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Dedos que se aferran. Ojos brillantes y rápidos. Una sonrisa luminosa. Y un balbuceo bajo interrumpido por un llanto desgarrador. Es un hecho: la vida, incluso en un bebé, no se puede ocultar. Siempre tiene características únicas: evidencia que revela a una persona que está viva y respira.
Lo mismo ocurre con los cristianos. Cada uno de nosotros que pertenecemos a Cristo deberíamos exhibir estándares de comportamiento distintos, prueba de una vida espiritual genuina. Pero, ¿cómo es la verdadera vida espiritual? ¿Cuáles son los signos de una relación viva, vital y dinámica con Jesucristo?
En El retrato de una nueva vida, aprenderá a identificar y descartar los viejos hábitos pecaminosos y a desarrollar nuevos patrones que se correspondan con lo que usted es ahora.
Esta serie de sermones incluye los siguientes mensajes:
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