evangelio según Jesucristo”. Y después metí unos cuantos libros más como la “Verdad en guerra” y cosas como esa para regresar a la verdad del Evangelio, y unos cuantos otros libros que hablaron del asunto del Evangelio. Pero hay otro libro que ni siquiera he escrito, pero voy a hacer eso, y será el tercero en la trilogía, y es el “Evangelio según Pablo”. El “Evangelio según Pablo, si usted ve su programa, notará que ese es el tema para esta semana, ese es el tema que se me ha asignado por la autoridad de Grace to you, y es un tema digno porque el Evangelio según Pablo está bajo ataque.
Probablemente, ha oído algo acerca de la nueva perspectiva de Pablo, es un rechazo de lo que Pablo escribió en el Nuevo Testamento y lo que la iglesia ha entendido que él escribió a lo largo de toda su vida, desde que el Evangelio fue recuperado de manera clara en el tiempo de la Reforma. El Evangelio según Pablo está bajo ataque; no voy a tratar con el error, no hay punto en hacer eso, le voy a dar la verdad y usted puede identificar el error por sí mismo. Pero vamos a ver el Evangelio según Pablo, vamos a apegarnos a él; tenemos mucho material con qué trabajar, tenemos mucho de él en el libro de los Hechos, y tenemos tres epístolas que él escribió, entonces hay mucho más que podemos cubrir con respecto a Pablo. Él se refiere al Evangelio como el Evangelio de Dios, él lo llama el Evangelio del Dios Bendito, él lo llama el Evangelio de Su Hijo, el Evangelio de Cristo, el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, él lo llama el Evangelio de la gracia, él lo llama el Evangelio de la paz, él lo llama el Evangelio de nuestra salvación; pero de manera más maravillosa, él lo llama “mi Evangelio”, y después él extiende eso y lo llama “nuestro Evangelio”.
¿Qué fue su Evangelio? ¿Q ué es nuestro Evangelio? ¿Qué es el Evangelio de la gracia, el Evangelio de la paz, el Evangelio de la salvación, el Evangelio del Señor Jesucristo, el Evangelio del Dios Bendito? ¿Qué es? Necesitamos saber lo que es, porque ese es el Evangelio que proclamamos.
En palabras conocidas por todos nosotros, Romanos, capítulo 1, Pablo dice en el versículo 15: “Estoy dispuesto a predicar el Evangelio, porque no me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y después al griego”, eso es cronológico. Entonces, ¿qué es lo que él predicó? ¿Qué es lo que él estaba pronto a predicar? ¿Qué es lo que él tenía la obligación de predicar? ¿Qué es este Evangelio?
Viéndolo de manera negativa por un momento, usted puede abrir su Biblia en Gálatas, capítulo 1, y esto es a manera de una introducción breve aquí. Gálatas, capítulo 1 y en el versículo 6, nos da una advertencia del peligro mortal de distorsionar el Evangelio. Gálatas 1, versículo 6: “Estoy maravillado de que tan pronto os halláis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente”, un evangelio diferente. Él dice: “Estoy maravillado”. El verbo griego ahí es thaumazo, es usado con mucha frecuencia en los evangelios de la gente maravillándose ante los milagros inexplicables de Jesús. Pablo, literalmente, le parece increíble que alguien abandone el Evangelio o que sea desviado o atraído a un evangelio diferente.
Pablo usa esa palabra, thaumazo, para dos realidades; una de ellas está aquí, y la otra está en 2ª de Tesalonicenses 1: 7-10 en donde él describe el regreso de Jesucristo y qué maravilla y asombro va a ser cuando Él venga en llama de fuego y se vengue de todos aquellos que no obedecen al Evangelio. Entonces, él mantiene esta palabra bastante cerca de él, simplemente la usa dos veces: “Estoy maravillado de que tan rápidamente estén dejando, estén desertando a Aquel que los llamó”. Aquí estamos hablando de un llamado eficaz, un llamado interno, un llamado real, un llamado a la salvación. Entonces, de lo que estamos hablando aquí es: Gente que es llamada eficazmente, esto es gente convertida, que está siendo jalada y seducida por otro evangelio, otro evangelio, están siendo enamorados; en cierta manera, están siendo tentados mentalmente por otro evangelio.
Y después él dice en el versículo 7, el cual realmente no es otro, porque no hay otro Evangelio; nada más que hay algunos que los están molestando y quieren distorsionar al Evangelio de Cristo, y después esta advertencia: “Pero aún si nosotros”, nosotros, ese pronombre plural que a él le gusta usar cuando se refiere a sí mismo porque es una manera más humilde de referirse a uno mismo, “aún si nosotros un ángel del cielo les predicara un evangelio diferente al que les hemos predicado, él debe ser anatema”, condenado, entregado a la destrucción, usado también en 1ª de Corintios 16:22: “Si alguno no amara al Señor Jesucristo, sea anatema”.
Entonces, la verdad más importante de toda la verdad, y toda la verdad es importante, toda la verdad importa, pero la verdad más importante es el Evangelio, el Evangelio es lo que más importa. Entonces, vamos a ver el Evangelio de Pablo, el cual es el Evangelio del Señor Jesucristo y el Evangelio del Dios Bendito. Es el Evangelio de la paz, es el Evangelio de la gracia, es el Evangelio de la salvación.
Ahora, voy a tratar de dividirlo a lo largo de los días que tenemos juntos. Esta noche voy a hablarle de la gloria del Evangelio, el Evangelio glorioso. Mañana por la mañana, voy a hacer dos sesiones del mismo tema acerca del Evangelio satisfactorio. En la primera hora, vamos a hablar cómo el Evangelio satisface al pecador, en la segunda hora hablaremos de cómo el Evangelio satisface a Dios. Y después, mañana por la noche, vamos a hablar del Evangelio reconciliador, y después el sábado por la mañana vamos a hacer una sesión doble, y después el domingo por la mañana vamos a hablar del Evangelio humillante. Y después, el domingo por la noche, creo que vamos a hacer una sesión de preguntas y respuestas el domingo por la noche juntos, y vamos a tratar de amarrar todos los cabos que queden sueltos y vamos a disfrutar de un gran tiempo.
Muy bien. Para esta sesión entonces, vamos a ver la gloria del Evangelio y solo quiero que sepa que no estoy tratando de presentar esto en algún tipo de orden cronológico. En cierta manera, estos son impulsos que vienen a mi corazón conforme pienso en el Evangelio y no puedo alejarme de un pasaje en particular el cual vive en mi alma todo el tiempo. Le confieso que realmente no me importaría cuál fuera el tema, yo predicaría de cualquier manera de este capítulo, ¿muy bien? Trataría de encontrar una manera de llegar ahí desde donde me coloquen ustedes. Todos los caminos llevan a 2ª de Corintios 4, así que abra su Biblia en 2ª de Corintios, capítulo 4.
