Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
- Lamentaciones 3:22-23
Es solo gracias a las misericordias del Señor que no somos consumidos. Misericordia significa retener lo que merecemos, no darnos el castigo que merecemos. La realidad es que merecemos castigo. Merecemos el juicio de Dios porque hemos quebrantado su ley, porque hemos despreciado su amor, porque lo hemos ofendido y no lo hemos honrado. Hacemos eso cada vez que pecamos. Debiéramos ser consumidos por su justicia pero su justicia es atenuada por su misericordia.
Su misericordia se basa en su compasión por nosotros y esa compasión nunca falla.
Cuando estaba criando a mis hijos, hubo momentos en que mostré misericordia como padre pero no puedo decir que tenía gran misericordia. Mirando atrás, puedo ver que hubo momentos en que se me agotó la compasión. Como la mayoría de los padres, no siempre mostré el amor perdonador de Dios cuando pude haberlo hecho. Como soy un ser humano y caído, mi compasión falló. Pero el Señor nos dice que sus misericordias nunca fallan. Su misericordia nunca disminuye con el desánimo, la irritación o el tiempo. Como nos dice Pablo en Romanos 5:20, donde el pecado abunda, la gracia abunda mucho más. Aunque sigamos pecando, abunda la gracia de Dios.
Esas obras de piedad hacia nosotros nuevas son cada mañana. A Dios nunca se le agota la compasión. Cada día es un nuevo día con Él. ¡Qué maravilloso es pensar en eso al comenzar el día! Es un nuevo día y toda la misericordia y compasión de Dios está a nuestra disposición para ese día.
¿Por qué tiene Dios tal misericordia y compasión? ¿Por qué son nuevas hoy aunque ayer fuera un día malo, o decepcionante o pecaminoso? He aquí por qué: grande es tu fidelidad. La fuente de donde surge la misericordia y la compasión de Dios es su pacto. Cuando Dios hace una promesa, la cumple. Durante los cuarenta años que Israel anduvo en el desierto y a lo largo de toda la Biblia, Dios nos ha prometido misericordia y compasión si confiamos en él. Dios es siempre fiel a sí mismo y a su Palabra. Dios no puede mentir ni puede quebrantar una promesa. Segunda Timoteo 2:13 dice: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo”.
Despertamos cada nuevo día, sin que importe lo que sucedió el día anterior, rodeados de la misericordia y la compasión de un Dios que cumple su pacto incluso con sus imperfectos hijos.
Extraído del libro, “El corazón de la Biblia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.