Es la matemática simple de ser humano. Dos personas más una relación equivalen a dolor inevitable. Una palabra poco amable, un acto imprudente o un ataque intencional, y se abre un abismo que podría dañar una relación para siempre.

Ahí es donde llega la necesidad de un perdón bíblico real. El perdón puede sanar incluso el peor daño entre esposos y esposas, hijos y padres, amigos de toda la vida y cualquier otra persona. En El Perdón, John MacArthur mira a la vida de Filemón para apuntar a uno de los más destacados ejemplos de la Escritura de perdón humano en acción.