Cubrí 2ª de Corintios ya después de muchos años en mi ministerio de enseñanza y me da tanto gusto que así lo hice. Si hubiera tratado de predicar el libro de 2ª de Corintios cuando fui un pastor joven, nunca habría podido entenderlo. Usted tiene que tener décadas de ser golpeado inclusive para entender lo que Pablo está enfrentando en esto; usted tiene que tener años y años de experiencia en el ministerio para entender su corazón en esta Epístola sorprendente. Y si usted quiere entender el corazón y alma del Apóstol Pablo, permítame tan solo sugerirle que compre el comentario de 2ª de Corintios y simplemente lea un capítulo diariamente y usted va a conocer a ese hombre de adentro hacia afuera, porque él le presenta su corazón en esa carta increíble, 2ª de Corintios 4.
¿Y sabe una cosa? Cuando usted piensa en el Evangelio, yo sé que usted piensa en Gálatas, usted piensa en Romanos, usted piensa en Colosenses y el pasaje que leímos, usted podría estar pensando en otros sermones que Pablo predicó en el libro de los Hechos, en donde el Evangelio es presentado claramente; pero usted va a descubrir que en las sesiones que tenemos vamos a estar viendo las cartas corintias en varias ocasiones para encontrar nuestro entendimiento del Evangelio. Estas con frecuencia son pasadas por alto en esa área.
2ª de Corintios, capítulo 4, nos va a ayudar a entender la gloria del Evangelio. Ahora, el tema de 2ª de Corintios es el sufrimiento, y este es un punto de entrada perfecto porque explica tanto acerca de la gloria del Evangelio. Si usted pasa al versículo 4, usted verá una frase al final del versículo 4: “El Evangelio de la gloria de Cristo”. En cierta manera, es nuestro tema aquí para esta sesión de apertura, el Evangelio de la gloria de Cristo. Estamos viendo la gloria del Evangelio, la gloria del Evangelio es un entendimiento crítico. Eso quiere decir que tiene una importancia que está por encima de lo demás, es una naturaleza que lo sobrepasa todo, es una realidad contundente; tiene una importancia sin paralelos. La gloria del Evangelio es aquello que hace que el Evangelio trascienda todo lo demás, el resto de la verdad, el resto de los otros mensajes.
Y usted tiene que entender que cuando digo que 2ª de Corintios trata del sufrimiento, la pregunta inmediata que viene entonces, conforme Pablo relata su dolor a lo largo de esta carta entera: “¿Por qué te expones a todo ese sufrimiento?”, y su respuesta es: “La gloria del Evangelio. Porque no hay nada como esto, nada que se acerque a él, nada que lo toque, nada que asciende a su prioridad, su prominencia, su importancia, es un mensaje trascendente, es un mensaje glorioso por todos lados que no tiene paralelos, que no tiene equivalente”. Creo que la realidad de esto, ciertamente, está ausente en la iglesia evangélica que veo en la actualidad, en donde el Evangelio es rebajado y abaratado.
Cuando usted ve la vida del Apóstol Pablo, usted ve una vida de sufrimiento, ¿verdad? Hay mucha gente en la actualidad que ha inventado un evangelio diferente, realmente no hay un evangelio diferente porque no hay un evangelio diferente, sino han inventado un variación del Evangelio que no es Evangelio en lo absoluto, de tal manera que pueden eliminar el sufrimiento para hacer que el Evangelio sea aceptable, para quitarle la ofensa. Pero no Pablo. Su ministerio entero del Evangelio hizo que la gente estuviera furiosa, que se enojara, que fuera hostil, que fuera brutal, y él nunca alteró el mensaje.
Cuando él llegó al final de su vida, conforme oímos sus palabras de despedida, palabras conocidas por nosotros, en su 2ª carta a Timoteo él dice esto, capítulo 4: “Estoy listo, ya estoy siendo derramado como ofrenda de libación, el tiempo de mi partida está cercano”, y ¿se acuerda usted de estas palabras?: “He peleado la buena batalla, he peleado la buena batalla”. Fue una batalla desde el principio hasta el final, y sabe usted cómo terminó para él; él colocó su cabeza sobre un bloque de madera, la cabeza de un hacha reflejó el sol, y separó su cabeza de su cuerpo y él estuvo con su Señor. Antes de eso, él había estado en la cárcel repetidamente; cuando él llegó a una ciudad, él no preguntó cómo era el hotel, él preguntó cómo era la cárcel porque él sabía que ahí era donde se iba a quedar: “¿Qué tipo de cárcel tienen en esta ciudad?”. Y alguien probablemente se le acercó de vez en cuando y le dijo: “Pablo, mira, ¿por qué no te relajas? Realmente, no tienes que terminar en la cárcel en toda ciudad o ser expulsado de la ciudad. Tienes que tener tu vida entera con gente tramando matarte; tramas de los judíos, tramas de los gentiles, tramas del pueblo, tramas del liderazgo; realmente no tiene que ser así, puedes hacer algunos ajustes”. ¿Por qué soportó todo esto? La respuesta es que él entendió la gloria del Evangelio.
Ahora, quiero que vea el capítulo 4 y sé que normalmente lo hago de manera lenta y cubro unos cuantos versículos, me acuerdo cuando comencé el libro de Romanos, nuestra congregación estaba emocionada, vinieron — y Romanos comienza de esta manera: Pablo. Entonces, mi primer sermón fue Pablo, y después pensaron: “Oh, por favor, va a avanzar una palabra a la vez”. Entonces, sé con mucha frecuencia que entro en profundidad, pero vamos a cubrir algunos capítulos más amplios juntos. Quiero que vea cómo este capítulo es encerrado. En el capítulo 1, él dice al final del versículo 1: “No desmayamos”; y pase al versículo 16, ahora usted llega al final del capítulo y él lo vuelve a decir: “Por tanto, no desmayamos”. Eso realmente es importante.
