es una gran palabra. Para el cristiano, esperanza significa seguridad para el futuro. No hay temor en la muerte. Podemos en realidad esperar con confianza lo que tenemos por delante en la vida y en la muerte.
Me gusta mucho la expresión de Pablo en romanos 12:12: “Gozosos en la esperanza”. La muerte no nos causa temor. Un culto funeral para un cristiano debiera ser un motivo para regocijarse y alabar a Dios porque esa persona ha partido de este lugar donde vivimos libres de estas cosas. Esperamos el cumplimiento de Romanos 8:23, que dice que tendremos un cuerpo redimido para ir con nuestra alma redimida. Vivimos en esperanza.
Es importante mantener una actitud de esperanza. Hablando prácticamente, eso significa que no debiéramos estar excesivamente obsesionados con las cosas terrenales. Jesús dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan…Porque donde esté vuestro tesoro estará también vuestro corazón” (Mt. 6:19, 21). Si nuestros corazones están enfocados en nuestra esperanza en la eternidad, entonces nuestro tesoro está también en la eternidad. Confío que usted no esté viviendo para este momento. No viva para lo que es temporal. Debiéramos vivir en esperanza, y eso significa vivir más comprometidos a invertir en la eternidad que invertir en lo que es temporal. ¡Recuerde, tenemos un futuro maravilloso delante de nosotros!
Debemos procurar mantenernos en el camino. Conviene que nos recuerden la verdad de Dios a fin de no apartarnos de ella. Las virtudes que hemos estudiado puede que estén presentes en los corazones de los miembros y ministerios de su iglesia; pero asegúrese de recordarles su compromiso unos con otros.
Extraído del libro, “El Plan del Señor Para La Iglesia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.