Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
--Santiago 1:2-4
Este pasaje nos presenta otra manera de pensar en las tentaciones que afrontamos. La palabra aquí traducida “pruebas” es la misma palabra traducida “tentación” en 1 Corintios 10:13 (citado anteriormente). Dios no solo nos protege de tentaciones que no podemos soportar; Él también usa esas tentaciones para ayudarnos a madurar.
A todos nos gustaría poder decir que no nos falta nada, que somos perfectos y estamos completos. Nos gustaría oír al Señor decir que no falta nada en nuestra vida. Pero solo podemos llegar a esa condición a través del dolor. No podemos ser maduros sin cultivar la paciencia y no podemos cultivar la paciencia sin pasar por situaciones difíciles que prueban nuestra fe. Por eso Santiago dice que debe tener por sumo gozo cuando se halle en diversas pruebas, cuando afronte tentaciones y pruebas de su fe. Usted es fortalecido en esas pruebas al desarrollar resistencia espiritual.
Si quiere ser físicamente más fuerte, ¿qué hace usted? Se somete a experiencias dolorosas. Va al gimnasio y trabaja y trabaja, ya sea levantando pesas, corriendo en la pista o dedicando tiempo a caminar. Usted hace todo lo que puede por fortalecer su cuerpo, y usted sabe que en esto está implícito el dolor pero usted ha decidido que vale la pena soportar el dolor por la meta que se quiere alcanzar. A fin de fortalecerse, usted tiene que ser capaz de soportar algún dolor y perseverar a pesar de ese dolor. Es fácil comenzar pero es difícil permanecer con él.
Lo mismo puede decirse si quiere fortalecerse espiritualmente. Nunca llegará a madurar espiritualmente a menos que desarrolle paciencia y solo puede desarrollar paciencia cuando persevera en la fe a través de experiencias dolorosas. Algunos oran: “Señor, quiero ser fuerte para ti. Quiero ser valiente y audaz. Quiero crecer, llegar a la madurez, a estar completo en mi fe”. Si ora de esa manera, prepárese bien, ya que la respuesta a esa oración va a ser dolorosa. La única manera que Dios puede responder a esa oración es probando su fe llevándolo hasta el límite, empujándolo más allá de su ámbito natural y llevándolo por momentos difíciles.
Si quiere eso para su vida, si usted desea ser todo lo que Dios quiere que sea para su gloria, entonces usted no solo apretará los dientes y soportará la prueba. La tendrá como motivo de gozo, como dice Santiago. ¿Cómo puede hacer eso? Usted mira más allá de la prueba, más allá del dolor, a sus efectos. Usted mira al propósito de ese tiempo de prueba en su vida, la meta de la madurez espiritual. Ahí está la fuente del gozo. En la medida en que se fortalece, será menos probable que ceda ante la tentación y menos probable que titubee en su fe. ¿No desea eso? Si es así bienvenidas esas pruebas que lo harán más fuerte.
Extraído del libro, “El corazón de la Biblia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.