Desafortunadamente, esa no es la mejor traducción. Es un verbo en el griego, ekakeo, y ekakeo es la raíz de la palabra kakos, lo cual es maldad. Es actuar mal, es hacer maldad. Pablo dice: “Mira, he enfrentado bastantes tentaciones para hacer lo malo, para actuar de manera mala, al desviarme de la verdad del Evangelio para hacer que mi vida sea más fácil. Yo no hago eso, yo no hago eso”. Siga la descripción, capítulo 1, versículo 3: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones”, él apenas acaba de entrar a la carta y él ya está hablando de toda su aflicción, él usa la palabra tribulación de nuevo en el versículo 4; en el versículo 5 habla de su sufrimiento, los sufrimientos de Cristo que son suyos en abundancia; versículo 6 dice: “Somos afligidos”, él también dice en el versículo 6: “Soportamos pacientemente el sufrimiento”; versículo 8 él dice: “No queremos que no sepáis, hermanos, de nuestra aflicción cuán severa fue, fuimos abrumados sobre manera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aún perdimos la esperanza de conservar la vida”, él, literalmente, es llevado de manera frecuente al borde de la muerte.
Versículo 9 dice: “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte”. En otras palabras: “Hasta donde puedo ver, viéndolo desde mi punto de vista, evaluando la situación, se acabó. Los enemigos tenían todo el poder y toda la oportunidad y no confiamos en nosotros mismos, confiamos en Dios y nuestra confianza fue colocada en Dios, no porque pensamos que Dios nos iba a rescatar, sino porque sabemos que Dios nos resucitaría de los muertos cuando nos mataran, y Dios nos libró de un peligro tan grande de muerte y nos librará, Él aún nos librará”. Simplemente fue una situación horrenda tras otra. En el capítulo 2 habla de otro tipo de tristeza, él dijo: “Ustedes me causan tristeza, Corintios”, esa es una iglesia que hace triste a cualquier pastor; “Si yo les causo tristeza, ¿quién entonces me hace estar contento, sino a aquel a quien causé tristeza? Y para esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza de parte de aquellos de quienes me debiera gozar; confiando en vosotros todos, que mi gozo es el de todos vosotros. Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas”.
En otras palabras: “Me son un dolor y después yo soy un dolor para ustedes”, y toda la situación es una experiencia triste. “No me gusta cómo me tratan y a ustedes no les gusta cómo los trato”, y esta es una angustia profunda de corazón. Él, de hecho, fue ahí, a Corinto; después de partir, y alguien en esa congregación según esta carta, se puso de pie y lo resistió cara a cara, lo acusó de frente, lo condenó de frente públicamente y nadie lo defendió y él se fue de la ciudad con el corazón quebrantado. Las iglesias pueden hacer eso. Regrese al capítulo 4, versículo 8: “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, mas no destruidos; llevando en el cuerpo siempre, por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”. En otras palabras: “La realidad es que llevamos por todos lados el concepto, la noción de que en cualquier momento podemos morir por causa de Cristo”.
Versículo 11: “Siempre estamos entregados a muerte”, versículo 12: “La muerte actúa en nosotros”, y veremos un poco más de eso más adelante. Así es como él vivió su vida. Capítulo 6, versículo 4: “Como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos”, así fue. Versículo 8: “Por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama, como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí, vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos”, esa es su vida.
En el capítulo 10, habla de la manera en la que él fue tratado. Versículo 10: “Sus críticos dijeron: Las cartas son duras y fuertes, mas la presencia corporal débil y la palabra menospreciable”, ¿sabe usted lo que eso significa? Él es feo y no puede comunicarse. Ahora, mire, si usted es guapo, no importa si usted puede comunicar, usted simplemente se puede poner de pie y todo mundo está feliz, o si usted es feo y puede comunicarse lo van a escuchar a usted; pero si usted es feo y no puede comunicarse, usted no tiene oportunidades. Entonces, fue un ataque ad hominem, simplemente lo golpearon; su presencia no es impresionante, su palabra es menospreciable.
Ahora, usted conoce el 11, ¿no es cierto? Capítulo 11, versículo 6: “Soy tosco en la palabra”, después realmente una porción conocida. Versículo 23 él dice: “Soy ministro de Cristo”, como estos falsos apóstoles a los que se está refiriendo. “Aquí están mis credenciales”, aquí es como él muestra la validez de su apostolado, aquí está: “No tantos convertidos, no tantos libros escritos, no tantos lugares en donde hablé, no; aquí están sus credenciales. Si no piensan que represento a Cristo en un mundo hostil, entonces expliquen esto. En trabajos más abundante, en azotes sin número, en cárceles más, en peligros de muerte muchas veces, de los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno, tres veces he sido azotado con varas, una vez apedreado, tres veces he padecido naufragio, una noche y un día he estado como náufrago en altamar; en caminos muchas veces en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar; peligros entre falsos hermanos, en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas peor que eso. Lo que sobre mí se agolpa cada día la preocupación por todas las iglesias”.
Él no está hablando de administración. Oí a un hombre predicar de eso: “Sí, él estaba cargado por la administración”. ¿Qué? Él no está hablando de administración, él explica de qué está hablando en el versículo 29: “¿Quién enferma y yo no enfermo?”, ¿sabe lo que eso dice? Él era un pastor a tal grado que si un creyente era débil, él sentía el dolor de la debilidad de ese creyente; y también dice: “A quién se le hace tropezar y yo no me indigno”; su corazón estaba quebrantado por los pecados de su propio rebaño. Esta es una carga grande para que un hombre la cargue.
Ahora, con todo eso en mente, regrese al capítulo 4 y, claro, la pregunta en la que queremos concentrarnos es la pregunta: “¿Cómo es posible, qué es lo que estás haciendo que fomenta todo este problema? Tienes problemas con los incrédulos por lo que les dices, tienes problemas con la iglesia con lo que les dices. Aléjate”. Conocí a un líder de una de las mega congregaciones en Estados Unidos y todos ustedes lo conocerían, mega, mega iglesia; y me senté en su pequeña oficina, realmente una oficina grande, y dijo: “MacArthur, solo tengo una palabra para ti”, y le dije: “Muy bien, ¿cuál es?”, él dijo: “Relájate”, “¿Qué?”, “Relájate, sí, por favor, relájate. Guarda tu distancia”.
¿Sabe una cosa? Si usted me preguntara quién es mi héroe en el ministerio, aquí está, Pablo; él está viéndome por arriba del hombro todo el tiempo. No creo que lo habría recibido bien: “Oye, Pablo, por favor, relájate, por favor, relájate con el incrédulo, relájate con la iglesia, por favor, por favor”. No. ¿Por qué? Porque él entendió que usted no puede tomar a la ligera ni alterar la verdad divina, usted no la puede ajustar, usted no puede hacerla a un lado, usted no puede suavizarla, usted puede aceptarla o rechazarla, pero no puede hacer algo con ella. Y la razón por la que él llegaba a los extremos que él llegaba y vivía una vida entera de dolor y sufrimiento, y terminó como un mártir, fue porque él entendió la gloria del Evangelio.
