La descripción de la iglesia naciente que encontramos en Hechos 2:42-47 nos ofrece un bosquejo básico de lo que Dios quiere que sea la iglesia:
Y perseveraban [los miembros de la iglesia naciente] en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casa, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
La verdadera iglesia, el cuerpo de Cristo, la constituyen los que aman a Cristo Jesús. Pertenecemos al cuerpo colectivo de Cristo, ya sea que estemos vivos o en la gloria. La palabra griega para iglesia en ekklesia, que significa “una asamblea de los llamados afuera”. La iglesia está compuesta de personas llamadas por Dios para ser sus hijos. Hemos quedado unidos a todos los demás creyentes mediante la fe en Cristo.
El mundo no puede detectar la iglesia invisible compuesta de verdaderos cristianos. Ellos solo ven la iglesia visible, que incluye a los que solo profesan ser cristianos. La intención del Señor fue la de establecer una iglesia visible para testimonio al mundo. Cuando nos juntamos en el día del Señor, somos un testimonio al mundo de que Cristo ciertamente ha resucitado. Algunas personas dicen que en realidad no necesitamos edificios ni estructura organizacional. Sin embargo, no creo que Cristo estuviera de acuerdo con eso. En Mateo 18, por ejemplo, Cristo da a entender que la iglesia tiene una forma específica puesto que se congrega en un lugar determinado: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia” (vv. 15-17, cursiva añadidas).
En el libro de Hechos la iglesia invisible se hace más visible. Aunque la iglesia visible y la invisible fueron inicialmente la misma entidad, el cuadro cambió cuando los falsos creyentes empezaron a aparecer en la iglesia. La iglesia invisible se hizo visible a medida que los creyentes comenzaron a reunirse juntos. Originalmente, se reunían en las casa. Sin embargo, para el tercer siglo, las iglesias ya se reunían en sus propios edificios al continuar creciendo en número.
La iglesia tiene tres aspectos: Su fundación, su ministerio y su liderazgo. Aunque hoy tenemos en el siglo XXI nuevas formas de comunicación, nuevos métodos para utilizar y nuevos problemas que enfrentar, creo que el Señor tenía el propósito de que la iglesia de nuestro tiempo siga los mismos principios que vemos funcionando en la iglesia del primer siglo.
Extraído del libro, “El Plan del Señor Para La Iglesia” escrito por el Pastor John MacArthur y publicado por Editorial Portavoz.