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“No me quiero involucrar.”
Este bien puede ser el lema de la cristiandad de hoy. Por razón de privacidad, tolerancia y perdón, permitimos que hermanos caminen por caminos peligrosos y pecaminosos sin decirles ni siquiera una palabra. Adulterio, chismes, robar, actitudes odiar, mentir—parece ser que no vale la pena ofender a un miembro de una iglesia o arriesgar perder una amistad por uno de estos pecados.
Pero hay un problema. La meta de vivir en el Cuerpo de Cristo no es mantener a todos tus amigos y evadir la confrontación. Dios desea que sus hijos estén íntimamente involucrados en las vidas de otros—especialmente cuando está involucrado el pecado. Rechazar ayudarle a un hermano en pecado es igual a un salvavidas que rechace salvar a alguien que se está ahogando.
En ¿Soy guardia de mi hermano?, John MacArthur explora una de las responsabilidades más ignoradas, pero aún transformantes de una congregación obediente: la disciplina de la iglesia. Este cuidadoso estudio de Mateo 18 deletrea el proceso paso a paso que usted y su iglesia pueden usar para rescatar a un creyente del dominio del pecado. También este estudio le da una clara explicación de la enseñanza de Cristo sobre el tema del perdón. Un estudio importante para establecer y mantener la pureza de la iglesia.
Esta serie de sermones incluye los siguientes mensajes:
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