Con eso en mente, regresamos al capítulo 4, y veremos a dónde podemos ir aquí. Ni siquiera sé lo que voy a decir, inclusive yo tengo curiosidad de saberlo. Así es como él vio su vida a la luz de la gloria del Evangelio, le voy a dar varios puntos; podría darle en algún punto entre cuatro a diez. Muy bien, simplemente vamos a cubrir lo que podamos. En primer lugar, él entendió la superioridad del nuevo pacto, él entendió la superioridad del nuevo pacto. Parte de la gloria del Evangelio fue, claro, que fue el nuevo pacto que había sido esperado por tanto tiempo. ¿Entiende usted lo que Pablo quiere decir en el versículo 1 cuando él dice: “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio”? ¿Qué ministerio? ¿De qué estás hablando? ¿Para qué está ahí el “por lo cual”?
El “por lo cual” está ahí para decirle que ésta es una afirmación de transición que resulta de lo que acaba de ser dicho, ¿verdad? “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio”, ¿de qué ministerio estás hablando? Regrese al versículo 8, capítulo 3, usted tiene el ministerio del Espíritu: “¿Cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu?”. El ministerio de la condenación fue la ley, ¿verdad? La ley tuvo una gloria, ¿no es cierto? ¿Sabe usted que la ley tuvo gloria? Él muestra eso en el capítulo 3, porque cuando Moisés recibió la ley, la gloria de Dios estaba por todo su rostro. La ley tuvo una gloria porque fue un reflejo directo de la naturaleza de Dios, tuvo una gloria.
Versículo 9: “Mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación”. Pablo está diciendo: “Miren, la gente dio su vida por la ley, la ley tuvo una gloria. Pero el nuevo pacto, el Nuevo Testamento, el ministerio del Espíritu”, y usted regresa al versículo 6 habla del ministerio, no de la letra, sino del Espíritu: “Porque la letra mata, el Espíritu da vida”; el ministerio del Espíritu, el ministerio de justificación, el cual es la salvación del nuevo pacto, tiene una gloria abundante. Si tuviéramos tiempo para estudiar el capítulo 3, usted vería comparaciones ahí. Él compara el antiguo pacto con el nuevo. El nuevo pacto da vida. Él dice en el versículo 6. En los versículos 7 al 9, el nuevo pacto da justicia; en los versículos 7, 10 y 11, el nuevo pacto es permanente; en el versículo 12, el nuevo pacto trae esperanza; en los versículos 13 y 14, el nuevo pacto es claro; en los versículos 16 al 18, el nuevo pacto está centrado en Cristo; y en los versículos 17 y 18, el nuevo pacto es capacitado por el Espíritu.
Hemos recibido este ministerio, este ministerio que provee vida y justicia, este ministerio permanente, nunca será reemplazado como el antiguo pacto lo fue; que trae una esperanza duradera, que es claro, centrado en Cristo, capacitado por el Espíritu. Esta es la maravilla y la gloria del nuevo pacto. ¿Sabe usted cómo es que Pablo vivió su vida antes de la experiencia en el camino a Damasco? ¿Qué hizo él en términos del compromiso de su vida? Él persiguió a cristianos, ¿no es cierto? Desde el punto de vista de que él era un legalista fastidioso, él era un judío de judíos, kosher hasta la médula. Él era un fariseo, él era celoso por la ley, y con respecto a la ley, externamente él fue irreprensible. Todo eso está en Filipenses 3, ¿no es cierto? Y para él, él lo consideraba ganancia hasta que se encontró con Cristo y se dio cuenta de que era estiércol.
¿Qué tan importante cree usted que fue cuando él descubrió la realidad del nuevo pacto? ¿Cree usted que eso fue algo novedoso? Esa fue una liberación increíble para un legalista sin esperanza. ¿Sabe usted lo que Pablo es? Él es un convertido excepcional. ¿Sabe usted cuántos fariseos, nombrados fariseos, vienen a Cristo en el Nuevo Testamento? Sí. No puede pensar en ellos tan encerrados en el legalismo, solo unos cuantos. Este fue un amanecer glorioso para el Apóstol Pablo, él es el hermano mayor raro en la historia del pródigo, el hermano mayor raro quien se arrepiente de su hipocresía, se arrepiente y abraza su pecado. La gente ve pecado en su pecado, no ve pecado en su religión. Este fue el amanecer del día glorioso, un día increíble.
Y una vez que la gloria del nuevo pacto amaneció en ese fariseo del antiguo pacto, nunca volvió a ser el mismo. Y debido a que hemos recibido este ministerio, no pecamos cometiendo maldad al alterar el mensaje. Si usted realmente llega a entender la gloria del Evangelio de salvación, usted nunca podría alterarlo. Usted lo ve en toda su majestad y toda su belleza y toda su plenitud; no necesitamos darle a la gente algún entendimiento del Evangelio minimalista, alterado; se les necesita dar la gloria completa del Evangelio.
Entonces, Pablo, en primer lugar, soportó todo lo que él soportó porque él vio la gloria del Evangelio y la vio desde un punto de vista personal. Filipenses 3, él buscó establecer su propia justicia y después se dio cuenta de que era nada, y él halló la justicia de Dios en Cristo. Cuando usted ha sido verdaderamente regenerado, usted entiende que este es el mensaje que debe ser predicado a costa de lo que sea. En segundo lugar, él también abrazó el ministerio como una misericordia, él abrazó el ministerio como una misericordia. Podría ser un concepto interesante, pero vea el versículo 1, él dice: “Teniendo nosotros este ministerio, según la misericordia que hemos recibido”. Algunas personas creen que se han ganado el derecho de predicar el Evangelio, se han ganado el derecho de representar el Evangelio, se han ganado el derecho de proclamar el Evangelio; permítame decirle algo: No soy digno, usted no es digno, ninguno de nosotros es digno de proclamar este Evangelio; es un misericordia el hecho de que se nos permite hacer esto.
Escuche las palabras del Apóstol Pablo en 1ª de Timoteo, capítulo 1: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor”, versículo 12, 1ª de Timoteo 1:12: “Porque me tuvo por fiel poniéndome en el ministerio habiendo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador, pero fui recibido a misericordia”. ¿Sabe por qué estoy en el ministerio? Porque Dios es misericordioso. No tengo el derecho de hacer esto, no me gané esto; “Bueno, has ido al seminario”, eso no serviría. “Oh, tienes un don de comunicación”, eso no serviría. El hecho mismo de que puedo estar de pie aquí y abrir la Palabra de Dios y proclamar el Evangelio glorioso de Cristo es una misericordia a un pecador indigno; y la elevación de esto es tan sorprendente, el privilegio es tan abrumador. Aquí están las buenas noticias: No fue mi fuerza lo que me ganó este derecho y no es mi debilidad lo que lo pierde; es una misericordia. No lo merezco, Dios me lo da como una misericordia. Y a pesar de mis fallas y mi debilidad, Él continúa dándome esta misericordia.
Y debido a que entiendo que el ministerio es una misericordia, no tengo muchas expectativas de lo que puedo lograr. ¿Puede usted entender ese pensamiento? Oigo de pastores que tienen agotamiento espiritual. ¿De qué estás hablando agotamiento? ¿Qué quieres decir? Agotamiento no tiene nada que ver con el trabajo duro, nunca he visto un plomero que se agotó, nunca vi a un excavador que se agotó, no tiene que ver con esfuerzo. El agotamiento es algo que le pasa a personas que no cumplen sus expectativas: “Yo merezco algo mejor que esto, no me puedes hacer esto, las cosas no están saliendo como quiero, no debería ser tratado de esta manera”; mire, usted no debe de querer ser tratado como usted debe ser tratado, Dios ni siquiera lo trata a usted como usted debería ser tratado; la gente se agota en el ministerio, se cansan en hacer el bien porque tienen expectativas no realistas de lo que creen que merecen porque están calificados, porque están preparados, porque trabajan duro.
La verdad es que todo día de mi vida y de su vida que el Señor nos da la oportunidad de proclamar su Evangelio no fue nada más que una misericordia, es una misericordia. Y nunca voy a superar la realidad de la misericordia de esto. Mire, cuando estuve en la preparatoria no sabía lo que iba a hacer; mi papá era un predicador, mi abuelo fue un predicador, y un par de generaciones antes de ellos fueron predicadores; y en cierta manera venía a mí, pero no llevaba mucho peso para mí. Pensé que quería ser un atleta profesional, tuve mucha afirmación —usted sabe— cuando tenía una pelota, un balón en mi mano, y usted sabe, la gente aplaudía y le caía bien a la gente, y había cierta cantidad de popularidad. Supongo que podría haber buscado diferentes profesiones, pero Dios tenía esto para mí y nunca ha dejado de abrumarme, nunca ha dejado de abrumarme. Qué misericordia que puedo hacer esto.
Me pongo de pie aquí cada domingo, ya entrando a la quinta década aquí; ¿hay un privilegio más grande que éste? ¿Hay una honra más grande que ésta para un siervo indigno? Pablo nunca superó eso, nunca superó la realidad de la gloria del Evangelio, y usted lo ve salir conforme este pasaje desarrolla. Entonces, en lugar de tomar más tiempo aquí, podría decir mucho más que eso; eso es lo que el pastor siempre dice cuando se le acabó el material: “Hermanos, podríamos seguir”, y usted sabe que ya no tiene ni un pensamiento ni una nota.
Entonces, muy bien. Número 3, ¿cómo sé eso? Número 3, la gloria del Evangelio. La gloria del Evangelio se apareció en su entendimiento de la superioridad del nuevo pacto, se apareció o se manifestó en su entendimiento del ministerio como una misericordia. Y en tercer lugar, se manifestó en su entendimiento de la necesidad de un corazón puro. La necesidad de un corazón puro. Mientras que es una misericordia, eso no da lugar al pecado. Me encanta lo que dice en el versículo 2: “Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso. No tengo una vida secreta, no tengo una vida secreta”. ¿No le molesta a usted cuando resulta que un pastor tiene una vida secreta? Eso es horrible, ¿no es cierto? Una vida escondida de vergüenza y de pronto él es un escándalo y él está en 20/20 o él está en el diario, en el periódico. Pablo dice: “Yo no tengo eso, no tengo una vida escondida, no camino en dos mundos”.
¿Y cómo se defiende usted a sí mismo cuando alguien lo acusa de eso? Porque eso es lo que estaban haciendo, estaban acusándolo de tener una vida secreta. De hecho, usted lee entre líneas en 2ª de Corintios, estaban diciendo que él estaba en el ministerio por dinero —yo he sido acusado de eso—, y él estaba en el ministerio por favores de mujeres, y él dice: “Yo no tengo una vida secreta, yo renuncio a eso”; su defensa está en el primer capítulo, versículo 12. Él dice: “Porque nuestra gloria es ésta: el testimonio de nuestra consciencia”. ¿Escuchó eso? “Ustedes pueden acusarme lo que quiera, mi conciencia no está acusándome”. Ahí es donde la batalla es ganada y perdida, ¿verdad?
Santiago 1: “El pecado es concebido en el interior y finalmente se aparece en el exterior”. Pablo dice: “Traigan sus acusaciones. El testimonio de mi consciencia es que en santidad y sinceridad piadosa, no en sabiduría carnal, sino en la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo y especialmente hacia ustedes. Yo no puedo decirles más a ustedes, los que me acusan”. Y habían falsos maestros en Corinto que simplemente venían tras Pablo y habían maestros falsos en Corinto que simplemente venían detrás de Pablo con una campaña maliciosa para destruir su credibilidad en este momento, y esa es la razón por la que él escribe la carta y él dice: “Mi consciencia está limpia”; él dice esto varias veces. Él lo dice más adelante en su vida en las epístolas pastorales que su consciencia está limpia, su consciencia está limpia; él estaba enfrentando el pecado en su vida, él estaba confesándolo, él estaba dejándolo.
Como le dijo a los corintios en el capítulo 7: “Limpiémonos de toda inmundicia de la carne, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. La gloria del Evangelio para Pablo se manifestó en la integridad de su vida. ¿Cómo es posible que afirmes la gloria del Evangelio? La misericordia privilegiada sorprendente de predicar ese Evangelio, y después vivir como un hipócrita. Si usted entiende la gloria del Evangelio, si usted entiende la misericordia que es que se le dé el privilegio de diseminar ese Evangelio, entonces se ve obligado con la pureza que Pablo proclama que es verdad en su propio corazón. Cuando él dio testimonio en Hechos 23 y 24, él dijo, de nuevo, dos veces: “Tengo una consciencia limpia, tengo una consciencia limpia”. Cuando usted realmente cree en la gloria del Evangelio, usted quiere asegurarse de que su vida es pura porque usted quiere ser un instrumento para honra — ¿cuál es la siguiente frase? Limpio para el uso del Maestro.
Hay un cuarto punto aquí. Cuando usted entiende la gloria del Evangelio —de regreso al capítulo 4—, cuando usted entiende la gloria del Evangelio, usted, por lo tanto, está comprometido con predicar las Escrituras con precisión, predicar las Escrituras con precisión. Veo entre comillas la “televisión cristiana”, y Patricia invariablemente dice: “¿Por qué estás viendo eso otra vez?”, y no siempre tengo una buena respuesta. Únicamente les voy a decir esto: Tengo una indignación justa por la gente que hacen lo que dice aquí, que adulteran la Palabra de Dios; y quizá simplemente necesito alimentar mi ira santa. No sé. Les prometo algo: Mientras que algunas personas están enviando dinero a estas personas, yo estoy orando los salmos imprecatorios sobre sus cabezas, y me estoy preguntando cómo es que Dios puede permitirles esto.
¿Sabe una cosa? La gente que adultera las Escrituras me lastima con mayor profundidad que cualquier otra cosa porque ésta es mi vida, y esto es la vida, y esto es verdad y usted no puede tratarlo a la ligera. Regrese al versículo 17; recibimos una lección ahí del porqué la gente lo hace: “Pues no somos como muchos, que medran, falsificando la Palabra de Dios”, charlatanes, impostores, fraudes, habían muchos de ellos en los centros de comercio en el mundo antiguo, diluían el vino con agua; el jabón era impuro, los contenedores de barro que vendían tenían grietas que eran cubiertas con cera, se derretía tan pronto como usted lo colocaba en el fuego. No eran sinceros, eran kapelos, esa es la palabra para “medran”. Charlatanes, farsantes, impostores.
Aquí en el capítulo 4, Pablo dice que él no está andando con astucia, panourgia significa — urgia viene de energía para trabajar, pan significa “todos los que harán lo que sea por engañar. Adulterando la palabra de Dios significa alterar, y es en particular una palabra que es usada de diluir vino, corromper la manifestación de la verdad. Mire, si usted cree en la gloria del Evangelio, usted no lo toca, usted no lo adultera. La gente que puede estar en la televisión y torcer y pervertir el Evangelio para sacar dinero de los bolsillos de gente enferma, de gente mayor, de gente moribunda, gente que está buscando un milagro como si fuera un boleto de lotería, no entiende la gloria del Evangelio.
Entonces, él dice: “No adulteramos la Palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad, recomendándonos a toda consciencia humana delante de Dios”. ¿Sabe una cosa? La verdad tiene un poder auto-certificador, realmente lo tiene; la verdad tiene un poder auto-certificador, de tal manera que inclusive cuando es rechazada, se recomienda a sí misma la consciencia del que la rechaza; él pelea contra ella.
Hace algunos años atrás estaba pasando mucho tiempo con Larry King, algunos de ustedes probablemente lo saben; realmente me cae bien, me preocupa. Tuvimos muy buenas pláticas, pláticas privadas; él oyó la verdad, y creo que nunca hubo un momento en el que él me debatió por la verdad, nunca, porque simplemente tiene una naturaleza recomendadora inclusive para el que la rechaza. En un sentido, creo que el mundo incrédulo que ve a estos farsantes en la televisión sabe que son farsantes mejor de lo que lo entiende la gente en la iglesia. Si usted entiende la gloria del Evangelio, usted no tiene interés en alterar la verdad, usted quiere vivir una vida pura, usted entiende el privilegio inmenso de la misericordia del ministerio porque usted celebra la grandeza de este Evangelio del nuevo pacto. Algunas personas dicen: “¿Sabes una cosa? Tenemos, en cierta manera, que cambiar el mensaje porque no estamos consiguiendo resultados. ¿Sabes una cosa? Tenemos que tratar con este mensaje porque realmente no es muy eficaz”. En serio.
Bueno, el siguiente punto que quiero darle es éste: Si usted realmente entiende la gloria del Evangelio, usted sabe que los resultados dependen de Dios, ¿muy bien? Los resultados dependen de Dios. ¿Se acuerda usted de la parábola del sembrador? ¿Qué dice del sembrador? Nada, absolutamente nada. No dice si él usa su mano izquierda o su mano derecha, si lo avienta hacia arriba, hacia abajo, con una curva; no dice nada acerca del sembrador. ¿Qué dice acerca de la bolsa en la que él cargaba la semilla? Nada, no dice nada acerca de eso. ¿Qué dice acerca del método que él usó para aventarla? Nada, absolutamente nada. Es una parábola acerca de la tierra, ni siquiera dice algo acerca de la semilla fuera de que la semilla es la verdad del Evangelio; no tiene que ver con la técnica que usted usa al arrojar la semilla, tiene que ver con el estado de la tierra. Yo no hago trabajo de tierra, ese es el trabajo del Espíritu Santo.
Me encanta ese pasaje en Marcos, la parábola en donde Jesús dice que el granjero siembra la semilla y se va a dormir porque no tiene idea de cómo crece. Es correcto. Dice usted: “No estamos consiguiendo resultados”. ¿En serio usted cree que está a cargo de los resultados? Oigo algunas discusiones que dicen: “Tenemos que superar la resistencia del consumidor”. ¡Mucha suerte! La resistencia del consumidor se llama depravación, la resistencia del consumidor significa que el pecador es incapaz y no está dispuesto si depende de él mismo.
Observe el versículo 3. Esto es tan razonable, toda esta presentación de Pablo tiene tanto sentido; simplemente fluye como usted piensa. Algunos de ustedes ya están diciendo: “Bueno, es tan desalentador. Pablo, mira, vas de ciudad en ciudad a ciudad, las iglesias son pequeñas, las iglesias están llenas de problemas, la ciudad te rechaza, los líderes te rechazan, el pueblo te rechaza, te quieren matar, los judíos te están buscando, realmente no estás teniendo mucho éxito”. Aquí está su respuesta: “Pero si nuestro Evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto”. Esa es una categoría de gente, esa es la posición automática de la raza humana entera.
“Yo no soy el problema”. Bueno, ¿cómo es que llegaron a estar así? Versículo 4: “En los cuales, el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. El problema no es tu técnica, el problema es el corazón. Usted tiene a todas estas personas que inventan maneras pragmáticas de llevar a cabo el evangelismo de manera eficaz —en serio—para superar la resistencia del consumidor, para hacer que el mensaje sea más apetecible. Diremos más de eso en algunas de las otras porciones de las Escrituras.
Escribí un libro “Esclavo”. ¿Algunos de ustedes han visto el libro “Esclavo”? Imagínese tratar de vender ese mensaje en un mundo lleno de esclavos. Por cierto, un judío crucificado en Jerusalén que fue rechazado por su pueblo, rechazado por sus líderes, que fue ejecutado como un criminal común y corriente por los romanos, resucitó de los muertos; Él es el Dios vivo y verdadero, el único Salvador, y Él quiere que sea su esclavo. ¿En serio? Y por cierto, tienes que rechazar a todos los demás amos, confesar tu pecado, arrepentirte y volverte a Él como la única fuente de salvación. ¿Quién es esta persona, de nuevo, un judío crucificado? Esto es lo que Pablo está predicando en el mundo gentil, y no solo necesitas creer en Él, sino que necesitas confesarlo como Señor y eres su esclavo. Ese es un producto difícil de vender.
Usted no puede superar la resistencia del consumidor en un mundo gentil pagano cuando usted está hablando de un judío crucificado a gentiles que no tienen trasfondo del Antiguo Testamento, que no tienen entendimiento del sistema sacrificial, y usted les está pidiendo que crean en este judío crucificado como el Dios encarnado, el único Salvador, el único Dios vivo y verdadero, la única esperanza de salvación, y usted debe convertirse en su esclavo; eso humanamente no va a ser aceptado. Esa es la razón por la que dice en 1ª de Corintios 1, como veremos más adelante, la predicación de la cruz fue locura. Los resultados dependen de Dios. Ese ha sido el gozo del ministerio.
Yo estoy a cargo de sembrar, no estoy a cargo de cultivar, de crecer. Yo no puedo dar vida, solo Dios da vida. Y me encanta esto, observe esto. Versículo 5: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos algún método que hemos inventado, algunas historias personales de nosotros, sino a Jesucristo como Señor; y estamos llamando a todo mundo a que se vuelvan esclavos por causa de Jesús”. Dice usted: “¿Cómo es posible que esperas tener algún resultado con un mensaje así?”, aquí está la respuesta, versículo 6: “Oh, porque Dios que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. ¿Acaso ese no es el versículo más profundo?
¿Sabe usted lo que está diciendo? Creación. Dios dijo: “Sea la luz”, y habló y existió la luz. Ese es el modelo para la salvación. Dios entra a la oscuridad del corazón del pecador y enciende la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo. Esto es lo que hace del ministerio algo tan emocionante. Si usted está concentrado en resultados, usted va a terminar predicándose a sí mismo y su técnica y su estilo. Usted va a estar concentrado en su guardarropa y en su oratoria y en su música y en sus adaptaciones culturales — bueno, si usted entiende la gloria del Evangelio, usted también entiende lo insignificante que es usted como persona.
Entonces, ¿qué hemos estado diciendo? Si usted entiende la gloria del Evangelio —simplemente para repasar—, usted entiende la superioridad del nuevo pacto, la misericordia del ministerio, la necesidad de un corazón puro, el hecho de que las Escrituras deben ser predicadas con precisión, que los resultados espirituales dependen únicamente de Dios, y que usted es como persona insignificante.
He regresado a este versículo número 7 tantas veces a lo largo de los años: “Tenemos este tesoro —¿qué tesoro?—, el tesoro del Evangelio en vasos de barro”, vasos de barro es un vaso de barro, un contenedor de barro. Muy bien, ponga atención en ésta: “Contenedor de barro”. ¿Para qué usa usted un contenedor de barro en casa? ¿Para meter tierra? ¿Meter una planta? En tiempos antiguos, un contenedor de barro era rompible, feo, desechable, pero quizá para entender mejor para qué eran usados los contenedores de barro, podemos ir a 2ª de Timoteo, capítulo 2, versículo 20: “Ahora, en una casa grande no solo hay instrumentos o vasos de oro y de plata”, oh, muy bien, vasos de oro y plata, ¿qué haces con esos? Sirves la comida. ¿Platos de oro y plata? “Y también hay instrumentos o vasos de madera y de barro. Los de oro y plata son para honra y los de tierra y barro son para deshonra”.
¿Está listo para escuchar esto? Usted sirve el alimento en la plata y el oro, usted saca la basura en la madera y el barro. Contenedores de barro, un contenedor de basura; usted saca ahí la basura de la familia. ¿Sabe una cosa? Eso es lo que decían acerca de Lutero, él era una cubeta de basura. Entonces, regrese a este versículo: “Tenemos este tesoro en cubetas o contenedores de basura”. Ese es un sentido de humildad personal, ¿no es cierto? Un sentido de que somos insignificantes como personas, simplemente un vaso de barro.
En 1ª de Corintios, Pablo habla de esta manera — para algunas personas algún tipo de palabras turbadoras que parecen minimizar el sentido de importancia personal que algunos ministros tienen. Escuche lo que dice, versículo 13 de 1ª de Corintios 4: “Somos la escoria del mundo, el desecho de todos”. Esas palabras se refieren al alimento que se pega al fondo del contenedor después de que se ha enfriado y se ha endurecido y tiene que ser quitado al frotarlo. Pablo dice, en un sentido, simplemente somos la escoria, somos lo que queda en el fondo del contenedor, somos vasos de barro.
¿Sabe una cosa? Usted tiene que ser muy importante cuando usted entiende la gloria del Evangelio, que usted no está para competir con el Evangelio, usted no se eleva a sí mismo, es algo tan desagradable. Bueno, debido al tiempo, unos cuantos más.
Pablo abrazó los beneficios del sufrimiento. Entonces, si usted entiende la gloria del Evangelio —este es otro punto—, usted entiende los beneficios del sufrimiento; usted quiere ser más eficaz, usted va a sufrir más. Santiago dice: “Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas porque tienen una obra perfeccionadora”, ¿verdad? Usted nunca entiende el ministerio y la eficacia a menos de que sufra. Y simplemente, de manera breve, versículos 8 al 12 —ya leímos eso—, “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, mas no destruidos, llevando en el cuerpo siempre, por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos”, versículo 11: “Porque nosotros que vivimos siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús”, versículo 12: “De manera que la muerte actúe en nosotros y en vosotros la vida”. Ahí está la clave: “La muerte actúe en nosotros y en vosotros la vida”. Entre mayor el sacrificio de su propia vida, más sufre usted, más fuerte se vuelve usted.
Pase al capítulo 12 de 2ª de Corintios, porque no podemos dejar esto afuera. Capítulo 12, versículo 7. Por la grandeza de las revelaciones, Pablo, usted sabe, él tuvo audiencias personales con el Cristo que ya había ascendido en el camino a Damasco, y varias otras ocasiones también, y él pudo haber sido muy soberbio por ello. Entonces, para que no se exaltase a sí mismo, y después él simplemente habló de su viaje al cielo, ¿verdad?, y él vio cosas de las que él ni siquiera podía hablar; entonces, él pudo haber usado estas cosas como una razón para su propio orgullo; entonces, él pudo haber usado estas cosas para una razón para su propia soberbia. Pero para evitar que se exaltara a sí mismo, “Me fue dado —dice— un aguijón en mi carne”, la palabra aguijón es de hecho una lanza literalmente, que había sido metida en lo que de otra manera sería su carne soberbia.
Esta lanza es descrita como un mensajero de Satanás, un angelos de Satanás. ¿Qué es un angelos de Satanás? Es un demonio. ¿Acaso este demonio estaba atacando a Pablo directamente? La mejor explicación de esto es que este sería el líder demoníaco de los falsos maestros que estaban destrozando la iglesia en Corinto, la cual él amaba y, como consecuencia, estaba metiendo una estaca en su propio corazón debido a su amor por esa iglesia. Aquí hay falsos maestros guiados por poder demoníaco dañando a la iglesia en Corinto y lo está atormentando. Y el Señor permitió que sucediera para evitar que se exaltara a sí mismo. El Señor le va a dar suficientes problemas a usted, como pastor, para evitar que usted se exalte a sí mismo, inclusive si Él tiene que usar a demonios para crear el problema.
Él dijo: “Tres veces he pedido al Señor que lo quite de mí; Él dijo: Bástate de mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Entre más se exalta usted a usted mismo, más fuerza usted al Señor para que lo humille a usted. Si usted entiende la gloria del Evangelio, usted entiende los beneficios del sufrimiento. El sufrimiento hace que usted sea más eficaz como un instrumento porque le concede el poder perfeccionado en la debilidad.
Pablo entendió el mensaje: “Me gloriaré en mis debilidades para que repose sobre mí el poder de Cristo, por lo cual por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil entonces soy fuerte”. Entre más se exalta usted a sí mismo, más inútil se vuelve usted.
Simplemente dos pensamientos para terminar. Entender la gloria del Evangelio es entender todas estas cosas, no las voy a repasar de nuevo; y tan solo tras dos cosas que considerar, es entender la necesidad de la convicción. Entender la gloria del Evangelio, y esto en cierta manera resume todo lo que hemos dicho, es entender la necesidad de la convicción. Y de nuevo, este es un pasaje al cual regreso con frecuencia, versículo 13: “Pero teniendo el mismo Espíritu de fe, conforme a lo que está escrito —él está citando el Salmo 116—, creí por lo cual hablé”. Nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.
La gente, a lo largo de los años, me ha dicho: “Bueno, tú simplemente no te refrenas”, ¿verdad? No. Un hombre me presentó en una convención de vendedores de libros — como John MacArthur es mucho más amable en persona de lo que es en su predicación, ¿y sabe una cosa? Hay un sentido en el que entiendo eso: No estoy tratando de pelearme con todo mundo, únicamente estoy tratando de proclamar la verdad y entiendo que la verdad crea sus propios enemigos. Pero esto tiene que ver con la necesidad de la convicción, eso es la integridad. Usted no puede predicar algo y después no preocuparse si es implementado o no; usted no puede decir: “Bueno, creo esto, pero no lo voy a decir porque la gente se va a ofender”. Si es verdad, usted tiene un mandato de proclamarlo.
Creí, por tanto, hablé. Lo que usted me oye decir, es lo que creo. La gente dice: “¿Por qué eres tan apasionado por todo?”, porque cuando llego a la convicción de que eso es lo que la Palabra de Dios significa por lo que dice, me emociono por ello porque es la verdad. Creí, entonces hablé; esto es masculinidad espiritual, esto es actuar como un hombre, esto es masculinidad, hablar con convicción.
Entonces, ¿qué hemos aprendido en esta noche? Y lo hemos cubierto únicamente de manera breve, pero hemos aprendido que si usted entiende como Pablo lo hizo, si usted entiende la gloria del nuevo pacto, tiene todo tipo de implicaciones en su vida. Usted nunca va a superar la gloria superior del nuevo pacto, usted siempre va a entender el privilegio del ministerio como una misericordia que usted no merece, usted se va a comprometer con un corazón puro porque usted no quiere hacer algo que haga que usted sea menos útil en la proclamación de este Evangelio glorioso, usted será responsable por interpretar con precisión las Escrituras y nunca adulterarlas, usted sabe que los resultados dependen de manera exclusiva de Dios quien recibe la gloria mediante el Evangelio; estas son cosas que son tan elementales. Usted se ve a sí mismo como un vaso de barro, insignificante a nivel personal, usted abraza los beneficios del sufrimiento lo cual produce fortaleza divina en la debilidad humana; usted entiende que este es un Evangelio digno de convicción, digno de una vida de integridad en lo que usted cree, y ese es exactamente la manera en la que lo proclama.
Y finalmente, al final, cuando usted entiende la gloria del Evangelio¸ usted coloca la recompensa futura por encima de la dificultad actual. En los versículos 31, 14 y 15, él dice: “Creí, por tanto, hablé. Y si voy a morir —versículo 14— Jesús me va a resucitar y los va a resucitar a ustedes y nos va a presentar con ustedes. Entonces sigo hablando porque la verdad que estoy predicando, la verdad de la gracia, se está esparciendo más y más a más gente, etcétera, va a causar que sobreabunde la alabanza para la gloria de Dios en el cielo que está por venir”, y con esa perspectiva del cielo, en cierta manera, presentada aquí al final del versículo 15, él llega al versículo 16, y estamos avanzando rápidamente en eso: “Por tanto, no desmayamos —lo cual es lo que dijo en el versículo 1— porque valoramos lo eterno por encima de lo temporal, lo futuro por encima del presente, aunque éste, nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria —por comparación— no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
No estoy buscando una reputación en esta vida, no estoy buscando éxito en esta vida, estoy mucho más preocupado por un peso eterno de gloria, por una fidelidad que será recompensada en el futuro por un Dios fiel. No me importa la aflicción momentánea, leve, y no he tenido mucha comparado con tantos. No estoy mirando las cosas que se ven y no quiero que mi vida sea explicada humanamente, quiero que mi vida sea explicada únicamente divinamente. Entonces, Pablo entendió la gloria del Evangelio.
Ahora, en la mañana vamos a ver qué es lo que hizo que este nuevo pacto fuera tan glorioso, conforme hablamos de la realidad satisfactoria del Evangelio.
Padre nuestro, te damos gracias por tu bondad profunda hacia nosotros, al concedernos las Sagradas Escrituras. Gracias porque tiene el eco de la verdad y no importa cuántas veces la leamos, siempre viene a nosotros de manera fresca y viva. Gracias porque es invencible, porque es vida, gracias por su perspicuidad, porque es clara, la entendemos. Llena nuestras mentes de verdad y calienta nuestros corazones con celo y pasión. Mueve nuestros pies en obediencia. Sé honrado y glorificado en los días que pasemos juntos conforme vemos la Palabra. Cumple tu buen propósito en toda vida. Oramos en el nombre de Cristo. Amén.
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